Llevando continuidad a la historia del capítulo anterior, Moisés se encontraba desanimado por que él creía que Dios estaba corto en actuar y en ayudar. La respuesta de Dios para Moisés muestra que Él quería que él supiera que el Señor esta en control de todo.
- YHVH se da a conocer a Israel:
Éxodo 6:1-3 – «YHVH respondió a Moisés: Ahora verás lo que yo haré a Faraón; porque con mano fuerte los dejará ir, y con mano fuerte los echará de su tierra. (2) Habló todavía Dios a Moisés, y le dijo: Yo soy YHVH. (3) Y aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob como Dios Omnipotente, mas en mi nombre YHVH no me di a conocer a ellos»
Moisés no recibió una respuesta directa a su queja. En vez de eso, Dios le prometió otra vez la liberación de Israel con mano fuerte. Puesto que Moisés no estaba preparado para entender el proceder de Dios, no hubiera sido útil darle una explicación. Por así decirlo, Dios le estaba diciendo a Moisés:
«Lo que yo hago, tú no lo comprendes ahora; mas lo entenderás después» – (Juan 13: 7).
Dios no solamente prometió que Faraón los dejaría ir; él los echaría de su tierra con mano fuerte. Esto parecía imposible después de la reacción inicial de Faraón hacia Moisés y al mensaje del Señor.
«…Y aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob como Dios Omnipotente, mas en mi nombre YHVH no me di a conocer a ellos…» – Según algunos sabios esto no quiere decir que los patriarcas no sabían cual es el nombre personal de Dios.
Desde Génesis 2:4 ha sido revelado el Nombre sobre todo nombre, YHVH, y los patriarcas habían recibido la tradición oral desde Adam – (Génesis 4:1; 24:31).
Ademas encontramos que en Génesis 4:26 los hombres empezaron a invocar el nombre de YHVH. En Génesis 15:2 Abraham esta mencionando el nombre YHVH en su oración. Luego está escrito que Abraham creyo en YHVH y le fue contado por justicia – (Génesis 15:6). En Génesis 17:1 está escrito:
“Cuando Abram tenía noventa y nueve años, YHVH se le aparecio, y le dijo: Yo soy El Shadai; anda delante de mi, y se perfecto”

Abraham
Bajo este nombre, El-Shaddai, el Registro sagrado presenta varias revelaciones de Dios, como la del caso de Abrahan (Gen. 17:1) y el de Jacob (Gen. 35:11).
El nombre pleno no es usado por Dios en ninguna aparición a Isaac que se haya registrado, aunque Isaac mismo lo usó en su bendición de despedida a Jacob – (Gen. 28:3).
Tenemos que entender que la revelación de uno de los nombres del Eterno implica, no solamente el conocimiento de la pronunciación o escritura del nombre, sino la revelación de una parte de su carácter y la acción que viene como expresión de ese carácter. El Eterno se revela mediante sus diferentes nombres. Cada nombre revela una acción que está de acuerdo al significado del nombre. De esta manera hay que entender este versículo. Hay una acción implicada en la revelación del nombre YHVH, y esa acción todavía no había sido revelada en su totalidad a los Patriarcas.
Pero sí les fue revelada la acción que está implícita en el nombre El Shadai. El Shadai puede entenderse principalmente de dos maneras:
- El Todopoderoso.
- El Todosuficiente.
Los Patriarcas habían conocido al Eterno con ese nombre, con ese carácter y esa manera de actuar hacia ellos y el mundo. Habían conocido la mano protectora de El Shadai cuando pasaban por peligros. Habían conocido sus milagros sobrenaturales en la creación. Habían experimentado que El Shadai les había dado todo lo que necesitaban para estar satisfechos. Está escrito que Abraham murió satisfecho – (Génesis 25:8). Pero el Eterno no se había dado a conocer a ellos como YHVH.
¿Qué carácter y acción están implícitos en ese nombre?
