Estos estudios ofrecen una visión genérica y cronológica sobre el pueblo judío y su historia, a la luz de la Biblia. Inevitablemente, el análisis de los acontecimientos y sus fundamentos es limitado.
Algunas cifras y años mencionados en esta serie de artículos son estimaciones, porque estos, al igual que la manera de interpretar lo acontecido, varían según las distintas fuentes. Los versículos citados de la Biblia son de la versión Reina-Valera 1995.
El libro pretende dar a conocer la historia del pueblo judío, los inicios del cristianismo y las promesas de la Biblia desde una perspectiva basada en el Plan de Salvación. La meta de los artículos, es ofrecer nuevos ángulos al lector ampliando el conocimiento y, por lo tanto, el entendimiento sobre las vicisitudes del pueblo judío y el mensaje de la Biblia.
- Introducción:
La Biblia, cuyos manuscritos más antiguos datan de hace más de 3000 años, relata la historia del pueblo judío En principío los primeros acontecimientos se transmitían verbalmente como herencia cultural de generación en generación. Ya a partir del siglo XII antes de nuestra era se empezó a registrar la historia del pueblo.
Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento han sido escritos por judíos. siendo las únicas excepciones el libro de los Hechos de los Apóstoles y el Evangelio según San Lucas, ambos en el Nuevo Testamento y escritos por Lucas.
Las sagradas escrituras han nacido por La inspiración del Espíritu Santo. La fe en el Antiguo Testamento, o sea, en la Biblia hebrea, une a los cristianos y los judíos. El Antiguo Testamento tiene su valor independientemente, y ademas, es interpretado a través del Nuevo Testamento y La tradición.
Según la Biblia, Israel incluyendo la tribu de Judá es decir los judíos son el pueblo escogido de Dios, escogido para amarle y servirle a Dios, tanto en los tiempos pasados como en los tiempos venideros.
Deuteronomio 7:6 – «Porque tú eres pueblo santo para YHVH, tu Dios; YHVH, tu Dios, te ha escogido para que le seas un pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la tierra»
Dios estableció leyes y mandamientos para que su pueblo los observe, obteniendo por lo tanto prosperidad para sí y siendo a la vez bendición, para el mundo entero. Según el plan de salvación de Dios el propósito de Israel, y específicamente el de Judá, era traer al Mesías, el ungido, al mundo.
Isaías 49:6 – «Te he dado por luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta lo último de la tierra»
Dios hizo un pacto con Abraham prometiéndole descendencia, tierra para su familia y una bendición relacionada con toda la creación. Dios exhortó a su pueblo para amarle y observar sus mandamientos.
Los descendientes de Abraham huyeron de la hambruna de su país a Egipto, donde fueron sometidos a esclavitud. Los israelitas llegaron a formar un pueblo durante los años del cautiverio.
Al haber pasado 430 años, bajo el liderazgo de Moisés, el pueblo por fin fue librado de la cautividad. Antes de llegar a la tierra prometida los israelitas tuvieron que andar en el desierto de Sinaí durante 40 años. Allí Dios se les apareció y les dio sus mandamientos. También les dio de comer en el desierto con el pan celestial, el maná.
Los jueces, profetas y reyes actuaron como líderes del pueblo. El rey David expandió el reino y su hijo Salomón edificó el Templo de Jerusalén. Después de la muerte de Salomón el reino se dividió en dos.
El reino del norte fue destruido y posteriormente «desapareció» como estaba profetizado fue esparcido por las 4 esquinas de la Tierra, tal como hoy lo conocemos como «Las 10 tribus perdidas«.
Jerusalén fue destruida también y la tribu de Judá que habitaba en la zona, fue deportada a Babilonia en cautiverio durante 70 años. Después del tiempo indicado una parte de los judíos volvieron a su tierra para reconstruir el Templo de Jerusalén.

Las profecías del Mesías, o sea, las promesas del ungido acabaron unos 400 años antes de nuestra era. En el año 70 F.C. los romanos destruyeron Jerusalén y su nuevo Templo ampliado, y expulsaron a los judíos, de nuevo, fuera de su tierra. Paulatinamente, los judíos se extendieron por todo el mundo, pero a menudo fueron objeto de persecución y exterminación, sobre todo en Europa.
Los judíos, impulsados por el sionismo, empezaron a volver a la tierra de sus padres hacia finales del siglo XIX. El idioma hebreo, muerto como idioma hablado en la época, fue vivificado otra vez.
Una rama de judíos ortodoxos no reconocieron el estado israelí fundado en el año 1948, porque según su interpretación, uno no debe volver a Sión por sus propias fuerzas, sino que la vuelta surgiría cuando el tiempo hubiese madurado espiritualmente al haber venido el Mesías. (Sobre esta ultima mención en un futuro pondré varios artículos sobre el sionismo y lo que según algunos hay detrás)
Por otra parte, en la época mesiánica la gente debería trabajar activamente promoviendo la liberación y la salvación de Israel, en vez de esperar pasivamente. A pesar de las diferencias en la interpretación, un grupo de los rabinos proclamó que la fundación del Estado de Israel significaba «el inicio de la salvación«. Cierto es que Dios en su palabra había prometido traer a su pueblo de nuevo a la tierra de sus padres, y ya sea de una forma u otra esto ocurrió.
El estudio de las Escrituras, la cultura y las tradiciones propias ayudaron a los judíos a mantener su identidad incluso durante la diáspora que duró desde el año 70 hasta el año 1948. Los judíos han alcanzado grandes éxitos en las ciencias, el arte y en los negocios a lo largo de su historia.

- La presencia Judia en España:
La presencia judía en España data de tiempos inmemoriales. Los judíos de España son llamados sefardíes, ya que la palabra sefardí viene del hebreo «Sfarad» que significa España.
El profeta Abdías menciona Sefarad (1:20) en su profecía casi 600 años antes de la
era común. Según la tradición, la primera oleada de judíos llegaría a España después de la destrucción del primer Templo en el año 586 a.C., no obstante, los primeros testimonios fehacientes de los judíos en la península datan de siglos II y III.
El judaísmo de diáspora comenzó su momento más glorioso en la España del siglo X, territorio que los musulmanes llaman Al Ándalus y los judíos Sefarad. Durante el Califato Cordobés, se establecieron remarcables centros del judaísmo, entre otros, en Córdoba, Granada, Sevilla, Toledo y Barcelona. Se conoce la época como la Edad de Oro de la cultura judía, debido a la gran libertad e involucración de los judíos en la vida política y económica, y en las ciencias y el arte del país.

Los sefardíes hablan ladino, judeoespañol, un idioma basado en el español medieval con influencias del hebreo, griego, turco, francés e italiano.
En el año 1492 los sefardíes fueron expulsados de España. Todo el esplendor centenario de la cultura judía fue destruido, así como las sinagogas. La resolución que dio lugar a la expulsión de los judíos no fue revocada hasta el año 1812, cuando, a raíz de la libertad de religión, los judíos empezaron a volver a España. La primera sinagoga después de casi 500 años de ausencia judía, fue inaugurada en Madrid en el año 1968.
Durante las últimas décadas se ha visto un nuevo despertar del interés hacia la historia y cultura de los sefardíes y, por ejemplo, hacia el idioma ladino. Actualmente (2014), se calcula que hay unos 12 000 judíos en España, y el Ministerio de Justicia de España está tramitando un proyecto de ley para conceder la nacionalidad Española a los judíos sefardíes que lo deseen.

(No te pierdas las próximas partes en: Pueblo escogido, Pueblo perseguido)