Sodoma y Gomorra

El pecado y la destrucción de Sodoma y Gomorra descrito en Génesis 19 son un símbolo, a lo largo de la Biblia, para quienes escogen oponerse a los propósitos de Dios y un paradigma de juicio divino devastador. Aunque el relato de estas ciudades de la llanura alcanza su apogeo con la lluvia de azufre del cielo, veremos que la narrativa bíblica tiene antecedentes verificables para poder afirmar que algo ocurrió en esta área donde la Biblia nos describe un juicio devastador sobre estas regiones.

  1. Sucesos Bíblicos y simbología
  2. El pecado de Sodoma
  3. La Biblia hebrea.
  4. La literatura intertestamentaria.
  5. El Nuevo Testamento.
  6. La antigüedad postbíblica.
  7. La Edad Media y el Renacimiento.
  8. La modernidad.
  9. Sodoma en la tradición judía
  10. El pecado de la sodomía
  11. La ubicación de Sodoma y Gomorra: Una visión septentrional
  12. La ubicación de Sodoma y Gomorra: Una visión desde el Sur
  13. Referencias fuera de la Biblia hebrea
  14. Evidencias que verdaderamente llovio azufre incendiado

Sucesos Bíblicos y simbología

 27 Al día siguiente, Abraham madrugó y regresó al lugar donde se había encontrado con el Señor. 28 Volvió la mirada hacia Sodoma y Gomorra, y hacia toda la llanura, y vio que de la tierra subía humo, como de un horno.

29 Así arrasó Dios a las ciudades de la llanura, pero se acordó de Abraham y sacó a Lot de en medio de la catástrofe que destruyó a las ciudades en que había habitado.

Génesis 19:27-29

7 Así también Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas son puestas como ejemplo al sufrir el castigo de un fuego eterno por haber practicado, como aquellos, inmoralidad sexual y vicios contra la naturaleza.

Judas 1:7 

4 Dios no perdonó a los ángeles cuando pecaron, sino que los arrojó al abismo, poniéndolos en cadenas de oscuridad y reservándolos para el juicio. 5 Tampoco perdonó al mundo antiguo cuando mandó un diluvio sobre los impíos, aunque protegió a ocho personas, incluyendo a Noé, predicador de la justicia. 6 Además, condenó a las ciudades de Sodoma y Gomorra, y las redujo a cenizas, poniéndolas como escarmiento para los impíos. 7 Por otra parte, libró al justo Lot, que se encontraba abrumado por la vida desenfrenada de esos perversos; 8 pues este justo, que convivía con ellos y amaba el bien, día tras día sentía que se le despedazaba el alma por las obras malvadas que veía y oía. 9 Todo esto demuestra que el Señor sabe librar de la tentación a los que viven con devoción a Dios, y sabe también guardar a los injustos para castigarlos en el día del juicio. 10 Esto les espera sobre todo a los que siguen los corrompidos deseos de la naturaleza humana y desprecian la autoridad.

2 Pedro 2:4-10

49 »”Tu hermana Sodoma y sus aldeas pecaron de soberbia, gula, apatía e indiferencia hacia el pobre y el indigente. 50 Se creían superiores a otras y en mi presencia se entregaron a las abominaciones. Por eso, tal como lo has visto, las he destruido.

Ezequiel 16:49-50

Se menciona a Sodoma y Gomorra por primera vez en la mesa de las naciones, como parte del territorio de los clanes cananeos (Gn 10:19). Esta sutil relación con la maldición de los hijos de Noé, Cam (Gn 9:18, 27) hace alusión al mal y, quizá, alguna relación con la perversión sexual. Cuando Abram y Lot se ven obligados a ir por caminos separados, por la rivalidad entre sus pastores, Lot escoge la llanura bien irrigada para sí (Gn 13:10–12). Estos versículos están llenos de ecos de historias anteriores, que acabaron todas en desastre. Lot ve que la llanura es «como el jardín del Señor» (Gn 13:10 NVI) y, como Eva en el Edén, lo tienta lo que es «agradable a los ojos» (Gn 3:6 lbla); el llano es también «como la tierra de Egipto», aunque este había sido el escenario de la falta de fe y la vergüenza de Abram (Gn 12:10–20); y Lot se dirija hacia el este, a Sodoma (v. 11), así como toda la tierra se había desplazado «hacia el este», a Sinar, y con desmesurado orgullo edificó la Torre de Babel (Gn 11:1–9). En otras palabras, el pecado y el juicio de Sodoma y Gomorra son parte integrante de la estructura más amplia de la rebelión de la humanidad. El texto va más allá de estas sutilezas literarias para advertir que estas ciudades más tarde serán destruidas (Gn 13:10), por su gran impiedad (Gn 10:13).

La prosperidad material de la ciudad de la llanura «bien irrigada» del Jordán se confirma en una descripción de Ezequiel 16:49 de los residentes de Sodoma como gente que sufría de «soberbia, gula, apatía, e indiferencia hacia el pobre y el indigente» (NVI) Fue sin duda la prosperidad de Sodoma la que atrajo a Lot. Que vivió en un lugar de perversión sexual con una muy mala conciencia se sugiere en el comentario de 2 Pedro 2:8: «Porque este justo [Lot], que moraba entre ellos, afligía cada día su alma justa, viendo y oyendo los hechos inicuos de ellos» (RVR1960).

Lot se desplaza desde «cerca de Sodoma» a la ciudad misma (Gn 13:12; 14:12) y esto significa que el destino de Sodoma y Gomorra queda ahora intrincadamente entretejido en la vida del patriarca. Abram rescata a su sobrino capturado por Quedorlaomer y así salva los bienes y a las personas de Sodoma (Gn 14:1–16). El intercambio entre Abram, Melquisedec y el rey de Sodoma tras la batalla sirve, sin embargo, para situar el relato de Sodoma y Lot dentro de la historia de fe y bendición (Gn 14:17–24). Abram es bendecido por Melquisedec, pero se niega a aceptar la oferta del rey de Sodoma. Así, esta ciudad sigue desarrollándose como símbolo de tentación para alejarse de la dependencia y la obediencia a Dios. Abram demuestra el carácter que Dios desea; Lot es su contraste, la imagen contraria de debilidad y carnalidad.

La apariencia de los visitantes en Génesis 18 añade otro nivel a la imaginería de Sodoma y Gomorra. Por una parte, el «clamor» contra ellos (Gn 18:20; cp. Gn 19:13) lleva al lector de vuelta a Génesis 4:10 y refuerza los vínculos anteriores con el mal de la humanidad, y la intercesión de Abraham por los pocos justos que pudieran vivir en estas ciudades recalca su propia vida justa (Gn 18:16–33; cp. Gn 12:1–3); por otra parte, su discusión con el Señor también vincula la historia a la promesa de la semilla y de la nación futura (Gn 18:10–17). Los propios descendientes de Lot serán el fruto del incesto y los padres de Moab y Amón, enemigos de Israel (Gn 19:30–38). Más allá del símbolo general perdurable de Sodoma en oposición de lo que agrada a Dios se encuentran las realidades del conflicto político en la historia de la nación.

Contrastar a Lot y Sodoma con Abraham se destaca mediante los paralelos en la hospitalidad extendida a los mensajeros divinos (Gn 18:1–8; 19:1–3). Pero la historia de Génesis 19 degenera rápidamente en una espiral de pecado. El intento de violación sexual por parte de toda la población masculina, el ofrecimiento de las hijas de Lot en lugar de los mensajeros, la burla de sus futuros yernos, la vacilación de Lot al dejar Sodoma y su súplica de no tener que huir, y la fatídica mirada de su esposa hacia atrás llenan este retrato de rechazo de los caminos de Dios (Gn 19:4–26). Lo único que ve Abraham es el humo del juicio (Gn 19:27–28).

El carácter y el destino de Sodoma y Gomorra reaparecen con frecuencia en la Biblia. En ocasiones, las alusiones son claras aunque no se usen los nombres. Rahab muestra hospitalidad para con los extranjeros y los protege de una multitud (Jos 2); Jueces 19–21, con la cruel violación de la concubina del levita en Gabaa, el ofrecimiento de una hija virgen para salvar al visitante y la desesperada medida de preservar la simiente de Benjamín resuenan con paralelos de Génesis 19. Es posible, asimismo, que las frases bíblicas que describen el juicio como fuego y azufre están ancladas en esa temible destrucción en la llanura.

Estas dos ciudades, sin embargo, también se citan de forma explícita como paradigmas de lo que es impío. La mayoría de las veces, un pecado particular de Génesis 19 no se menciona; Sodoma y Gomorra sirven, más bien, como sinónimo del mal. Representan lo que no es natural (Dt 32:32).

«Jerusalén es como ellas a causa de la opresión y la hueca religiosidad (Is 1:10; 3:9; Jer 23:14). Jesús dijo que la nación había rechazado su mensaje y su persona, y esto hacía a su audiencia más culpable que Sodoma y Gomorra (Mt 10:11–15; 11:20–24). Por matar a sus mensajeros divinos, la ciudad de David será llamada Sodoma en el futuro (Ap 11:8). En dos pasajes, la comparación con Sodoma y Gomorra se basa en una lista de pecados (Ez 16:46–56; Jud 7). La perversión sexual no aparece en la lista profética, pero en el contexto de la actividad idólatra de Israel y Judá se describe una y otra vez como promiscuidad (Ez 16:15–43). En Judas, se alude claramente al pecado sexual. Por tanto, Sodoma y Gomorra representan la depravación autodestructiva, aunque la naturaleza del pecado que se denuncia varía de un pasaje a otro.»

Finalmente, el castigo divino de Sodoma y Gomorra es un símbolo de juicio total e irrevocable. En el AT, esta imaginería puede usarse para otras naciones (Is 13:1; Jer 49:18; Jer 50:40; Sof 2:9) o del pueblo de Dios (Lm 4:6; Am 4:11). En el NT, Sodoma y Gomorra son un ejemplo y metáfora del día de juicio futuro. En ese tiempo, las personas serán juzgadas por no arrepentirse y por rechazar al Hijo de Dios y la salvación (Mt 10:15; Mt 11:23; Lc 17:28–36; 2 P 2:7–11).

El pecado de Sodoma

La Biblia hebrea.

Los nombres de Sodoma y Gomorra aparecen 41 veces a lo largo del AT. Al margen del Génesis, intervienen sustancialmente en los escritos proféticos de Is. 1:10–17 y, particularmente, Ez. 16:46–58. Hay breves referencias a las ciudades en Deuteronomio, Jeremías, Lamentaciones, Amós y Sofonías, y dos alusiones indirectas (Salmos y Oseas). Utilizando los nombres de Sodoma y Gomorra como metáfora, los profetas hebreos denuncian repetidamente una serie de fenómenos censurables que aquejan la vida social de su época en la forma de idolatría, arrogancia, abusos de poder, injusticia, opresión, violencia y asesinatos.

Generalmente, la situación comentada por las voces proféticas provoca indignación y protesta. En otros momentos expresan dolor, consternación, desesperación, angustia y desgarro. En síntesis, las reflexiones proféticas sobre Sodoma se inscriben en el marco de una aguda crisis política y económica, unido a un intenso debate social y religioso. Los profetas presentan como víctima del pecado de Sodoma al marginado y desamparado. En relación con Gn. 19, tal visión se ajusta al extranjero Lot, junto con su familia, puesto que es él quien sufre marginación, discriminación y violencia (Gn. 19:9).

La literatura intertestamentaria.

Redactada en hebreo tardío, arameo o griego, surge en la era helenística la literatura conocida como apócrifa (o deuterocanónica), incluida en la Septuaginta. Evocando lo ocurrido en Sodoma y Gomorra, Ben Sirá (Eclesiástico) 16:8 afirma que el pecado de Sodoma es el “orgullo”. A su vez, el Libro III de los Macabeos se refiere a la “arrogancia” de la ciudad y el Libro IV de Esdras señala la injusticia como desencadenante de la destrucción de Sodoma.

La Sabiduría de Salomón (10:6–7) habla de la insensatez, incredulidad, impiedad y maldad de sus habitantes. Históricamente, esta obra marca un hito, siendo la primera en señalar que el castigo sufrido por los sodomitas fue motivado por la forma hostil en que recibieron a los extranjeros visitantes (19:13–17). Durante la misma época nace un amplio cuerpo literario judío conocido a veces como pseudoepigrafía. Este variado grupo de escritos incluye, entre otros, el Primer Libro de Enoc, la Asunción de Moisés, el Libro de los Jubileos y los Testamentos de los doce patriarcas.

En relación con Sodoma, los fenómenos más comentados por las obras pseudoepigráficas son la apostasía, la idolatría y el peligro que conllevan los matrimonios mixtos entre judíos y no judíos. A menudo, el pecado de Sodoma es identificado como “fornicación” y “promiscuidad”.

El Nuevo Testamento.

En el NT, redactado íntegramente en griego koiné, confluyen tres tradiciones interpretativas por lo que a Sodoma se refiere. En primer lugar, las referencias de Pablo (Rom. 9:29) y del Apocalipsis (11:8), al hablar de destrucción e injusticia, se unen al paradigma hermenéutico trazado por los profetas hebreos. En segundo lugar, Jesús utiliza la imagen de Sodoma como prototipo de la grave transgresión constituida por la falta de hospitalidad (Lc. 10:12; 17:29), tema introducido anteriormente por la Sabiduría de Salomón. En tercer lugar, de las anteriores tradiciones bíblicas se apartan las breves cartas de Judas y Segunda de Pedro, escritos que se inspiran en la literatura pseudoepigráfica para comentar transgresiones de carácter sexual. Así Judas vv. 6–7 comenta el inusual tema de comercio carnal entre seres celestiales y gente mortal. En consecuencia, son tres las definiciones novotestamentarias del pecado de Sodoma: injusticia, falta de acogida y fornicación.

La antigüedad postbíblica.

La temprana hermenéutica cristiana se desenvuelve en ambientes de habla griega. En relación con Sodoma, son importantes las descripciones de la ciudad contenidas en las obras del filósofo judío Filón de Alejandría (s. I), redactadas en griego y basadas en lecturas de la > Septuaginta. Según Filón, en Sodoma mandan los sentidos corporales. En su obra De Abrahamo afirma que los sodomitas son grandes hedonistas y adúlteros insaciables. Plantea específicamente que allí abundaban las relaciones homoeróticas en la forma de pederastia.

El pensamiento de Filón influye poderosamente en la teología de los Padres de la Iglesia, uniéndose a la fuerte corriente misógina instituida desde la época de Aristóteles. Para Juan Crisóstomo (s. IV), los habitantes de Sodoma son libertinos que han puesto el orden de la naturaleza patas arriba. Esta tendencia continúa en la Iglesia romana que va adoptando el latín. Por ejemplo, Pablo Orosio (s. IV) alega que las relaciones de carácter homoerótico provocan la ira divina atrayendo sobre la comunidad desastres y calamidades. Este último planteamiento lo recoge en el s. VI el emperador Justiniano, quien emite decretos contra el trato sexual entre varones haciendo referencia explícita a Sodoma y Gomorra. En síntesis, la antigüedad postbíblica identifica de manera creciente el pecado de Sodoma con las relaciones sexuales entre varones.

La Edad Media y el Renacimiento.

Desde la temprana Edad Media, el nombre de Sodoma comienza a figurar en el imaginario colectivo de la cristiandad latinizada como lugar donde se practicó el “vicio sodomítico”, llamado también “pecado contra natura”. Con mucha frecuencia, estos términos se refieren al trato sexual entre varones. Como culminación de este proceso, aparece en Italia la polémica obra Libro de Gomorra, redactada en latín por el fraile Pedro Damián (s. XI).

Por vez primera en la historia de la literatura universal se introduce en sus páginas el concepto de > sodomía. Siendo la > Vulgata de Jerónimo prácticamente la única Biblia disponible en la Iglesia romana, a lo largo de la época medieval se consolida la interpretación antihomoerótica de Sodoma en detrimento de cualquier otra vertiente hermenéutica. Con el lema Sola Scriptura la reforma protestante abre un importante espacio para las lenguas vernáculas y promueve el retorno a las fuentes bíblicas en versión original. No obstante, Lutero no rompe con la anterior exégesis de Gn. 19.

De hecho, la interpretación medieval de Sodoma pasa intacta al protestantismo, conservándose su vigencia en todos los sectores cristianos hasta muy entrado el siglo XX. En resumen, las épocas medieval y renacentista no dudan en señalar las relaciones homoeróticas como definitorias del pecado de Sodoma.

La modernidad.

Después de la Segunda Guerra Mundial, algunos exegetas empiezan a cuestionar la hermenéutica sexual en lo que a Sodoma se refiere (cf. Bailey 1955), tendencia que cobra auge durante las décadas del 70 y 80 (McNeill, Boswell).

Sin embargo, pronto vuelve a imponerse el criterio sexual, pero reinterpretado de manera significativa. En décadas recientes los comentaristas de la Biblia plantean en su mayoría que el pecado de Sodoma no es “homosexualidad”, sino que consiste en pretender violar sexualmente y por la vía anal a los dos visitantes varones. El argumento gira en torno al verbo hebreo yadá, “conocer”, tomado en sentido sexual en Gn. 19:5 y 19:8.

Últimamente se plantea una revaloración literaria y académica del texto bíblico que reivindica la interpretación profética del relato de Sodoma, indicando que el pecado de la ciudad consiste en injusticia social expresada con violencia (Lings 2011). En este contexto, el verbo yadá se define como término jurídico que pertenece al ámbito de la investigación policial (Gn. 18:21, 19:5) y de las alianzas formales (18:19, 19:8).

