En una fértil llanura a unos 80 kilómetros (50 millas) de la actual Bagdad se erguía antiguamente la impresionante ciudad de Babilonia.
Parecía inexpugnable, rodeada como estaba por descomunales muros dobles y un enorme foso. Era una de las ciudades más grandes del mundo antiguo y se hizo célebre por sus majestuosos templos, jardines colgantes y zigurats (torres templo).
No es de extrañar que últimamente haya recibido el calificativo de ciudad de maravillas.
En la Biblia se la llamó “Señora de Reinos”, y fue la capital de la tercera potencia mundial de la historia bíblica – (Isaías 47:5).
El Imperio babilónico, al igual que el egipcio y el asirio que le precedieron, desempeñó un destacado papel en la historia bíblica.
Esto nos permite comparar lo que la Biblia dice sobre Babilonia con lo que dicen las fuentes profanas.
Babilim / Babilonia |
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Babilonia | |||
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El amorreo, el casita y el acadio, con sus dos variantes: el asirio y el babilonio. | |||
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Politeísta, siendo Marduk su dios principal. | |||
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Monarquía | |||
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〉Establecido: | 1792 a. C. | |||
〉Disolución: | 539 a. C. |
Babilonia era un antiguo imperio localizado en Mesopotamia (actualmente Iraq), se originó a partir de los territorios combinados de Acad y Sumer. Fue fundada por Nimrod, quien también construyó la Torre de Babel.
La lengua acadia evolucionó para formar la lengua babilónica, mientras que la lengua sumeria desapareció. La civilización babilónica, que duró desde el siglo XVIII hasta el siglo VI a.c. era como la sumeria que la precedió, de carácter urbano. El país estaba compuesto unas doce ciudades, rodeadas de pueblos y aldeas.
- Ciudad de Babilonia:
Dos grandes murallas rodeaban a Babilonia, y el espacio entre ellas estaba lleno de cascajo.
Juntas, hacían una barrera de más de 24 metros de espesor, con una altura de poco más de 100 metros de alto. Fuera de las murallas, embarcaciones de todo tipo usaban un foso inundado de 20 a 80 metros de ancho cuya fachada interior estaba revestida de ladrillos.
La carretera que bajaba del norte cruzaba la Puerta de Istar y entraba en la arteria principal de la ciudad, la amplia Vía Procesional.
El palacio de Nabucodonosor estaba a la derecha, con entrada por la Puerta de Istar. Su enorme sala del trono medía 17 por 52 metros. La puerta y las murallas que conducían a ella estaban adornadas con representaciones de leones, toros y dragones en ladrillo esmaltado de brillantes colores.
La ciudad era célebre por su riqueza y comercio, así como por el predominio de la religión y la astrología. El imperio tenía su centro en las llanuras pantanosas del sur de Mesopotamia, entre los ríos Tigris y Éufrates. Este último discurría por en medio de la capital, cuyas murallas parecían inexpugnables. Los babilonios abrieron rutas comerciales a través del desierto rocoso del norte de Arabia. El rey Nabonido residía en Temá y dejaba que Belsasar gobernara en Babilonia.
La ciudad de Babilonia causaba una honda impresión debido a sus imponentes murallas, la vía procesional, los famosos Jardines Colgantes y sus más de cincuenta templos.
- El código de Hammurabi:
El código de Hammurabi no pretendía establecer principios, más bien, parece que su propósito era ayudar a los jueces a decidir en ciertas causas dándoles precedentes o mostrando errores de decisiones previas que indicarían lo que debería hacerse en causas futuras.
Por ejemplo, no fija una sanción para el asesinato, puesto que ya había un castigo admitido para este delito y sin duda para otros delitos comunes. El código de Hammurabi no trataba de abarcar el entero espectro de la ley. Cada una de las reglas de este código empieza con las siguientes palabras: ‘Si un señor hace esto o aquello’.
Debido a que tiene que ver con ejemplos específicos, más bien que formular principios, simplemente expone el juicio para ciertas situaciones o delitos. El código se basa fundamentalmente en leyes ya existentes, presentando casos concretos para resolver situaciones difíciles, frecuentes en la sociedad babilonia de aquel tiempo.