Pero hubo varias promesas que el Eterno no cumplió en la vida de los patriarcas, por ejemplo la promesa de tener una descendencia como las estrellas del cielo, el polvo de la tierra y la arena del mar; la promesa de recibir la tierra de Canaán en posesión perpetua.
Esas promesas no fueron cumplidas en la vida de los patriarcas. Además estaban esperando que viniera una ciudad celestial a la tierra de Canaán, como está escrito en Hebreos 11:9-10, 13-16, 39-40.
Hebreos 11:9-10, 13-16, 39-40 – “Por la fe habitó como extranjero en la tierra de la promesa como en tierra extraña, viviendo en tiendas como Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa, porque esperaba la ciudad que tiene cimientos, cuyo arquitecto y constructor es Dios… Todos éstos murieron en fe, sin haber recibido las promesas, pero habiéndolas visto y aceptado con gusto desde lejos, confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra. …………..»
Podemos destacar dos significados más de ese nombre. Los dos nombres del Eterno más usados en las Escrituras son Elohim y YHVH. Elohim aparece unas 2500 veces en el Tanaj (AT) y YHVH aparece casi 7000 veces. Aunque YHVH sea el nombre personal del Eterno y Elohim un nombre genérico, los rabinos ven en estos dos nombres una tendencia de diferentes manifestaciones del carácter del Eterno que al mismo tiempo son opuestos y complementarios.
El nombre YHVH está relacionado con la misericordia del Eterno y el nombre Elohim está relacionado con la justicia del Eterno. Así que, normalmente cuando aparece escrito el nombre Elohim, está relacionado con un acto de justicia y cuando aparece el nombre YHVH, está relacionado con un acto de misericordia.
Es destacable el hecho de que lo primero que Moisés recibe, en la magnífica revelación en la zarza ardiendo, es la revelación de la compasión y misericordia del Eterno, como está escrito en Éxodo 3:7, 9:
“Dijo luego YHVH: Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus exactores; pues he conocido sus angustias, (8) y he descendido para librarlos de mano de los egipcios, y sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y ancha, a tierra que fluye leche y miel, a los lugares del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo. (9) El clamor, pues, de los hijos de Israel ha venido delante de mí, y también he visto la opresión con que los egipcios los oprimen…”
Éxodo 3:8a, 10 – “Y he descendido para librarlos de mano de los egipcios, y para sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y espaciosa, a una tierra que mana leche y miel… Ahora pues, ven y te enviaré a Faraón, para que saques a mi pueblo, los hijos de Israel, de Egipto”
Los hijos de Israel necesitaban una redención para poder salir de Egipto. Cuando una o varias personas han llegado a una situación de peligro, esclavitud, pobreza, enfermedad o algo semejante, y no tienen los medios para salir de allí, necesitan redención para poder salir de esa situación. Un redentor es una persona que tiene la capacidad para sacar a los que necesitan ser redimidos. En este caso el Eterno se presenta como Redentor para sacar a los hijos de Israel de Egipto, porque ellos no pueden hacerlo por sí Mismos.
Éxodo 15:13 – “En tu misericordia has guiado al pueblo que has redimido; con tu poder los has guiado a tu santa morada”
En Deuteronomio 9:26 está escrito:
“Y oré a YHVH, diciendo: Oh Señor YHVH, no destruyas a tu pueblo y a tu heredad que has redimido con tu grandeza, que sacaste de Egipto con mano poderosa”
En el Salmo 77:15 está escrito:
“Con tu brazo has redimido a tu pueblo, a los hijos de Jacob y de José”
Los patriarcas no tuvieron la experiencia con el Eterno como el gran Redentor. Ahora YHVH se manifiesta a los hijos de Israel como Redentor, para liberarlos de la esclavitud.
