Las ofrendas encendidas (holocaustos) son seguidas inmediatamente por las ofrendas de oblación, no sólo porque fueron ofrecidas junto con ellas desde el principio – (Gen. 4:3), sino porque se mantenían cerca de ellas en su significado general.
El epíteto usual que se les aplica es lit. מנחה de מנח un regalo con el que alguien buscaba obtener el favor o buena voluntad de alguien superior – (Gen. 32:21, 22; 43:11, 15, etc.), que la dádiva presentada a Dios como señal de un gran reconocimiento de que el oferente le debía todo a Él, del mismo modo que deseaba asegurarse su favor y bendición. Este epíteto al principio era utilizado para los sacrificios de animales del mismo modo que para las ofrendas de los frutos – (Gen.
4:4, 5). Pero en la Torah la palabra מנחה fue restringida a las ofrendas sin sangre, a las ofrendas de oblación, sea que fueran presentadas independientemente, o
en relación con los sacrificios animales. El término completo es קרבן מנחה, ofrenda de una dádiva.
La ofrenda de oblación consistía en harina de trigo (vers. 1-3), o tortas de dicha harina (vers. 4-6), o granos tostados como ofrenda de los primeros frutos (vers. 14-16). A todas las ofrendas se les añadía aceite (vers. 1, 4-7, 15) y sal (ver. 13); y a aquellas que consistían en harina y granos, también incienso (vers. 1 y 15). Sólo un puñado de cada clase era quemada sobre el altar; el resto era entregado a
los sacerdotes, como «cosa santísima de las ofrendas» (ver. 3).
Levítico 2:1-3 – «…Cuando alguno presente una ofrenda vegetal a YHVH, su ofrenda será de flor de harina; verterá aceite sobre ella, y le pondrá incienso encima. (2) Luego la presentará a los hijos de Aarón, los sacerdotes, de allí tomará un puñado lleno de la flor de harina de su ofrenda y de su aceite, con todo su incienso, y enseguida el sacerdote dejará consumir esto como su memorial sobre el Altar. Es sacrificio ígneo de olor que apacigua a YHVH. (3) Lo restante de la ofrenda vegetal será para Aarón y sus hijos. Cosa santísima de los sacrificios ígneos en honor de YHVH…»
vs.1 – «…Cuando alguno presente una ofrenda vegetal a YHVH…» – Es decir, «una ofrenda de cereal [minjah] como ofrenda [qorban, ver com. cap. l: 2] «. La palabra minjah no tenía originalmente el sentido de ofrenda religiosa, sino que designaba un regalo presentado a un superior. El «presente» que Jacob le dio a Esaú era minjah (Gén. 32: 13).
También lo era el «presente» que los hermanos de José le llevaron a Egipto – (Gén. 43: 11). También se usaba esa palabra para indicar el tributo pagado por pueblos
vencidos – (2 Sam. 8: 2, 6). Estos presentes indicaban sumisión y dependencia.
En el monte Sinaí, minjah pasó a ser la designación oficial de un presente a Dios, una ofrenda hecha como homenaje, en reconocimiento de la superioridad de Aquel a quien se la daba. Indicaba que el hombre dependía de Dios para recibir todas las cosas buenas de la vida; reconocía a Dios como dueño y dador. Al presentar tal ofrenda, el hombre admitía ser solamente un mayordomo de las cosas que se le habían confiado.

La «oblación» de Lev. 2 era una ofrenda de cereales, de harinas preparadas en diversas formas. En la Torah, no se usa la palabra minjah para referirse a ofrendas de animales, aunque en Gén. 4: 4, Abel ofreció como minjah un cordero.
Así como había holocaustos públicos e individuales o particulares, había también oblaciones públicas e individuales. Las oblaciones particulares eran voluntarias, y podían ofrecerse a voluntad, en cualquier momento. Las oblaciones públicas eran obligatorias y existían reglas fijas para su presentación.
La principal oblación pública era el pan de la proposición, o «pan de la Presencia«, colocado cada Shabat sobre la mesa en el primer compartimento del santuario. Se lo presentaba al Señor; luego permanecía durante una semana sobre la mesa, y finalmente era comido por los sacerdotes. Se lo llamaba el «pan de la Presencia«, o literalmente el «pan de la faz», puesto que estaba continuamente sobre la mesa en la presencia de Dios, o ante su rostro,
La mesa del pan de la proposición también recibe el nombre de «mesa limpia» – (Lev. 24: 6). La ofrenda del pan de la proposición consistía en 12 panes, cada uno hecho con algo más de 2,4 kg (5 1/3 libras) de harina. Eran pues de buen tamaño.
Los panes se colocaban sobre la mesa en dos pilas de seis cada una. Los sacerdotes que habían oficiado durante esa semana, ofrecían los sacrificios del Shabat de mañana, y permanecían hasta que los sacerdotes que habían llegado el viernes, para oficiar durante la semana entrante, ofrecían los sacrificios vespertinos del Shabat.
Los sacerdotes que se retiraban del servicio en el santuario quitaban el pan de la mesa, y los sacerdotes que comenzaban a servir colocaban el pan fresco. Se tenía cuidado de no sacar el pan hasta que estuviese listo el otro, fresco, para ponerlo sobre la mesa, pues siempre debía haber pan sobre ella, así como debía haber siempre un holocausto sobre el altar. Por esto, el holocausto se llamaba «holocausto continuo» y se habla de la «colocacióncontinua de los panes de la proposición» – (Exo. 29: 42; 2 Crón. 2: 4).
El pan de la proposición era ofrecido a Dios en señal de «pacto perpetuo (olam)» (Lev. 24: 8). Era el testimonio perpetuo de que Israel dependía de Dios para recibir sustento y vida; de parte de Dios, era una promesa continua de que mantendría a
su pueblo. La necesidad de Israel estaba siempre delante de Dios, y la promesa
de Dios estaba siempre delante del pueblo.
