Éxodo 24 – Pacto sellado

Éxodo 24:1-2 – «Dijo YHVH a Moisés: Sube ante YHVH, tú, y Aarón, Nadab, y Abiú, y setenta de los ancianos de Israel; y os inclinaréis desde lejos. (2) Pero Moisés solo se acercará a YHVH; y ellos no se acerquen, ni suba el pueblo con él»

Siendo Nadab y Abiú los dos hijos mayores de Aarón (cap. 6: 23), eran los sucesores naturales de su padre en el sacerdocio. Sin embargo, no retuvieron ese cargo debido a su pecado cometido posteriormente, cuando ofrecieron «fuego extraño» – (Lev. 10: 1, 2).Sinaí.jpg

«…setenta de los ancianos de Israel…» – Estos eran por lo general, aunque no necesariamente, hombres de mayor edad, En este caso, el término designa a aquellos de cierta categoría yposición oficial entre sus hermanos, los que eran cabezas de familias – (Exo. 6: 14, 25; 12: 21).

Representaban al pueblo en su conjunto, al paso que Nadab y Abiú representaban al sacerdocio futuro – (cap. 28: 1). Estos dirigentes también representaban a las 12 tribus de Israel. Todos debían ascender al monte hasta cierto lugar, pero sólo Moisés. había de ir hasta la cima. Así los ancianos habían de rendir culto «desde lejos«.


Éxodo 24:3-5 – «Y Moisés vino y contó al pueblo todas las palabras de YHVH, y todas las leyes; y todo el pueblo respondió a una voz, y dijo: Haremos todas las palabras que YHVH ha dicho. (4) Y Moisés escribió todas las palabras de YHVH, y levantándose de mañana edificó un altar al pie del monte, y doce columnas, según las doce tribus de Israel. (5) Y envió jóvenes de los hijos de Israel, los cuales ofrecieron holocaustos y becerros como sacrificios de paz a YHVH»

A su regreso al campamento, Moisés anunció la legislación registrada en los caps. 20:22 a 23:33. El Decálogo/Ketubah fue pronunciado por Dios mismo, pero las «leyes» fueron presentadas al pueblo por Moisés.

En el versículo 3 – (Éxodo 24:3), Israel aceptó verbalmente al pacto de relación con Dios; pero hay un sentido en la que esto simplemente no es suficiente. Ellos debían de hacer cosas específicas para confirmar su pacto con Dios. Primero, la ley de Dios debe escribirse:

Moisés escribió todas las palabras de YHVH. La palabra de Dios es tan importante que no se debe de dejar como una recolección humana ni a la naturaleza creativa de la memoria. Ésta debía de escribirse, y necesariamente escribirse en sus corazones – (Jer 31:33).

«…Y Moisés escribió…» – El Espíritu de verdad que inspiró a los profetas – (Juan 14: 26; Heb. 1: 1; 2 Ped. 1: 20, 21) le hizo recordar los mandatos que Dios le había dado. Entonces Moisés erigió un altar, pues sin un sacrificio ningún pacto se tenía por obligatorio.

«…Envió jóvenes…» – Quizá como los «primogénitos» (cap. 22: 29) estos jóvenes servían como sacerdotes hasta que se instituyó el sacerdocio levítico (cap. 28:1). Probablemente también esos jóvenes fueron elegidos por su habilidad para manejar a los animales que se resistieran a ser sacrificados.

  • Los «holocaustos» simbolizaban la consagración personal y la entrega del yo – (Sal. 51: 16-19; ver también com. de Lev. 1: 2-4).
  • El «sacrificio de paz» representaba una comunión renovada con Dios y agradecimiento a él – (ver com. Lev. 3: 1).