Los hijos de Israel eran esclavos. Un esclavo no tiene el derecho de su propia vida, no es dueño de sí mismo. Otra persona es el dueño de él. Para nosotros es difícil entender esto porque no lo hemos vivido. La esclavitud de los hijos de Israel no significaba solamente que tenían que trabajar duramente, sino que no eran dueños de sí mismos. Pertenecían a Faraón. La Torá no revela en detalle cómo llegaron a ser esclavos. Los midrashes dan su explicación, pero el hecho de que eran esclavos implica que en algún momento tenían que haber perdido la libertad. O se vendieron como esclavos por propia voluntad, o fueron obligados a ser esclavos por la fuerza.
Éxodo 5:3 – “Entonces ellos dijeron: El Dios de los hebreos nos ha salido al encuentro. Déjanos ir, te rogamos, camino de tres días al desierto para ofrecer sacrificios a YHVH nuestro Dios, no sea que venga sobre nosotros con pestilencia o con espada”
Jurídicamente el Eterno no podía reclamar a los hijos de Israel porque estaban bajo la autoridad de Faraón y eran su posesión. Si el Eterno los hubiera sacado sin el permiso de Faraón, sería un ladrón y no respetaría el principio de autoridad que él mismo ha establecido. Por esto Moisés tenía que pedir permiso hasta siete veces para sacar a los hijos de Israel – (Éxodo 5:1; 7:16; 8:1 (7:26 heb.), 20 (16); 9:1; 10:3).
En ninguna de estas ocasiones está escrito que YHVH ordenó a Faraón que soltara al pueblo. El Eterno no puede cometer ningún acto de injusticia, como está escrito en el Salmo 145:17:
“Justo es YHVH en todos sus caminos, y bondadoso en todos sus hechos”
Por otro lado Dios tenía toda la autoridad por encima de Faraón. Fue Él quien le había puesto como rey en Egipto – (Romanos 13:1-6), delegándole parte de su autoridad.
Por lo tanto Dios tiene el derecho de juzgar las acciones de Faraón, y esa también fue parte de la misión de Moisés, que actuaba como dios (elohim) en este caso sobre el rey de Egipto.
Las plagas vinieron porque el rey de Egipto, junto con su pueblo, no habían respetado las leyes del Eterno que son para todos los hombres de la tierra. Moisés fue enviado con dos propósitos principales, juzgar la autoridad que no estaba cumpliendo su función según la voluntad de Aquel que la puso en su lugar, y redimir a los hijos de Israel de su esclavitud. De esta manera se revelan los dos nombres Elohim y YHVH en esta obra. Elohim como el Juez justo que dicta y ejecuta sentencia sobre un gobierno maligno y YHVH como el misericordioso Redentor que saca a su pueblo de la esclavitud.
Dios estaba ahora por revelarse más plenamente que en lo pasado: librando a su pueblo con «mano fuerte» – (Exo. 6:1), tomando en realidad a los israelitas como su pueblo (vers. 7), estableciendo su pacto con ellos y dándoles la tierra de Canaán (vers. 4). Siendo esto verdadero, parece que en el vers. 3 Dios debe referirse al nuevo significado que la experiencia de la liberación daría al nombre, más bien que al nombre en sí (vers. 1-7).
i. Un problema similar ocurre en Apoc. 19: 11-16. En el vers. 12 se dice que «ninguno conocía» el nombre de Cristo, cuando aparece montado en el «caballo blanco», dirigiendo los ejércitos del cielo.
Sin embargo, en el vers. 11 es llamado «Fiel y Verdadero», y en el vers. 13 «su nombre es: EL VERBO DE DIOS». Estos eran nombres por los cuales Cristo ya era conocido en carácter a lo menos en cierta medida por su pueblo. Sin embargo, en el vers. 16 Juan habla de Cristo como «Rey de reyes y Señor de señores» aunque específicamente describe este título como un nuevo «nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo» (vers. 12). Por 1 Tim. 6: 15 es claro que este título era aplicado a Cristo ya en los tiempos apostólicos. Obviamente, la declaración de Juan de que «ninguno conocía» el nombre, no se refiere al título en sí sino más bien al nuevo papel en que aparece Cristo, como defensor de su pueblo acosado, para regir «con vara de hierro a todas las naciones» – (Apoc. 12:5; cf. 19:15).