Una libación acompañaba a los sacrificios matutinos y vespertinos – (Exo. 29: 40; Núm. 15: 5). Por eso sobre la mesa de los panes de la proposición había «platos«, «cucharas«, «cubiertos» y «tazones«, o según lo expresa la BJ, «las fuentes, los vasos, los jarros y las tazas para las libaciones» – (Exo. 25: 29). Esta libación era derramada en el lugar santo, ante el Señor.
No hay gran diferencia entre la mesa de los panes de la proposición del AT y la mesa del Señor del NT (ver Luc. 22: 30; 1 Cor. 10: 21). El pan es el cuerpo del Mesías, quebrantado por nosotros. La copa es el nuevo pacto en su sangre – (1 Cor. 11: 24, 25). El «pan de la Presencia» simboliza a Aquel que vive «siempre para interceder» por nosotros, el «pan vivo que descendió del cielo» – (Heb. 7: 25; Juan 6: 51).
La palabra hebrea que ha sido traducida como “alguno” es nefesh, que significa “alma”. La oblación, en hebreo minjá, es el sacrificio de los pobres, que no tienen medios suficientes para ofrecer un animal. El Talmud (Menajot 10:4b) destaca este hecho diciendo que cuando el pobre ofrece una minjá, es contado como si hubiera ofrecido su propia alma a HaShem.
La oblación tiene que ser de harina de trigo, que es considerada como la mejor harina. La cebada era más barata – (Reyes 7:1; Apocalipsis 6:6). Las semillas del trigo no fueron sembrabas de manera que se echaban a grandes cantidades sobre un campo, sino poniendo grano por grano en la tierra. Esto nos enseña que el sembrador de la parábola del sembrador, citada en Mateo 13:3-9, sembró cebada.
La sémola, en hebreo solet, es la harina de trigo de mayor calidad, la más fina y tamizada. Esta harina también es llamada en español “flor de harina” o “harina candeal”. El aceite de oliva de las tres calidades sirve para esta ofrenda. El incienso es quemado en su totalidad. En cada ofrenda se añade sal. Todos estos productos son elaborados por el hombre.
Hay cinco tipos de oblación, descritos en los versículos 2:1-10. Todas tienen harina de trigo más fina. La diferencia entre ellas consiste en su manera de preparación.
Según Levítico 14:21, una oblación tenía que tener, como mínimo, la décima parte de una efá se sémola y un log de aceite. Una efá equivale a unos 24.8 litros, (6.55 galones) según el cálculo del rabino A. H. Naé. Un log equivale a seis beitsim, “huevos”, entre 344 y 602 ml (11.6 – 20.5 onzas).
Según Rashi, se echaba aceite sobre toda la harina, y se ponía incienso sobre una parte de la harina. Según otra opinión se mezclaba la harina con el aceite. Este versículo enseña que uno que no es cohén, sacerdote, puede preparar esta ofrenda.
∇ – «Traducimos «נפש «, «nefesh» como «persona», basados en Ibn Hezra. Rashi recalca que, en lo que a ofrendas de sacrificios se refiere, éste es el único lugar en el cual la Toráh llama al oferente con el nombre de» נפש», «nefesh», que por supuesto quiere decir también «alma». Esto se debe, según Rashi, al hecho de que la Toráh está hablando de la ofrenda del hombre indigente, que no posee animales, o aves para ofrecer. Por lo tanto, el Santo Bendito El, lo considera como si hubiera ofrecido su misma alma».
∇ – «La Toráh es más explícita al respecto de la oblación, pues así leemos en Levítico 5:11: «Empero, si no alcanzaren sus medios para dos tórtolas o dos palominos, habrá de traer su sacrificío por lo que ha pecado: un décimo de efáh de harina de flor como sacrificio -expiatorio por el error…». De lo que se puede concluir que se trata evidentemente de la ofrenda de una persona indigente.
Cabe notar que todo el capítulo segundo de Levítico está dedicado a la ofrenda del hombre que carece de medios. Además, es necesario recordar que la oblación, si bien era poco importante por su valor material, era la misma que el Cohén Gadól ofrecía personalmente, todos los días (Véase Levítico 6:13).
Por último, el término» מנחה «, «minháh» que traducimos como «oblación», aparece por primera vez en la Toráh cuando Caín ofrece su » מנחה «, «minháh» ante D’s. En ese caso la Toráh dice que Ibn no fue favorable para Cain. Puede ser que la Toráh esté insinuando con ello que Cain representa al hombre rico que «se disfraza» de indigente cuando de un desprendimiento material se trata».
∇ – » Ofrendas farináceas – Una ofrenda farinácea coniste sólo en harina de trigo finamente molida, aceite e incienso (ingredientes a los que se les añadia agua en la mayoría de los casos). Este pasaje enumera cinco variedades de ofrendas farináceas voluntarias y de carácter personal, y todas constan exclusivamente de los ingredientes citados; empero, el primero es sólo una mezcla de estos ingredientes mientras que los démas son cocinados u horneados de diferentes maneras. En tal sentido, dado lo simple de su contenido, una ofrenda farinácea es bastante accesible y con toda probabilidad será traída por personas cuya estrechez económica es tal que sólo puede realizar esa ofrenda. Pero como esa persona hace el esfuerzo de realizar una ofrenda a pesar de su pobreza, la Torá confiere valor especial a su acto,como se enuncia a continuación.
