Éxodo 1 – Israelitas en Egipto

El nombre dado a esta libro de Éxodo tiene su origen en el verso uno donde se especifican los nombres de los hijos de Jacob, pero ante todo en el hecho de ser la porción de la Torah donde el Altísimo se da a conocer por su nombre YHVH a Israel, a Moisés y a faraón.

¿Conocían los hijos de Israel su nombre anteriormente?

Si, desde el tiempo de Set la escritura nos dice que conocían el nombre de YHVH, pero ellos, especialmente Abraham, Isaac y Jacob como dice la porción tuvieron contacto con YHVH a través de su nombre el Shaddai, que quiere decir Elohim es suficiente.

Elohim (Dios), El todopoderoso, no habían experimentado la Plenitud de su nombre, porque solo habían conocido a Dios como creador y proveedor.

El era un Dios de promesa, pero los hijos de Israel que nacieron en Egipto conocerían ahora a YHVH no solo como cumplidor de promesas, sino también como liberador, misericordioso, redentor, presente con ellos y esposo.

Es importante aclarar que los diferentes nombres con que se puede experimentar la presencia del Padre, son atributos de YHVH, pero su nombre eterno y memorial es YHVH.


  • Una nación con proposito divino:

Éxodo 1:1-7 – «Estos son los nombres de los hijos de Israel que entraron en Egipto con Jacob; cada uno entró con su familia: (2) Rubén, Simeón, Leví, Judá, (3) Isacar, Zabulón, Benjamín, (4) Dan, Neftalí, Gad y Aser. (5) Todas las personas que le nacieron a Jacob fueron setenta. Y José estaba en Egipto. (6) Y murió José, y todos sus hermanos, y toda aquella generación. (7) Y los hijos de Israel fructificaron y se multiplicaron, y fueron aumentados y fortalecidos en extremo, y se llenó de ellos la tierra»

La historia de Éxodo comienza donde la historia de Génesis termina: en una gran familia con una posición crucial en el plan eterno de Dios y su migración a Egipto

Aquí vemos como el Eterno cumplió sus promesas de multiplicar a los hijos de Israel.

A pesar de que la Tora ya había enumerado a los Hijos de Israel por sus nombres en vida de ellos, aquí los enumera de nuevo ya después de que habían muerto, con el propósito de dar a conocer el aprecio que Dios les tenia, pues habían sido comparados a las constelaciones de estrellas a las que Dios saca y mete por numero y por sus nombres, como se declara en Isaías 40:26:

“Aquí que saca por numero a Sus legiones a todos llama por nombre”

Dios mismo comparó a la futura descendencia de Abraham con las estrellas. Se han dado varias razones para esta comparación, cuantitativas y cualitativas.

i. “En el midrash se afirma que las doce tribus son semejantes a las doce constelaciones del zodiaco; así como cada constelación esta compuesta por muchas estrellas, así también cada una de las tribus esta compuesta por muchos miembros”.

ii. “Hay un cuento o mito en Israel que así como durante el día las estrellas desaparecen de la vista, siendo que en realidad permanecen en el firmamento, así también los justos realmente no mueren, sino que en un sentido espiritual siguen vivos”

El registro de los pocos que inmigraron con Jacob a Egipto se presenta aquí para destacar el notable aumento numérico de los hijos de Israel durante sus años de permanencia en ese país. Este crecimiento fue el cumplimiento de las promesas hechas a Abrahán (Gén. 15: 14) y a Jacob (Gén. 46: 3).

«…Y murió José…» –  José era el notable bisnieto de Abraham, quien salvó a Egipto – y el mundo – de una hambre terrible puesto que escucho a la voz de Dios la cual habló a través del sueño de Faraón. Debido a su sabiduría y a su buena administración él fue enaltecido y fue honrado con un puesto en Egipto. Pero, eventualmente, José murió, y el estatus que su familia disfrutaba murió con él.