Sodoma en la tradición judía

En la literatura judía han sido muy modestas las repercusiones de la obra de Filón, ya que este redactaba sus reflexiones bíblicas en griego. Sucede que los eruditos judíos nunca abandonaron el estudio de la Biblia hebrea en versión original, hecho que les ha permitido retener una parte considerable de los planteamientos ético-teológicos presentes en el relato hebreo de Sodoma y en los escritos proféticos.

Al mismo tiempo, el pensamiento judío se ha visto influido hasta cierto punto por los enfoques de carácter sexual que se pusieron de moda en la literatura pseudoepigráfica o > intertestamentaria. Sin embargo, es notable que las inquietudes de orden sexual escaseen en el ideario judaico en relación con Sodoma y Gomorra. Existe una serie de leyendas del judaísmo medieval que pintan un cuadro multicolor de Sodoma, en el que el pecado de la ciudad se presenta como el trato cruel que imponen sus habitantes a los visitantes y a los residentes desobedientes.

De la tradición rabínica es característico el concepto de «la medida de Sodoma», en hebreo middath Sedom. Se trata de un término jurídico empleado para describir ciertos actos de mezquindad, entre los cuales destaca la denegación injustificada por parte de un vecino de un permiso o favor solicitado de modo razonable por otro.

El pecado de la sodomía

Un sodomita era uno que practicaba el vicio antinatural o perverso por el que Sodoma llegó a ser conocida (Gén. 19:5; cf. Rom. 1:27). Dios estrictamente prohibió esta práctica (Deut. 23:17). Usualmente, la práctica estaba relacionada con la adoración pagana, y su presencia era una señal de desviarse del Señor (1 Rey. 14:24). Tanto Asa (15:12) como Josafat tomaron medidas en contra de este pecado (22:46), pero su práctica continuó, hasta en los días de Josías había sido practicado en la casa del Señor (2 Rey. 23:7).

El vocablo sodomía no tiene equivalente en el hebreo del AT ni en el griego del NT. A diferencia de > sodomita, vocablo conocido a partir de Jerónimo, sodomía surge en la literatura latina del s. XI como producto polémico de las complejidades teológicas y morales de la Edad Media. Inicialmente, la sodomía se establece como subcategoría de la lujuria, uno de los siete pecados capitales. Sin embargo, consigue relativamente pronto eclipsar los demás pecados que forman parte del ideario moral cristiano. Cuando nace el término, los conceptos emparentados son: «vicio sodomítico», «pecado sodomítico», «pecado contra natura», «vicio contra natura», etc.

Prácticamente, sodomía llega a absorber el significado de todos estos antecesores sustituyéndolos con el paso del tiempo. No obstante, en ningún momento queda claramente delimitado el carácter de este vicio o pecado ya que, según las inquietudes específicas expresadas por los autores medievales, puede referirse a fenómenos tan diferentes entre sí como la masturbación y la bestialidad. Paradójicamente, la notable imprecisión que rodea la palabra desde sus orígenes ha asegurado su longevidad como término jurídico y literario. A lo largo del s. XX, el concepto de sodomía es desplazado en muchos países por el neologismo > homosexualidad.

La primera obra literaria que deja constancia de la palabra sodomía es el Liber Gomorrhianus (Libro de Gomorra) del fraile italiano Pedro Damián (s. XI). Criticando duramente lo que para él es el libertinaje del clero de su época, el autor exclama: “Si la blasfemia es el peor pecado, en ningún sentido es mejor la sodomía”. El libro va dedicado al papa León IX con la súplica de que intervenga con mano dura para castigar a aquellos frailes, sacerdotes y obispos que no observan el voto de castidad al aceptar abiertamente las relaciones homoeróticas en las filas del clero. Damián argumenta que la sodomía se introduce a hurtadillas en el ambiente eclesiástico “como un cáncer”. En otros momentos habla de “infección nefasta”, “plaga destructiva” y “veneno oculto” causados por el demonio. Desde el punto de vista práctico o técnico, el autor enumera cuatro categorías de sodomía que revisten diferentes niveles de “maldad criminal”. Primera categoría: la masturbación solitaria; segunda: la masturbación recíproca entre varones; tercera: la cópula interfemoral entre varones. La cuarta y última categoría descrita por Pedro Damián es “el acto completo contra natura”, una probable alusión a la penetración anal (llamada en otro momento “fornicación anal”). Para reforzar el argumento principal, el Libro de Gomorra aduce una serie de referencias bíblicas, agrupándolas y sometiéndolas a una exégesis común: Gn. 19, Lv. 20:13, Ro. 1:26–27, 1 Ti. 1:10, 2 Pd. 2 y Jud. vv. 67. De esta manera, el autor sienta las bases hermenéuticas para una polémica recurrente que continúa hasta nuestros días.

En el s. XII, Pedro Cantor es quien amplía el concepto de sodomía para abarcar las relaciones lésbicas, si bien es cierto que prefiere generalmente el término “vicio sodomítico”. En 1179 el Tercer Concilio Lateranense prohíbe toda manifestación de sodomía. Aceptando la ampliación propuesta por Pedro Cantor, Tomás de Aquino (s. XIII) define la intimidad física entre lesbianas como “no natural”. Distingue enfáticamente entre el vicio sodomítico, que es contra natura, y los vicios “naturales” que incluyen el adulterio, la promiscuidad y la violación de mujeres (sic). Según Aquino, la sodomía constituye una rebelión en contra del orden instituido por el Creador, ya que la única finalidad inherente al instinto sexual humano es la procreación. Por esta razón, los vicios “naturales” son siempre preferibles a los no naturales. Con Tomás de Aquino la sodomía se convierte en doctrina católica, equiparándose su nivel de gravedad con la blasfemia. Pablo de Hungría (s. XIII) utiliza sodomía como nombre propio del pecado contra natura, concepto que incluye las relaciones sexuales entre esposo y esposa expresadas por vías “no naturales”. A pesar del lema Sola Scriptura, abrazado por los reformadores, las connotaciones ideológicas que rodean la sodomía de la Edad Media pasan intactas al protestantismo, como lo demuestran varias obras de Lutero (s. XVI). Este hecho explica la persistencia hasta fechas muy recientes de sodomía como término jurídico-penal en una serie de países cristianos, tanto católicos como protestantes.

Según su etimología, sodomita es el gentilicio que corresponde a la ciudad de > Sodoma. Como tal lo usan dos versiones castellanas (NBJ, LSB) en Gn. 19:4 para traducir aneshé Sedom, «los hombres de Sodoma», llamándoles «los sodomitas». No obstante, el hebreo del AT carece de equivalente para sodomita. El vocablo tampoco se encuentra en el griego de la Septuaginta, hecho que indica su origen postbíblico. A partir de Jerónimo y de Agustín de Hipona (ss. IV–V), sodomita aparece con cierta frecuencia en la literatura teológica latina al tiempo que va adentrándose en el terreno de la moral. Comentando los libros proféticos del AT, Jerónimo utiliza sodomita para hablar de príncipes prepotentes y desvergonzados. En otro contexto se refiere con el término sodomita a un hombre de prácticas sexuales censurables al margen del adulterio. Siguiendo esta última tendencia, Carlomagno (s. VIII) se inquieta al enterarse de la existencia de «sodomitas» en algunos monasterios de su imperio.

Según avanza la Edad Media, sodomita connota «hombre con inclinaciones homoeróticas», siendo este sentido de uso general en el siglo X. En su polémico Libro de Gomorra (s. XI), Pedro Damián se dirige en varias páginas directamente al sodomita que vive en las filas del clero para condenar su conducta. Según el autor, los sodomitas padecen posesión demoníaca y merecen el mismo castigo que cayó sobre la ciudad de > Sodoma. En el s. XIII, sodomita significa a menudo «hombre que practica el coito anal». Una vez establecido en el ideario cristiano y medieval, sodomita sigue siendo de uso frecuente hasta el siglo XX. Según las épocas, le hacen la competencia otros términos como «perverso», «invertido» y «sodomista» (sic), como en las obras de Proust (1871–1922). Modernamente, ha caído en desuso, siendo reemplazado por el neologismo «homosexual».

Traduciendo diferentes textos bíblicos, RV utiliza sodomita en Dt. 23:17 (“ni haya sodomita de entre los hijos de Israel”); 1 R. 14:24 (“hubo también sodomitas en la tierra”); 15:12 (“quitó del país a los sodomitas”); 22:46 (“barrió también de la tierra el resto de los sodomitas”); Job 36:14 (“fallecerá el alma de ellos en su juventud, y su vida entre los sodomitas”) y 1 Ti. 1:10 (“para los fornicadores, para los sodomitas, para los secuestradores”). En los pasajes del AT sodomita refleja la raíz consonántica hebrea q-d-sh cuyo significado literal es «ser santo, sagrado o consagrado». RV traduce la primera parte de Dt. 23:17 como “No haya ramera de entre las hijas de Israel”. Así, con «ramera» RV interpreta sexualmente el término hebreo qedeshah, forma femenina de la raíz q-d-sh, sin sugerir «consagrada» y a pesar del uso frecuente de la palabra zonah en el hebreo bíblico para referirse a una prostituta (Gn. 34:31, 38:15). En la segunda parte del versículo (“ni haya sodomita de entre los hijos de Israel”),s sodomita equivaldría a la variante masculina qadesh. Deducimos del uso conjunto que hace RV de «ramera» y sodomita que prevalece en esta versión la muy difundida noción de la prostitución sagrada en el antiguo Canaán. Sin embargo, algunas investigaciones recientes plantean que ese fenómeno religioso-cultural tal vez no existió.

Posiblemente q-d-sh se refiera a personas que ejercían funciones sacerdotales en templos paganos (Lings 2011). Consideraciones análogas son aplicables a los demás textos del AT donde RV recurre al vocablo sodomita en relación con diferentes apariciones de esta raíz. Reflexiones lingüísticas y literarias aparte, la presencia de sodomita en RV es un anacronismo. Más correctos serían «consagrada» (qedeshah), «consagrado» (qadesh) y «consagrados» (qedeshim), tal vez moderadamente parafraseados como «consagrados a cultos paganos».

En 1 Ti. 1:10, RV usa sodomita para traducir el inusual vocablo griego arsenokoítai, «varones-cama», cuyo incierto significado es objeto de un debate académico inconcluso. También en este caso la introducción de «sodomitas» se ajusta difícilmente al marco histórico-cultural en que se inscribe el NT. Teniendo en cuenta otra constancia de arsenokoítai en 1 Cor. 6:9, llama la atención que RV en este último caso lo traducza como “los que se echan con varones”. Es evidente, entonces, que para RV hay —en el contexto del NT— sinonimia entre sodomita y «hombre que se echa con varones», mientras que en el AT predomina la correlación entre sodomita y la supuesta prostitución masculina del mundo religioso cananeo. Tal incoherencia exegética sigue constando en las versiones más recientes de RV.

La ubicación de Sodoma y Gomorra: Una visión septentrional

La ciudad de Sodoma ocupa un lugar central en los relatos sobre la decisión de Lot de establecerse en el valle del Jordán y su posterior desarraigo varias veces de ese lugar. Las otras ciudades de la llanura -Gomorra, Adma, Zeboim y Zoar (también llamada Bela)- no aparecen con tanta frecuencia y parecen ser satélites, que a veces merecen una mención especial y otras no. Gomorra tiene un significado cultural más importante que Adma, Zeboim y Zoar, aunque la última es importante en términos de posible conservación de topónimos.

En primer lugar, nos adentraremos en las tres historias en las que Lot es un personaje principal. A continuación, exploramos otras referencias bíblicas que nos ayudan a comprender el lugar. Por último, abordamos la información externa procedente de textos postbíblicos, geología y arqueología. Dado que se dedica un capítulo aparte a las ubicaciones en las proximidades del extremo sur del mar, la investigación aquí sólo mencionará brevemente esas posibilidades1.

Evaluación de los relatos bíblicos centrales

Genesis 13:1–12

Cuando Abram y Lot regresaron de Egipto, ambos poseían formidables propiedades en forma de rebaños, manadas y numerosos sirvientes. Su existencia seminómada requería un espacio considerable para prosperar, pero la región alrededor de Betel, donde se habían asentado temporalmente, no era suficiente, y los pastores de Abram se encontraron luchando con los de Lot. Además, tenían que enfrentarse a los cananeos del lugar. Así pues, decidieron seguir caminos separados.

El componente direccional es fundamental para nuestro debate. Desde Betel, Lot podía ver que «toda la llanura del Jordán estaba bien regada… como el jardín de Yahveh, como la tierra de Egipto, hacia Zoar «2 (Gn 13:10). Al elegir «toda la llanura del Jordán», viajó hacia el este (מִקֶּדֶם, miqqedem) para llegar allí (13:11). Esto sugiere que al menos tres de las cinco ciudades de la llanura, nombradas en este pasaje como Sodoma, Gomorra y Zoar, estaban al este de Betel, es decir, en el valle del Jordán, al norte del Mar de la Sal (Mar Muerto). El resultado era que Abram vivía en la tierra de Canaán, y Lot vivía en las ciudades de la llanura y acampaba cerca de Sodoma3. En este punto ya se señalaba a Sodoma como malvada.

Mapa: Valle del Jordán

El término descriptivo traducido «llanura» es kikkar (כִּכָּר), que significa algo redondo. Cuando se utiliza en el contexto del valle del Jordán, se refiere mejor a la parte más amplia del valle del Jordán, justo al norte del Mar Salado. Allí, la extensión del ghor -la totalidad del valle de un lado a otro de la grieta- es de aproximadamente doce millas (19 km), frente a la anchura media de seis millas (9,5 km) del resto del valle4.

Génesis 14:1-12

La narración de la guerra entre la coalición mesopotámica de cuatro reyes contra los cinco reyes locales está repleta de referencias geográficas; por desgracia, muchas de ellas no son identificables. Al comienzo del altercado, los reyes de Sodoma, Gomorra, Adma, Zeboim y Bela (es decir, Zoar), se unieron y se rebelaron contra las más poderosas fuerzas mesopotámicas a las que habían estado sometidos durante doce años. Se reunieron en el Valle de Siddim, que el texto identifica con el Mar de la Sal (Gn 14:3).

En el año catorce, sin embargo, el poderío de Mesopotamia se extendió por toda la zona, barriendo Transjordania de norte a sur y derrotando a los refaim, zuzim, emim y horeos en el proceso5. Desde allí, los reyes de Mesopotamia cruzaron al desierto de Parán en el norte del Sinaí, volvieron a Cades -también en el norte del Sinaí- y derrotaron a los amalecitas y amorreos. Estos últimos habitaban en Hazezon Tamar, que 2 Cr 20:2 identifica con En Gedi, en el lado occidental del Mar de la Sal. Si esa identificación del siglo VI a.C. conserva el topónimo del periodo patriarcal, significa que las fuerzas de los cuatro poderosos reyes ya se habían desplazado al norte del extremo sur del mar cuando los cinco reyes defensores salieron a su encuentro en el valle de Siddim. Este valle se caracterizaba por «hoyos, hoyos de betún» (Gn 14:10). La batalla fue una derrota, y los reyes de Sodoma y Gomorra que huían cayeron en los hoyos; el resto corrió hacia las colinas. Sodoma y Gomorra fueron saqueadas, y Lot fue capturado. El rey de Sodoma sobrevivió6.

Génesis 14:13-24

Las secuelas de esa narración aportan un detalle potencialmente útil. Huyendo a las colinas, el rey de Sodoma pudo haberse dirigido a Salem (Jerusalén), ya que a continuación lo vemos salir al encuentro de Abram en el Valle de Shave, también llamado el Valle del Rey (Gn 14:17)7. El versículo siguiente comienza con la aparición de Melquisedec, rey de Salem, que trajo pan y vino. Es probable que el Valle del Rey estuviera muy cerca de Jerusalén; lo encontramos en la noticia de que Absalón, el hijo renegado de David, construyó allí un monumento para sí mismo (2 Sam 18:18). Podemos suponer que esta actividad habría tenido lugar en un lugar políticamente prominente.

Localización del Valle del Rey

Génesis 19:1-29

La destrucción de Sodoma y Gomorra puso fin a la existencia física de estas ciudades, aunque sus implicaciones simbólicas reverberan a través de los profetas y en los Evangelios. Cuando los visitantes angélicos partieron de la tienda de Abraham cerca de Mambré (o (Hebrón); véase Gn 13:18), se dirigieron hacia Sodoma (18:16, 22). Una vez en la ciudad, sus sobrias advertencias cayeron en saco roto; sólo Lot se marchó junto con su mujer y sus dos hijas. Los ángeles visitantes les advirtieron que no se detuvieran en ningún punto de la «llanura» (kikkar), sino que huyeran a las montañas para no ser arrastrados (19:17). Lot les suplicó que le permitieran huir a la pequeña ciudad cercana, cuyo diminuto tamaño se subraya en el texto (19:20-22). Se salvó y el nombre (que había sido Bela) se convirtió en Zoar. Cabría esperar, por tanto, que quedara una pequeña ciudad en alguna forma.

El Señor destruyó Sodoma y Gomorra, todo el kikkar, todos los habitantes y toda la vegetación (19:25). A la mañana siguiente, Abraham miró hacia Sodoma y Gomorra y el kikkar y vio que salía humo (19:27-28). Dada la ubicación de Hebrón en lo alto de la región montañosa al oeste del Mar de la Sal, es probable que los efectos catastróficos del derrocamiento de estas ciudades fueran visibles sin importar si estaban al norte o al sur del mar.