Rabí Hirsche explica que el vocablo minjá implica tributo a un superior y, en tanto alimentos de primera necesidad de la dieta húmana, los cereales simbolizan nuestra existencia misma; en tal sentido, la ofrenda farinácea proclama el reconocimiento de quien la ofrece, de que su vida está puesta en las manos de Dios. Por otra parte, el aceite simboliza comodidad; y el incienso represente alegría y satisfacción. Por medio de todos estos ofrecimientos, quien los trae reconoce también que ellos tienen su origen último sólo en Dios».
vs.1b – «…Su ofrenda será…» – Esta ofrenda podía ser presentada por cualquier persona que deseara hacerle un obsequio a Dios. Consistía en flor de harina, aceite e incienso. Algunas veces se la presentaba como ofrenda aparte, pero generalmente se ofrecía junto con un holocausto.
La flor de harina, o harina fina, es el producto de la cooperación entre Dios y los hombres. Dios coloca el principio de vida en la semilla, da sol y lluvia, y la hace crecer. El hombre siembra la semilla, la cuida, la cosecha, la muele para hacer harina, y luego presenta esta harina ante el Señor, o la prepara en tortas cocidas al horno. Es la suma del don original de Dios más el trabajo del hombre. Es devolverle a Dios lo suyo con interés. Es símbolo de la obra de la vida del hombre, de talentos perfeccionados.
Dios le da a cada hombre talentos según la capacidad que tenga para emplearlos. Algunos tienen varios talentos; nadie carece totalmente de ellos. Dios no se complace cuando los hombres sólo le devuelven la cantidad de simiente que les fue confiada. Dios quiere que los hombres siembren la semilla, la cuiden, la cosechen, la limpien de toda impureza, la muelan entre las dos piedras del molino, sacando de ella toda la vida mediante la trituración, y luego se la presenten como «flor de harina«. Dios espera que cada talento sea mejorado, refinado y ennoblecido.
∇ – » Ofrenda farinácea de flor de harina – Puesto que ésta es la única minjá que ni se cocina ni se hornea, es llamada simplemente ofrenda farinácea de flor de harina. Además, el versículo 1 implica que ésta es ofrenda normativa, puesto que el mismo estipula que si una persona quiere traer una minjá u ofrenda farinácea, esta es la que debe ofrecer. Esto da a entender que si alguien hizo votos de ofrendar una minjá sin especificar cuál de las cinco variedades traerá, debe ofrendar esta. Y por consiguiente, quien desee realizar una variedad diferente de ofrenda farinácea debe especificar, al formular su voto, cuál variedad pretende ofrendar (Rashí)».
∇ – » Su puñado tridigital. El Cohén ahueca los dedos anular, medio e índice de la mano derecha sobre la palma, y toma de la mezcla de harina y aceite todo lo que la
mano puede abarcar. Aunque estos tres dedos deben estar colmados, nada de la mezcla debe sobresalir de entre sus dedos o hacia afuera de ellos. Esta cantidad es llamada kómetz y el acto de tomarla se llama kemitzá. Empero, como no hay término español que designe esta acción, hemos apelado a la neología y acuñado el término “puñado tridigital”. Los Sabios describen la kemitzá como uno de los servicios sacrificiales más difíciles (Rashi)».
∇ – » …Así como de todo su incienso…» – Cuando el Cohén realiza la kemitzá, su puñado tridigital sólo puede contener harina y aceite, por lo cual el incienso no se pone sobre la harina sino, más bien, al costado de la misma, y el Cohén toma el puñado tridigital del otro costado. Sólo entonces se recoge el incienso y se incinera en el Altar junto con el kómetz (Rashi)».
∇ – » …Su parte de memorial…» – El kómetz y el incienso son llamados la parte memorial de la ofrenda debido a que el dueño halla gracia a los ojos de Dios por medio de estos, cuando son incinerados sobre el Altar (Rashi)».
∇ – » … Incienso puro…» -El incienso en palabras del Salmista, simboliza la devoción y la oración a D’s, así leemos en Salmos 146:2: «Que esté presta ante Ti mi oración, cual incienso ante Ti, la ofrenda de mis manos cual oblación del atardecer».
vs.2 – «…Y la traerá a los sacerdotes, hijos de Aarón…» – No se dan instrucciones en cuanto a la cantidad que debía presentarse. Esto quedaba librado al deseo individual. De cada ofrenda el sacerdote tomaba un puñado de harina, algo de aceite, y todo el incienso, y los quemaba sobre el altar. A esto se lo llamaba «memorial«, y era una ofrenda de «olor grato a Hashem«. A esta ofrenda, como a todas las demás, se le debía agregar sal.
Según Rashí, estaba permitido para un israelita entrar 11 codos, (5,5 metros), en el atrio del tabernáculo desde la entrada. Desde allí el sacerdote tomó un puñado, la cantidad que cabe en los tres dedos centrales de la mano, y lo quemaba en el altar junto con todo el incienso. El resto fue comido por los sacerdotes.
Los cinco tipos de oblación son los siguientes:
- Una décima de una efá de sémola, junto con un log de aceite e incienso, 2:1-3.
- Diez tortas (hogazas) de sémola, revueltas con aceite y horneadas, 2:4.
- Diez obleas de sémola, untadas con aceite y horneadas, 2:4.
- Oblaciones crujientes de sémola mezclada con aceite y frita en aceite en un sartén poco profundo que había en el templo, 2:5-6.
- Oblaciones de sémola mezclada con aceite y frita con aceite en un sartén hondo que había en el templo, 2:7-10.
∇ – » …Tomara de allí un puñado…» – El cohén, ya que desde este momento en adelante todo el ritual estará» a cargo de los כהנים «, «cohanín», -sacerdotes-(Rashi).