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  • Tiempos de adversidad:

 Éxodo 1: 8-10 – «Entretanto, se levantó sobre Egipto un nuevo rey que no conocía a José; y dijo a su pueblo: (9) He aquí, el pueblo de los hijos de Israel es mayor y más fuerte que nosotros. (10) Ahora, pues, seamos sabios para con él, para que no se multiplique, y acontezca que viniendo guerra, él también se una a nuestros enemigos y pelee contra nosotros, y se vaya de la tierra»

«…se levantó sobre Egipto un nuevo rey… » – Según esta primera interpretación, “nuevo” debe entenderse literalmente. Aunque sobre esto hay diversas interpretaciones en los teologos y sabios parecería superfluo mencionar que “se levanto un nuevo rey” y hubiera bastado con decir que “se levanto un rey”, de lo cual se entendería que era un monarca diferente, para el sabio que emitio esta opinión, al decir “nuevo” la Tora quiere enfatizar que se trataba de un régimen distinto al anterior cuya política nacional no tenia nada que ver con la del anterior.

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Los antiguos Egipcios eran famosos – o infames – por su sentido de orgullo racial hacia otras personas. No es sorprendente el verlos atemorizados y el de ser discriminantes contra esta fuerte minoría entre ellos, el cual parecía que muy pronto ya no sería la minoría.

En aquel tiempo los Egipcios temían de una invasión por parte de los Heteos al norte. Si los Hebreos, que se encontraban entre ellos, se unían a los Heteos, esto significaría un riesgo real a su seguridad.

Cuando a los hijos de Israel se les impuso labores de esclavos ellos construyeron muchas de las grandes ciudades y monumentos de Egipto – excepto las pirámides, las cuales se construyeron mucho antes. Como no sabemos exactamente cuándo esta fuerza laboral comenzó, tampoco sabemos cuanto duró. Algunos estiman que la esclavitud duró 284 años, otros dicen que duró 134 años.

Parece ser que al final el pueblo de Israel será mayor que el resto del mundo. Se refiere a todos los que por medio de Yeshúa son injertados en el pueblo santo. Hay escrituras que dan a entender que finalmente la mayor parte de la población del mundo se salvará y así entrará en el pueblo de Israel por medio del Mesías.

Isaias 54:1 – «Regocíjate, oh estéril, la que no daba a luz; levanta canción y da voces de júbilo, la que nunca estuvo de parto; porque más son los hijos de la desamparada que los de la casada, ha dicho YHVH»

 Gálatas 4: 26-28 – «Mas la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre. (27) Porque está escrito: Regocíjate, oh estéril, tú que no das a luz; Prorrumpe en júbilo y clama, tú que no tienes dolores de parto; Porque más son los hijos de la desolada, que de la que tiene marido. (28) Así que, hermanos, nosotros, como Isaac, somos hijos de la promesa»


Éxodo 1: 11-14 – «Entonces pusieron sobre ellos comisarios de tributos que los molestasen con sus cargas; y edificaron para Faraón las ciudades de almacenaje, Pitón y Ramesés. (12) Pero cuanto más los oprimían, tanto más se multiplicaban y crecían, de manera que los egipcios temían a los hijos de Israel. (13) Y los egipcios hicieron servir a los hijos de Israel con dureza, (14) y amargaron su vida con dura servidumbre, en hacer barro y ladrillo, y en toda labor del campo y en todo su servicio, al cual los obligaban con rigor»


Pitón – 
En Egipcio, Pa-Tum, «casa de Tum,» el dios sol. Aquí se han descubierto las ruinas de las cámaras de grano, era una gran ciudad de almacenaje de grano en el tiempo de José. Ahora es Tell-el-Maskhuta, a doce millas de Ismailia.

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Las ciudades bíblicas de Pitom y Ramsés

Vemos como la opresión al pueblo de Israel produjo multiplicación.

Este era el propósito de Dios para Israel durante su estancia en Egipto. Egipto sirvió como el vientre de una madre para Israel, fue un lugar donde ellos crecieron rápidamente de un gran clan a una poderosa nación. La nación no podría crecer de esta manera en Canaán, ya que era prácticamente imposible el evitar matrimonios mixtos con los habitantes paganos y malvados de Canaán. En Egipto habían una parcialidad en cuanto a la raza, tenían un sistema de separación racial la cual permitió que Israel creciera allí durante varios siglos sin ser asimilados.