Éxodo 6:4-8 – «También establecí mi pacto con ellos, de darles la tierra de Canaán, la tierra en que fueron forasteros, y en la cual habitaron. (5) Asimismo yo he oído el gemido de los hijos de Israel, a quienes hacen servir los egipcios, y me he acordado de mi pacto. (6) Por tanto, dirás a los hijos de Israel: Yo soy YHVH; y yo os sacaré de debajo de las tareas pesadas de Egipto, y os libraré de su servidumbre, y os redimiré con brazo extendido, y con juicios grandes; (7) y os tomaré por mi pueblo y seré vuestro Dios; y vosotros sabréis que yo soy YHVH vuestro Dios, que os sacó de debajo de las tareas pesadas de Egipto. (8) Y os meteré en la tierra por la cual alcé mi mano jurando que la daría a Abraham, a Isaac y a Jacob; y yo os la daré por heredad. Yo YHVH»
«…Me he acordado de mi pacto…» – Dios había recordado Su pacto; ahora Moisés era llamado a recordar a su Dios – (Ver com. Gén. 15: 9; 17: 7, 8; ver también caps. 26: 3; 28: 13).
«…yo he oído el gemido de los hijos de Israel…» – Dios ya le había asegurado a Moisés que el clamor de su pueblo oprimido había subido delante de él (cap. 3: 9; cf. cap. 2: 24), pero repitió la afirmación frente a la queja de Moisés. Este, y también su pueblo, debían estar seguros de que Dios no los había olvidado, sino que los sostendría en su aflicción y pronto los libertaría.
En este texto encontramos siete promesas. Las cuatro primeras de ellas están relacionadas con las cuatro copas que se beben en la celebración de Pesaj (Pascua), de la siguiente manera:
- «…Os sacaré…» – primera copa llamada “kidush”, “santificación”.
- «…Os libraré…» – segunda copa llamada “juicio”.
- «…Os redimiré…» – tercera copa llamada “redención” o “bendición”.
- «…Os tomaré…» – cuarta copa llamada “alabanza”.
- «…Yo seré vuestro Dios…»
- «…Os traeré…»
- «…Os la daré…»
“Cada uno de estos verbos Hebreos, las cuales están en tiempo pasado (ejemplo, pasado perfecto), en lugar del tiempo futuro, tan cierto estaba Dios en su cumplimiento que fueron vistos como si ya se hubieran cumplido”
(Kaiser)
Hay un fuerte contraste con las cinco declaraciones de Yo haré de Satanás en escritas en Isaías 14:13-15. La gran diferencia es que Satanás estaba sin poder para llevar a cabo sus “Yo haré”. Dios es más que suficiente para cumplir Sus promesas.
«…y os redimiré con brazo extendido, y con juicios grandes…» -Esa liberación no podía realizarse por medios pacíficos sino que requeriría una demostración de fuerza de parte de Dios. Tal es lo que ahora se insinúa. Algunos anuncios de juicios venideros ya se habían hecho previamente (caps. 3: 20; 4: 23). Es verdad que no se les había dado ese nombre, si bien Dios le había prometido a Abraham que juzgaría a la nación a quien ellos servirían (Gen. 15: 14). Las plagas que estaban por caer sobre Faraón y su pueblo no eran meramente «maravillas» o «señales» en el sentido usual de la palabra, sino también castigos infligidos sobre una nación orgullosa y cruel por un juez divino.
«…Os tomaré…» – Dios continuó haciendo promesas, amontonándolas por así decirlo, una sobre otra. Haría de los israelitas su pueblo peculiar, se daría a conocer a ellos como el gran Libertador, los llevaría a la tierra prometida y se la daría como posesión. Todas esas promesas fueron cumplidas a su debido tiempo. Los israelitas llegaron a ser manifiestamente el pueblo de Dios en el Sinaí (cap. 19: 5, 6), donde Dios, al mismo tiempo, se convirtió especialmente -pero no exclusivamente- en su Dios (cap. 20: 1, 2).