∇ – » …Su remembranza…» – Si bien la oblación era, como ya dijimos, una cantidad reducida de harina de flor, el ritual es análogo al que se celebraba cuando el sacrificio era un animal. La terminología usada por la Toráh es idéntica en el caso de la מנחה «, «minháh», y de los otros sacrificios».
vs.3 – «…Lo que resta…» – La oblación era en verdad un regalo a los sacerdotes, pues recibían todo, menos la parte del «memorial«. Debían dividirse el resto entre ellos y cada uno debía recibir una parte igual – (cap. 7: 10).
El sobrante de la ofrenda es calificado de «קדש קדשים», «kodesh kadashím» -sacro entre las ofrendas sacras–, atributo éste reservado para los sacrificios de la mayor santidad, a diferencia de otros sacrificios llamados » קדשים קלים «, «kadashím kalím» -sacrificios de santidad común-o El sobrante de la primera categoría de sacrificios era consumido solamente por los » כהנים «, «cohaním», dentro del recinto del Santuario, mientras que el sobrante de los sacrificios de la segunda categoría podía ser consumido en cualquier lugar por los sacerdotes, sus esposas y sus hijos. (Véase Mishnáh Zebahím, Capítulo 5)».
∇ – » …Santísima, üna ofrenda “santísima”…» – sólo puede ser consumida como alimento por Cohanim ritualmente puros y dentro de los confines del Patio».
Levítico 2:4-10 – «…Cuando presentes ofrenda vegetal de lo cocido en horno, será de flor de harina, en tortas sin levadura amasadas con aceite, o galletas sin levadura untadas con aceite. (5) Si tu presente es una ofrenda vegetal hecha en sartén, será de flor de harina amasada con aceite, sin levadura. (6) La partirás en pedazos y derramarás sobre ella aceite. Es ofrenda vegetal. (7) Si tu presente es una ofrenda vegetal hecha en cazuela, será de flor de harina con aceite. (8) Y llevarás a YHVH la ofrenda vegetal que hayas preparado de esas cosas, y se la presentarás al sacerdote para que la aproxime al Altar. (9) El sacerdote tomará de la ofrenda la porción como memorial, y la dejará consumir sobre el Altar como sacrificio ígneo de olor que apacigua a YHVH. (10) Lo restante de la ofrenda vegetal será para Aarón y sus hijos. Es cosa santísima de los sacrificios ígneos a YHVH…»
vs.4 – «…Ofrenda cocida al horno…» – La oblación que recibían los sacerdotes consistía en harina y aceite. Ellos podían hacer con esto lo que quisieran. También estaba permitido que la persona que ofrecía la oblación la trajese ya cocida y presentase su oblación, ya horneada, a los sacerdotes. Si hacía esto, debía hacer tortas o panes sin levadura, de herina fina y aceite, luego debía dividir los panes o las tortas en pedazos, y derramar aceite sobre ellos. Podían cocerse al horno o en sartén
∇ – » La Toráh enumera en este capítulo, cinco especies diferentes de oblaciones, lo que supera en número a las oblaciones de los sacrificios animales, que tenían una sola posibilidad».
∇ – » Ofrenda farinácea horneada – Se incluyen dos variedades de minjá dentro de esta categoría, puesto que la ofrenda horneada puede ser de hogazas u obleas. Las hogazas son gruesas y esponjosas, y las obleas son delgadas y planas. La cantidad de harina usada en las mismas es un isarón (véase el v. 1), el que es dividido en diez hogazas (Rashi). Nuestro versículo señala que no debe añadírseles levadura, en tanto que el versículo 11 sostiene que no debe dejarse fermentar ninguna ofrenda farinácea, sino que ambos panes deben ser amasados con agua tibia, la que suele provocar que la masa se haga Jametz muy rápidamente, como si tuviese levadura (Menajot 55a). No obstante, los Cohanim eran tan diligentes y eficientes que terminaban de preparar los panes antes de que leudara la masa (Pesajim 36a)»:
∇ – » Mezcladas… untadas…» – Si se eligen hogazas como ofrenda, se mezcla el aceite con la masa y la abundante cantidad de aceite hace que las mismas sean esponjosas. Sin embargo, en el caso de las obleas, la mayor parte del aceite se guarda para untarlo sobre las mismas una vez que han sido horneadas (Rambam, Hiljot Maasé HaKorbanot 13:8)».
vs.5 – «…Si tu presente es una ofrenda vegetal hecha en sartén…» –
∇ – » …Sartén…» – Esta sartén era ancha y poco profunda, de tal manera que el aceite se evaporaba en el proceso del freír, lo cual daba como resultado pastelillos planos y relativamente duros (Rashi)».
vs.6 – «…La partirás en pedazos…» –
∇ – » …La desmigajarás en migajas…» – Se sigue este procedimiento con todas las ofrendas farináceas cocinadas u horneadas, de manera tal que los pedazos sean lo suficientemente pequeños como para que el Cohén realice la kemitzá (Rashi). Se dobla dos veces cada hogaza u oblea, de tal manera que se rompa por lo menos en cuatro pedazos (Sifrá)».
vs.7 – «…Si tu presente es una ofrenda vegetal hecha en cazuela será de flor de harina con aceite…» – Los ingredientes eran los mismos: flor de harina y aceite. Las tortas o panes eran traídos «a Hashem» y presentados al sacerdote, que debía sacar la parte del «memorial» (vers. 9), para quemarla sobre el altar. Lo que quedaba pertenecía a Aarón y a sus hijos y era «cosa santísima» (vers. 10).
La harina fina que se usaba para la oblación no tenía ninguna diferencia de otra harina de la misma calidad, y no poseía en si ninguna virtud especial. Sin embargo, luego de haber sido presentada al sacerdote, se transformaba en «cosa santísima«. El mismo principio se aplicó en el caso de Ananías y Safira – (Hech. 5). Esto debiera hacer que todos los que ministran en cosas santas y reciben ofrendas consagradas sean cuidadosos en el uso y manejo de estas cosas santísimas.