Génesis 19:30-38

Lot y sus hijas no permanecieron mucho tiempo en Zoar. En su lugar, vivieron en una cueva en las montañas, presumiblemente hacia el este. A falta de posibles maridos, las hijas de Lot emborracharon a su padre y se quedaron embarazadas mientras él se encontraba en ese estado.

Sus hijos Moab y Ben-Ammi, respectivamente, fueron los progenitores de los grupos étnicos asociados moabitas y amonitas. Aunque Moab está situado en el centro, al este del Mar de la Sal, un dato que podría servir para cualquiera de las dos posiciones, la ubicación geográfica de los amonitas estaba significativamente más cerca del valle del Jordán que de puntos más al sur y al este.

Datos bíblicos adicionales

  • Génesis 10:19:

Sodoma y Gomorra se mencionan, junto con Adma y Zeboim, en la descripción territorial de los cananeos en Génesis 10:19, pero, contrariamente a lo que afirma David Howard, la estructura de la lista no aclara su ubicación geográfica8. La frontera comenzaba en el noroeste «desde Sidón y se dirigía hacia9 Gerar hasta Gaza; hacia Sodoma y Gomorra y Adma y Zeboim hasta Lasha». Lamentablemente, Lasha no es un lugar identificado. Aunque Núm 34:1-12 incluye una descripción de los límites de la tierra de Canaán, la frontera sur es ambigua y los nombres de Sodoma y Gomorra no aparecen10.

  • Deuteronomio 34:1-3:

En cambio, la visión sobrenatural que Moisés tuvo de la tierra desde las alturas del monte Nebo sí aporta información útil. Desde esa posición ventajosa, miró hacia el norte a través de Galaad hasta Dan, luego en dirección oeste a través de lo que sería la zona tribal de Neftalí al noroeste del mar de Galilea, a través de la tierra de las dos principales tribus de José (Efraín y Manasés), continuando a través de la tierra que sería Judá y hasta el mar Mediterráneo. La visión continuaba con «el Neguev y el kikkar, el valle de Jericó, la ciudad de las palmeras, hasta Zoar» (Dt 34:3).

Esta visión abarcadora parece situar Zoar muy cerca de Jericó, concluyendo el itinerario visionario cerca de la base del monte Nebo11. También pretendía ser una visión de la tierra de Canaán que el pueblo de Dios colonizaría cuando Josué los condujera al otro lado del río Jordán. El extremo sur del Mar Salado no estaba incluido en esa imagen, como tampoco lo estaban las ciudades de Moab y Edom12.

Mapa: La visión sobrenatural de la Tierra de Moisés

Textos proféticos

En un pronunciamiento profético contra Moab, Isaías declaró que los fugitivos de Moab huirían hasta Zoar; los patrones de huida también incluían Eglath Shelishiyah, Luhith y el camino a Horonaim (Is 15:5). Si esas fueran las únicas ciudades mencionadas en relación con Zoar, estaríamos geográficamente perdidos, porque ninguna tiene una identificación establecida. Sin embargo, una descripción similar aparece en Jer 48:34, que también forma parte del pronunciamiento del juicio de Dios contra Moab. En ese contexto, se nombran ciudades adicionales: «Desde el clamor de Hesbón hasta El’aleh; dan su voz hasta Jahaz; desde Zoar hasta Horona’im, Eglath Shelishiyah, pues hasta las aguas de Nimrim se han secado».

Los datos bíblicos sobre Hesbón pueden contribuir a nuestra búsqueda de Zoar. Primero, sin embargo, será útil revisar el contexto geopolítico más amplio. Moab propiamente dicho incluía el territorio desde Wadi Zered en el extremo sur del Mar Salado hasta Wadi Arnon, que desemboca en el Mar Salado a mitad de camino a lo largo del lado este. Sin embargo, Moab a menudo ejercía su poder político y extendía su control al norte del Arnón y a través de la meseta de Medaba hasta Hesbón. Así, cuando los israelitas se dirigieron hacia el norte en Transjordania, sabemos que derrotaron a Sehón, rey de los amorreos, desde el Arnón hasta el Jaboc y se establecieron en Hesbón, la ciudad desde la que gobernaba Sehón. Anteriormente, Sehón había arrebatado esa misma tierra al rey de Moab (Núm. 21:21-26). Además, al describir la herencia tribal dada a Rubén, «el mishor» (מִישׁוֹר, «meseta») se extendía desde Dibón, en el borde del Arnón, hasta la región alrededor de Hesbón, en el norte (Jos 13:9, 16, 17, 21).

Jeremías 48:21-24 se refiere a esta región como «el mishor» en proximidad a Nebo, Jahza y Dibón, todas ellas igualmente sujetas al juicio de Dios sobre Moab. Estos nombres atraen nuestra atención hacia el norte, sugiriendo que Zoar, la «pequeña» de las cinco ciudades que buscamos, también podría haber estado en esa ubicación general.

La mordaz alegoría de Ezequiel que detalla la idolatría adúltera y abominable de Jerusalén contrasta desfavorablemente a Jerusalén con Samaria al «norte» y Sodoma al «sur» (Ez 16:46). Hay que admitir que esto suena como si la ubicación de Sodoma estuviera cerca del extremo sur del Mar de la Sal. Si ésta fuera la única referencia a esta ciudad, sería un caso sólido. Sin embargo, dado que la condena se convierte más tarde en una promesa de restauración de Sodoma, Samaria y Jerusalén a su estado anterior (16:53-55), la alegoría puede no ser una prueba convincente en el ámbito geográfico. Se podría argumentar que Ezequiel representa nombres geográficos dentro de un marco más simbólico. Un ejemplo sería la esquemática distribución tribal de la tierra (48:1-29).

Primeras tradiciones postbíblicas

Los pozos de betún hacían traicionero el valle de Sidim cuando huían los reyes de Sodoma y Gomorra (Gn 14:10). Josefo señaló que el mar de Asphaltis (Mar de la Sal) «arroja terrones negros de betún en muchas partes de él; éstos nadan en la parte superior del agua, y se asemejan tanto en forma como en tamaño a toros sin cabeza» (J.W. 4.479 [LCL]). Este fenómeno insólito fue quizá lo que atrajo a los poderosos reyes mesopotámicos; el betún era una sustancia valiosa. También atrajo los comentarios de los historiadores durante siglos13.

En el contexto de esta descripción, Josefo observó que el mar se extendía «hasta Zoar de Arabia» (J.W. 4.482 [LCL]). Si nos guiamos por las fronteras modernas de Arabia, podríamos suponer que Zoar se encontraba al sur. Sin embargo, en los primeros siglos d.C., la provincia de Arabia era esencialmente sucesora del reino nabateo y se extendía desde las vastas regiones del Sinaí, a través de Edom y Moab, y hasta la Decápolis14. Eso incluye el territorio al norte y al este del Mar de la Sal.

Mapa: «Arabia» durante la vida de Pablo (siglo I d.C.)

Al relatar las narraciones del Génesis, Josefo situó la elección de Lot de Sodoma (Gn 13) cerca del río Jordán (Ant. 1.170). Sus detalles narrativos sobre la guerra entre los cuatro y los cinco reyes no ayudan en nuestra búsqueda. Al relatar la historia de la destrucción de Sodoma, Josefo afirmó que Zoar seguía llamándose así (Ant. 1.204).

Pasando al siglo IV, Eusebio situó el Mar Muerto entre Jericó y Zoar, lo que sugiere una ubicación meridional para la más pequeña de las ciudades15. El mapa de Medaba del siglo VI d.C., posiblemente siguiendo a Eusebio, sitúa Zo’ora al sur y al este del extremo meridional del Mar Muerto. Se sitúa bajo el nombre de Balakeiks16.

Ubicación de ZOOPA marcada en rojo en el mapa de Medaba

Por su parte, Antonino el Mártir señaló que Segor, generalmente identificada en los primeros escritos cristianos como Zoar, no estaba lejos del Jordán, y que Sodoma y Gomorra estaban cerca de Jericó17. Una posible explicación de estas variadas ubicaciones podría residir en el hecho de que «Zoar» significa «pequeño». Sin duda, varios asentamientos pequeños llevaban ese nombre18.

Reproducción del mapa de Medaba (tamaño completo)

Exploraciones del siglo XIX

Los relatos de Edward Robinson sobre sus viajes a Tierra Santa en 1838 demuestran una comprensible ambigüedad respecto a estos topónimos. Varias de sus observaciones geográficas apoyan principalmente la ubicación meridional de las ciudades. Tras los terremotos de 1834 y 1837, grandes cantidades de betún flotaban en el mar, sobre todo en el extremo sur19. En cuanto a las regiones que podrían haberse calificado potencialmente como «bien regadas, como el jardín de Yahveh,» Robinson señaló que desde Wadi Kerak salía un arroyo perenne hacia la península de Lisan, mientras que el resto de Lisan era calcáreo y totalmente improductivo20. Asimismo, sugirió que el nombre Usdum, en el extremo sur, conservaba Sodoma21.

Sin embargo, al reunir los datos, Robinson citó a Abulfeda (un geógrafo kurdo del siglo XIV que vivió en Siria) y a Ibn Haukal (un geógrafo árabe del siglo X), que situaban Zoghar (Zoar) cerca de Jericó22 : «Desde el Mar Muerto y Zoghar (Zoar) hasta Beisán y Tiberíades, la zona se llama El-Ghor «23. No obstante, llegó a la conclusión de que el incidente de Sodoma y Gomorra y la ciudad de Zoar se encontraban en el extremo sur del mar24.

Reconociendo la naturaleza esencialmente irresoluble de la cuestión, George Adam Smith presentó un resumen exhaustivo de las pruebas literarias disponibles, empezando por Josefo y pasando por Eusebio, los geógrafos árabes y el relato de Guillermo de Tiro durante el periodo de las Cruzadas. Smith se inclinaba por la ubicación meridional, sobre todo porque pensaba que la descripción del valle del Jordán (Gn 13:10) en el sentido de que estaba «bien regado, como el jardín del Señor», encajaba bien con la zona de Wadi Kerak, donde hay constantes fuentes de agua25. Melvin Grove Kyle también señaló la profusión de crecimiento fértil en esta zona como resultado de un abundante curso de agua, «mucho más ancho que el canal del Jordán», e hizo la misma conexión26.

Aportaciones geofísicas y arqueológicas

Dado que a lo largo de los siglos los habitantes, historiadores y exploradores señalaron aspectos peculiares del entorno del Mar Salado, ahora reunimos lo que sabemos de estas características inusuales y determinamos hasta qué punto elucidan las narraciones. El más destacado es la presencia ocasional de asfalto o betún en el mar y sus alrededores. Ya hemos señalado el interés de los reyes mesopotámicos por esta región; el betún era precioso. Una de las ironías es que los reyes defensores fueron los que cayeron en los pozos.

Betún del Mar Muerto

La exploración contemporánea de los alrededores del Mar Muerto ha indicado la presencia generalizada de asfaltos superficiales y bloques flotantes de la sustancia. Estos últimos indican filtraciones submarinas a lo largo de líneas de falla27. Tal vez el concepto de filtración de petróleo sugeriría la lectura de «pozos» en lugar de «fosas» (בֶּאֱרֹת, be’eroth) de alquitrán (Gn 14:10). Aunque Howard afirmó que la mayor presencia de asfalto en el extremo sur apoya la hipótesis del sur, la filtración a lo largo de las fallas submarinas sugeriría sus posibles efectos en una zona mucho más amplia28. Además, la combustión espontánea de bolsas subsuperficiales de esquistos bituminosos podría provocar una explosión cataclísmica similar a la que destruyó las ciudades29.

Igualmente interesante es la topografía submarina. Los resultados de los estudios detallados de la sección septentrional del mar indican una forma de «bañera de fondo plano». En el extremo norte, el delta del río Jordán, parcialmente sumergido en mayor o menor medida en función de las fluctuaciones del nivel del mar, se inclina suavemente hacia la cuenca profunda30. Si las ciudades de la llanura se encontraban cerca del extremo norte, es muy posible que hayan quedado sumergidas desde entonces.

Los datos arqueológicos no parecen ser concluyentes. Aunque se descubrieron las ruinas de cinco asentamientos del Bronce Temprano (tercer milenio a.C.) en las esquinas sur y este del mar, que suscitaron entusiasmo durante un tiempo, la datación era demasiado temprana para establecer una conexión bíblica con Abraham, independientemente del sistema de datación que se utilice en los relatos patriarcales31.

William F. Albright informó de que su expedición descubrió cerámica del Bronce Temprano y Medio en Bab edh-Dra’, pero ninguna capa de asentamiento. Propuso que se trataba de un santuario para ciudades de la llanura que habían quedado sumergidas32. Esta última sugerencia, sin embargo, ya no es viable dada la radical reducción del extremo sur del mar sin yacimientos acompañantes. En apoyo de la ubicación septentrional, David Graves propuso Tall el-Hammâm, en la región de Ghor Medio del valle del Jordán, como candidato viable, alegando que los datos bíblicos, geográficos, geológicos y arqueológicos encajaban bien con esa ubicación33. El lugar sufrió una importante destrucción cerca del final de la Edad del Bronce Medio, aproximadamente en el 1600 a.C.. Sin embargo, es posterior a la datación tradicional de los relatos patriarcales34. En definitiva, podríamos suponer que la destrucción cataclísmica de cuatro de las cinco ciudades impide descubrir restos arqueológicos definitivos.

Conclusiones

La búsqueda de la ubicación más probable de las ciudades de la llanura debe comenzar con una cuidadosa investigación de las narraciones bíblicas del Génesis. Los resultados de ese proceso se inclinan a favor de una región al norte del Mar de la Sal. Los datos bíblicos adicionales suelen corroborar esa conclusión. La ambigüedad entra con las indicaciones postbíblicas, muchas de las cuales desplazan la localización de la destrucción al extremo sur del Mar Muerto. En ello pueden haber influido expectativas y percepciones. La absoluta esterilidad de esa zona encaja con el resultado previsto de una destrucción tan cataclísmica.

La ubicación de Sodoma y Gomorra: Una visión desde el Sur

Sodoma y Gomorra son lugares bíblicos famosos e incluso legendarios35. Junto con Adma, Zeboiim y Bela (= Zoar) (Gn 14:2), se las denomina «ciudades de la llanura» (13:12) y son conocidas en círculos populares y académicos como lugares de depravación. Por lo general, se las asocia con el Mar Muerto, pero su ubicación exacta no es fácil de precisar. Mientras que algunos defienden una ubicación al norte del Mar Muerto, este ensayo favorece una ubicación al sureste36.

La evidencia bíblica

Cuatro de las cinco ciudades de la Llanura aparecen por primera vez en la Biblia en la descripción del territorio de los cananeos, los habitantes originales de la tierra prometida, cuya tierra «se extendía desde Sidón, en dirección a Gerar, hasta Gaza, y en dirección a Sodoma, Gomorra, Adma y Zeboiim, hasta Lasa» (Gn 10:19)37. Así pues, la frontera cananea occidental se extendía a lo largo de la costa del mar Mediterráneo, desde Sidón al norte hasta Gaza al sur. Cabría esperar que la frontera girara hacia el este, hacia las orillas del mar Muerto, donde al parecer se encontraban las ciudades de la Llanura. A partir de aquí, la frontera llegaba «hasta Lasha», cuya ubicación, por desgracia, se desconoce.

Extremo sur del Mar Muerto

Génesis 13 narra la separación de Abraham de su sobrino Lot porque sus posesiones eran tan grandes que la tierra donde se encontraban, entre Betel y Hai, al noroeste de Jericó, no podía mantenerlos a los dos viviendo juntos (13:6). Abraham permitió que Lot eligiera dónde quería vivir, y Lot eligió «toda la llanura del Jordán» (13:11) porque la llanura del Jordán estaba bien regada por todas partes, como el jardín de Yahveh, como la tierra de Egipto, en dirección a Zoar; esto era antes de que Yahveh hubiera destruido Sodoma y Gomorra (13:10).

Así, Abraham «se estableció en la tierra de Canaán» propiamente dicha (13:12), mientras que Lot «viajó hacia el este» (13:11) y se estableció «entre las ciudades de la Llanura y trasladó su tienda hasta Sodoma» (13:12). En este texto, «toda la llanura del Jordán» parece ser, al menos en parte, el valle del Jordán. David Neev y Kenneth Emery consideran que abarca toda la extensión del valle, desde cerca de los ríos Yarmuk o az-Zarqa, en el norte, hasta la escarpa de la falla de Amazyahu, inmediatamente al sur del mar Muerto38. A partir de este texto, las ciudades de la Llanura parecerían estar, tal vez, en el valle del Jordán (por extenso que fuera) y al este de la tierra de Canaán. Sin embargo, la ubicación de las ciudades de la Llanura no puede deducirse únicamente de este texto.

Génesis 13 es, de hecho, una introducción a la tradición sobre Lot que tiene un origen transjordano y se centra en la historia de Sodoma y Gomorra. Su propósito es preparar al lector para la presencia en Transjordania de dos descendientes de Lot que son parientes cercanos de Israel, a saber, los moabitas y los amonitas (19:30-38).

