Abraham y su familia eran nómadas. No vivían en un solo lugar, sino que se movían, según la necesidad; tenían que ir constantemente en busca de agua y de pastos para alimentar a su ganado.
Génesis 20:1 – «Y Abraham partió de allí hacia la tierra del Neguev, y se estableció entre Cades y Shur; entonces estuvo por un tiempo en Gerar»
Como Abraham se dedicaba a atender a los viajeros en la estepa dándoles comida y cobijo para así poder hablarles del Eterno, tuvo que salir de la región de Sodoma, porque ya nadie pasaba por allí. El Midrash cuenta que los rumores del incesto de Lot también le afectaban por ser su pariente y ya no quería estar cerca de allí.
Hoy en día, esa región es un desierto, pero queda cerca de un “wadi”, que es una cuenca de río que se llena de agua en la época lluviosa. En un mapa actual, se localiza al sur de Gaza.
Abraham había estado en Hebrón por mucho tiempo, pero levantó tiendas y se mudó al otro sitio, probablemente en busca de mejores pastos.
El problema es que él y su familia volvieron a ser desconocidos, “extranjeros” entre los nativos. Y cuando uno es extranjero en tierra ajena, uno está en una posición muy vulnerable. Tal vez por esa razón, Abraham se sintió en la necesidad de hacer una alianza con el rey del lugar.
De nuevo, el rey se sintió atraído por la belleza de Sara. Por miedo a que lo mataran para quedarse con ella, Abraham volvió a decir que era “su hermana” en lugar de su mujer.
Lo mismo había sucedido en Egipto, pero Abraham no aprendió de la lección del pasado, y volvió a cometer el mismo error
Génesis 12:11-13 – «(11) Y sucedió que cuando se acercaba a Egipto, dijo a Sarai su mujer: Mira, sé que eres una mujer de hermoso parecer; (12) y sucederá que cuando te vean los egipcios, dirán: «Esta es su mujer»; y me matarán, pero a ti te dejarán vivir. (13) Di, por favor, que eres mi hermana, para que me vaya bien por causa tuya, y para que yo viva gracias a ti»
Al creer que Sara era hermana de Abraham, le abrió el paso al rey de Gerar para tomarla para sí.
Génesis 20:2 – «Y Abraham dijo de Sara su mujer: Es mi hermana. Entonces Abimelec, rey de Gerar, envió y tomó a Sara»
El rey tomó a Sara como parte de una alianza de paz con Abraham y su gente. A todas luces, esto no era correcto. Pero, a pesar del error de Abraham, Dios no permitió que eso quedara así…
En tres meses Sará había rejuvenecido de tal manera que fue muy atractiva a pesar de sus 89 años de edad. El rey filisteo la secuestra para casarse con ella. Esto constituye un ataque muy grave contra la promesa del hijo que iba a nacer el año siguiente. El Eterno interviene y arregla la Situación.
Génesis 20:3-5 – «(3) Pero Dios vino a Abimelec en un sueño de noche, y le dijo: He aquí, eres hombre muerto por razón de la mujer que has tomado, pues está casada. (4) Mas Abimelec no se había acercado a ella, y dijo: Señor, ¿destruirás a una nación aunque sea inocente? (5) ¿No me dijo él mismo: «Es mi hermana»? Y ella también dijo: «Es mi hermano.» En la integridad de mi corazón y con manos inocentes yo he hecho esto»
Dios no sólo salvó a Sara, sino también a Abimelec, de cometer un grave error. El rey había tomado a Sara como concubina creyendo que podía. Pero ella era casada, y si se hubiera unido a ella, le hubiera traído consecuencias negativas a su casa. Pero Dios fue bueno, y lo detuvo antes del acto.
Puede ser que la declaración de YHVH pareciera drástica, pero había mucho en riesgo.
Supongamos que Abimelec hubiera tomado a Sara y Dios no hubiera intervenido. La simiente de dos diferentes personas hubieran estado a la puerta del vientre de Sara, y hasta el día de hoy habría una sombra de duda acerca del linaje de nuestro Señor.