Como se explicó anteriormente, la flor de harina representa el trabajo del hombre, sus talentos consagrados y perfeccionados. La harina no es más que el grano triturado. Antes de ser molido, el grano era capaz de perpetuarse, de transmitir vida. Después de la molienda, es aparentemente inútil. Nunca podrá ser plantado nuevamente. No tiene vida. Pero ¿es inútil? No. Ha dado su vida; ha muerto para sostener otra vida. La trituración de su propia vida se ha transformado en el medio de perpetuar una vida superior. Era la vida de la semilla; ahora ayuda a mantener la vida de un ser viviente, creado a la imagen de Dios. La muerte lo ha enriquecido, lo ha glorificado, haciéndolo útil para el hombre.
Pocas son las vidas que tienen valor real y perdurable si no han sido machacadas y golpeadas. Los hombres se encuentran a sí mismos y encuentran a Dios en las experiencias profundas y oscuras de la vida. Cuando el alma está anegada es cuando se edifica el carácter. La tristeza, el chasco y el sufrimiento son los poderosos siervos de Dios. Los días oscuros aportan lluvias de bendición, posibilitando la germinación de la semilla, para que ésta cumpla su misión y produzca fruto. El problema del sufrimiento quizá sea difícil de comprender en sus aspectos más profundos, Pero algunas cosas son claras. El sufrimiento tiene un propósito definido en el plan de Dios como un medio de preparar el alma para el cielo. Suaviza el espíritu. Prepara el alma para una comprensión más profunda del verdadero significado de la vida. Inspira simpatía por otros. Lo lleva a uno a caminar de manera delicada ante Dios y los hombres. Humilla. En esta vida, sólo aquel que ha sufrido ha vivido de verdad. Sólo el que ha amado ha vivido. Ambas cosas son inseparables. El amor implica sacrificio, y el sacrificio a menudo implica sufrimiento
Sin embargo, este sufrimiento no es necesariamente penoso; porque el sufrimiento más elevado es santo, exaltado y gozoso. Una madre podrá sacrificarse por su hijo; podrá sufrir físicamente; pero lo hace con gozo, voluntariamente. El amor considera como privilegio el sacrificio.La lección completa del sufrimiento no se ha aprendido hasta que podamos regocijarnos en él. Y nos regocijaremos cuando experimentemos lo que Pablo experimentó cuando dijo que, «de la manera que abundan en nosotros las aflicciones de Cristo, así abunda también por el mismo Cristo nuestra consolación» – (2 Cor. 1: 5). Lo mismo ocurre con el sufrimiento vicario. Cristo, «por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio» – (Heb. 12; 2).
La harina de la oblación no debía ofrecerse sola; debía mezclarse con aceite. El aceite es símbolo del Espíritu de Dios. Sólo cuando la vida sea santificada por el Espíritu, cuando esté mezclada con él, y sea ungida por él, podrá ser agradable ante Dios. El sufrimiento en sí mismo quizá no resulte una bendición. A algunos les endurece el corazón y amarga el espíritu. Pero cuando el Espíritu Santo toma posesión del alma y el dulce espíritu del Maestro se difunde en la vida, se manifiesta la fragancia de una vida consagrada.
∇ – » …Olla….» – La °olla usada para esta minjá era angosta y onda, o que hacía que se concentrase el aceite y, por lo mismo, la ofrenda freída quedaba blanda (Rashi; Sífrá). Rambam añade que se amasaba la masa suavemente, de tal manera que no se endureciese al freírse».
∇ – «…De flor de harina…mezclada con aceite…» – Aunque se menciona esta frase por primera vez aquí, en efecto describe el primer paso de todas las ofrendas farináceas, pues el proceso comenzaba vertiendo aceite en el recipiente y luego se ponía la harina sobre el mismo. El paso siguiente era verter aceite sobre la harina y mezclarlos. Finalmente, se añadía de nuevo aceite en la mezcla (Rashí v.5; Menajot 74b)».
vs.8 – «…Y llevarás a YHVH la ofrenda vegetal que hayas preparado de esas cosas, y se la presentarás al sacerdote…» – Según el Talmud (Sota 14b) el cohén la hacía tocar la esquina sudoeste del altar.
∇ – «…Quien la traerá…» – Este mandamiento aplica a todas las ofrendas farináceas de este capítulo. Después de que la minjá había sido preparada, el Cohén acercaba el recipiente con la misma a la esquina suroeste del Altar y tocaba la esquina con dicho utensilio (Ibid 13:12).
vs.9 «…El sacerdote tomará de la ofrenda la porción como memorial...» – Así como Dios se reservó una parte de la oblación como «memorial«, así también se reserva una parte de nuestros ingresos y de nuestro tiempo. La décima parte de nuestras entradas pertenece a Dios. «El diezmo … de YHVH es» (cap. 27:30). Del mismo modo, se ha reservado como suyo el séptimo día de la semana – (Exo. 20: 10).
En esto la iglesia cristiana está lejos de cumplir con su deber. Pocos reconocen las demandas de Dios. Proceden como si lo que tienen les perteneciese, cuando, en verdad, son meros mayordomos. Se consideran liberales cuando dan para la causa de Dios, aun cuando quizá el total de lo que dan no alcance a ser lo que por derecho le pertenece a Dios, porque ni siquiera es de ellos. Del mismo modo, mucho flaquean en la observancia del shabat. Las horas del shabat son sagradas; en ellas debemos hacer la obra de Dios y no la nuestra. Haríamos bien en recordar que la parte del «memorial» de todo lo que tenemos es de Dios.