Génesis 14 narra una campaña de cuatro reyes orientales contra los reyes rebeldes de Sodoma, Gomorra, Adma, Zeboiim y Bela (= Zoar). Los rebeldes unieron sus fuerzas en el Valle de Sidim, cerca del Mar Muerto (14:3), que contenía pozos de cieno bituminoso (14:10, 11). Fue de Mamre, cerca de Hebrón, de donde partieron los visitantes de Abraham para dirigirse a Sodoma (18:22), donde recibieron hospitalidad de Lot (19:1-3). Además, presumiblemente fue desde la misma zona desde donde Abraham, tras la destrucción de las ciudades, «miró hacia Sodoma y Gomorra, hacia toda la tierra de la Llanura» (19:28). Basándose en este texto, Sodoma y Gomorra y toda la tierra de la Llanura parecen estar situadas alrededor del segmento sur del Mar Muerto39. Neev y Emery son aún más específicos y, basándose en la narración, sitúan a Sodoma y Gomorra en la cuenca sur del Mar Muerto40. Situarían a Adma y Zeboiim en la misma zona general, ya que los reyes de estas dos ciudades cooperaron en la alianza contra los reyes orientales (14:2-3). Debido a la geografía de la zona, tal cooperación sería difícil, en opinión de Neev y Emery, si Adma y Zeboiim estuvieran situadas en la cuenca norte41.

Mapa: Sodoma y Gomorra

Génesis 19:24-25 describe la destrucción de Sodoma y Gomorra:

Jehová hizo llover del cielo sobre Sodoma y Gomorra azufre y fuego de parte de Jehová; y destruyó aquellas ciudades, y toda la llanura, y a todos los moradores de las ciudades, y lo que crecía en la tierra.

La destrucción también se describe en 19:28 en el que Abraham «miró hacia Sodoma y Gomorra y hacia toda la tierra de la Llanura y vio el humo de la tierra que subía como el humo de un horno.» Dios perdonó a Zoar por favor a Abraham y Lot. Fue aquí donde Lot y sus dos hijas vinieron por primera vez (19:23) durante un tiempo antes de trasladarse a una cueva en las colinas orientales (19:30). Génesis 19 continúa relatando el nacimiento de los antepasados de los moabitas y los amonitas como resultado del incesto entre Lot y sus hijas (19:31-38)-el verdadero punto de la historia. Incluso una cantidad moderada de humo procedente del extremo norte o sur de la depresión del Mar Muerto debería haber sido fácilmente visible desde Mamre, cerca de Hebrón42.

Otros textos bíblicos ayudan a localizar las ciudades de la Llanura. Por ejemplo, cuando los israelitas acamparon en las llanuras de Moab (Núm. 22:1; 26:3, 26:63, 31:12; 33:48, 33:49; et passim), es decir, en la zona situada frente a Jericó, al noreste del Mar Muerto, no se menciona a Sodoma y Gomorra, ni a ninguna de las otras ciudades de la Llanura. Por lo tanto, parece que están situadas en otro lugar. Además, cuando Moisés subió desde las llanuras de Moab al monte Nebo y a la cima del Pisga, no se menciona a Sodoma ni a Gomorra. Además, cuando Moisés subió desde las llanuras de Moab hasta el monte Nebo y la cima del Pisga, desde donde el Señor le mostró la tierra prometida (Dt 34:1-4), su vista aparentemente incluía el área al norte hacia «Galaad hasta Dan» (Dt 34:1); la tierra al norte hacia el norte hasta Dan (Dt 34:2:1; la tierra al noroeste, incluyendo Neftalí, Efraín y Manasés; Judá al oeste «hasta el Mar Occidental», es decir, el Mediterráneo (Dt 34:2); el Néguev al suroeste; y «la Llanura -es decir, el valle de Jericó, la ciudad de las palmeras- hasta Zoar» (Dt 34:3). La vista de Moisés ciertamente incluía Jericó por debajo de él hacia el oeste. Zoar parecería estar bastante al sur de donde él se encontraba, y no inmediatamente debajo de él. Por último, en el oráculo de Isaías contra Moab, Zoar aparece en la frontera de ese país (Is 15:5). Esto también situaría el lugar en alguna región distante de Moab.

Pruebas de fuentes antiguas extrabíblicas

La presencia de pozos de betún y limo en el valle del Mar Salado o Muerto concuerda con la designación que hace Josefo de esta masa de agua como «lago Asfaltitis» (Ant. 1:9; J.W. 3:10.7). También hay testimonios antiguos y modernos de la presencia de betún/asfalto en y a lo largo de la costa sur del Mar Muerto (Estrabón; Josefo, J.W. 4:8.4)42. La filtración de alquitrán asociada a fallas fronterizas en el Wadi ‘Arabah-Jordan Graben es normal43.

Estrabón (en griego antiguo, Στράβων; Amasia, Ponto, c. 64 o 63 a. C.-c. 23 o 24 d. C.) fue un geógrafo e historiador griego conocido principalmente por su obra Geografía, en 17 libros.

Los textos extrabíblicos proporcionan información útil sobre las ciudades de la Llanura, especialmente Sodoma, y sobre su desaparición, así como indicaciones sobre su ubicación. El historiador romano Estrabón, del siglo I a.C., que recoge información sobre trece ciudades locales, incluida Sodoma, de los habitantes de las cercanías de Masada, en la orilla occidental del Mar Muerto, escribe sobre las afirmaciones a menudo repetidas de los habitantes de la zona, según las cuales hubo una vez trece ciudades habitadas en esa región, de las cuales Sodoma era la metrópoli… y que a causa de terremotos y erupciones de fuego y de aguas calientes que contenían asfalto y azufre, el lago rebasó sus límites, y las rocas quedaron envueltas en fuego; y, en cuanto a las ciudades, algunas fueron engullidas y otras fueron abandonadas por los que pudieron escapar. (Geografía 16:2.44 [LCL])

Filón habla de la misma destrucción por relámpagos y rayos llameantes – «ruinas y cenizas y azufre y humo, y la llama oscura todavía surge como si el fuego estuviera ardiendo dentro»- que todavía se podía ver en Siria en su época (De Vita Mosis 2:56-58 [LCL]). Josefo escribe sobre los reyes que vinieron contra Sodoma y «acamparon en el valle llamado los Pozos de Limo… pero ahora, tras la destrucción de la ciudad de Sodoma, ese valle se convirtió en el Lago Asfaltitis» (Ant. 1:9 [Whiston]), es decir, el Mar Muerto44. En La guerra judía, Josefo también asocia Sodoma (J.W. 4:8.2; 4:8.4) y Zoar (J.W. 4:8.4) con el lago Asfaltitis y relata cómo aún pueden verse rastros de las cinco ciudades destruidas (J.W. 4:8.4).

Tácito describe una llanura no lejos de un lago o «mar judío», que fue en otro tiempo fértil y sede de grandes ciudades, pero que más tarde fue devastada por un rayo; y se dice que todavía existen allí huellas de este desastre, y que el mismo suelo parece quemado y ha perdido su fertilidad. (Historias 5.7 [LCL])

La Notitia Dignitatum (Orientis 34.26) localiza una unidad de caballería del ejército romano en Zoar, dando la ubicación del lugar como el extremo sureste del Mar Muerto45. Eusebio sitúa Bela (= Zoar), que en su época se llamaba Zoara y era la ubicación de un campamento militar romano, junto al Mar Muerto (Onom. 193/42:1-5). Sitúa a Sodoma, sin mayor precisión, junto al mismo mar (Onom. 807/150:10-12). Jerónimo, por su parte, en su comentario a Is 15:5, sitúa Zoar en la frontera de Moab y, por tanto, aparentemente al sureste del mar Muerto46.

Zoar recibe el nombre de «ciudad de las palmeras» en varias versiones del Talmud, que la sitúan al sureste o en la orilla oriental del mar Muerto47. El mapa mosaico de Madaba sitúa «Bela también Z[oar ahora] Zoora» en el extremo sureste del mar Muerto. Sitúa un santuario de San Lot en las montañas inmediatamente al norte de Zoar48.

He aquí la primera traducción al inglés del antiguo Onomasticon griego de Eusebio de Cesarea, escrito a principios del siglo IV d.C. Editada e introducida por Joan E. Taylor, esta traducción del Onomasticon de Eusebio, preparada por primera vez en inglés por G. S. P. Freeman-Grenville, sigue la edición de Erich Klostermann. El Onomasticon de Eusebio de Cesarea, presentado en paralelo con la versión latina de la misma obra de Jerónimo, conocida como Liber Locorum, ofrece una lista alfabética de topónimos mencionados en la Biblia e identificados por el autor con lugares contemporáneos. Comparando las dos obras podemos ver cómo se desarrolló la Palestina cristiana entre principios de la década de 320 y finales de la de 380. Acompañado de mapas e índices, este libro es una herramienta indispensable tanto para estudiantes como para eruditos.

El obispo galo Arculf visitó Tierra Santa a finales del siglo VII. Sobre su visita al Mar Muerto informa de que «su longitud hasta Zoari en Arabia mide quinientas ochenta estadios, y su anchura, hasta los alrededores de Sodoma, ciento cincuenta estadios»49. Parece que la descripción de Arculf es de una posición en el extremo noroeste del Mar Muerto. De ser así, Zoar en Arabia debería situarse en el extremo sur y Sodoma a lo largo de la orilla oriental del mar.

Guy Le Strange afirma que los geógrafos árabes fueron unánimes en situar Zughar (= Zoar) en el extremo sur del Mar Muerto, confirmando así la posición de Josefo, seguida por Eusebio y Jerónimo en el Onomasticon, que hablan del Mar Muerto como si se extendiera desde Jericó en el norte hasta Segor en el sur. Según los geógrafos árabes,

Zughar se encontraba cerca del mar Muerto, a una o dos jornadas de marcha de Jericó, a tres de Jerusalén, a una de Ma’ab (cerca de al-Karak) y a cuatro de la cabecera del golfo de al-Aqaba. De todo lo cual es imposible que pueda pensarse en una ciudad frente a Jericó, al otro lado del vado del Jordán50.

Así pues, los textos extrabíblicos son casi unánimes a la hora de situar Sodoma, Gomorra, Adma, Zeboiim y Bela (= Zoar) al sur o sureste del mar Muerto. Aunque las investigaciones textuales y toponímicas proporcionan indicaciones importantes sobre la ubicación de las ciudades de la Llanura, no son concluyentes.

Pruebas arqueológicas, geológicas y climatológicas

Para obtener una mayor precisión geográfica, es útil recurrir a los resultados de las exploraciones arqueológicas, geológicas y climatológicas en la zona del Mar Muerto. En los últimos noventa años se han llevado a cabo numerosas prospecciones y excavaciones arqueológicas tanto al norte como al sur del Mar Muerto. En otro ensayo de este libro se examinan las pruebas halladas al norte del Mar Muerto, pero hasta ahora ninguno de los resultados de esas prospecciones y excavaciones ha determinado de manera concluyente la ubicación de las ciudades de la Llanura.

Entre los eruditos que sitúan las ciudades de la Llanura en la zona sur del Mar Muerto, hay algunos que postulan que Sodoma, Gomorra y otras ciudades han quedado sumergidas por la crecida de las aguas51. Ralph Baney, misionero en Belén, montó una «expedición submarina» al Mar Muerto en 1960 tras una visita a William F. Albright, quien le dio algunas indicaciones, sugiriendo que las ciudades que buscaba seguramente estarían en el sureste52. Emery, en un suplemento impreso con el popular volumen de Baney, añadió «A Reconnaissance Study of the Floor of the Dead Sea» («Un estudio de reconocimiento del suelo del Mar Muerto»)53. Sin embargo, el estudio arqueológico subacuático de Baney en la zona produjo pocos resultados, y sus entusiastas conclusiones reciben ahora poco apoyo, sobre todo porque el Mar Muerto se ha encogido en el sur, dejando gran parte de lo que solía estar cubierto de agua ahora expuesto y sin pruebas de ciudades antiguas54.

Sin embargo, otras investigaciones arqueológicas en las regiones inmediatamente al sureste y al este del Mar Muerto proporcionan pistas más alentadoras en el esfuerzo por localizar las ciudades. En primer lugar, Emil Kraeling señala correctamente que no hay ningún lugar adecuado para vivir en la costa suroeste del Mar Muerto, ya que, a excepción de En-gedi, en las proximidades de Jabal Usdum, los arroyos son salados55. Del mismo modo, Walter Rast concluye, en relación con los hallazgos arqueológicos de los últimos años a lo largo de la costa suroeste, que «ninguna de las ruinas o de los períodos que representan ayuda a explicar la tradición de Sodoma, ni ofrece una ubicación primaria para ella»56. La situación a lo largo de la costa sureste del Mar Muerto es totalmente diferente. Aquí, empezando por el uadi Ibn Hammad en Ghor al-Haditha en el norte hasta el uadi Khanazir en el sur, hay una línea de uadis que entran en la zona desde la meseta al este y que traen abundante agua a la llanura sudoriental. Es en esta llanura, tanto en la antigüedad como en la actualidad, donde era y es posible el agropastoreo y su consiguiente habitación57. Es también aquí, y especialmente en la zona que va desde la península de Lisan hacia el sur, donde hay restos arqueológicos que pueden ayudar a localizar las ciudades de la Llanura58. Esta zona es especialmente rica en hallazgos arqueológicos de los periodos Neolítico cerámico, Calcolítico tardío, Bronce temprano, Romano/Nabateo, Bizantino e Islámico59.

Albright, Melvin Kyle y Alexis Mallon llevaron a cabo exploraciones y sondeos conjuntos a lo largo de la costa sureste del Mar Muerto en 192460. Como resultado de este trabajo, Albright, seguido por Nelson Glueck y J. Penrose Harland, postularon que Zoar, Sodoma y Gomorra habían quedado sumergidas por las aguas del Mar Muerto, pero que en un tiempo estuvieron situadas en Wadis al-Hasa, Numayra e I’sal, respectivamente61. Según Albright, el yacimiento de Bab adh-Dhra’, de la Edad del Bronce Temprana, fue un santuario de Sodoma y Gomorra62. En cuanto a Adma y Zeboiim, las situó en Wadis adh-Dhra’ y al-Buqrusheh respectivamente, en cuyo caso también quedaron sumergidas por las aguas de la bahía de al-Mazra’a63. Aunque por muchas razones Albright se inclinó claramente por una ubicación meridional para Sodoma y Gomorra, dejó abierta la posibilidad de que estas dos ciudades estuvieran situadas más al norte, en la llanura del Jordán64. Frederick Clapp sostiene, sin embargo, que una condición necesaria para la habitación en el extremo sur del Mar Muerto, que no se encuentra en el norte, consiste en varios arroyos de agua dulce que emergen de cañones transjordanos al sureste del Mar Muerto65.

Rast encontró posibles emplazamientos para al menos dos ciudades de la Llanura en ruinas de la Edad del Bronce Temprana, especialmente en Bab adh-Dhra’ y Numayra (a nueve millas [15 km] al sur)66. El primero y más importante de estos emplazamientos estuvo ocupado durante toda la Edad del Bronce Temprana (EB), mientras que el segundo sólo estuvo habitado en el periodo EB III (c. 2500-2350 a.C.).

Cementerio de la Edad de Bronce Temprana en Bab adh-Dhra’

De este modo, durante aproximadamente ciento cincuenta años, hubo una próspera civilización a lo largo de la orilla sureste del Mar Muerto67. Las dos ciudades fueron abandonadas hacia el año 2350 a. C. Numayra muestra indicios de destrucción por el fuego, mientras que Bab adh-Dhra’ tiene estructuras en ruinas y abandonadas junto con pruebas de demolición de la parte superior de la muralla de la ciudad, parte de la cual quedó expuesta al fuego68.

Rast consideró que la destrucción de estas dos ciudades dio lugar a tradiciones transjordanas no israelitas que Israel retomó en la segunda mitad de la Edad de Hierro69. Situó Sodoma en Bab adh-Dhra’ y Gomorra en Numayra, en parte porque Bab adh-Dhra’ era la ciudad más grande e importante en la antigüedad, al igual que Sodoma en relación con Gomorra70. Rast encontró apoyo para su identificación en la opinión de Jack Donahue de que se produjeron dos graves terremotos, con unos cincuenta años de diferencia, cerca del final del tercer milenio a.C., que destruyeron segmentos tanto de Bab adh-Dhra’ como de Numayra71. El segundo seísmo provocó el abandono definitivo y total de Numayra, mientras que en Bab adh-Dhra’, que también fue abandonada poco después, sólo continuó una existencia seminómada72. La reconstrucción del entorno del tercer milenio realizada por miembros de la Expedición a la Llanura del Mar Muerto revela que en ese entorno se produjeron importantes cambios topográficos y climáticos. Según R. Thomas Schaub y Meredith Chesson uno de los cambios más dramáticos ha sido el descenso del suelo de los uadis que desembocan en el Mar Muerto. En Wadi al-Karak este descenso puede medirse en 28 m [92 pies] desde el año 2000 a.C. y en Wadi an-Numayra en 50 m [164 pies]73.

Posteriormente, la zona a lo largo de la llanura sureste del Mar Muerto permaneció deshabitada durante más de mil años, hasta el periodo Hierro II74. Las pruebas de destrucción en Bab adh-Dhra’ y Numayra encajan con las pruebas de devastación en todo el Levante75. Mesopotamia sufrió una devastación similar hacia finales del periodo EB III76.