 Éxodo 24:6-8 – «Y Moisés tomó la mitad de la sangre, y la puso en tazones, y esparció la otra mitad de la sangre sobre el altar. (7) Y tomó el libro del pacto y lo leyó a oídos del pueblo, el cual dijo: Haremos todas las cosas que YHVH ha dicho, y obedeceremos. (8) Entonces Moisés tomó la sangre y roció sobre el pueblo, y dijo: He aquí la sangre del pacto que YHVH ha hecho con vosotros sobre todas estas cosas»

Sangre e la alianza.jpegDebido a que la sangre simbolizaba la vida de la víctima – (Lev. 17: 14), era una parte
esencial de cada sacrificio y su aspersión sobre el altar era un punto focal del ritual común de los sacrificios – (Lev. 1: 5; 3: 8). Ahora bien, la mitad de la sangre era adjudicada al pueblo y la mitad a Dios; la sangre asperjada sobre el altar simbólicamente ligaba a Dios con los términos del pacto, y la que era asperjada sobre el pueblo lo ligaba de la misma manera – (Heb. 9: 18-22; ver también com. Gén. 15: 9-13, 17).

«…Y tomó el libro del pacto y lo leyó a oídos del pueblo…» – El pacto fue hecho cuando la palabra de Dios fue oída y se obtuvo una respuesta. Nuestro pacto con Dios esta basado en Sus palabras y en Sus términos, no en nuestras palabras y términos.

«…Entonces Moisés tomó la sangre y roció sobre el pueblo…» – El pacto era hecho con la aplicación de la sangre. Mientras la nación recibía la sangre del pacto, el pacto fue sellado.

i. Probablemente Moisés no roció la sangre sobre cada individuo de esa vasta multitud; sino quela roció sobre los dirigentes como sus representantes es decir los «ancianos» y otros hombres principales de cada tribu y familia quizá estuvieron incluidos en esta parte de la ceremonia.

“Los rituales de sangre de algún tipo son comunes en casi todas las formas de pactos: se testigo de la costumbre de muchas tierras al ver como se hacen los ‘hermanos de sangre’ al permitir que la sangre de dos personas se mezclen y fluyan juntas como una” (Cole)

El pacto de la sangre de Jesús también es el fundamento de todo nuestro crecimiento y madurez en Cristo:

Hebreos 13:20-21 – «Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno, os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de él por Jesucristo; al cual sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén»

Nuestro trato con Dios a través del Nuevo Pacto sigue el mismo patrón de pacto:

  • La palabra de Dios es leída.
  • Se debe de hacer un sacrificio.
  • Se debe recibir la palabra de Dios.
  • Se debe recibir la Sangre del Sacrificio.

«…He aquí la sangre del pacto…» – Entre las naciones de la antigüedad era una costumbre común sellar un pacto con sangre – (ver com. Gén. 15: 9-13, 17). A veces la sangre era la de una víctima; las dos partes solemnemente afirmaban que si violaban el pacto, correrían la suerte de la víctima. Entre los paganos, a veces era la sangre de las dos partes mismas, cada una de las cuales bebía de la sangre de la otra contrayendo de esa manera un vínculo de sangre.

Se suponía que así el quebrantamiento del pacto se convertía en un asunto de vida o muerte. Moisés sencillamente eligió asperjar la sangre sobre el altar y sobre el pueblo – (ver com. vers. 6) reuniendo así a las partes contratantes en un solemne pacto. Aplicada al pueblo, la sangre también simbolizaba limpieza del pecado y consagración al servicio divino.

De allí en adelante, Dios los consideró como su propiedad especial; eran suyos – (Isa. 43:1). Liberados del pecado, nosotros también llegamos a ser siervos de Dios – (Rom. 6: 22; 1 Ped. 2: 9, 10).


Éxodo 24:9-11 – «Y subieron Moisés y Aarón, Nadab y Abiú, y setenta de los ancianos de Israel; (10) y vieron al Dios de Israel; y había debajo de sus pies como un embaldosado de zafiro, semejante al cielo cuando está sereno. (11) Mas no extendió su mano sobre los príncipes de los hijos de Israel; y vieron a Dios, y comieron y bebieron»

Después de la ratificación del pacto, Moisés, Aarón, sus hijos y los ancianos obedecieron la orden de Dios de «subir» – (vers. 1). El grupo ascendió hasta una parte del camino, no hasta la cumbre, que sólo Moisés tuvo el privilegio de visitar – (vers. 2, 12). Los otros tuvieron que rendir culto «desde lejos«.