- Religión:
Se cree que el dios babilonio Marduk (Merodac en la Biblia) puede haber sido Nimrod deificado. La religión babilónica también reconocía a varias tríadas de dioses.
Una de estas se componía de Sin (el dios lunar), Shamash (el dios solar) e Istar (la diosa del amor y la fertilidad).
La astrología dominaba allí. Los babilonios dieron a los planetas entonces conocidos los nombres de sus cinco dioses y diosas principales Era “una tierra de imágenes esculpidas” y de inmundos “ídolos estercolizos” – (Jeremías 50:2, 38).
(Proximamente publicaremos un estudio hablando acerca de las deidades de Babilonia y del padre las religiones falsas Nimrod).
- La ciudad y sus deidades:
En Babilonia había:
- 53 templos de los dioses principales.
- 55 capillas de Marduk.
- 300 capillas para las deidades terrestres.
- 600 para las deidades celestiales.
- 180 altares para la diosa Istar.
- 180 para los dioses Nergal y Adad.
- 12 altares para diferentes dioses.

- Jardines colgantes:
Los Jardines Colgantes consistían en una serie de terrazas hechas por el hombre unidas por escaleras de mármol y posiblemente elevándose a alturas de 23 a 90 metros encima de la planicie. Sobre las terrazas cubiertas de tierra crecían muchas flores, arbustos y árboles. Se dice que los esclavos trabajaban por turnos haciendo girar tornillos de alguna clase para hacer subir agua del Éufrates a los jardines. Desde las cisternas en la terraza más alta, el agua iba por caños a las fuentes que proveían el riego necesario.
- Historia:
El libro bíblico de Daniel habla de un rey de Babilonia llamado Belsasar – (Daniel 5:1). Pero tiempo atrás, algunas fuentes profanas afirmaban que Belsasar, aunque poderoso, nunca fue rey.
¿Estaba equivocada la Biblia?
Veamos… – En las ruinas de la ciudad mesopotámica de Ur se desenterraron unos cilindros de arcilla. En uno de ellos aparecía grabada en escritura cuneiforme una oración del rey babilonio Nabonido en favor de su hijo, que en parte decía: “Bel-sar-ussur [es decir, Belsasar], mi hijo mayor”.
Hallazgos arqueológicos posteriores confirmaron que Belsasar “actuó como regente durante más de la mitad del reinado de su padre, durante cuyo tiempo era, en realidad […], rey”, según comenta el Nuevo Diccionario Bíblico Certeza.
La historia también indica que Babilonia era una ciudad sumamente religiosa, donde la astrología y la adivinación estaban muy extendidas. Por ejemplo, en Ezequiel 21:21 leemos que el rey de Babilonia recurrió a la adivinación para decidir si atacaría Jerusalén o no. Dicho versículo añade que “mir[ó] en el hígado”.
¿Por qué?
Porque los babilonios se valían del hígado de animales sacrificados para buscar agüeros.
El libro «Mesopotamian Astrology» dice que en tan solo un yacimiento arqueológico de Babilonia se desenterraron “32 modelos de hígado [en arcilla], todos grabados” con inscripciones de agüeros.
El arqueólogo Nelson Glueck, por su parte, dijo en cierta ocasión:
“Llevo treinta años excavando con la Biblia en una mano y la pala en otra, y en cuestión de perspectiva histórica nunca he visto que la Biblia esté equivocada”.
“Llevo treinta años excavando […], y en cuestión de perspectiva histórica nunca he visto que la Biblia esté equivocada”
(Nelson Glueck)
- Profecía sobre Babilonia:
¿Cómo reaccionaría usted si alguien le dijera que una capital importante —como Pekín, Moscú o Washington— va a quedar deshabitada y en ruinas?
Seguramente no se lo creería. Pues eso fue justo lo que se predijo de Babilonia. Con unos doscientos años de antelación, alrededor del 732 antes de nuestra era, YHVH Dios inspiró al profeta hebreo Isaías para que pusiera por escrito una profecía sobre la caída de la poderosa Babilonia.
