La Existencia de Yeshua «Jesús» de Nazaret es innegable como si se tratara del presidente de los Estados Unidos Donald Trump por la gran evidencia que existe a lo largo de la historia… Tanto historiadores antiguos que lo mencionan, fuentes judías, fuentes seculares, funcionarios romanos, etc… vemos que no hay discusión en su existencia aunque el mitismo es decir la idea de que Yeshua no existió, sigue siendo popular en círculos ateos populistas y inclusive en redes sociales.
Estos mismos que niegan que Yeshua existió se ven obligados a tener que borrar otras pistas que apuntan a su existencia. Por ejemplo, si Yeshua creció en Nazaret uno esperaría que Nazaret no exista en el siglo 1. Eso es precisamente lo que muchos ateos en Internet afirman: Yeshua no existió en el siglo I. “Todo es parte del mito mas grande de la historia”, dicen ellos…
¿Pero es esto cierto?
Desde luego que aquí también se equivocan. No sólo hay muchísima evidencia de la existencia de Yeshua sino que tenemos evidencia arqueológica de la existencia del pueblo de Nazaret que data del siglo I.
Aquí me voy a enfocar, no en lo que dicen los creyentes, sino en lo que dice un agnóstico con tendencias al ateísmo llamado Bart Erhman y otro agnóstico español llamado Antonio Piñero. Estos hombres están más en el bando ateo y para nada tienen interés religioso en el tema sino histórico.
Esto es lo que concluye Piñero:
Nazaret estuvo habitada desde el neolítico. Hasta hace poco, del siglo I sólo había restos arqueológicos de una suerte de alquería con un lagar o una prensa de vino, de aproximadamente el 50 a.C. o d.C. Últimamente, como ha hecho notar la prensa se ha descubierto una casa tallada parte en la roca y parte al aire libre, del siglo I d.C. Que fuera la casa de Jesús es otra cosa, e improbable. Pero parece haber restos, pues, del siglo I d.C.
Piñero luego afirma que es difícil de creer que los cuatro evangelistas se hayan inventado el nombre de Nazaret para el nacimiento del mesías.
De manera similar, Ehrman afirma que muchos mitistas se basan en los argumentos de René Salm quien ha dedicado un libro completo a argumentar por la inexistencia de Nazaret.
Sin embargo, Salm va en contra de la evidencia más reciente y él mismo no es arqueólogo. Ciertamente Salm nunca ha trabajado en los sitios arqueológicos de Nazareth y arqueólogos serios que han trabajado en la zona han dado revisiones muy negativas del trabajo y del libro de Salm como por ejemplo Ken Dark, director del Proyecto Arqueológico Nazaret.
Entre otras cosas, Dark menciona que
“no hay evidencia alguna de que Salm tenga las credenciales o experiencia de campo en arqueología”.
Dark muestra que Salm no ha entendido ni la hidrología, ni la topografía de Nazaret e indica que el pueblo pudo haber estado situado en los riscos de manera similar a otros pueblos cercanos como Khirbet Kana. La conclusión de Darl es decisiva:
“A pesar de las apariencias iniciales el libro de Slim no es un estudio bien informado ya que ignora mucha e importante evidencia publicada con relevancia directa. Su premisa básica es errara, y sus razonamientos frecuentemente débiles y pintados con sus prejuicios. En su totalidad el argumento es insostenible dada la evidencia arqueológica”.
No sólo hay evidencia en Nazaret de una prensa de vino del siglo primero que yo mismo (Chris Du-Pond) visité en persona en Marzo del 2018. Hay un museo en Nazaret con evidencia contundente como lo es el fechado por medio de fragmentos de vasijas de cerámica de la época.

Un año después de la publicación de libro de Salm, se descubrió en Nazaret una casa de la misma época de Jesús. La arqueóloga principal de este hallazgo fue Yardena Alexandre del ministerio de Antigüedades Autoritarias de Israel quien ha confirmado la existencia y fechado de tal casa labrada en la roca de las colinas de Nazaret.

Hay fragmentos de barro que la sitúan entre los años 100 A.C. y 100 D.C. Es decir: la época en que vivió Jesús.
Los arqueólogos de la zona concluyen que Nazaret era un pueblo fuera de las rutas principales formado por unas 50 casas-habitación en un terreno de unos cuatro acres (16,000 metros cuadrados) sin vital importancia en el gran contexto del imperio romano del siglo I, poblado por Judíos de clase modesta. Sin embargo, el mismo Ehrman concluye:
Jesús realmente vino de este lugar como testifican múltiples fuentes.

(Fuente: Veritasfidei.org)