Éxodo 6:9-13 – «De esta manera habló Moisés a los hijos de Israel; pero ellos no escuchaban a Moisés a causa de la congoja de espíritu, y de la dura servidumbre. (10) Y habló YHVH a Moisés, diciendo: (11) Entra y habla a Faraón rey de Egipto, que deje ir de su tierra a los hijos de Israel. (12) Y respondió Moisés delante de YHVH: He aquí, los hijos de Israel no me escuchan; ¿cómo, pues, me escuchará Faraón, siendo yo torpe de labios? (13) Entonces YHVH habló a Moisés y a Aarón y les dio mandamiento para los hijos de Israel, y para Faraón rey de Egipto, para que sacasen a los hijos de Israel de la tierra de Egipto»
Después de que Moisés habló las palabras que Dios le dijo, los hijos de Israel aún estaban atrapados en una incredulidad miserable. Ellos probablemente pudieron decir que ellos no dudaban de Dios, pero que si dudaban del mensajero – Moisés.
Los israelitas, que esperaban una rápida liberación, por el contrario fueron más oprimidos debido a la mal acogida intervención de Moisés. Estaban pues demasiado deprimidos para ser reanimados aun por las bondadosas promesas y seguridades que Moisés estaba comisionado para darles. Rehusaron depositar por más tiempo su confianza en uno que pensaron que los había engañado, uno que obviamente no era sino un soñador, un visionario, si no algo peor. «Congoja de espíritu» oprimía sus almas y una «dura servidumbre» cansaba sus cuerpos día tras día, con el resultado de que les faltaba tanto el tiempo como la voluntad para escuchar.
La versión Samaritana tiene una adición al vers. 9 que, aunque probablemente no escrita por Moisés, con todo proyecta algo de luz sobre el razonamiento de los desanimados israelitas. Dice, de acuerdo con una declaración de los israelitas hecha posteriormente (cap. 14: 12):
«Y le dijeron: Déjanos solos, y sirvamos a los egipcios; pues es mejor para nosotros que sirvamos a los egipcios antes que morir en un desierto«.
«…A causa de la congoja de espíritu, y de la dura servidumbre…» – Esto es por lo cual Israel dudaba de Dios y de Su mensajero. Los siglos de esclavitud les hizo pensar como esclavos en lugar del pueblo del pacto. Faraón era más grande a sus ojos de lo que Dios era.
«…He aquí, los hijos de Israel no me escuchan; ¿cómo, pues, me escuchará Faraón, siendo yo torpe de labios?…»
Jeremías 6:10 – “¿A quién hablaré y amonestaré, para que oigan? He aquí que sus oídos son incircuncisos (arelá), y no pueden escuchar; he aquí que la palabra de YHVH les es cosa vergonzosa, no la aman…”
Esta es la séptima vez que Moisés se opone al Eterno. Cinco veces lo hizo ante la zarza ardiendo y dos veces en Egipto – (Ex 5:22-23).
“…torpe de labios…” – Literalmente “obstruido de labios”. La palabra hebrea que ha sido traducida como “torpe” es “aral”, que viene de “arel” que, significa “obstrucción”. Lo que Moisés está diciendo es que sus labios están obstruidos de manera que no puede hablar con claridad. La palabra “orlá”, la forma femenina de “aral”, siempre significa “obstrucción”.
Jeremías 9:25-26 – “He aquí, vienen días–declara YHVH– en que castigaré a todo el que esté circuncidado sólo en la carne: a Egipto, a Judá, a los hijos de Amón, a Moab y a todos los que se rapan las sienes, a los que habitan en el desierto; porque todas las naciones son incircuncisas (arelim), y toda la casa de Israel es incircuncisa de corazón (arlei-lev)”
El prepucio de la carne también es llamado “orlá” porque es lo que cubre y obstruye parte del órgano sexual masculino. Un incircunciso es llamado “arel”.