Esta decía en parte:
Isaías 13:19-20 – “Y Babilonia, hermosura de reinos y ornamento de la grandeza de los caldeos, será como Sodoma y Gomorra, a las que trastornó Dios. (20) Nunca más será habitada, ni se morará en ella de generación en generación; ni levantará allí tienda el árabe, ni pastores tendrán allí majada”
Pero… ¿Por qué predijo Dios la destrucción de Babilonia?
En 607, el ejército babilonio destruiría Jerusalén y se llevaría a los supervivientes a Babilonia, donde recibirían un trato cruel – (Salmo 137:8-9).
Dios predijo que su pueblo tendría que aguantar —merecidamente— esa difícil situación durante setenta años, pero que después los liberaría y los dejaría regresar a su tierra – (Jeremías 25:11; 29:10).
La Palabra profética de Dios se cumplió. En el año 539, cuando los judíos estaban a punto de terminar sus setenta años de exilio, la “inexpugnable” ciudad de Babilonia fue conquistada por los medos y los persas.
Con el tiempo, la ciudad quedó convertida en un montón de ruinas, exactamente como estaba profetizado. Ningún ser humano podía predecir algo semejante. La acción de profetizar, o predecir hechos futuros, distingue al Autor de la Biblia —el Dios verdadero, YHVH— de cualquier otro dios – (Isaías 46:9, 10).
- Nabucodonosor:
Fue un guerrero que levantó un imperio. Este príncipe heredero de Babilonia, junto con su ejército, aplastó a las fuerzas del faraón egipcio Nekó en Carquemis. Al enterarse de que su padre, Nabopolasar, había muerto, el joven Nabucodonosor tomó posesión del trono en 624 a.E.C.
Durante sus cuarenta y tres años de reinado levantó un imperio que conquistó territorios antes ocupados por Asiria, y extendió sus dominios hasta abarcar Siria y Palestina, llegando hasta la frontera de Egipto. Era particularmente devoto de Marduk, el principal dios de Babilonia, a quien atribuía todas sus conquistas. Además, confiaba mucho en la adivinación para planear sus operaciones militares.
Nabucodonosor II murió en octubre de 582 a. E.C.
- Expansión de Jerusalén:
En el tiempo de Josías se menciona por primera vez “la ciudad nueva”, de la ciudad – (2 Re 22:14; 2 Cr 34:22). Este “segundo barrio” era la sección de la ciudad que quedaba al O. o NO. del recinto del templo – (Sofonías 1:10).
Tras la muerte de Josías, Jerusalén decayó en seguida, pues se sucedieron en el trono cuatro reyes. En el octavo año del rey Jehoiaquim, Judá llegó a ser tributaria de Babilonia.
La sublevación de Jehoiaquim tres años más tarde hizo que los babilonios sitiaran Jerusalén, saquearan los tesoros de la ciudad y deportaran al que entonces gobernaba como rey, Joaquín, así como a otros ciudadanos – (2Re 24:1-16; 2Cr 36:5-10).
- Batalla en Meguidó:
Hacia el final del año 629 a. E.C. el faraón Nekó estaba en camino para ayudar a los asirios en el río Éufrates. Por alguna razón el rey Josías de Judá decidió tener una confrontación internacional con Nekó. Fue herido mortalmente mientras trataba de hacer retroceder a las fuerzas egipcias en Meguidó. Unos tres meses más tarde, el faraón Nekó capturó a Jehoacaz, el sucesor de Josías, y convirtió en vasallo suyo al rey Eliaquim, de veinticinco años de edad, a quien cambió el nombre a Jehoiaquim.
También impuso una fuerte multa al reino de Judá – (2 Cr 35:20–36:4; 2 Re 23:29-35). No invadió la ciudad de Jerusalén, pues ya había derrotado a su rey y su ejército y se encaminaba en dirección norte para enfrentarse a las fuerzas babilónicas.
