La necesidad de la cruz – John Stott

1ª Pedro 2:24 – «Llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia»

Si bien hay dos cartas atribuidas a Pedro, la similitud de la segunda de él con la carta de Judas provoca cuestionamientos.Muerte-de-Cruz

Aunque la primera carta abarca varios temas, el principal es el de cómo responder a la persecución; en cada capítulo hay una referencia al sufrimiento. Cuando Jesús les dijo por primera vez a sus discípulos que el Hijo del Hombre debía padecer muchas cosas y morir, Pedro reaccionó de inmediato y lo contradijo con vehemencia. No podía aceptar la idea de un Mesías sufriente.

Pero aquí está Pedro ahora, unas tres décadas después, escribiendo su primera carta, ¡contradiciendo su propia oposición!.

Cada uno de los cinco capítulos de su carta tiene un pasaje importante sobre los sufrimientos del Mesías. Pedro hace dos declaraciones sobre el propósito de la cruz.

La primera es que Cristo nos dejó un ejemplo (algo sobre lo cual ya hemos reflexionado), y la segunda es que Cristo ‘llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero’ – (v. 24). Llevar los pecados es una expresión propia del Antiguo Testamento que tiene el sentido de ‘cargar con la penalidad del pecado’. Normalmente el ofensor es quien carga la penalidad de su propio pecado.

Sin embargo a veces, en su gran misericordia, Dios provee un sustituto que carga la penalidad en lugar del ofensor, como es el caso de la ofrenda por el pecado y especialmente el chivo expiatorio en el Día de la Expiación. Los israelitas piadosos sabían, por otro lado, que eso era solo simbólico, porque la sangre de los toros y los machos cabríos no podía eliminar el pecado – (Hebreos 10:4).

Por eso esperaban el día en que el siervo sufriente de Isaías 53 cargara sus pecados, ysangre cruz.jpg Jesús aplicó sobre sí mismo esta profecía. Sin embargo, se presenta un problema. Si Cristo tomó nuestro lugar, cargó nuestro pecado, pagó la penalidad, murió nuestra muerte, y en consecuencia hemos sido perdonados, ¿significa esto (como preguntan algunos) que ahora podemos comportarnos como queramos y seguir pecando?

Los que criticaban a Pablo difundían esta calumnia, y quizás también lo hicieron los críticos de Pedro. Pero ambos apóstoles rechazaron vigorosamente esa acusación.

Veamos cómo continúa Pedro: Cristo llevó nuestros pecados a fin de que nosotros pudiéramos morir al pecado y vivir para la justicia. El propósito de la muerte de Cristo, entonces, no es solamente asegurar nuestro perdón sino también nuestra santificación. No hay cristianismo sin cruz. Sin ella el cristianismo es un fraude.

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