〉 Ejemplos:
Génesis 17:14 – “Mas el varón incircunciso (arel), que no es circuncidado en la
carne de su prepucio, esa persona será cortada de entre su pueblo; ha quebrantado mi pacto”
Éxodo 12:48 – “Mas si algún extranjero morare contigo, y quisiere celebrar la pascua para YHVH, séale circuncidado todo varón, y entonces la celebrará, y será como uno de vuestra nación; pero ningún incircunciso (arel) comerá de ella”
Así que Moisés tenía un impedimento en sus labios para poder hablar bien. Esto hizo que los hijos de Israel reconocieran que YHVH estaba utilizándole cuando sus palabras fluían con tanta claridad y facilidad.
Deuteronomio 32:1-2 – “Prestad atención, oh cielos, y dejadme hablar; y escuche la tierra las palabras de mi boca. Caiga como la lluvia mi enseñanza, y destile como el rocío mi discurso, como llovizna sobre el verde prado y como aguacero sobre la hierba”
Esto nos ensenña que el Eterno escoge lo que no es nada para avergonzar a los que son algo en este mundo.
1 Corintios 1:26-29 – “ Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; (27) sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; (28) y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, (29) a fin de que nadie se jacte en su presencia”
«…les dio mandamiento para los hijos de Israel, y para Faraón…» – No se registra la respuesta de Dios ante la nueva protesta de Moisés. Parece que no le contestó formalmente, sino que más bien le dio una orden terminante que no admitía una negativa. Moisés fue entonces enviado a los israelitas y al rey, no con un pedido o una propuesta sino con una orden imperativa.
- Genealogía de Rubén, Simeón y Leví:
Éxodo 6:14-16 – «Estos son los jefes de las familias de sus padres: Los hijos de Rubén, el primogénito de Israel: Hanoc, Falú, Hezrón y Carmi; estas son las familias de Rubén. (15) Los hijos de Simeón: Jemuel, Jamín, Ohad, Jaquín, Zohar, y Saúl hijo de una cananea. Estas son las familias de Simeón. (16) Estos son los nombres de los hijos de Leví por sus linajes: Gersón, Coat y Merari. Y los años de la vida de Leví fueron ciento treinta y siete años»
En este punto Moisés interrumpe su relato para insertar una sección genealógica en la que toma la historia de la familia de Israel en el punto en que la había dejado en el cap. 1: 5.
La organización social de Israel estaba basada en las tribus; de ahí que fuera importante un registro de las divisiones y subdivisiones de las diversas familias. En vista de que el relato había llegado a un punto decisivo, éste pareció un lugar adecuado para insertar la información. Los «jefes» son los reconocidos como dirigentes y fundadores de las diversas familias israelitas.
- Rubén – Para los nombres de estos cuatro hijos de Rubén – (ver Gen. 46:9).
- Simeón – Para los nombres de los hijos de Simeón – (ver Gen. 46:10).
- Leví – Para los tres hijos de Leví – (ver Gen. 46:11).
«…los hijos de Gersón…» – Los hijos de Gersón son mencionados primero porque él era el mayor de los hijos de Leví. Libni significa «el blanco«, y puede referirse a que era realmente muy blanco. Simei quizá signifique «el que escucha«.
«…los hijos de Coat…» – Amram significa «cosecha«; Izhar, «aceite fresco«; Hebrón, «compañero«, y Uziel, «Dios es mi fortaleza«.
«…los años de la vida de Coat…» – Coat, que nació antes de que fuera Jacob a Egipto (Gen. 46:11), parece haber pasado en Egipto la mayor parte de su larga vida de 133 años, y puede haber vivido durante el período de la opresión.
«…los hijos de Merari…» -Mahli significa «el agradable«, pero es oscuro el significado del nombre de Musi. Los mahlitas y los musitas estuvieron entre las familias levíticas más importantes del tiempo del éxodo – (Num. 3:33; 26:58).