- Babilonia y Egipto:
Parece ser que el faraón Nekoh acampó en Riblá después de derrotar al rey Josías, alrededor del año 629 a. E.C. En ese tiempo se dirigía hacia el N. para luchar contra los babilonios, que para entonces dominaban Asiria. Jehoacaz sucedió a Josías, pero después de tres meses Nekoh sustituyó a Jehoacaz con Jehoiaquim.
Nekoh mandó que condujeran al rey Jehoacaz a Riblá antes de llevárselo cautivo a Egipto – (2 Re 23:29-34)
Más tarde fue llevado a Egipto, donde murió en cautiverio, como había predicho el profeta Jeremías – (2 Re 23:31-34; Jeremías 22:10-12)
Entre tres y cuatro años después (625 a. E.C.), los babilonios al mando de Nabucodonosor derrotaron a las fuerzas de Nekó en Carquemis – (Jeremías 46:2).
- Batalla entre egipcios y caldeos:
En 625, los caldeos y los egipcios libraron una batalla decisiva en Carquemis, cerca del Éufrates, a unos 600 kilómetros al norte de Jerusalén. El rey Nabucodonosor derrotó a los ejércitos del faraón Nekó, poniendo fin a la dominación egipcia en la zona – (Jeremías. 46:2). Pasó a subyugar a Judá y obligó a Jehoiaquim a rendirle vasallaje (620 a.E.C).
No obstante, a los tres años, este se rebeló – (2 Rey. 24:1, 2). Como respuesta, Nabucodonosor y sus tropas invadieron Judá en 618 a.E.C. y cercaron Jerusalén.
- Muerte del rey Jehoaquím:
Daniel 1:1, 2 dice que Jehoiaquim fue dado en manos de Nabucodonosor en su tercer año de vasallaje, lo que indicaría que murió durante el asedio previo a la caída de Jerusalén.
Según Josefo, Nabucodonosor mató a Jehoiaquim y echó su cadáver fuera de las murallas de la ciudad, sin ningún tipo de enterramiento, si bien la Biblia no corrobora estos detalles – (Jeremías. 22:18, 19; 36:30).
Jehoiaquim murió probablemente en las primeras etapas del asedio, tal vez asesinado o en alguna revuelta – (Jeremías 22:18, 19).
- Llevados al destierro:
Lo remplazó su hijo Joaquín, de 18 años de edad. Tras reinar apenas tres meses, Joaquín se rinde a Nabucodonosor y es llevado cautivo a Babilonia. También se llevó:
- La clase alta de la población, entre quienes se encontraban el rey Joaquín y su madre, y hombres como Ezequiel, Daniel, Hananías, Misael y Azarías.
- Junto con ‘los príncipes y todos los hombres valientes y poderosos, a diez mil estuvo llevando al destierro, y también todo artífice y edificador de baluartes. A nadie se dejó atrás excepto a la clase de condición humilde de la gente.
- A sus oficiales de la corte y a los hombres de nota del país se los llevó como gente desterrada de Jerusalén a Babilonia. En cuanto a todos los hombres valientes, siete mil
- Los artífices, y los edificadores de baluartes, mil, todos los hombres poderosos que se ocupaban en la guerra, el rey de Babilonia procedió a llevarlos como gente desterrada a Babilonia’.
- Tesoros del Templo:
En vista de la gran cantidad de cautivos mencionados en 2 Reyes 24:14, la cifra de 3.023 dada en Jeremías 52:28 parece referirse a los que tenían cierto rango o eran cabezas de familia, sin contabilizar, por tanto, a sus esposas e hijos, que ascendían a miles. También se llevó gran parte del tesoro del templo – (2Re 24:12-16; Esther 2:6; Ezequiel 1:1-3; Da 1:2, 6).
Nabucodonosor tomó como botín los utensilios sagrados del templo de Jerusalén y “los llevó a la tierra de Sinar, a la casa de su dios; y llevó los utensilios a la casa del tesoro de su dios” Marduk, o, en hebreo, Merodac – (Daniel 1:2; Jeremías 50:2).
- El rey Sedequías:
Nabucodonosor puso en el trono a un hijo de Josías, a Sedequías, quien sería el último rey terrestre de la línea de David. Su mandato acabó cuando Jerusalén y su templo fueron destruidos en 607 a.E.C.(2 Rey. 24:17). Los once años de su reinado se caracterizaron por grandes tensiones sociales y políticas en Judá.