Génesis 20:6-8 – «(6) Entonces Dios le dijo en el sueño: Sí, yo sé que en la integridad de tu corazón has hecho esto; y además, yo te guardé de pecar contra mí; por eso no te dejé que la tocaras. (7) Ahora pues, devuelve la mujer al marido, porque él es profeta y orará por ti, y vivirás. Mas si no la devuelves, sabe que de cierto morirás, tú y todos los tuyos. (8) Abimelec se levantó muy de mañana, llamó a todos sus siervos y relató todas estas cosas a oídos de ellos; y los hombres se atemorizaron en gran manera»
El Señor protegió no sólo a Sara y a Abraham, sino también a Abimelec y a su casa. El rey estaba actuando con integridad; pero era Abraham no había sido completamente sincero y honesto.
¡Qué vergüenza que un impío actúe con más rectitud que un justo!
Lamentablemente esto se ve mucho en el mundo… Pero debemos cuidar nuestro testimonio.
Podemos ver que Abraham es llamado profeta, en hebreo “naví”. Es la primera vez que la palabra aparece en las Escrituras. El Salmo 105 hace referencia a este momento en la vida de Abraham.
Salmo 105:15 – “No toquéis a mis ungidos, ni hagáis mal a mis profetas”
También en este texto vemos que una de las tareas más importantes de un profeta es la intercesión por los necesitados. Abraham tenía que orar por un pueblo y un rey que había secuestrado a su esposa. Y cuando oró por los gentiles YHVH sanó a su esposa.
Génesis 20:9-10 – «(9) Entonces Abimelec llamó a Abraham, y le dijo: ¿Qué nos has hecho? ¿Y en qué he pecado contra ti, para que hayas traído sobre mí y sobre mi reino un pecado tan grande? Me has hecho cosas que no se deben hacer. (10) Y Abimelec añadió a Abraham: ¿Qué has hallado para que hayas hecho esto?»
Abraham le explicó que se había dejado llevar por miedo, y que en realidad Sara era su media hermana. Le había dicho una verdad “a medias”.
En esto podemos ver que Abraham aun arrastraba su pasado de su cultura caldea, también lo observamos que este aspecto aun lo vemos en Isaac y Jacob su descendencia.
Génesis 20:11-13 – «(11) Y Abraham respondió: Porque me dije: Sin duda no hay temor de Dios en este lugar, y me matarán por causa de mi mujer. (12) Además, en realidad es mi hermana, hija de mi padre, pero no hija de mi madre; y vino a ser mi mujer. (13) Y sucedió que cuando Dios me hizo salir errante de la casa de mi padre, yo le dije a ella: «Este es el favor que me harás: a cualquier lugar que vayamos, dirás de mí: ‘Es mi hermano.'»
Abraham y Sara habían hecho un pacto basado en el miedo, no en la confianza en Dios. Por poco ponen en riesgo la simiente de la promesa.
Por la gracia de Dios, la reputación de Sara quedó sin mancha. No sólo fue devuelta a Abraham sin ser mancillada, sino que además le entregó un pago de redención.
Según Rashí Sará era nieta de Taré. La palabra hebrea para padre, “av”, puede ser también abuelo, tatarabuelo etc. La palabra hebrea para hija, “bat”, puede significar también nieta, bisnieta etc. Según el Tárgum y el libro de Jaser hablan que Sará fue la hija del tío de Abraham. Abraham reveló lo que la genealogía de Taré (11.27-32) no dice: Sara, su esposa, era de hecho su media hermana , algo normal en sociedades estrictamente cerradas, tales como las de la época patriarcal.
«…Y sucedió que cuando Dios me hizo salir errante de la casa de mi padre…» – Esto es una manera indirecta de culpar a Dios por el problema. Abraham dice que Dios lo envió en este viaje peligroso donde Abraham se tenía que proteger.
Génesis 20:14-16 – «Entonces Abimelec tomó ovejas y vacas, siervos y siervas, y se los dio a Abraham, y le devolvió a Sara su mujer. (15) Y dijo Abimelec: He aquí, mi tierra está delante de ti; habita donde quieras. (16) Y a Sara le dijo: Mira, he dado a tu hermano mil piezas de plata; he aquí, esta es tu vindicación delante de todos los que están contigo, y ante todos, quedas vindicada»
Según Rashí… Abimelec dijo esto en honor a ella con el propósito de apaciguarla, como dicendo: “Mira, te he hecho este honor: he entregado algunos bienes a tu ‘hermano, de quien habias dicho: ‘Es mi hermano’. He aquí que estos bienes y este honor son para ti ‘velo de ojos’ para todos los que están contigo. Es decir, que con ello la gente figuradamente ‘cubrird sus ojos’ para no menospreciarte por lo ocurrido. Pues si yo te devolviera a tu marido sin nada podrian decir: ‘Luego de que abuso de ella la devolvió ’ Pero ahora que me vi precisado a gastar parte de mis bienes y apaciguarte, sabrán que fue contra mi voluntad que te devolví y a causa de un milagro”
Vemos algo en la palabra “Vindicación” en hebreo es: Kesut Einaim, que literalmente significa: cubierta para los ojos.