«…Amram…» – No se puede dudar de que este Amram es el «varón de la familia de Leví» mencionado en el cap. 2:1. Era nieto de Leví. Dios le había prometido a Abrahám que la cuarta generación de los que fueran a la tierra de la opresión volvería a la tierra prometida – (Gen. 15: 16). Las cuatro generaciones serían pues las de Leví, Coat, Amram y Moisés.
«…Jocabed…» – Significa «YHVH es glorioso«.
«…su tía…» -Jocabed, de quien sólo se habla en términos generales como una hija de Leví, en Exo. 2: 1, lo que podría significar cualquier descendiente femenino de Leví, aquí es llamada la tía de Amram y, por lo tanto, era la hermana de Coat. Esto está en armonía con la traducción aceptada de Num 26:59. Si el texto, aunque incierto, es completo, indica que Jocabed era una hija literal de Leví. Aunque un matrimonio tal fue prohibido por la ley mosaica – (Lev. 18: 12), indudablemente estaba «permitido» en tiempos anteriores.
«…dio a luz…» – Los hijos de Amram son mencionados de acuerdo con su edad. Siendo tres años mayor que Moisés – (Exo 7: 7), Aarón fue mencionado primero. Su hermana María era mayor aún – (cap. 2: 4), pero no se la menciona aquí dado que los nombres de las mujeres aparecen en las listas genealógicas antiguas tan sólo en casos excepcionales. La inserción del nombre de ella en este texto en la LXX, la Vulgata y un manuscrito hebreo parece ser la obra de un escriba posterior.
«…los hijos de Izhar…» – De los tres hijos de Izhar, hermano de Amram, sólo Coré es mencionado otra vez en la Biblia – (ver Num 16:1; 1 Cron 6:37). Su nombre significa «el calvo«. Se desconoce el significado de Nefeg. Zicri significa «mi recuerdo«.
«…los hijos de Uziel…» – Los hijos de Uziel, el hermano menor de Amram, son mencionados otra vez más tarde en el relato. Misael, nombre cuyo significado es dudoso, y Elzafán, que significa «Dios está oculto«, fueron más tarde empleados por Moisés para llevar los cuerpos de Nadab y Abiú fuera del campamento – (Lev. 10:4).
Elzafán, llamado Elizafán, es mencionado como cabeza de los coatitas en Num 3:30. El nombre de Sitri significa «mi lugar de ocultamiento». Los nombres de estos hombres, nacidos durante la dura opresión en Egipto, reflejan los sentimientos de sus padres cuando ellos nacieron. Elzafán quizá nació en una hora particularmente oscura, cuando el futuro de Israel tenía la apariencia de ser más espantoso, y parecía que Dios se había ocultado. Sitri, como Moisés, puede haber nacido en secreto y haber estado oculto durante algún tiempo.
v.23 «…Tomó Aarón por mujer a Elisabet…» – El nombre de la esposa de Aarón significa «mi Dios ha jurado«. Su padre, Aminadab, mencionado aquí por primera vez, era un descendiente de Judá a través de Fares y Hezrón, y fue antepasado de Jesús – (1 Cron. 2: 3-10; Mat 1:4). Aminadab significa «mi pueblo es voluntario«.
«…hermana de Naasón…» –Una transliteración de Najshón, de la raíz najásh, «serpiente«. Un najshón era un «encantador«, es decir uno que usaba las serpientes como un medio de adivinación. Naasón fue durante algún tiempo «jefe de los hijos de Judá» – (Num. 2:3).