- Los egipcios en ayuda:
El rey nombrado por Babilonia, Sedequías, intentó librarse del yugo babilonio, y en el año noveno de su reinado (609 a. E.C).
Jerusalén volvió a ser sitiada – (2Re 24:17-20; 25:1; 2Cr 36:11-14). Una fuerza militar egipcia enviada para liberar Jerusalén tuvo éxito en hacer que los sitiadores se retiraran, aunque solo temporalmente – (Jeremías 37:5-10).
- Un Jubileo particular:
En la sitiada Jerusalén, Sedequías y sus príncipes vieron prudente hacer algo para cumplir con la ley de Dios y ganar su favor. Aunque no era el año de Jubileo, celebraron un pacto a fin de libertar a sus esclavos hebreos de la servidumbre.
Parece ser que esto ocurrió cuando llegó de Egipto una fuerza militar para defender Jerusalén, lo que hizo que los babilonios levantasen temporalmente el sitio para enfrentarse a la amenaza egipcia – (Jeremías 37:5).
Quizás creyendo que los babilonios serían derrotados y que no podrían reemprender el sitio, los que habían dejado en libertad a hebreos esclavizados pensaron que el peligro había terminado, por lo que volvieron a someterlos a esclavitud – (Jeremías 34:8-22).
- Situación de Jeremías:
Jeremías decidió abandonar Jerusalén para ir a Benjamín, pero le prendieron en la Puerta de Benjamín acusado falsamente de que se estaba pasando a los caldeos.
A pesar de que Jeremías negó la acusación, Iriya, el oficial que tenía la superintendencia, no le escuchó y lo llevó ante los príncipes. Como consecuencia, lo encarcelaron en la casa de Jehonatán.
Pasado bastante tiempo los babilonios reanudaron el asedio de Jerusalén, Sedequías envió a buscar a Jeremías. El rey le preguntó por la palabra de Jehová, a lo que el profeta respondió que caería en manos del rey de Babilonia, y le rogó que no lo volviera a enviar a la casa de Jehonatán.
Sedequías accedió a su petición y lo puso bajo custodia en el Patio de la Guardia – (Jeremías 37:11-21; 32:1-5).
Jeremías pasó la última parte del sitio preso en “el Patio de la Guardia” – (Jeremías 32:2; 38:28), que estaba conectado con “la Casa del Rey” – (Neh 3:25).
- Nebuzaradán:
Quizás, desde su campamento, situado fuera de las murallas de la ciudad, reconoce las posiciones enemigas y concibe una estrategia. Tres días después, el décimo día del mes, entra en Jerusalén – (Jeremías 52:12, 13).
El séptimo día del quinto mes del año decimonoveno del reinado de Nabucodonosor, Nebuzaradán, el jefe de la guardia de corps, llega a Jerusalén – (2 Reyes 25:8).
- Destrucción de la ciudad de Jerusalén:
Los babilonios volvieron y reanudaron el sitio – (Jeremías 34:1, 21, 22; 52:5-11).
Al cabo de dieciocho meses de sitio, en el año undécimo de Sedequías los babilonios abrieron una brecha en los muros de Jerusalén y tomaron la ciudad. Quemaron el templo, la ciudad fue incendiada, derribaron las murallas y se llevaron al cautiverio en Babilonia a Sedequías y a la mayoría del pueblo – (2Re 25:2-4; Jeremías 39:1-3).
Muchos perecieron debido al hambre, la enfermedad o el fuego, o la propia guerra.
- Madres y sus hijos:
En Lamentaciones 4:10 el profeta Jeremías hizo referencia al bien conocido hecho de que, naturalmente, una madre trata con ternura y compasión a sus hijos, y procura protegerlos – (1 Reyes 3:26, 27; 1 Tesalonicenses 2:7).
Sin embargo, el hambre en la Jerusalén bajo sitio fue tan extrema, y la inanición que resultó de ella tan apremiante, que las madres que normalmente serían compasivas cayeron en el canibalismo: hirvieron a sus hijos y se los comieron – (Lamentaciones 2:20).