Este principio de multiplicación en medio de la adversidad lo vemos en toda vida espiritual sana. Si no hay algún tipo de opresión y persecución nuestra vida espiritual no andamos bien, como está escrito en 2 Timoteo 3:12:

“Y en verdad, todos los que quieren vivir piadosamente en el Mesías Yeshúa, serán perseguidos”

Lucas 6:26 – “¡Ay de vosotros, cuando todos los hombres hablen bien de vosotros!, porque de la misma manera trataban sus padres a los falsos profetas”

No tenemos miedo de las persecuciones porque sabemos que son un medio para nuestra multiplicación. Cuando no hay resistencia tendemos a aflojar nuestra entrega y consagración al Eterno. Los conflictos y persecuciones nos mantienen en constante alerta y dependencia de nuestro Padre Celestial. No te defiendas en los momentos de calumnia, ¡multiplícate!

Éste crecimiento, al pie de la aflicción, a sido consistentemente la historia del pueblo de Dios durante todas las edades – cuanto más sea la aflicción, mayor será su crecimiento. Como lo dijo el antiguo escritor Cristiano Tertullian, “La sangre de los mártires es la semilla de la Iglesia.”

Hechos 4: 23-31 – «Y ellos, habiéndolo oído, alzaron unánimes la voz a Dios, y dijeron: Soberano Señor, tú eres el Dios que hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay; (25) que por boca de David tu siervo dijiste: ¿Por qué se amotinan las gentes, Y los pueblos piensan cosas vanas? (26) Se reunieron los reyes de la tierra, Y los príncipes se juntaron en uno Contra el Señor, y contra su Cristo. (27) Porque verdaderamente se unieron en esta ciudad contra tu santo Hijo Jesús, a quien ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y el pueblo de Israel, (28) para hacer cuanto tu mano y tu consejo habían antes determinado que sucediera. (29) Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra, (30) mientras extiendes tu mano para que se hagan sanidades y señales y prodigios mediante el nombre de tu santo Hijo Jesús. (31) Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios»

El resultado de la persecución en Egipto fue que el pueblo clamó al Eterno y ese clamor produjo esa gran manifestación del poder en la salida. Las manifestaciones sobrenaturales son los resultados de nuestros sacrificios a Dios.

«…Y amargaron su vida con dura servidumbre…» – Debido a que el propósito de Dios era el de bendecir a Israel, y el de cumplir Su rol hacia ellos dentro de Su plan eterno, entonces no habría ninguna cantidad de aflicción la cual pudiera derrotar Su propósito. Los Egipcios intentaron su mejor esfuerzo a través de una cruel esclavitud; pero no funcionó. El principio de Isaías 54:17 es demostrado como cierto: Ninguna arma forjada contra ti prosperará. La maldad de los Egipcios podría herir a los hijos de Israel, pero nunca podrían derrotar el plan de Dios para ellos.

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El Faraón pensó que era mejor no matarlos; pero él quería que fueran esclavos.

En medio del cruel y difícil servicio, la vida pudo parecer desesperante para los hijos de Israel, y la idea de pensar de que Dios estaba trabajando en Su plan puro parecer muy distante para ellos – pero a pesar de ello era verdad.

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  • Plan de Faraon:

Éxodo 1:15-17 – «Y habló el rey de Egipto a las parteras de las hebreas, una de las cuales se llamaba Sifra, y otra Fúa, y les dijo: (16) Cuando asistáis a las hebreas en sus partos, y veáis el sexo, si es hijo, matadlo; y si es hija, entonces viva. (17) Pero las parteras temieron a Dios, y no hicieron como les mandó el rey de Egipto, sino que preservaron la vida a los niños»

«…Una de las cuales se llamaba Sifra, y otra Fúa…» – No debiéramos de esperar que estas dos mujeres fueran las únicas parteras de todos los hijos de Israel. Ellas quizás eran las líderes de una asociación de parteras.