∇ – «…Esto se refiere al puñado colmado de harina de flor que tomaba el cohén (Rashi). Esto incluía también el incienso que acompañaba a la oblación ofrecida voluntariamente (Minháh Iehudáh)…»
∇ – «…Levantará…» – El Cohén recogía el puñado tridigital del kómetz, el que sería puesto en el Fuego del altar (Rashí). No obstante, como destacamos anteriormente, el inciensó era asimismo consumido en el Altar.
Levítico 2:11-16 – «…Ninguna ofrenda vegetal que ofrezcáis ante YHVH será preparada con levadura, porque no haréis consumir ninguna cosa hecha con levadura ni con miel, como ofrenda ígnea a YHVH. (12) Podréis presentarlas ante YHVH como ofrenda de primicias, pero no ascenderán sobre el Altar como olor que apacigua. (13) Sazonarás con sal todo presente de tu ofrenda vegetal, y nunca dejarás que la sal del pacto de tu Dios falte de tu ofrenda. En toda ofrenda tuya presentarás sal. (14) Y si presentas ante YHVH ofrenda de primicias, tostarás al fuego las espigas tiernas, y presentarás el grano desmenuzado como ofrenda de tus primicias. (15) Verterás aceite sobre ella y pondrás incienso sobre ella. Es ofrenda vegetal. (16) Y el sacerdote dejará consumir como memorial de ella parte de su grano desmenuzado y de su aceite, con todo su incienso. Es ofrenda ígnea a YHVH…»
vs.11 – «…Ninguna cosa leuda, ni de ninguna miel…» – Estaba prohibida toda levadura en las oblaciones que se presentaban a Dios para ser quemadas en el altar. La misma prohibición se aplicaba a la miel. La fermentación es símbolo de corrupción. Yeshua dijo: «Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía» – (Luc. 12: 1). Pablo habla de la «levadura de malicia y de maldad» – (1 Cor. 5: 8). Se usaba tanto miel como levadura para producir fermentación, especialmente para hacer vinagre.

Los intérpretes bíblicos generalmente asocian la miel con las pasiones de la carne, que a la verdad pueden ser placenteras, pero contienen elementos de corrupción y son destructoras de la vida espiritual. Sin embargo, aunque no se debía quemar ni levadura ni miel en el altar, se ordenaba que se ofreciese pan hecho con levadura como primicia (Lev. 23: 17), y la miel figura entre las primicias ofrecidas por Ezequías (2 Crón. 31: 5).
La levadura es una especie de hongo o de moho, que lo que hace es inflar el pan; tiene propiedades que hacen que se descomponga el pan… tenemos que quitar la levadura de nuestro servicio; esto es que quitemos la religiosidad, la hipocresía y hacer las cosas sin la intención de buscar la aprobación y el reconocimiento de las personas.
La Miel no era permitida ya que era uno de los sacrificios favoritos de los dioses paganos. Dios no quería ser adorado al igual que las costumbres de los paganos.
La levadura podía hacer que las cosas fueran agriadas artificialmente y la miel que las cosas fueran endulzadas artificialmente. Dios no quería ninguna de estas dos cosas en el sacrificio. Cuando nosotros ofrecemos nuestras vidas como un sacrificio vivo, Él quiere que lleguemos tal y como somos, sin hacernos a nosotros mismos más amargos o dulces artificialmente.
Según Rashí, cualquier cosa dulce de un fruto es llamada devash, “miel”. Es evidente porque en el versículo siguiente dice que sirve como primicias y las primicias no fueron ofrecidas de la miel de abeja, sino de los frutos.
∇ – » Maimónides, fiel a su tesis de que todas las indicaciones que la Toráh pide con respecto a los sacrificios rituales, persiguen la finalidad de desarraigar las costumbres paganas del seno del pueblo de Israel, dice con respecto a nuestro versículo: «Los idólatras ofrecían a sus ídolos solamente pan leudo y además ofrecían con bastante frecuencia cosas dulces y mezclaban miel con sus ofrendas, esto está escrito en los libros de los Sabeos. Además, en ninguna de sus ofrendas ponían sal. Es por eso que la Toráh, por una parte, nos prohíbe ofrecer levadura o miel y por otra parte, nos pide ofrecer siempre sal en toda oblación y sacrificio». (Guía de los Perplejos III: 46). Otros comentaristas, como Rabbénu Behayé o el autor de Minháh Beluláh, basándose en la parábola talmúdica, entienden que la levadura representa al «יצר הרע’ «, «ietser haráh» -el impulso del mal-, llamado por los Sabios del Talmud «שאור שבעסה, «seór shebahisáh» -la levadura de la masa-, quiere decir que el impulso del mal causa lo que llamaríamos en lenguaje simbólico, una fermentación moral. Por su parte, Abarbanel aduce que estos dos elementos: levadura y miel, quedaron prohibidos para ser usados en el ritual del Santuario porque su uso causaría inconvenientes técnicos».
∇ – » …Miel de frutas…» – El dvash de este versículo es una fruta, pues estas pueden producir un aguamiel o néctar dulce semejante a la miel (Rashí).
La prohibición contra las ofrendas leudadas y el aguamiel nos imparte una lección moral respecto a todos los aspectos del servicio a Dios por parte del ser humano. El hombre no debe ser indolente, lo que es simbolizado por el lento proceso de fermentación, ni tampoco debe obsesionarse en la búsqueda de placeres, lo que es simbolizado por la dulzura de la miel (Jinuj)».
vs.12 – «…Podréis presentarlas ante YHVH como ofrenda de primicias…» – La levadura es ofrecida en los dos panes de las primicias de Shavuot – (Lev 23:17). La miel de frutas es dada como primicias de las frutas dulces de los árboles, como higos y dátiles. La miel representa la persona que sólo desea disfrutar en la vida. La levadura representa la persona soberbia y altiva. Ninguna de estas personas pueden ser agradables para HaShem.