La brecha en los muros se abrió el 9 de Tamuz de 607 a. E.C. Un mes más tarde, el 10 de Ab, Nebuzaradán, el representante de Nabucodonosor, entró en la ciudad conquistada y empezó el trabajo de demolición, de modo que incendió el templo y otros edificios, y derruyó los muros de la ciudad.
Se llevó al exilio en Babilonia al rey de Jerusalén junto con la mayor parte del pueblo, y los tesoros de la ciudad fueron tomados como botín – (2Re 25:7-17; 2Cr 36:17-20; Jeremías 52:12-20).
“Se desconoce la historia de la ciudad arruinada hasta el tiempo de Ciro”, no solo en lo que respecta a Jerusalén, sino también a toda la región del reino de Judá.
El rey de Babilonia no repobló, como habían hecho los asirios, la región conquistada. De manera que comenzó un período de setenta años de desolación, como se había profetizado – (Jeremías 25:11; 2 Cr 36:21).
- Captura del rey Sedequías:
Sedequías y los hombres de guerra huyeron durante la noche, pero fueron alcanzados en las llanuras desérticas de Jericó y Sedequías fue llevado ante Nabucodonosor, en Riblá.
Los hijos de Sedequías fueron ejecutados delante de sus ojos. Puesto que entonces Sedequías no tenía más que treinta y dos años, los muchachos no podían haber tenido muchos años.
Después de haber sido testigo de la muerte de sus hijos, Sedequías fue cegado, atado con grilletes de cobre y llevado a Babilonia, donde murió en la casa de custodia – (2 Re 25:2-7; Jeremías 39:2-7; 44:30; 52:6-11; Jeremías 24:8-10; Ezequiel 12:11-16; 21:25-27).
- Huida a Egipto:
Se permitió que quedaran “algunos de condición humilde de la gente”, quienes al final huyeron a Egipto cuando Guedalías, el gobernador nombrado por Nabucodonosor, fue asesinado, dejando de ese modo la tierra de Judá desolada por completo – (2 Re 25:9-12, 22-26).
- Destierro a Babilonia:
Con el corazón afligido, aquellos israelitas desterrados habían completado su viaje agotador desde una tierra de colinas, fuentes y valles a una de vastas planicies. Ahora vivían junto al río Kebar en medio de un imperio poderoso, rodeados de un pueblo de costumbres extrañas y de adoración pagana.
Nabucodonosor permitió a los israelitas tener sus propios hogares, tener sirvientes y participar en negocios – (Ezequiel. 8:1; Jeremías. 29:5-7; Esdras. 2:65).
- Reyes de babilonia:
Reyes desde la caída de Jerusalén hasta la conquista de Ciro el Grande a Babilonia
- Nabucodonosor II
- Evil-merodac
- Neriglisar
- Labashi-Marduk
- Nabonido
- Belsasar
- 70 años de cautiverio:
Nabucodonosor II
- Reinó durante cuarenta y tres años (624-582 a. E.C.)
- Destruyó Jerusalén y llevó al destierro a los judíos.
Evil Merodac Sucesor de Nabucodonosor II (581 a.E.C.) Mostró bondad al rey Joaquín de Judá sacándolo de la casa de detención en Babilonia. Belsasar Corregente con su padre Nabonido cuando Ciro el Grande conquistó Babilonia.
- Lugar actual de la Babilonia:
- Rio Kebar y ambiente en Babilonia:
El pueblo judío estaría 70 años en cautividad en Babilonia.
Se me hace interesante lo que has publicado(de donde lo tomaste?) pero se me hace raro que publiques esto, la destruccion de Jerusalen en 607 bc, cuando en el tema de la cronologia biblica dice que es 586bc. Publicado en la misma pagina.
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Las fechas pueden variar según las fuentes, ahí es donde uno debe de escoger la que les resulten mas fidedignas, a lo largo de la investigación uno se va dando cuenta de la pluralidad de opiniones respecto a un tema… un cordial saludo gracias por escribir…
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