“Sifra y Fúa son dos nombres semíticos, de algún tipo arcaico … la cual tiene un significado como ‘belleza’ y ‘esplendor’ respectivamente”

Podemos observar a la ordenanza de Faraón, consistentemente con el plan de odio por los Judíos por parte de Satanás a través de los siglos, como un ataque en contra del Ungido de Dios y el plan máximo para Israel en Su plan de redención. Satanás sabía que el Mesías – la Simiente de la Mujer, el que le heriría en la cabeza – (Génesis 3:15) – vendría de los hijos de Israel. Por lo tanto él intentó destruir en una generación la nación entera mediante la ordenanza de matar a los niños.

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Rashi explica que los nombres de las parteras mencionados eran los nombres profesionales de Iojeved y Miriam.Iojeved (la madre de Miriam) se llamó Shifra porque era especialista embelleciendo (de la raíz shafar) y limpiando el recién nacido. Miriam, aunque todavía era una niña, era especialista arrullando (de la raíz pa”a) al recién nacido y calmando con su voz consoladora a niños que lloraban.Según el Midrash, Miriam se llamó Pua debido a otro episodio.

Ella reveló su cara descaradamente (de la raíz hofia) contra el Faraón pronunciando: ¡Desdichado este hombre, cuando Dios lo vengue!

El Faraón estaba enfurecido con el comentario de Miriam y quiso matarla. Pero, Iojeved lo aplacó:

¿Le va usted a prestar atención a ella? ¡Es como un niño que no comprende a quien le está hablando, o lo que está diciendo!”

Miriam sólo tenía cinco años en ese momento. A pesar de sus años tiernos, Miriam se puso de pie valientemente ante el gobernante más poderoso en la tierra, reprendiéndolo audazmente por su crueldad hacia su pueblo.

«…Pero las parteras temieron a Dios, y no hicieron como les mandó el rey de Egipto, sino que preservaron la vida a los niños» – Las autoridades han sido puestas por Dios, como está escrito en Romanos 13:1-6:

“Sométase toda persona a las autoridades que gobiernan; porque no hay autoridad sino de Dios, y las que existen, por Dios son constituidas. Por consiguiente, el que resiste a la autoridad, a lo ordenado por Dios se ha opuesto; y los que se han opuesto, sobre sí recibirán condenación…….”

El propósito principal de las autoridades es castigar al que hace el mal y honrar al que hace el bien, como está escrito en 1 Pedro 2:13-14:

“Someteos, por causa del Señor, a toda institución humana, ya sea al rey, como autoridad, o a los gobernadores, como enviados por él para castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen el bien”

 Las leyes de Dios son las que dictan lo que es bueno y lo que es malo, no por las de los hombres o la idea de la mayoría del pueblo. Lo que el Eterno considera correcto es correcto y lo que Dios considera maligno es maligno. Así que las leyes de los gobiernos tienen que ajustarse a las leyes divinas para cumplir con su función. Si un gobierno no cumple con el propósito divino será castigado y eventualmente eliminado por el Eterno que lo ha puesto en esa posición.

Las Escrituras dicen que un pueblo recibe el gobierno que merece – (Nehemías 9:37). Si el pueblo vive en pecado, el Eterno le da un gobierno malo. El problema de los gobiernos corruptos no son los hombres del gobierno en primer lugar, sino el pueblo que vive en pecado. Si el pueblo se arrepiente de sus pecados, Dios le da un gobierno bueno y justo.

El pueblo recibe el gobierno que merece. Otros textos que hablan de este tema se encuentran en – (Jeremías 27:5-7; Ezequiel 25:14; Proverbios 21:1; 24:21; Eclesiastés 8:2-9; 10:20; Daniel 2:21; 4:17 (heb 14), 25-26 (22-23), 32 (29); 5:21).