En apoyo del argumento de Rast, Neev y Emery afirman que la primera parte del periodo de mil años de abandono de la zona podría explicarse por un clima extremadamente seco durante la última parte del periodo EB IV y un clima muy húmedo, que duró unos ochocientos años, durante los periodos del Bronce Medio y Tardío77. Durante estos dos últimos periodos, según Neev y Emery, el nivel del Mar Muerto subió cerca de 100 m hasta situarse a unos 300 m por debajo del nivel del mar78. Esta subida del nivel del agua habría inundado las tierras agrícolas de la cuenca del Mar Muerto. Las salmueras inundaron la península de Lisan y la depresión al sur del Mar Muerto hasta el pie de la escarpa de la falla de Amazyahu.

El pilar de roca salina de la esposa de Lot en el lado este del Mar Muerto

Neev y Emery relacionan las historias de Sodoma y Gomorra con «la actividad geológico-tectónica de vastas zonas con la consiguiente sumersión de suelos o destrucción de asentamientos»79. Comparando la descripción bíblica del suceso de Sodoma y Gomorra con los conocimientos geológicos, climatológicos y arqueológicos disponibles de la región, llegan a la conclusión de que sólo pudo ocurrir a finales de EB III, y sólo, según el análisis geológico de Clapp, en la península de Lisan o al sur de ella80.

Aunque están de acuerdo con Rast en muchos detalles relativos a las ciudades de la Llanura, Neev y Emery sitúan Zoar, Sodoma y Gomorra en la cuenca sur del Mar Muerto. Concretamente, sitúan Zoar en Bab adh-Dhra’; la ciudad de Sodoma, que creen que fue completamente destruida por un gran terremoto, cerca del monte Sedom por motivos toponímicos; y Gomorra cerca de la ciudad de Sodoma en la llanura de ese nombre81. Sitúan la columna de sal asociada a la mujer de Lot en las altas capas de sal gema del flanco oriental del monte Sedom o cerca del flanco oriental de la península de Lisan82. En cuanto a las otras dos ciudades de la llanura, Adma y Zeboiim, Neev y Emery sugieren que podrían haber existido en la cuenca sur, aunque no se mencionan explícitamente en el contexto de la destrucción83. Su ubicación de Adma y Zeboiim en la cuenca sur se basa en el relato de Gn 14 sobre su alianza contra los reyes orientales, lo que sería difícil si estuvieran ubicados en la región de la cuenca norte debido a la geografía del lado oriental del Mar Muerto84. Para Neev y Emery, entonces, la descripción bíblica de la destrucción de Sodoma y Gomorra se refiere específicamente a la parte deprimida de la cuenca sur85.

La ubicación de Zoar en Bab adh-Dhra’ o cerca de ella, según Neev y Emery, se basa en su afirmación de que en el siglo I Zoar era un puerto marítimo86. Tenía que estar situada en la costa y al norte de la calzada romana este-oeste que Trajano pavimentó en 106 d.C. en o cerca de la cabecera de la bahía de Mazra’a, el único puerto natural de aguas profundas87. En opinión de Neev y Emery, si Zoar estaba en as-Safi nunca podría haber funcionado como un puerto eficiente88. Pero si «eso es Zoar» es una glosa, puede que no ayude a identificar la ubicación de Bela.

Neev y Emery entienden dos expresiones de Gn 19 – «azufre y fuego de Yahveh desde el cielo» (19:24) y «humo de la tierra que sube como el humo de un horno» (19:28)- como «productos de fracciones ligeras de hidrocarburos que escapan de depósitos subterráneos y se inflaman al llegar a la superficie», como resultado de la actividad sísmica89. Esta postura también fue defendida por Clapp y seguida por Harland90.

Muchos comentaristas, influidos sobre todo por textos extrabíblicos, sitúan Bela (= Zoar) en as-Safi, en el extremo oriental de Wadi al-Hasa, en la llanura sudoriental del Mar Muerto91. Más concretamente, algunos eruditos la sitúan en Khirbat Sheikh ‘Isa, inmediatamente al sur de Wadi al-Hasa y la actual as-Safi92. Sin embargo, el sondeo de Albright de tres metros de profundidad en este lugar no descubrió nada anterior al periodo bizantino93. El Estudio Arqueológico de Ghors Meridional y Arabah Nororiental recogió fragmentos de los periodos Bronce Temprano, Romano, Bizantino e Islámico, mientras que G. R. D. King et al. informan de fragmentos bizantinos en Khirbat Sheikh Isa94. Por último, la trinchera de Mohammed Waheeb, de 20 × 4 m, descubrió en el yacimiento una muralla construida con piedras bien labradas, junto con un gran número de fragmentos de época islámica tardía, bizantina y nabatea95. No parece haber duda de que el yacimiento era Zoar(a)/Zughar o Sughar, de época bizantina o islámica temprana. Sin embargo, no hay pruebas arqueológicas de asentamientos en la zona antes de los periodos romano-nabateo y bizantino. Los tiestos del Bronce Antiguo recuperados en las excavaciones y prospecciones proceden probablemente del extenso cementerio EB I-III de los antiguos as-Safi y Tawahin as-Sukkar/Qasr al-Tub(ah)96. Aunque es razonable situar Zoar en Khirbat Sheikh ‘Isa, no hay ningún apoyo para situar Bela allí. Y la posible glosa «que es Zoar» puede ser la única conexión entre los dos lugares97.

Cementerio de la Edad de Bronce temprana en as-Safi

Pensando que podría conmemorar los sucesos de Gn 19:30-38, los estudiosos han buscado los restos de la Iglesia de San Lot representada en el Mapa de Mosaicos de Madaba en las proximidades del extremo sur del Mar Muerto98.

Santuario de San Lot cerca del extremo sur del Mar Muerto

El estudio de Burton MacDonald y la posterior excavación de Konstantinos Politis han demostrado que el lugar representado en el mapa es Dayr ‘Ayn ‘Abata, llamado con seguridad Cueva de Lot/Kahf Lut99 . Sin duda, se habría mostrado a los peregrinos la cueva en la que Lot vivía con sus hijas, lo que sugiere que los líderes religiosos bizantinos pensaban que Lot procedía de la parte sur del Mar Muerto y que Sodoma se encontraba allí.

Cueva de Lot

Conclusión

En conclusión, puede decirse que la mayoría de los textos bíblicos favorecen una ubicación meridional para las ciudades de la Llanura, y que los textos extrabíblicos son unánimes en ubicar las ciudades, particularmente Sodoma y Zoar, en relación con la cuenca meridional del Mar Muerto. No hay pruebas fehacientes de que ninguna de las ciudades quedara sumergida bajo el Mar Muerto. Además, los hallazgos arqueológicos en la llanura sureste del Mar Muerto son prometedores para la ubicación de Sodoma y Gomorra allí.

Las pruebas de terremotos en Bab adh-Dhra’ y Numayra coinciden con los relatos bíblicos y extrabíblicos de la destrucción de las ciudades de la llanura. Según los métodos de datación actuales, estos yacimientos, ocupados durante la mayor parte del tercer milenio a.C. e incluso, quizá, hasta el segundo milenio, estaban en ruinas cuando se escribieron los textos bíblicos y se establecieron las tradiciones que los sustentan. Los cementerios de la Edad del Bronce Temprano de Bab adh-Dhra’, as-Safi, Feifeh, y Rujm y Khirbat Khanazir contribuyen a aumentar la impresión de muerte y devastación en la zona. El entorno estéril de la región revela que sufrió una catástrofe y bien podría ser el emplazamiento de las ciudades de la Llanura mencionadas por los escritores bíblicos.

Referencias fuera de la Biblia hebrea

Ocasionalmente, se ha pensado que la literatura del mundo que rodea a Israel podría proporcionar indicios de la existencia de las ciudades. En los textos ugaríticos sdmy aparece una vez (KTU 4.244:13), pero este gentillicium no puede identificarse con la Sodoma bíblica. Las tablillas de Ebla tampoco dan ninguna pista sobre la existencia de las ciudades, aunque destacados eruditos pensaron inicialmente que sí.

En la literatura apócrifa y pseudoepigráfica, Sodoma (a veces junto con Gomorra) se menciona o se insinúa con frecuencia (3 Mac 2:5; Sir 16:7; T. Ab. 6:13; Gk. Apoc. Esdras 2:19; 7:12, etc.). Los habitantes de Sodoma se presentan como una advertencia, pero de vez en cuando se aducen «circunstancias atenuantes» en su favor (por ejemplo, Sab 19:13-17). También en Jubileos se evoca el destino de Sodoma (13:17, 22ss.; 16:5-6, etc.). La impureza de los sodomitas consistía principalmente en la fornicación. Ejemplar, asimismo, es el «fuego ardiente y consumidor». Además, en los Testamentos de los Doce Patriarcas, Sodoma se menciona a menudo (T. Leví 14:6 [con Gomorra]; T. Naf. 3:4; 4:1; T. As. 7:1; T. Benj. 9:1). Es notable que, en relación con la «fornicación», también se mencione la «inversión del orden de la naturaleza». En la literatura de Qumrán, Sodoma y Gomorra sólo desempeñan un papel en 1QapGen, el llamado Apócrifo del Génesis (21:5 y ss.; 21:23-22:25).

Josefo presta especial atención a Sodoma y Gomorra cuando relata la historia bíblica del Génesis (Ant 1:170-206). Tiene elaboraciones que también aparecen en la literatura rabínica posterior. Los habitantes de Sodoma se enorgullecen de su poder y riqueza, maltratan a los de fuera y son impíos. Esto induce a Dios a arruinar su país, de modo que desde entonces no pueden crecer plantas ni frutos.

Filón, en su explicación alegórica, interpreta la palabra Sodoma como «cegar» o «hacer estéril», y Gomorra como «medida» (Somn 2:192; cf. Congr 109 y 92). Al principio, el suelo de Sodoma era fértil, y tanto el rey como el pueblo eran virtuosos (Abr 227). Pero cuando se sobresaturaron de bienes terrenales, se volvieron arrogantes, arrojaron el yugo y se apoderaron de sus señores (Abr 228). En la alegoría de Filón, las ciudades de la Pentápolis son los cinco sentidos (Congr 92). Otros textos en los que aparece Sodoma deben, según Filón, interpretarse igualmente de forma alegórica. Y una y otra vez llama a Sodoma «(suelo) infértil para la sabiduría» y «ciega para la razón». Ocasionalmente comenta lo que se puede ver de Sodoma y Gomorra hasta el presente (por ejemplo, Abr 140s.).

El tenor ya presente en la literatura apócrifa y pseudoepigráfica, así como en Josefo y Filón, se continúa en la literatura rabínica posterior: Sodoma y Gomorra se caracterizaron por su violación de (la ley de) hospitalidad, por pecados de fornicación y por la inversión del orden de la naturaleza. Por estos motivos se manifestaron los pecados de Sodoma y se invocó la justicia de Dios. Un ejemplo de esto se da en el Targum Pseudo-Jonathan a Gn 18:20, 21. En la traducción de estos versículos, complementada con midrash, se afirma que los lamentos sobre Sodoma y Gomorra (ciudades que suprimían a los pobres y ordenaban quemar a quien diera pan a los necesitados) eran tan fuertes que Dios no tuvo más remedio que intervenir. Dios oyó los gritos de la muchacha Peletit (hay otros nombres de la muchacha en otras tradiciones rabínicas), que había llevado pan en un cántaro a un pobre. La descubrieron, la untaron con miel y la pusieron en lo alto de un muro, atrayendo así a las abejas, que la devoraron. Esta versión aparece en varios lugares de la literatura rabínica. En un lugar del Talmud de Babilonia (Sanh. 109a y b) se expone incluso el mundo «al revés» de los habitantes de Sodoma de una forma que roza el humor triste. Sus leyes, por ejemplo, estaban calculadas para perjudicar a los pobres y necesitados (Ginzberg 1968:245-50). Hay que tener en cuenta que la literatura rabínica se ocupa de adiciones y alteraciones de la antigua tradición.

Como era de esperar, Sodoma y Gomorra se mencionan con bastante frecuencia en el NT con el trasfondo de la antigua tradición israelita y rabínica. También las imágenes de la aniquilación cósmica (p. ej., Lc 17:25-30; 2 Pe 2:6, 7) y de un mar de fuego parecido al azufre (Ap 19:20; 20:10, etc.) se habrán originado como consecuencia del castigo de Sodoma y del espectáculo desolador que ofrecen los alrededores del Mar Muerto. Esencialmente, estas descripciones responden a lo que en los Evangelios sinópticos se describe como «los fuegos del infierno» (hē geenna (tou) puros; Mt 5:22; 18:9; cf. 2 Clem. 5:4). Es cierto que los evangelios hacen hincapié en los pecados de Sodoma, pero se afirma que a esta ciudad le irá mejor que a muchas otras ciudades israelitas en el día del Señor (Mt 10:15; 11:23, 24, etc.). Aquí, de nuevo, Sodoma y las demás ciudades de la Pentápolis se ponen como ejemplo disuasorio de la fornicación y del sufrimiento en «el fuego eterno» (Judas 7). El fuego del juicio representado en Gn 19:24, 25 sigue ardiendo como un fuego infernal subterráneo, según la concepción judía tardía. Para más información, véanse los comentarios de BKAT sobre Génesis y Ezequiel.

Evidencias que verdaderamente llovio azufre incendiado

  • Algunos puntos que ahora tocaremos no muy extensamente son:
  1. Estas ciudades (Sodoma y Gomorra) tienen un material distinto a su entorno sugiriendo que eran construcciones humanas.
  2. Los descubrimientos de grandes cantidades de sulfuro a un 95% (+-) que llovieron como proyectiles ardiendo por toda la zona.
  3. Veremos como las ciudades se han calcinado y ahora son prácticamente «ceniza».

Esos y otros puntos y razonamientos que veremos a continuación son evidencias de que aquí pasó algo extraordinario. A continuación veremos algunas evidencias y desmentiremos algunas propuestas (principalmente de no creyentes) para negar el hallazgo y su conexión con el texto Bíblico.

¿Qué le pasó a Sodoma/Gomorra…?  

Vayamos a el contexto relatado en el libro de Génesis para adentrarnos en lo que ocurrio exactamente:

Y el Eterno hizo llover, sobre Sodoma y sobre Gomorrah, gofrit (Azufre, Sulfuro), y fuego, desde el Eterno, desde el cielo. La palabra clave es ´´Gofrit´´ la cual puede traducirse como Sulfuro, y fuego, porque lo que ocurrió si hubiera sido granizo sin ignición no veríamos la destrucción que hoy vemos.

Génesis 19:24

Algunas fotos de los descubrimientos que analizaremos más adelante (Las siguientes fotos han sido sacadas de: The Exodus Case by Lennart Moller).

Debido a que una imagen dice más que mil palabras se pondrán algunas fotos y se comentará brevemente algunas de ellas.

En el suelo se encuentran muchos proyectiles por metro cuadrado.

En este caso la bola de sulfuro ardiendo derritió la roca y se incrustó dentro de ella hasta que el oxígeno la extinguió (hay muchos ejemplos de esto en el lugar, de igual manera si visualizan los videos que recomendaremos más abajo, verán esto y mucho más).

Una de las miles y miles de rocas donde se encuentra el sulfuro encapsulado para que nuestra generación dubitativa entienda y vea que la Biblia no es un libro de cuentos y mentiras.

El sulfuro ardiendo ha dejado ese halo debido a el calor.

Se encuentra incrustado en las paredes, suelo, etc.

Un proyectil de sulfuro quemado in-situ.

La formación de los patrones de la roca de los alrededores demuestras las elevadas temperaturas a las que este azufre/sulfuro ardiendo calcinó el terreno y cambió la composición de la roca incluso (como veremos más adelante).

Abajo vemos una bola de sulfuro del lugar, para que veamos lo enorme que son muchos de los proyectiles que llovieron del cielo, del Eterno.

Muestras de los proyectiles que rondan de 1cm a 10cms (una vez apagados, anteriormente eran mucho mayores).

Las bolas de azufre en el lugar tienen una cáscara que las recubre.

Proyectil abierto como una nuez (no es un engaño creado para engañar a nadie, como vemos y veremos en el siguiente artículo).

El sulfuro ardiendo ha derretido y se ha hecho un camino en el tipo de material que vemos arriba (que como veremos no es el del lugar, y esto indica que eran construcciones de hombres muy probablemente).

Los restos de lo que son como ceniza (luego se verá su análisis) se ven en cantidades masivas por todos estos lugares (por precaución, es importante decir que no todo el terreno que se muestra así es porque se quemase, mucho menos si estamos en la zona equivocada como el norte del Mar Muerto).

Sulfuro (Azufre) en su estado puro encontrado en los volcanes y cristalizado

Joven recogiendo sulfuro en un volcán para luego venderlo.

Así se ve el sulfuro de color y como se deposita como por capas que se hacen más y más grandes con el tiempo.

Sulfuro cristalizado que se ha formado en una fuente termal.

  • Algunos observaciones:
  • A temperatura normal el azufre suele ser rómbico.
  • Algunos lo explican («desmienten») con un meteorito, pero un meteorito destruye todo…
  • Un meteorito no tiene según las muestras que han analizado (depende del meteorito pero aún así) tanta cantidad de sulfuro (pureza) no se encuentra en los meteoritos.
  • Otros lo desmienten con que «betún» (asfalto, betumen) se encuentra en la zona del mar muerto y eso podría haber causado el accidente y de ahí al mito. El problema es que el betún tiene un 5-35% de sulfuro y no un 90 y mucho % (ver : 1 (upm.es) ).
  • Como curiosidad, algunos estiman que la temperatura llegó a unos 5.000 grados centígrados, 9.000 fahrenheit (ver: Sodom and Gomorrah (israel-a-history-of.com) cuando El Eterno destruyó estas ciudades.
Gran pieza de betumen flotando en el Mar Muerto en 1969 (Gideon Hadas).