«…dio a luz a Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar…» – Acerca de la suerte de los dos hijos mayores de Aarón, que llegaron a ser los primeros sacerdotes bajo la ley levítica del Sinaí – (ver Lev. 10: 1,2). Nadab significa «él está dispuesto«, y Abiú, «mi padre es él«. Eleazar -«Dios ha ayudado«- llegó a ser sumo sacerdote cuando murió Aarón – (Num 20:23-28) y el cargo del sumo sacerdote se perpetuó a través de sus descendientes – (1 Cron 6:4-15). Su muerte se registra en Jos. 24: 33. Itamar es dudoso el significado del nombre del hijo menor de Aarón. Al igual que los otros hijos de Aarón, Itamar llegó a ser sacerdote y tuvo la responsabilidad de registrar las ofrendas de buena voluntad del pueblo para la edificación del tabernáculo – (cap 28:1; 38:21).
«…los hijos de Coré…» – No todos los hijos de Coré fueron destruidos con su padre cuando ocurrió la rebelión en el desierto – (Num. 26:11). Los tres mencionados aqui llegaron a
ser cabezas de las «familias de los coreítas«, cuyos descendientes fueron famosos como cantores en el templo en el tiempo de David – (1 Cron 6:22, 23, 31; Sal 42:1; 44:1; etc.). Asir significa «prisionero«; Elcana, «Dios ha fundado«, y Abiasaf, «mi padre ha reunido«.
v.25 «…tomó para sí mujer de las hijas de Futiel…» – El suegro de Eleazar no es mencionado en ninguna otra parte. La primera parte del nombre es egipcia, la segunda hebrea, y el nombre significa «Dios ha dado» o «dedicado a Dios«.
«…la cual dio a luz a Finees…» – Finees es un nombre egipcio que significa «negro«, y podría indicar que su tez era desusadamente oscura – (cf. Libni, «el blanco», en Exo 6:17). La presencia en el libro del Génesis de nombres egipcios para personas de cuna hebrea es otra evidencia de que es un relato histórico, escrito por alguien familiarizado con Egipto. No es sorprendente encontrar nombres egipcios entre los israelitas, después de que habían vivido tanto tiempo en Egipto. Teniendo en cuenta las circunstancias, es sorprendente encontrar a tantos israelitas con nombres hebreos, lo que se debió al desgano para aceptar las costumbres, los usos y el idioma de sus opresores.
v. 26 «…Aquel Aarón y aquel Moisés…» – Terminada la genealogía, el autor anñade una nota para hacer saber que el Aarón y el Moisés aquí mencionados (vers. 20) son el mismo Aarón y el mismo Moisés a quienes se les ordenó que dirigieran la salida de los hijos de Israel de Egipto.
La expresión «este es aquel Aarón y aquel Moisés» (vers. 26) se repite en el vers. 27 con una inversión significativa en el orden de los nombres. En la genealogía misma, Aarón está primero como el mayor de los dos, pero aquí, en anticipación de la narración histórica que sigue, Moisés tiene prioridad sobre su hermano mayor, como el salvador divinamente designado de Israel.
Éxodo 6:28-30 – «Cuando YHVH habló a Moisés en la tierra de Egipto, (29) entonces YHVH habló a Moisés, diciendo: Yo soy YHVH; di a Faraón rey de Egipto todas las cosas que yo te digo a ti. (30) Y Moisés respondió delante de YHVH: He aquí, yo soy torpe de labios; ¿cómo, pues, me ha de oír Faraón?»
Los vers. 28-30 son una repetición del pensamiento de los vers. 10-12. Habiendo insertado una sección genealógica, Moisés retorna el relato donde lo dejó en el vers. 12 y, al hacer eso, repite la última sección del relato a fin de relacionarlo con la narración que sigue.
El sentir de Moisés pudo ser similar al de Isaías, después escrito en Isaías 6:1-8. Isaías sabía de que él era un pecador ante la presencia de Dios, y sintió que el centro de su pecado estaba en sus labios – del modo de hablar y comunicarse de una manera que no glorificaba a Dios. Dios podía lidiar con los labios impuros de Isaías, y Él es más que capaz de lidiar con los labios incircuncisos de Moisés. Dios también es perfectamente capaz de lidiar con las cosas en nuestras vidas – reales o imaginarias – las cuales nos dificultan el ser usados por Él.