∇ – «Esto hace referencia a los dos panes leudos que se ofrecían en el Santuario el día «שבעות «, «Shabuhot» (Véase Levítico 23: 16 y 17) y a las primicias de los frutos, que eran también ofrecidas en el Santuario (Véase Deuteronomio 26:1 y s.s.), y que incluían miel de frutos romo higos y dátiles» (Rashi). De lo que resulta que la prohibición era hacer consumir estos elementos en el altar».
∇ – «…Primicias…» – Se pueden usar levadura y frutas para dos ofrendas, y ambas pueden ser descritas como primicias, siendo estas: a) bikurim, que representan el primer fruto de las siete especies por las cuales se alaba a la Tierra de Israel (Devarim 26:1-11); b) las dos hogazas [con levadura] de harina de trigo que se ofrendan en Shavuot (Vaikrá 23:17). Existe otra “primera” ofrenda de cereal: la ofrenda del ómer, descrita más adelante en los vs.14-16″.
vs.13 – «…La sal del pacto…» – Un pacto de sal es un pacto perpetuo – (Núm. 18: 19; 2 Crón. 13: 5). En lo que se refiere a su capacidad de preservar, la sal es lo opuesto de la levadura. El simbolismo es claro: nunca deben faltar los principios purificadores y preservadores de la santidad y la verdad en nuestro pacto con Dios.
Marcos 9:49 – «…Porque todos serán salados con fuego, y todo sacrificio será salado con sal..»
El fuego purifica, la sal preserva. Ser salado con fuego implica no sólo purificación sino preservación. Dios desea tener un pueblo puro, un pueblo limpio, un pueblo santo, un pueblo cuyos pecados hayan sido perdonados. Con sólo pedirlo pueden obtener el poder preservador de Dios. No solamente han de llegar a ser limpios y santos, sino que además han de mantenerse en esa condición. El fuego con el cual han de ser «salados» no destruye, sino purifica. Primero hemos de ser limpiados, luego preservados. «Salados con fuego» y salados «con sal».
¡Purificados y luego conservados puros! ¡Maravillosa provisión!

Según Rambam (Asurei Mizbeaj 5:3) las ofrendas de animales fueron saladas sobre la rampa del altar, y las ofrendas de las aves y las oblaciones fueron saladas sobre el altar. La sal tiene un poder conservador y simboliza el pacto y la paz, como está escrito en Marcos 9:50:
“…La sal es buena; pero si la sal se vuelve insípida, ¿con qué la sazonaréis? Tened sal en vosotros y estad en paz los unos con los otros…”
En 2 Crónicas 13:5 está escrito:
“…¿No sabéis que HaShem, Dios de Israel, dio a David el reino sobre Israel para siempre, a él y a sus hijos con pacto de sal?…”
La sal también habla de Amistad. De acuerdo a las costumbres antiguas un lazo de amistad se establecía a través de comer sal. Se decía que una vez que comías la sal de un hombre se hacían amigos de por vida. Dios quería que cada sacrificio fuera un recordatorio de la relación con Él.
De esta manera el pacto de sal tenía características específicas. Estas eran:
- Un pacto puro (la sal se mantiene pura como componente químico).
- Un pacto duradero (la sal hacía que las cosas se conservaran y duraran).
- Un pacto de valor (la sal era cara).
i. Spurgeon en el pacto de sal: “Como se había mencionado, no cambiaba, era un pacto incorruptible y duradero, así como la sal hacía que las cosas duraran, no había manera que se corrompiera o se pudriera.”
∇ – » …Pacto de sal…» – En el segundo día de la Creación, Dios hizo una división entre las aguas celestiales sobre el firmamento y las aguas terrenales de este mundo inferior – (Bereshit 1:7). El Midrash deja constancia de que las aguas terrenales se quejaron de que también ellas querían estar cerca de Dios. Para consolarlas, Dios hizo un pacto de que habría agua en el servicio del Templo, a partir de la sal, que se obtiene del mar, la que sería puesta en las partes de los sacrificios en el Altar; y además se vertería agua fresca en el Altar durante cada festividad de Sucot. Mas, si la sal era para aplacar los sentimientos heridos de las aguas terrenales, por así decirlo, entonces, ¿por qué no se vertía agua en el Altar con cada ofrenda?
La respuesta puede derivarse de la manera en la que se obtiene la sal del mar, pues se hierve el agua o se la deja evaporar, dejando la sal como residuo, y de esa manera el agua terrenal se eleva al Cielo por evaporación. Y así, el único componente del agua que es “condenado” a permanecer en el mundo inferior es la sal, y en este versículo Dios declara que este elemento es también necesario para Su servicio. De aquí se imparte una lección para la gente en su vida cotidiana, pues un judío puede y debe hallar espiritualidad no sólo en ocupaciones manifiestamente santas y celestiales, sino también en sus actividades mundanas (Rabí /aacov Kamenetzky).
Rambán comenta que la sal tiene dos propiedades: es destructiva, porque impide que la vegetación crezca [y puede corroer la gran mayoría de los materiales]; y es benéfica, pues ayuda a preservar alimentos. Por este motivo, el pacto de sal enseña que si se realiza el servicio del Altar en la forma prescrita y con sinceridad, este ayuda a la preservación de Israel, mas si se le desatiende, la destrucción y el exilio serán las inevitables consecuencias. Asimismo, en tal sentido, se puede decir que la sal simboliza el pacto inmutable de Dios con el pueblo de Israel, pues así como la sal, el pacto de Dios será preservado y no será permeable a cambios (Rabí Hirsch)».