Foto del Mar Muerto y su formación del betún de:  Heidi Levine Photojournalist.

Los nabateos recogían el bitumen del mar muerto ya hace milenios y luego lo exportaban a Egipto.
  • El betún forma parte del petróleo. 
  • El bitumen es inflamable.
  • Se usaba entre otras cosas para impermeabilizar barcos. 
  • Se encuentra/ba junto con sal de potásio (no de sodio que es la de mesa) en el mar muerto.

Veamos lo que dicen algunos de los videos de gente que ha explorado estos lugares (sin orden de prioridad).

Video 1

Aquí el arqueólogo Yoel Kramer te muestra varias razones para postular que se han encontrado estas ciudades (un cementerio de medio millón de personas quemado por la destrucción, una ciudad, etc. Según Kramer estas bolas de azufre/sulfuro no se preservarían a menos que hayan estado bajo el agua, y por eso si no vas a lugares cercanos donde hubo agua (el mar muerto antes cubría más territorio) estas bolas de sulfuro no se pueden encontrar tan fácilmente (a él personalmente esto le preocupaba por un tiempo hasta que un geólogo se lo explicó y empezó a encontrarlas por «todos» los lugares).

Video 2

En él un arqueólogo amateur, y de los primeros descubridores modernos (aunque ha habido otros, y algunas fuentes históricas muy antiguas como Josefo hablaron del sitio). Te muestra como muchos otros las toneladas y toneladas de ceniza en el lugar, las bolas de sulfuro que quema en vivo y presenta en su estado natural (como otros hacen igual, no manipulan el video, es imposible manipular millones de bolas de sulfuro dispersas por un lugar e incrustadas en paredes, barro, etc… miles y miles y miles de toneladas de granizo ardiendo de sulfuro debió de llover del Eterno).

Aunque algunos de sus descubrimientos han sido cuestionados, este es uno que muchos otros han mostrado como real.

Video 3

Simon Brown, un empresario, leyó una investigación sobre Sodoma, Gomorra y la destrucción y quedó sorprendido…a pesar que algunos amigos suyos y creyentes se rieron o dudaban de él, sin embargo, él decidió investigar y embarcarse por su propia cuenta en un nuevo viaje. Una vez que encontró lo que buscaba, vuelve con más gente, (después analizarán estas pruebas en Inglaterra en un laboratorio y verán lo especial de estos resultados (93-94% sulfuro)(otros han analizado muestras y les ha dado incluso un pelín más % a veces). Este tipo de sulfuro no se encuentra en ningún otro lugar excepto en estos 5 sitios (Sodoma, Gomorra, Adma, Zeboím, Zoar).

En este video se explica como hay otras teorías debido a que para algunos el relato Bíblico no puede ser verdad… un volcán (muy lejos y casi imposible que aterrice sólo en 5 ciudades separadas), un meteorito, el mar muerto tiene sulfuro pero no es del mismo estilo sulfuro cristalino no es lo que se encuentra, un accidente industrial que explotó, etc… aunque no cuadran realmente. Vemos que cuando no se cree no se cree y se acepta cualquier teoría menos esa.

También se explica como el humo les hubiera dejado inconscientes mucho antes que el fuego los hubiera quemado… muy probablemente murieron del humo. Explica los millones de toneladas de cenizas de la roca quemada, las aparentes estructuras de las ciudades, etc.

John price, el leader de los técnicos en el laboratorio dijo:

«Normalmente el sulfuro natural se encuentra a los lados de los volcanes donde aparece en una zona cristalina amarillenta, la cual sería acompañada por lluvia ácida que lo disolvería un poco, no se encontraría a más de 50 millas de un volcán. El hecho de que esta es polvo prensado de tanta calidad es muy inusual, tanto como la zona donde se encuentra (y tiene un color blanco, no el amarillo de los volcanes).»

Hay estructuras en Sodoma,  Gomorra, que muestran diferentes composiciones y colores (además que ciertas partes al tocarlas se rompen como cenizas, como se ve en algunos de estos videos).

Aquí vemos los resultados de su análisis, pero la evidencia va más allá de creernos este análisis pues más gente independiente lo ha hecho y hay razones para creer.

De las cuatro muestras de los proyectiles, la media en sulfuro es de 94.4% en pureza. Además, analizaron la «ceniza» de la que hablamos (más adelante hablaremos de eso).

Sacado de su libro.

Vemos una roca de unos 7cm en diámetro (imaginémonos si eso cuando quizás fuera el doble, le cayese en la cabeza a alguien, si no hubiera muerto del impacto, según algunos no murieron del fuego, lo veremos más adelante brevemente).

Video 4

El video habla de que se ha excavado un gran cementerio, de la alimentación que tenían variada de acuerdo a excavaciones, creen que los cementerios allí encontrados tienen 1.5 millones de cuerpos (y puede haber más), muestra varias construcciones que aparentemente por las formas y composición (edificios, murallas, casas, estatuas o zigurats, etc.) 

Habla igual de el proceso químico que por mucho calor la piedra se vuelve cenizas, habla de que roca caliza (limestone) al mezclarse con el azufre ardiendo se forma sulfato cálcico (las cenizas que se encuentran en todo el área en miles y miles de toneladas…

Cuenta sobre el sulfuro rómbico (el amarillo de los volcanes) y que con el calor a partir de 200 grados se vuelve blanco (como el de Sodoma, debido a que el Eterno envió «granizo ardiendo» no sin arder, y del más puro). Explica como Pompeya se ve después de una erupción volcánico VS Sodoma… igual que se ve desde Masada como muchos dicen… muestra como el calor ha curvado el material geológico también… del mismo modo como los materiales de construcción al quemarse se han convertido en pura «ceniza» que con tocarla se rompe (por todos los lados)…cita 2 Pedro 2:6 que dice que las ciudades se transformaron en cenizas no que se cubrieron por ceniza…etc.

Video 5

El video habla de los arqueólogos que han excavado 5 ciudades encontradas en esa zona de la era de Abraham, y que 4 están quemadas, por lo que suponen un evento natural, y una no.

Zoar no fue quemada, y hay evidencia de que es así, pues incluso la Biblia dice que (Moab huía a Zoar, Jeremías 48:4).

Menciona la historia de la arqueología de tales lugares, al igual que cita fuentes antiguas (a parte de la Biblia) donde se indica que Zoar no había sido destruida como por ejemplo: Josefo, el mapa Madaba y fuentes islámicas (por decir algunos ejemplos) igual dicen que esa ciudad seguía existiendo y no fue consumida por los proyectiles de azufre ardiendo.

Algunos postulan que fue un volcán que explotó debido a un terremoto lo que causó una lluvia de azufre, pero la pureza y composición de este no apoyan esta hipótesis (ver la parte del volcán, de el bitumen y del meteorito).

Joel Kramer nos cuenta que van a seguir excavando Zoar, y se va a unir a la excavación pronto

Muy cerca de Zoar, una iglesia antigua se construyó cerca de una cueva, la cual se cree que era la referida por el texto Bíblico como «la cueva a la cual Lot huyó con sus hijas»

Explica como muchas de las formaciones que a veces se usan como pruebas de antiguos edificios que fueron quemados y convertidos en cenizas, no son verdad, porque no están si quiera en la zona donde se encuentra la destrucción y los proyectiles de azufre (el norte o el oeste del mar muerte no son los lugares correctos).

Comenta que las excavaciones de Hammam y Nebo al norte no encajan con que estén al sur de Jerusalén, entre otras cosas (citando textos de la Biblia).

Los expertos que han estudiado para ver si hubo un impacto de meteorito en el Norte (que de acuerdo a sus teorías por no aceptar el texto Bíblico postulan) y no han encontrado nada que indique que fue destruída esa ciudad de manera repentina.

Es más en el norte, en Tel El-Hammam (lo que algunos postulan como el lugar de Sodoma), se ha encontrado evidencia de que la ciudad fue destruída y construída varias veces, por eso el Tel (colina sobre la que se construía y reconstruía una ciudad) es demasiado grande.

De igual manera no está de más mencionar que algunos de los pecados de estas ciudades no fueron sexuales y a la vez son vistos como muy graves por el Dios Bíblico.

48 Yo, el Señor y Dios, tan cierto como que yo vivo, declaro que: ni tu hermana Sodoma ni sus aldeas hicieron jamás lo que tú y tus aldeas han hecho.

49 »”Tu hermana Sodoma y sus aldeas pecaron de soberbia, gula, apatía e indiferencia hacia el pobre y el indigente. 50 Se creían superiores a otras y en mi presencia se entregaron a las abominaciones. Por eso, tal como lo has visto, las he destruido.

Ezequiel 16:48-50
  • Un estudio sobre sulfuro en meteoritos:

Debido a que algunas personas han teorizado de igual manera que esto podría haber sido causa de un meteorito, vamos a ver la composición de estos en azufre/sulfuro a ver si tienen razón y la Biblia se ´´atribuye méritos que no le pertenecen´´.

Fuente:  1985Metic..20..503G Page 503 (harvard.edu) SAO/NASA Astrophysics Data System (ADS)

Title: Sulfur in achondritic meteorites  Authors: Gibson, E. K., Moore, C. B., Primus, T. M., & Lewis, C. F. Journal: Meteoritics (ISSN 0026-1114), vol. 20, Sept. 30, 1985, p. 503-511.

Lo máximo que he encontrado (no siendo un científico, es un lugar donde dicen que algunos meteoritos tienen hasta 12% de sulfuro. Suelen rondar los otros estudios entre menos de 1% a alrededor de 6%. (Fuente del 12% : Sulfur | Definition, Element, Symbol, Uses, & Facts | Britannica ).

De todas maneras de un 12% a un 90 y algo por ciento hay una gran diferencia, y su composición de igual forma no es la misma que la que naturalmente se encuentra en la tierra.

Esta persona, en su análisis de composición de meteoritos en gráficas te muestra los tipos y ninguno tiene un porcentaje si quiera cercano a lo que se ha encontrado en Sodoma… (ver: Chemical composition of meteorites | Some Meteorite Information | Washington University in St. Louis (wustl.edu) ).

Por cierto, ¿dónde está el boquete o hueco enorme que deja un meteorito? ¿qué meteorito hace lo que sólo se ha encontrado en esta región de la tierra? ¿qué meteorito tiene la composición de sulfuro puro al entrar en la atmósfera o impactar (¿el único en la historia por desmentir la Biblia?)?

Un volcán destruyó Pompeya, veamos cómo se encuentra:

Ahí vemos algunas calles y edificios de Pompeya.

Cientos y cientos de frescos y mosaicos se encuentran en relativamente buen estado (después de 2000 años y de que el volcán destruyese la ciudad). Las estructuras de edificios o casas junto con restos de animales y humanos que tienen una gran diferencia con los calcinados en Sodoma/Gomorra, etc.

Como dato curioso, se cree que Dios dio un golpe a la aristocracia romana destruyendo Pompeya debido a la destrucción del Templo de Jerusalén por los romanos.

Josefo habló de estas ciudades:

4. Pero a Dios le disgustó mucho su conducta insolente, de modo que hirió a aquellos hombres con ceguera y condenó a los sodomitas a la destrucción universal. Pero Lot, al informarle Dios de la futura destrucción de los sodomitas, se marchó, llevándose consigo a su mujer y a sus hijas, que eran dos, y aún vírgenes; porque los que estaban prometidos a ellas estaban por encima de los pensamientos de irse, y consideraron que las palabras de Lot eran insignificantes. Entonces Dios arrojó un rayo sobre la ciudad, y la incendió con sus habitantes; y asoló el país con un incendio semejante, como dije anteriormente cuando escribí la Guerra Judía. Pero la mujer de Lot, volviéndose continuamente para ver la ciudad mientras se alejaba de ella, y preguntando demasiado amablemente qué sería de ella, aunque Dios se lo había prohibido, se convirtió en una estatua de sal; pues yo la he visto, y permanece hasta el día de hoy. Y él y sus hijas huyeron a cierto lugar pequeño, rodeado por el fuego, y se establecieron en él: hasta hoy se llama Zoar, porque esa es la palabra que los hebreos usan para designar una cosa pequeña. Allí vivió una vida miserable, porque no tenía compañía y carecía de provisiones.

«Adyacente a él [el Mar Muerto] está la tierra de Sodoma, en tiempos antiguos un país bendito por sus productos y por la riqueza de sus diversas ciudades, pero ahora todo quemado. Se dice que, debido a la impiedad de sus habitantes, fue consumida por los rayos; y de hecho aún son visibles vestigios del fuego divino y débiles rastros de cinco ciudades.»

Flavio Josefo, Antigüedades Judías, libro 1, capítulo 11, sección 4

Cerca de él se encuentra [483] Sodoma (218) , tierra que antaño fue próspera por sus productos y por la riqueza de cada una de sus ciudades, pero que ahora [484] está totalmente quemada. Dicen que a causa de la impiedad de sus habitantes fue fulminada por los rayos (219) . Todavía hay señales del fuego divino y se pueden ver los restos de cinco ciudades, y aún hoy vuelve a salir ceniza en los frutos, que por su aspecto se parecen a productos comestibles, pero cuando son cogidos con las manos se convierten en humo y [485] ceniza (220) . La leyenda sobre Sodoma puede confirmarse por estas pruebas visibles. (Josefo libro 4-7, Biblioteca Clásica Gredos)

Flavio Josefo Josefo, Guerra 4.483-484 [Whiston 4.8.4]

¿Se menciona a estas ciudades en las tablillas de Ebla?

Por honestidad y no esparcir rumores, se dice que en las tablillas del archivo real de Ebla, Siria (2.500 – 2250 A.C.) hablan de las ciudades Bíblicas destruidas pero los expertos no creen esto del todo y se han desmentido algunas cosas. 

Otros dicen que incluso Abraham y otros son mencionados pero las lenguas cuneiformes, jeroglíficos, etc, no son tan sencillas de entender y muchas veces la emoción puede a el rigor científico

Ver: Are “The Cities of the Plain” Mentioned in the Ebla Tablets? – The BAS Library (biblicalarchaeology.org)

Un par de libros usados y recomendados


Lennart Moller nos enseña fotos, nos cuenta como Josefo hablo de estos frutos que se deshacen como cenizas, y están cerca del mar muerto. 

Veamos algunas citas y análisis de Lennart Moller

Reacciones químicas relacionadas con la combustión de azufre

Se recogieron muestras de diferentes lugares de esta zona para analizar las especies de rocas y minerales. Los análisis implican que lo que ocurrió con el azufre quemado fue lo siguiente:

Las muestras de la zona exterior (no expuesta al calor intenso) son principalmente caliza o, para utilizar términos más químicos, calcita o carbonato cálcico (CaCO3). Esto corresponde a los materiales de construcción más comunes en la región, pero difiere de la zona circundante, compuesta por cuarzo y minerales de feldespato. Por lo que respecta a las bolas de azufre, el mineralogista que debía analizar no creía que se tratara de azufre, ya que esta forma de azufre no se parece al azufre que se encuentra en otros lugares. esta forma de azufre no se parece al azufre que se encuentra en la naturaleza. Sin embargo, los análisis demostraron que se trataba de azufre puro (S). Las muestras minerales procedentes de la zona caliente donde se encontraban las bolas de azufre eran de yeso, o en términos químicos, sulfato de calcio (CaSO4). 

Todos los análisis se llevaron a cabo con cristalografía de rayos X, cromatografía líquida y espectrofotómetros de absorción atómica, cromatografía líquida y espectrofotómetros de absorción atómica geológicos y de química analítica cualificados, que no conocían la identidad de las muestras analizadas.

Los resultados de estos análisis permiten explicar en términos químicos sencillos lo que es más probable que haya sucedido en este lugar, según la figura 96. Según la figura, el CO2 (dióxido de carbono) se libera del CaCO3 (la caliza) bajo un calor intenso (en este caso la combustión de azufre). Al mismo tiempo el azufre (S) se oxida a dióxido de azufre (SO2), que reacciona con el agua para formar sulfato (SO42-). El ion calcio (Ca2+) puede entonces reaccionar con el ion azufre (SO42-) y formar sulfato de calcio (CaSO4). El sulfato de calcio es lo que llamamos yeso. Los análisis del mineral dominante en esta zona muestran que es yeso.

Entonces, ¿qué es la llamada «ceniza» que se encuentra en la zona? Se ve en las figuras como un material erosionado que yace a la deriva por debajo de todas las partes elevadas. La «ceniza» es de grano muy fino y se adhiere a la ropa, siendo muy difícil de quitar. Se puede comparar con harina molida gruesa. El color es gris con partículas de un tono más claro.  Se percibe un ligero olor a azufre.

Estas fotos las vimos antes simplemente son repetidas ahora que sabemos un poco más de el asunto.

¿Qué es la «ceniza»?

El análisis químico muestra que la «ceniza» contiene una cantidad relativamente grande de azufre (4,5 %), lo que se debe a la erosión de las bolas de azufre descritas anteriormente. En cuanto a los demás minerales, la «ceniza» se compone de lo siguiente en escala decreciente: CaCO3 (aragonito y calcita), CaSO4 (yeso) y SiO2 (cuarzo); cantidades menores de NaCl (sal) y CaMg(CO3)2 (dolomita) y posiblemente una pequeña cantidad de CaF2 (fluorita).