Es necesario someterse y obedecer las autoridades que hay, porque han sido puestas por Dios. Nuestra obediencia a las autoridades debe ser ejemplar en todos los asuntos que no contradigan las leyes divinas. El que se somete al gobierno muestra respeto a Dios. El que se rebela contra el gobierno con actitudes, palabras u obras, se rebela contra el Eterno. Sólo hay un caso cuando no podemos obedecer las autoridades: la voluntad y leyes divinas están por encima de las leyes humanas, como está escrito en Hechos 4:19-20 y 5:29:

Hechos 4: 19-20 – «Mas Pedro y Juan respondieron diciéndoles: Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios; (20) porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído»

Hechos 5:29 – «Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres»

Las parteras temieron a Dios que había dictado que es malo matar a un ser humano. El mandamiento del rey de Egipto se rebeló contra la ley divina. Por lo tanto las parteras no tenían ninguna obligación a obedecer al rey. Hay que temer más a Dios que a los hombres, como dijo el Mesías en Mateo 10:28:

«Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno»


Éxodo 1: 18-19 – «Y el rey de Egipto hizo llamar a las parteras y les dijo: ¿Por qué habéis hecho esto, que habéis preservado la vida a los niños? (19) Y las parteras respondieron a Faraón: Porque las mujeres hebreas no son como las egipcias; pues son robustas, y dan a luz antes que la partera venga a ellas»

«…Porque las mujeres hebreas no son como las egipcias…» – Muchas personas asumen que las parteras Hebreas mintieron a Faraón cuando dijeron esto. Sin embargo, este no es el caso.

Las parteras bien pudieron decir la verdad – quizás era cierto de que las mujeres hebreas eran más robustas que las mujeres egipcias, aún así las parteras no explicaron todas las razones del porque los bebes eran preservados.

“Esto puede bien no ser una mentira, como muchos suponen, sino una verdad concerniente a muchos de ellos, y bien no afirman que lo sea del todo … Así que aquí no había más que verdad, aunque no hablaron toda la verdad, las cuales no estaban obligadas a hacerlo”

“No se nos dice si las parteras estaban mintiendo, o de que los rápidos partos de los bebés ‘Hebreos’ era un hecho biológico .. Aún si ellas hubieran mentido, no es por su engaño que han sido elogiadas, sino por rehusarse a tomar la vida de los infantes”


Éxodo 1: 20-22 – «Y Dios hizo bien a las parteras; y el pueblo se multiplicó y se fortaleció en gran manera. (21) Y por haber las parteras temido a Dios, él prosperó sus familias. (22) Entonces Faraón mandó a todo su pueblo, diciendo: Echad al río a todo hijo que nazca, y a toda hija preservad la vida»

 «…Y Dios hizo bien a las parteras…» – Aún si las parteras engañaron a Faraón, eso no fue por lo que Dios las bendijo; Él bendijo su valentía piadosa al obedecer a Dios antes que a los hombres.

Dios honró a las parteras por haberle temido más que al rey de Egipto. Prefirieron arriesgar sus vidas en este mundo que arriesgar sus vidas en el mundo venidero.

«…Y el pueblo se multiplicó y se fortaleció en gran manera…» –  Mientras mayor era la persecución en contra del plan de Dios de multiplicar a los hijos de Israel en Egipto, Dios se hacía cargo de que el plan tuviera más éxito. Éste es un maravilloso ejemplo de la bondad y el poder de Dios. Faraón dijo, “menos”, y Dios dijo, “más.” Faraón dijo, “detengan”, y Dios dijo, “vayan.”

Si la batalla fuera únicamente entre Faraón y el pueblo de Israel, el Faraón hubiera claramente ganado. Pero la batalla real incluía a Dios en la ecuación, y eso cambió todo.

Obviamente que Dios ganó esta batalla; pero Él ganó Su victoria a través de unos valientes individuos quienes estaban dispuestos a levantarse ante el poder de Faraón y a hacer lo que era correcto.

«…Él prosperó sus familias…» –  Esta era la bendición de Dios hacia las parteras – Él permitió que tuvieran hijos propios. Usualmente las parteras elegían ese oficio porque no podían tener hijos propios.

«…Echad al río a todo hijo que nazca…» –  Al ver que su plan no había funcionado, Faraón dio una orden más radical, de que todos los infantes varones deberían morir – y aparentemente los niños Egipcios también (Faraón mandó a todo su pueblo).

El método que el Faraón mandó para matar a los niños de Israel se convirtió en la provisión divina para entrenar al libertador de Israel.


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