∇ – » Estos términos tienen que ser entendidos únicamente basándonos en el lenguaje bíblico. Según el mismo, el término»מלח «, «melah» sal-, quiere indicar lo durable, perpetuo e irreversible. La sal misma, es un elemento que preserva y conserva todo, pero que también calcina y esteriliza la tierra. Así, la tierra yerma Y desértica es llamada en el Tanáj: ארץ מלחה «, «erets meleháh» (Irmianu 17: 6), por lo tanto, » מלח הברית «, «melah berít»; quiere decir la concertación de un pacto perdurable e irreversible (Véase el Sefer Hasharashím de Ibn Janáh). en la voz» מלח «, «melah»). Por otra parte, cuando en el Tanáj se habla de la perpetuidad del reinado de Da vid designado por D’s, se califica a este reinado de » ברית מלח «, «berit melah» -pacto perpetuo-(Véase 11 Crónicas 13: 5). Por último, recordemos la costumbre de poner sal sobre el pan cuando nos sentamos a comer y vamos a decir la bendición alusiva al pan. De acuerdo con los Sabios del Talmud, nuestra mesa de comida se asemeja al altar y nuestro pan, al sacrificio mismo, ya que es producto del trabajo. Así como se rociaba con sal el sacrificio ofrecido sobre el altar, nosotros rociamos el pan con la sal, en nuestra mesa».
vs.14 – «…tostarás al fuego las espigas tiernas…» – «Grano tierno» (BJ). Se refiere aquí a tales cereales como trigo, cebada, centeno o avena. Aún hoy, en el Oriente, es comida preferida el grano tierno, es decir no maduro, tostado. Tales granos podían usarse como oblación. Se derramaba aceite sobre las espigas, y se les ponía incienso; la parte del «memorial» era quemada sobre el altar, y el resto pasaba a ser de los sacerdotes, Quizá el grano «herido» de esta ofrenda simbolice a Aquel que fue herido por nosotros, y por cuya llaga fuimos curados – (Isa. 53: 5).
Las diversas oblaciones presentan a Yeshua como el dador y sustentador de la vida, Aquel en quien, y por quien, «vivimos, y nos movemos, y somos» – (Hech. 17: 28). Así como los holocaustos representaban la consagración de la vida, las oblaciones requerían la consagración de los recursos. Esta consagración debe ser precedida por la consagración de la vida. El Evangelio no da lugar para la consagración de la vida sin la consagración de los recursos; tampoco puede haber esta consagración sin la consagración de la vida. Las dos deben ir unidas. Combinadas, constituyen un sacrificio completo, un «olor grato para YHVH» – (Lev, 1: 9).
Debe hacerse resaltar la idea de la mayordomía. Algunos llevan el nombre de Cristo, y hacen ostentación de santidad y consagración a Dios, pero sus obras no corresponden con su profesión. El bolsillo está cerrado y parecen no oírse los pedidos, mientras la causa de Dios languidece. Tales personas necesitan entender que la consagración de toda la vida incluye también la consagración de los recursos. Sin embargo, sería incorrecto pensar que lo único que Dios exige es la consagración de los recursos, y que las donaciones liberales allanarán el camino al cielo. Somos responsables ante Dios de cada talento que nos haya confiado, ya sean recursos materiales, tiempo, o dones naturales. De todos éstos somos mayordomos, y Dios es el Amo legítimo. Talentos tales como el canto, la música, el habla y el liderazgo pertenecen a Dios. Deben estar consagrados a él; deben ponerse sobre el altar.
El alma piadosa encuentra muchas lecciones espirituales en la presentación de las oblaciones. Todo lo que somos debiera estar consagrado a Dios; todo lo que tenemos debiera estar sobre el altar. «Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois» – (1 Cor. 5: 7). «Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno» – (Col. 4: 6). «Tened sal en vosotros mismos; y tened paz los unos con los otros» – (Mar. 9: 50).
Finalmente, en el servicio de Dios no podremos sustituir los planes de Dios con nuestras propias invenciones y nuestros propios métodos, aunque para nuestro gusto éstos sean tan dulces como la miel.
∇ – » …Espigas maduras…» – Al comparar este versículo con Shemot 9:31, los Sabios derivaron de este término, mediante la hermenéutica, que el cereal requerido para esta ofrenda es cebada (Rashi; Menajot 68b)».
∇ – » …Tostadas al fuego…» – Los granos ya crecidos eran ligeramente tostados para secarlos un poco, de manera que se los pudiese moler con facilidad (Rashi)».
vs.14b – «…y presentarás el grano desmenuzado como ofrenda de tus primicias…» – Este texto habla del omer, la ofrenda de cebada que se daba en el templo después del sacrificio de pesaj. En este texto esta ofrenda es llamada “primicias”, en hebreo bicurim. La cebada es el primer cereal que madura en Israel. Esta fue la única ofrenda de cebada que se daba en el templo. Todas las demás eran de trigo.
Según el Talmud (Menajot 66b) las espigas fueron secadas al fuego en un tubo que se usaba para tostar y luego machacadas y molidas. Esta ofrenda simboliza la resurrección del Mesías, como está escrito en 1 Corintios 15:20, 23:
“…Mas ahora el Mesías ha resucitado de entre los muertos, primicias de los que durmieron… Pero cada uno en su debido orden: el Mesías, las primicias; luego los que son del Mesías en su venida…”
∇ – » …El ómer…» – En el segundo día de Pésaj, se traía la primera ofrenda de la nueva cosecha de cereales, mas a diferencia de todas las demás ofrendas farináceas personales y colectivas, ésta consistía de cebada. El ómer era una ofrenda colectiva, y antes de que se trajese no estaba permitido comer de la nueva cosecha (véase 23:9-14). El ómer además no contenía levadura y era consumido por el fuego del Altar (Menajot 67b)».