La plata iba a “cubrir los ojos”. Esto se ha interpretado de dos formas:
- Para cubrir el acto injusto que se ha hecho.
- Para proteger la reputación de la mujer, haciendo saber que es pura y no la ha tocado hombre.
Era muy importante dejar prueba que Sara no había sido tocada por otro hombre además de su marido, ya que debía asegurarse que el hijo que Sara iba a tener no era de Abimelec, sino sólo de Abraham.
El error de Abraham estuvo a punto de poner en juego el futuro del hijo de la promesa. Pero Dios lo salvó de cometer un traspié.
En realidad… ¿Cuántas veces Dios no nos ha salvado de hacer algo de lo cual nos hubiéramos arrepentido después?
Hay errores que Dios permite que hagamos porque de ello aprenderemos algo. Pero hay otros errores que traerían sólo destrucción. Pero, como dice la Biblia: “a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien” (Rom. 8:28).
El Señor frenó a Abimelec para evitar que cometiera un error. También había cerrado la matriz de todas la mujeres para que todos se dieran cuenta que había algo incorrecto en la situación. Dios reveló su propósito a través de las circunstancias y de un sueño. Luego, todo volvió a su lugar.
Génesis 20:17-18 – «(17) Abraham oró a Dios, y Dios sanó a Abimelec, a su mujer y a sus siervas; y tuvieron hijos. (18) Porque el SEÑOR había cerrado completamente toda matriz en la casa de Abimelec por causa de Sara, mujer de Abraham»
En el siguiente capítulo también vemos que las cosas tomaron su curso en la casa de Abraham.
No sólo se abrieron las matrices en la casa de Abimelec, sino también se abrió la matriz de Sara y concibió a Isaac.
Génesis 21:1-2 – «(1) Entonces el SEÑOR visitó a Sara como había dicho, e hizo el SEÑOR por Sara como había prometido. (2) Y Sara concibió y dio a luz un hijo a Abraham en su vejez, en el tiempo señalado que Dios le había dicho»
Antes que naciera Isaac, Dios quería que Abraham y Sara aprendieran una lección importante. El Señor estaba limpiando el camino antes de que naciera el hijo de la promesa.
Shalom. Un gusto encontrar personas que comparten lo que aprenden de las Escrituras. Recientemente estamos estudiando este capítulo de Bereshit para poderlo compartir y hemos encontrado que el versículo 13 debe traducirse de otro modo a la luz del texto hebreo. Normalmente se usa la traducción que habéis usado aquí, o una similar, pero el verbo que se traduce por «me hizo salir errante» no es singular sino plural y debería traducirse por «me hicieron vacilar» o también «me hicieron errar», e incluso «me engañaron». Ahora bien, esto puede resultar confuso cuando, con la presente traducción, se entiende que el sujeto fue Dios. Sin embargo, no hay ningún problema cuando se sabe que el sujeto es «elohim» y que puede hacer referencia tanto a Dios como a los dioses, en plural. De modo que lo que Ab-Raham está contando aquí, no es su llamado por parte de Dios, sino una decisión que él tomó cuando adoraba a falsos dioses (algo que se sabe por una cita del libro de Yehoshúa/Josué). Por tanto, el texto debería traducirse algo así como: «Cuando los dioses me hicieron vacilar…» o también «cuando los dioses me engañaron…». Esto nos muestra una lección preciosa, pues vemos que las decisiones que tomamos cuando éramos paganos, cuando no adorábamos al único Dios verdadero, pueden seguir afectando a nuestra manera de vivir, aún después de mucho tiempo. Por tanto, es necesario dejar todo nuestro pasado atrás y renovar esas decisiones en base a la fe en el Dios único y verdadero. Esperamos os sea de bendición.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muy interesante tu anotación, muchas gracias por escribir… Shalom
Me gustaLe gusta a 1 persona
Shalom y muchas gracias por este articulo.
Me gustaMe gusta