Estos análisis demuestran que la «ceniza» contiene los mismos minerales que la materia sólida de la que se compone la zona, y que en el material erosionado también hay una gran cantidad de azufre. Incluso la materia erosionada ha consistido anteriormente en estructuras fijas de piedra caliza, que en gran medida se han transformado en yeso al exponerse al azufre ardiente. La sal, que se encuentra en menor cantidad en la ceniza, existe en toda la zona que rodea el Mar Muerto. 

El Mar muerto tiene aproximadamente un 25-28% de materia sólida, principalmente sal, lo que corresponde a una solución saturada de sal. La proporción normal de sal en los océanos de la Tierra es de aproximadamente el 4%. El alto contenido en sal del Mar Muerto es la razón de la ausencia de vida en el lago («Muerto»), y por qué la gente tiene problemas para nadar, ya que «flotan» sobre el agua.

Todo esto significa que los análisis indican que la piedra caliza estuvo expuesta a la quema de azufre, que en gran medida ha transformado la caliza en yeso. El yeso se desgasta fácilmente y es uno de los principales componentes de las «cenizas» que yacen en grandes montones en la zona.

Si el análisis del contenido de azufre es representativo de los tiempos históricos, el azufre cayó sobre la zona en una cantidad correspondiente al menos al 5% de la cantidad de roca sólida de la zona. Sin duda fue mucho más, ya que una gran parte del azufre reaccionaba con el calcio (formando yeso, el material dominante de la zona) o desaparecía en forma de gas (dióxido de azufre). Así pues, la exposición total de azufre en la zona era enorme.

Formación del Gypsum = Yeso.

¿El origen del azufre?

La aparición del azufre no puede compararse con lo que se encuentra normalmente en la naturaleza. Si los gases de manantiales o volcanes se condensan, a menudo se forman costras de azufre compuestas por pequeños cristales o estructuras amorfas (figura 99).El azufre también puede encontrarse en forma cristalina, con bellos cristales de color amarillo brillante (figuras 98 y 100). Por lo demás, el azufre se encuentra más comúnmente en productos de reacción con otras sustancias, por ejemplo como sulfuros y sulfatos. Sólo en ocasiones se han encontrado partículas muy pequeñas de azufre sólido. Una forma de azufre que se encuentra a menudo en relación con los fósiles es el sulfuro de hierro (FeS2).

hierro (FeS2). El sulfuro de hierro tiene un característico color amarillo cobrizo o brillo dorado metálico. No es infrecuente que el observador inexperto confunda el sulfuro de hierro, también llamado pirita, con el oro. En las figuras 101 y 102 se pueden ver fósiles de organismos antaño vivos con restos de azufre en forma de cristales de sulfuro de hierro (pirita) brillantes como el oro, procedentes de la isla sueca de Gotland.

El azufre (bolas de azufre) que se produce cerca del Mar Muerto probablemente sólo encontrado en estos lugares específicos, que difieren en gran medida de los alrededores. El azufre no está presente junto con, o adyacente a, fósiles que no han sido encontrados en estos lugares donde se han hecho descubrimientos. El azufre difiere de lo que suele encontrarse cerca de los volcanes (costras de masa cristalina sulfúrica, cristales individuales o en forma de minerales de azufre), o en relación con fósiles (sulfuros, por ejemplo, cristales de pirita). El azufre se presenta como azufre puro, en forma de polvo comprimido. La zona ha sido volcánica, pero hace mucho tiempo, incluso en términos geológicos.

Lo más probable es que el azufre en estos lugares haya tenido una temperatura tan alta que ha fundido su camino a través del mineral en el lugar, y más tarde se apagó por falta de oxígeno. El azufre no está en forma de cristales, costras ni sulfuro de hierro, sino más bien en forma de bolas de polvo comprimido, como la tiza de pizarra.

Con todo, puede decirse que el carácter de la zona y los análisis químicos indican que ha «llovido» azufre ardiente sobre el lugar. La elevada temperatura de la lluvia de azufre quemado hace imposible realizar hallazgos arqueológicos normales, pero hay otros hallazgos que merecen ser comentados. En varios lugares hay hileras de piedras, de especies de rocas más estables (cuarzo y feldespato), entre el yeso y la calcita. Las hileras de piedras parecen estar dispuestas de forma que podrían interpretarse como cimientos de casas, muros o pavimentación de calles.

Hierro

El hierro es un metal que se encuentra en la naturaleza como producto de reacción con otras sustancias (por ejemplo, el mineral de hierro). Si se encuentra hierro metálico en la naturaleza, casi siempre es de origen humano. En la zona se ha encontrado metal fundido. En las figuras 104-105 ejemplo de ello. Las figuras muestran un trozo de metal, que es hierro puro (análisis magnético y químico) oxidado en las partes externas. El trozo de metal parece haber estado expuesto a una alta temperatura, y en estado fundido se ha deslizado sobre un borde y luego se ha solidificado. Esto sugiere actividad humana, antes de la lluvia de azufre ardiente (el hierro sólido es de origen humano).


Fuentes principales:

Elaine A. Phillips, «The Location of Sodom and Gomorrah: A Northern View (Gen 13:1–12; 14:1–24; 19:1–38)», en Lexham Geographic Commentary on the Pentateuch, ed. Barry J. Beitzel, Lexham Geographic Commentary (Bellingham, WA: Lexham Press, 2022).

Lawrence T. Geraty, MacDonald Burton, «The Location of Sodom and Gomorrah: A Southern View (Gen 10:19; 13:1–18; 14:1–24; 19:1–38; Deut 34:1–4)», en Lexham Geographic Commentary on the Pentateuch, ed. Barry J. Beitzel, Lexham Geographic Commentary (Bellingham, WA: Lexham Press, 2022), Gn 10:19–Dt 34:4.

T. Longman III, J. C. Wilhoit, y L. Ryken, eds., «SODOMA Y GOMORRA», trans. Rubén Gómez Pons, Gran Diccionario Enciclopédico de Imágenes & Símbolos de la Biblia (Barcelona, España: Editorial CLIE, 2015), 1106.

R. Lings, «SODOMÍA, SODOMITA», ed. Alfonso Ropero Berzosa, Gran Diccionario Enciclopédico de la Biblia (Viladecavalls, Barcelona: Editorial CLIE, 2013), 2385–2386.

J. D. Douglas y Merrill C. Tenney, «SODOMITA», ed. James Bartley y Rubén O. Zorzoli, trans. Raimundo J. Ericson et al., Diccionario biblico Mundo Hispano (El Paso, TX: Editorial Mundo Hispano, 2011), 695–696.

R. Lings, «SODOMA», ed. Alfonso Ropero Berzosa, Gran Diccionario Enciclopédico de la Biblia (Viladecavalls, Barcelona: Editorial CLIE, 2013), 2382.

Bibliografía:

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Stewart, Aubrey, trans. Of the Holy Places Visited by Antoninus the Martyr (circ. 530 A.D).

✦ Notas al margen:

  1. David Howard ha interpretado de forma diferente varios de estos datos bíblicos. Las interpretaciones que sugiere, aunque posibles, no están obligadas por los datos y, en algunos puntos significativos, requieren cierta creatividad interpretativa. Aunque no abordaré directamente cada uno de sus argumentos, varios de ellos aparecerán en el tratamiento que sigue. Véase David M. Howard Jr., «Sodoma y Gomorra revisitadas», JETS 27 (1984): 385-400. Para una presentación más detallada de los datos bíblicos y postbíblicos, véase E. Power, «The Site of the Pentapolis», Biblica 11 (1930): 23-62, 149-82. ↩︎
  2. Salvo que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas son traducción del autor. La traducción hebrea de «hacia Zoar» es bo’akhah Zo’ar (בֹּאֲכָה צֹעַר). El topónimo propiamente dicho, que significa «pequeño», fue asignado a este lugar después de la catástrofe de Gn 19. Un dato importante a medida que avancemos será la conservación de ese topónimo Zoar. Bo’akhah aparece antes en Gn 10:19, un pasaje que visitaremos en breve. ↩︎
  3. Como el texto afirma específicamente que Abram vivía en la tierra de Canaán, Howard llegó a la conclusión de que Sodoma y las demás ciudades de la llanura estaban fuera de Canaán («Sodoma y Gomorra revisitadas», 387-88). El río Jordán era la frontera oriental de Canaán (Núm. 34:12); sin embargo, no se nos dice a qué lado o lados estaban situadas las ciudades. ↩︎
  4. Carl G. Rasmussen, The Zondervan Atlas of the Bible, rev. ed. (Grand Rapids: Zondervan, 2010), 61. El término kikkar aparece en otros lugares con referencia específica al valle del Jordán, no a puntos al sur del mar de la Sal. Fue donde Salomón hizo fundir vasijas y utensilios para el templo, en un lugar cercano a Sucot, una ciudad próxima al Jaboc (1 Re 7:46; 2 Cr 4:17). Tras el golpe de Absalón, David se había retirado a Mahana’im, en el Jaboc, muy al norte del mar. Cuando mataron a Absalón, Ahima’az corrió por el kikkar hasta Mahana’im y alcanzó al cusita con noticias de la batalla (2 Sam 18:23). Sin duda, kikkar se utiliza en paralelo con ‘aravah (עֲרָבָה), que puede referirse a regiones tanto al norte como al sur del Mar de la Sal (Howard, «Sodoma y Gomorra revisitadas», 387-88). Eso llevó a Kyle a sugerir que la «ronda» incluía todas las regiones que rodeaban el mar (Melvin Grove Kyle, Explorations in Sodom: The Story of Ancient Sodom in the Light of Modern Research [Londres: Religious Tract Society, 1928], 97). Sin embargo, en el contexto del asentamiento de Lot, estaba al este de Betel. ↩︎
  5. Los nombres étnicos refaítas, emitas y horeos también aparecen en Dt 2:10-23; 3:1-13 en relación con territorios que van desde Basán en el norte hasta el monte Seír en el sur. ↩︎
  6. Para más información sobre los reyes de Gn 14, véase Mark Chavalas, «The Travels of the ‘Kings of the East’: A Geographic Analysis» en este volumen. ↩︎
  7. La conexión entre Salem y Jerusalén está clara en Sal 76:2, donde tanto Salem como Sión se refieren a la morada de Dios. ↩︎
  8. Howard, «Sodoma y Gomorra revisitadas», 385-86. ↩︎
  9. «Hacia» es la mejor interpretación de bo’akhah; el mismo indicador direccional aparece en Gn 13:10. ↩︎
  10. Tendrás la esquina del Néguev desde Midbar Zin junto a Edom, y el límite del Néguev será para ti desde el extremo del Mar Salado al este; y el límite girará desde el Néguev a Maalé Akrabim y cruzará al Zin, y saldrá a Cades Barnea… [al mar occidental y apunta al norte hasta Riblá] y el límite descenderá por el Jordán hasta el Mar Salado» (Nm 34:3-12). ↩︎
  11. Howard sugiere leer Dt 34:1-3 de forma quiescópica; así como Dan estaba en el extremo norte, Zoar habría estado en el extremo sur. En el listado, sin embargo, Galaad precede a Dan y está más cerca del monte Nebo, lo que altera la estructura quiastica. Howard propuso además que la sección intermedia con Efraín y Manasés está fuera de orden si simplemente estuviéramos leyendo una progresión ordenada geográficamente («Sodoma y Gomorra revisitadas», 391-92). Sin embargo, esos dos nombres tribales forman una unidad a continuación de «la tierra de», al igual que el inmediatamente posterior «Judá» va precedido de «la tierra de». Efraín era la más prominente de las dos. En conjunto, la tierra asociada a estas tres tribus constituiría la pieza central de la visión que Moisés tenía de la tierra. ↩︎
  12. Sin duda, los asentamientos tribales, las fronteras y, más tarde, las entidades geopolíticas eran flexibles. Sin embargo, cuando Israel estaba a punto de entrar en la tierra, parece que se entendía que «Canaán» no se extendía hacia el sur o el este más allá del extremo meridional del Mar Muerto. Véase de nuevo Núm 34:3-12. ↩︎
  13. Diodoro Sículo describió las grandes masas de asfalto (Historia 2.48). Estrabón también observó la profusión de la sustancia al subir a la superficie (Geografía 16.43). Más de seis siglos después, Antonino el Mártir hizo la misma observación básica. Véase Aubrey Stewart, trans., Of the Holy Places Visited by Antoninus the Martyr (circa 530 d.C.) (Londres: Palestine Pilgrims’ Text Society, 1884), 9. ↩︎
  14. Fergus Millar, The Roman Near East: 31 BC-AD 337 (Cambridge: Harvard University Press, 1993), 397-98. ↩︎
  15. R. Steven Notley y Ze’ev Safrai, Eusebio, Onomasticon: A Triglott Edition with Notes and Commentary (Leiden: Brill, 2005), 96 (Onom. 503/100:4-5). Eusebio también se dirigió a Bela de la siguiente manera: «Ahora se llama Zo’ora, y es la única que ha sobrevivido de la tierra de los sodomitas. Incluso hasta el día de hoy está habitada…. Bálsamo y palmeras datileras crecen en la tierra cercana, un ejemplo de la exuberancia del lugar en tiempos pasados» (Onom. 193/42:1-5 [44]). ↩︎
  16. Este nombre se corta en la sigma, que no es una forma final de la letra. Podríamos conjeturar que tenía algo que ver con Balac, el rey de Moab que llamó a Balaam para que viniera a maldecir a Israel (Núm 22-24). Sin embargo, eso no explica las tres letras finales. Una segunda conexión posible podría ser con Bela, el nombre alternativo de Zoar (Gn 14:2). ↩︎
  17. Stewart, Antoninus, 10, 13. ↩︎
  18. Ejemplos paralelos son las múltiples apariciones del nombre Aphek -en puntos donde había un manantial notable- y Geba’, una pequeña colina. ↩︎
  19. Edward Robinson, Biblical Researches in Palestine, and in the Adjacent Regions: Journal of Travels in the Year 1838, 2ª ed., 2 vols. (Boston: Crocker & Brewster, 1860), 1:518. ↩︎
  20. Robinson, Biblical Researches, 1:520; véase también 2:185. ↩︎
  21. Robinson, Biblical Researches, 2:109. ↩︎
  22. Robinson, Biblical Researches, 2:186. ↩︎
  23. Robinson, Biblical Researches, 2:186. Robinson también señaló que El-Ghor incluía el extremo sur del mar (2:184 n. 4). ↩︎
  24. Robinson, Investigaciones bíblicas, 2:188. Véase también 2:106-7, así como la nota XXXV (2:517-19), en la que se esfuerza por demostrar que Zoar estaba en el lado oriental. ↩︎
  25. George Adam Smith, The Historical Geography of the Holy Land, 25.ª ed. (Londres: Hodder & Stoughton, 1931; reimpresión, Londres: Fontana, 1966), 324-28. Véase especialmente la p. 325 y ss. Véase especialmente p. 325 n. 5, en relación con la ubicación septentrional. ↩︎
  26. Kyle, Exploraciones en Sodoma, 51. ↩︎
  27. Michael Gardosh et al., «Hydrocarbon Exploration in the Southern Dead Sea Area», en The Dead Sea: The Lake and Its Setting, ed. Tina M. Niemi, Zvi Ben-Avraham, Joel R. Gat (Nueva York: Oxford University Press, 1997), 69. ↩︎
  28. Howard, «Sodoma y Gomorra revisitadas», 390. ↩︎
  29. Gardosh, «Hydrocarbon Exploration», 57, señaló que los esquistos senonianos tenían un 20% de depósitos orgánicos que contribuían a su naturaleza combustible. Véase también MAB, 54. ↩︎
  30. John K. Hall, «Topography and Bathymetry of the Dead Sea Depression», en Niemi, Dead Sea, 15-17. ↩︎
  31. Howard, «Sodoma y Gomorra revisitadas», 394-98. ↩︎
  32. William F. Albright, «The Archaeological Results of an Expedition to Moab and the Dead Sea», BASOR 14 (1924): 5-9. ↩︎
  33. David E. Graves, Key Facts for the Location of Sodom: Navigating the Maze of Arguments (New Brunswick: Graves, 2014). ↩︎
  34. Steven Collins, «¿Dónde está Sodoma? The Case for Tall el-Hammam», BAR 39.2 (2013): 32-41, 70-71. Véase también Amanda Borschel-Dan, «¿Evidencia de Sodoma? Meteor Blast Cause of Biblical Destruction, Say Scientists», en The Times of Israel, 22 de noviembre de 2018. ↩︎
  35. Un borrador de este ensayo apareció como cap. 4 de Burton MacDonald, «East of the Jordan»: Territories and Sites of the Hebrew Scriptures (Boston: American Schools of Oriental Research, 2000). Utilizado con permiso. El capítulo ha sido editado y actualizado por Geraty para este volumen. ↩︎
  36. Sobre la ubicación septentrional, véase Elaine Phillips, «The Location of Sodom and Gomorrah: A Northern View», en este volumen. ↩︎
  37. Las citas de las Escrituras están tomadas de la Nueva Versión Estándar Revisada (NRSV). «Llanura» se escribe con mayúscula en las frases «ciudades de la Llanura» y «tierra de la Llanura» siguiendo el uso de la NRSV. ↩︎
  38. David Neev y Kenneth O. Emery, The Destruction of Sodom, Gomorrah, and Jericho: Geological, Climatological, and Archaeological Background (Nueva York: Universidad de Oxford, 1995), 123. ↩︎
  39. John Van Seters, Abraham in History and Tradition (New Haven: Yale University, 1975), 117. ↩︎
  40. Neev y Emery, Destrucción de Sodoma, Gomorra y Jericó, 123-24. ↩︎
  41. Neev y Emery, Destrucción de Sodoma, Gomorra y Jericó, 124. ↩︎
  42. Véase F. A. Klein, «Notes on a Journey to Moab», Palestine Exploration Fund Quarterly Statement (1880): 251; J. Penrose Harland, «Sodoma y Gomorra I: La ubicación de las ciudades de la llanura», BA 5 (1942): 17-32; Harland, «Sodoma y Gomorra II: La destrucción de las ciudades de la llanura,» BA 6 (1943): 41-54; Neev y Emery, Destruction of Sodom, Gomorrah, and Jericho, 143. ↩︎
  43. Neev y Emery, Destrucción de Sodoma, Gomorra y Jericó, 141-43. ↩︎
  44. Véase también Ekkehard Weber, Tabula Peutingeriana, Codex Vindobonensis 324: Kommentar (Graz: Akademische Druck- & Verlagsanstalt, 1976), Peutinger table 9; Michael Avi-Yonah, The Madaba Mosaic Map: With Introduction and Commentary (Jerusalén: Israel Exploration Society, 1954), 40. ↩︎
  45. Otto Seeck, ed., Notitia Dignitatum accedunt Notitia Urbis Constantinopolitanae et Laterculi Prouinciarum (Berlín: Weidmann, 1876; repr., Fráncfort del Meno: Minerva, 1962), 73. ↩︎
  46. Adolf Neubauer, La Géographie du Talmud (París: Levy, 1868), 256. ↩︎
  47. Neubauer, La Géographie du Talmud, 256. ↩︎
  48. Sylvester J. Saller y Bellarmino Bagatti, The Town of Nebo (Khirbet el-Mekhayyat), with a Brief Survey of Other Ancient Christian Monuments in Transjordan (Jerusalén: Franciscan Press, 1949), 194-95; véase también Avi-Yonah, Madaba Mosaic Map, 42 y pla. 4; Avi-Yonah, «Medeba (Madaba)», en Encyclopedia of Archaeological Excavations in the Holy Land (Enciclopedia de excavaciones arqueológicas en Tierra Santa), ed. Michael Avi-Yonah y Evi-Yonah. Michael Avi-Yonah y Ephraim Stern, 4 vols. (Jerusalén: Israel Exploration Society, 1977), 3:821-23; Herbert Donner y Heinz Cuppers, Die Mosaikkarte von Madeba, I: Tafelband (Wiesbaden: Harrassowitz, 1977); Victor R. Gold, «The Mosaic Map of Madeba», BA 23 (1958): 49-71; Roger T. O’Callaghan, «Madaba (Carte de)», en Supplément au dictionnaire de la Bible, ed. Henri Cazelles (París: Letouzey & Ané, 1953), 5:cols. 627-704. ↩︎
  49. Denis Meehan, ed., Adamnan’s De Locis Sanctis (Dublín: Instituto de Estudios Avanzados de Dublín, 1958), 89. ↩︎
  50. Guy Le Strange, Palestine under the Moslems: A Description of Syria and the Holy Land from A.D. 650 to 1500, trans. de las obras de The Medieval Arab Geographers de Guy Le Strange (Londres: Committee of the Palestine Exploration Fund, 1890), 287. ↩︎
  51. Max Blanckenhorn, «Entstehung und Geschichte des Toten Meeres», ZDPV 19 (1896): 51-59; William F. Albright, «The Archaeological Results of an Expedition to Moab and the Dead Sea», BASOR 14 (1924): 7-9; Albright, «The Jordan Valley in the Bronze Age», Annual of the American Schools of Oriental Research 6 (1924-1925): 58; Albright, The Archaeology of Palestine and the Bible, 3ª ed. (Nueva York: Revell, 1935), 135-36; Melvin G. Kyle y William F. Albright, «Results of the Archaeological Survey of the Ghor in Search for the Cities of the Plain», Bibliotheca Sacra 81 (1924): 283-84, 291; Nelson Glueck, Explorations in Eastern Palestine, II (New Haven: American Schools of Oriental Research, 1935), 7-8; Harland, «Sodoma y Gomorra: The Location»; Harland, «Sodoma y Gomorra: The Destruction»; G. Ernest Wright, Biblical Archaeology (Filadelfia: Westminster, 1957), 50. ↩︎
  52. Ralph E. Baney, Search for Sodom and Gomorrah (Kansas City, MO: CAM, 1962). ↩︎
  53. Kenneth O. Emery, «A Reconnaissance Study of the Floor of the Dead Sea», en Baney, Search for Sodom and Gomorrah, 305-20. ↩︎
  54. Para las críticas a las conclusiones de Baney, véase Emil G. Kraeling, Rand McNally Bible Atlas (Nueva York: Rand McNally, 1956), 71; Jan J. Simons, The Geographical and Topographical Texts of the Old Testament: A Concise Commentary in XXXII Chapters (Leiden: Brill, 1959), 227-28; Walter E. Rast, «Bab edh-Dhra and the Origin of the Sodom Saga», en Archaeology and Biblical Interpretation: Essays in Memory of D. Glenn Rose, ed., Leo G. Perdue, Lawrence E. Rast. Leo G. Perdue, Lawrence E. Toombs y Gary L. Johnson (Atlanta: John Knox, 1987), 193; Neev y Emery, Destruction of Sodom, Gomorrah, and Jericho. ↩︎
  55. Kraeling, Atlas bíblico Rand McNally, 71. ↩︎
  56. Rast, «Bab edh-Dhra y el origen de la saga de Sodoma», 192. ↩︎
  57. David W. McCreery, «The Nature and Cultural Implications of Early Bronze Age Agriculture in the Southern Ghor of Jordan-An Archaeological Reconstruction» (tesis doctoral, Universidad de Pittsburgh, 1980); Jack Donahue, «Geologic Investigations at Early Bronze Sites», en The Southeastern Dead Sea Plain Expedition: An Interim Report of the 1977 Season, ed., Walter E. Rast y R. Rast. Walter E. Rast y R. Thomas Schaub (Cambridge: American Schools of Oriental Research, 1981), 140-41; Jack R. Harlan, «Natural Resources of the Southern Ghor», en Rast y Schaub, Southeastern Dead Sea Plain Expedition, 155-59; Harlan, «The Garden of the Lord: A Plausible Reconstruction of Natural Resources of Southern Jordan in Early Bronze Age», Paleorient 8 (1982): 71-78; Harlan, «The Early Bronze Age Environment of the Southern Ghor and Moab Plateau», en Studies in the History and Archaeology of Jordan II, ed.: Adnan Hadidi (Ammán, 1982). Adnan Hadidi (Ammán: Departamento de Antigüedades, 1985), 125-29; Burton MacDonald et al., The Southern Ghors and Northeast ‘Arabah Archaeological Survey (Sheffield: Collis, 1992). ↩︎
  58. Rast, «Bab edh-Dhra and the Origin of the Sodom Saga», 192-97. ↩︎
  59. Albright, «Archaeological Results»; Albright, «Jordan Valley»; Alexis Mallon, «Voyage d’exploration au sud-est de la Mer Morte», Biblica 5 (1924): 413-55; Fritz Frank, «Aus der ‘Araba I: Reiseberichte», ZDPV 57 (1934): 191-280; Glueck, Explorations in Eastern Palestine, II; Walter E. Rast y R. Thomas Schaub, «Survey of the Southeastern Plain of the Dead Sea, 1973,» Annual of the Department of Antiquities of Jordan 19 (1974): 5-53; Rast y Schaub, «A Preliminary Report of Excavations at Bâb edh-Dhrâʿ, 1975», en Preliminary Excavation Reports: Bâb edh-Dhrâʿ, Sardis, Meiron, Tell el-Hesi, Carthage (Punic), ed. David Noel Freedman (Cambridge: American Schools of Oriental Research, 1978), 1-32; Rast y Schaub, «Preliminary Report of the 1979 Expedition to the Dead Sea Plain, Jordan». BASOR 240 (1980): 21-61; Rast y Schaub, eds., The Southeastern Dead Sea Plain Expedition: An Interim Report of the 1977 Season (Cambridge: American Schools of Oriental Research, 1981); B. Frolich y W. J. Lancaster, «Archaeological Survey in Wadi al ‘Arabah, Jordan,» informe inédito presentado al Subsecretario de Ciencia, Smithsonian Institution, Washington, D.C., 1985; G. R. D. King y otros, «Survey of Byzantine and Islamic Sites in Jordan: Third Season Preliminary Report (1982), The Southern Ghor,» Annual of the Department of Antiquities of Jordan 31 (1987): 439-59; Rast, «Bab edh-Dhra and the Origin of the Sodom Saga»; MacDonald y otros, Southern Ghors and Northeast ‘Arabah Archaeological Survey. ↩︎
  60. Albright, «Archaeological Results», 8-9; Albright, «Jordan Valley», 58; Albright, Archaeology of Palestine and the Bible, 134-36; Kyle y Albright, «Results of the Archaeological Survey»; Kyle, Explorations at Sodom: The Story of Ancient Sodom in the Light of Modern Research (Nueva York: Revell, 1928); Mallon, «Voyage d’exploration». ↩︎
  61. Kyle y Albright, «Results of the Archaeological Survey», 285-86; véase también Glueck, Explorations in Eastern Palestine, II, 7-8; Harland, «Sodoma y Gomorra: The Location», 31-32. ↩︎
  62. Albright, «Archaeological Results», 7; Albright, Archaeology of Palestine and the Bible, 126-37; Kyle y Albright, «Results of the Archaeological Survey», 280. ↩︎
  63. Albright, «El valle del Jordán», 58. ↩︎
  64. Albright, «Archaeological Results», 8-9; Albright, «Jordan Valley», 58. ↩︎
  65. Clapp, «Sitio de Sodoma y Gomorra», 336. ↩︎
  66. Rast, «Bab edh-Dhra y el origen de la saga de Sodoma», 193-97. ↩︎
  67. Rast, «Bab edh-Dhra y el origen de la saga de Sodoma», 194. ↩︎
  68. Walter E. Rast, «Patterns of Settlement at Bab edh-Dhra», en Rast y Schaub, Southeastern Dead Sea Plain Expedition, 16-18; R. Thomas Schaub, «Bab edh-Dhra'», NEAEHL 1:134. ↩︎
  69. Para una datación similar, véase J. A. Loader, A Tale of Two Cities: Sodoma y Gomorra en el Antiguo Testamento y las primeras tradiciones judías y cristianas (Kampen: Kok, 1990), 48. ↩︎
  70. Rast, «Bab edh-Dhra y el origen de la saga de Sodoma», 195-96. ↩︎
  71. Jack Donahue, «Preliminary Report on the 1979 Expedition to the Dead Sea Plain Jordan: Geology», BASOR 240 (1980): 50; Donahue, «Geologic Investigations at Early Bronze Sites», 153; Donahue, «Hydrologic and Topographic Change during and after Early Bronze Occupation at Bab edh-Dhra'», en Studies in the History and Archaeology of Jordan II, ed. Adnan Hadidi (Ammán: Ammán: Ammán: Ammán: Ammán: Ammán: Ammán). Adnan Hadidi (Ammán: Departamento de Antigüedades, 1985), 135-36, 139. ↩︎
  72. Donahue, «Geology»; Donahue, «Geologic Investigations at Early Bronze Sites»; Donahue, «Hydrologic and Topographic Change»; Rast y Schaub, «Preliminary Report of the 1979 Expedition»; Rast y Schaub, Southeastern Dead Sea Plain Expedition; Michael D. Coogan, «Numeira 1981», BASOR 255 (1984): 75-81. ↩︎
  73. R. Thomas Schaub y Meredith S. Chesson, «Life in the Earliest Walled Towns on the Dead Sea Plain», en Crossing Jordan: North American Contributions to the Archaeology of Jordan, ed. Thomas E. Levy et al. Thomas E. Levy et al. (Londres: Equinox, 2007), 246. ↩︎
  74. Burton MacDonald, «Evidence from the Wadi el-Hasa and Southern Ghors and Northeast Arabah Archaeological Surveys», en Early Edom and Moab: The Beginning of the Iron Age in Southern Jordan, ed. Piotr Bienkowski. Piotr Bienkowski (Sheffield: Collis, 1992), 113-42; MacDonald et al., Southern Ghors and Northeast ‘Arabah Archaeological Survey; Nancy L. Lapp, «Who Is This That Comes from Edom?», en Scripture and Other Artifacts: Essays on the Bible and Archaeology in Honor of Philip J. King, ed., Michael D. Coogan, J. Lapp. Michael D. Coogan, J. Cheryl Exum y Lawrence E. Stager (Louisville: Westminster John Knox, 1994), 216-29. ↩︎
  75. G. Ernest Wright, «The Archaeology of Palestine», en The Bible and the Ancient Near East: Ensayos en honor de W. F. Albright, ed., G. Ernest Wright. G. Ernest Wright. (Londres: Routledge; Kegan Paul, 1961), 86; Kathleen M. Kenyon, Archaeology in the Holy Land, 4ª ed. (Nueva York: Praeger, 1979), 117-19; Arie S. Issar, «Climatic Change and the History of the Middle East», American Scientist 83 (1995): 350-55. ↩︎
  76. Harvey Weiss et al., «The Genesis and Collapse of Third Millennium North Mesopotamian Civilization», Science 261 (1993): 995-1004. ↩︎
  77. Neev y Emery, Destrucción de Sodoma, Gomorra y Jericó, 144-45, 148. ↩︎
  78. Neev y Emery, Destrucción de Sodoma, Gomorra y Jericó, 144-45, 148. ↩︎
  79. Neev y Emery, Destrucción de Sodoma, Gomorra y Jericó, 121. ↩︎
  80. Neev y Emery, Destrucción de Sodoma, Gomorra y Jericó, 121-22; Clapp, «Site of Sodom and Gomorrah», 323. ↩︎
  81. Neev y Emery, Destruction of Sodom, Gomorra, and Jericho, 109, 127-28, 150; véase también David Neev y Kenneth O. Emery, The Dead Sea: Depositional Processes and Environments of Evaporites (Jerusalén: Ministerio de Desarrollo Servicio Geológico de Israel, 1967). ↩︎
  82. Neev y Emery, Destrucción de Sodoma, Gomorra y Jericó, 130. ↩︎
  83. Neev y Emery, Destrucción de Sodoma, Gomorra y Jericó, 123-24. ↩︎
  84. Neev y Emery, La destrucción de Sodoma, Gomorra y Jericó, 124. ↩︎
  85. Neev y Emery, La destrucción de Sodoma, Gomorra y Jericó, 124. ↩︎
  86. Neev y Emery, La destrucción de Sodoma, Gomorra y Jericó, 132. ↩︎
  87. Neev y Emery, La destrucción de Sodoma, Gomorra y Jericó, 132-33. ↩︎
  88. Neev y Emery, La destrucción de Sodoma, Gomorra y Jericó, 133. ↩︎
  89. Neev y Emery, La destrucción de Sodoma, Gomorra y Jericó, 121, 140. ↩︎
  90. Frederick G. Clapp, «Geology and Bitumens of the Dead Sea Area, Palestine and Transjordan,» American Association of Petroleum Geologists Bulletin 20 (1936): 907-9; Harland, «Sodoma y Gomorra: The Destruction», 48-49. ↩︎
  91. Albright, «Archaeological Results», 8-9; Albright, «Jordan Valley», 58; Albright, Archaeology of Palestine and the Bible, 134-36; Glueck, Explorations in Eastern Palestine, II, 8; Harland, «Sodoma y Gomorra: The Location», 31-32; Yohanan Aharoni, The Land of the Bible: A Historical Geography, trans. Anson F. Rainey, 2ª ed. (Londres: Burns & Oates, 1979), 35, 443. ↩︎
  92. Honoré d’Albert, duque de Luynes, Voyage d’exploration à la Mer Morte, à Petra et sur la rive gauche du Jourdain, 2 vols. (París: Bertrand, 1874), 247-51; Klein, «Notes on a Journey to Moab», 253; Mallon, «Voyage d’exploration», 436-39, especialmente 438n2; Frank, «Aus der ‘Araba», 204-5. ↩︎
  93. Albright, «Archaeological Results», 4; Kyle y Albright, «Results of the Archaeological Survey», 283-91. ↩︎
  94. MacDonald y otros, Southern Ghors and Northeast ‘Arabah Archaeological Survey, 104, 249; King y otros, «Survey of Byzantine and Islamic Sites in Jordan», 448, 456. ↩︎
  95. Mohammed Waheeb, «The First Season of the An-Naq’ Project, Ghawr as-Safi», Anuario del Departamento de Antigüedades 39 (1995): 555. ↩︎
  96. MacDonald et al., Southern Ghors and Northeast ‘Arabah Archaeological Survey, 61, 64, 249; Waheeb, «First Season of the An-Naq’ Project», 553-55. ↩︎
  97. Ernst A. Knauf, «Bela», ABD 1:654. ↩︎
  98. Saller y Bagatti, Town of Nebo, 194-95; O’Callaghan, «Madaba (Carte de)»; Avi-Yonah, Madaba Mosaic Map; Avi-Yonah, «Medeba (Madaba)»; Gold, «Mosaic Map»; Donner y Cuppers, Die Mosaikkarte von Madeba. ↩︎
  99. MacDonald et al., Southern Ghors and Northeast ‘Arabah Archaeological Survey; Konstantinos D. Politis, Sanctuary of Lot at Deir ‘Ain ‘Abata in Jordan-Excavations 1988-2003 (Ammán: Jordan Distribution Agency, 2012). ↩︎

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