«…Y vieron al Dios de Israel…» – Es difícil el explicar lo que ellos vieron. Aquí es claro que Dios no es una fuerza impersonal sino una presencia real – (ver también Exo. 33: 17-23; 34: 5-7; Núm. 12: 6-8; Isa. 6: 1-6; Eze. 1: 26-28). A pesar de que el texto nos dice que vieron a Dios, posiblemente vieron una manifestación gloriosa de Dios, porque realmente Dios no es un humano o no lo conceptualizamos como algo fisico, Dios es espirítu.Mas bien diriamos que ellos vieron un aspecto de una visión celestial de Dios, después de observar el patrón de Isaías (Isaías 6) o Ezequiel (Ezequiel 1).

Aunque algunos sabíos dicen que Moisés y los demas subieron a una dimensión diferente a la fisica, es decir a uno de los siete cielo según el Talmud.

«…y había debajo de sus pies como un embaldosado de zafiro, semejante al cielo cuando está sereno…» – El azul del zafiro puede sugerir de que los ancianos vieron el mar de cristal del trono de Dios (Apocalipsis 4:6).

“Ezequiel 1:26 ve a Dios como si estuviera sentado en un trono de zafiro, sobre un ‘firmamento’ de cristal (verso 22), y el pensamiento se vuelve a tomar del Libro de Apocalipsis”

Podríamos pensar que este excelso honor y privilegio habría establecido a esos hombres en una perdurable fe en Dios y obediencia a él. Pero el trágico relato registra que Aarón se rindió a la impulsivo exigencia del pueblo que pedía un becerro de oro – (Exo. 32: 1-6) y que Nadab y Abiú fueron muertos por ofrecer «fuego extraño» – (Núm. 3: 1-4).

Una elevada experiencia de un día no es protección para el día siguiente – (Mat. 14: 28-33; Luc. 13: 25-27; 1 Cor. 10: 11, 12), no podemos vivir de las revelaciones del pasado, sino buscar nuevas revelaciones «dabar» para el presente.

«…Mas no extendió su mano sobre los príncipes de los hijos de Israel…» – Dios no hirió a esos hombres con muerte, pestilencia o ceguera, aunque su impiedad no les daba razón para pensar que podrían ver a Dios y vivir – (Gén. 32: 30; Exo. 33: 20; Juec. 6: 22, 23; etc.).

En esa ocasión según interpretacioens vieron la gloria del Hijo de Dios. Una comida ceremonial generalmente seguía a una ofrenda de sacrificio, y de ésta quizá participaron los ancianos, llegando hasta tan cerca de la presencia divina como les era dado aproximarse. Después de esta experiencia, todo el grupo volvió al campamento.


Éxodo 24:12-15 – «Entonces YHVH dijo a Moisés: Sube a mí al monte, y espera allá, y te daré tablas de piedra, y la ley, y mandamientos que he escrito para enseñarles. (13) Y se levantó Moisés con Josué su servidor, y Moisés subió al monte de Dios. (14) Y dijo a los ancianos: Esperadnos aquí hasta que volvamos a vosotros; y he aquí Aarón y Hur están con vosotros; el que tuviere asuntos, acuda a ellos. (15) Entonces Moisés subió al monte, y una nube cubrió el monte»

El resto del capítulo narra los 40 días cuando Moisés estuvo en comunión con Dios.

Habiendo dado los Diez Mandamientos y las «leyes» del «libro del pacto«, Dios procedió a dar instrucciones acerca de la edificación del santuario que había de ser el lugar de su morada entre los hijos de Israel (cap. 25:8). Si el hombre es dejado a su propio arbitrio para determinar los lineamientos tangibles y materiales del culto religioso, puede errar fácilmente.

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Ubicación Monte Sinaí

Como una salvaguardia, le fue mostrado a Moisés un «dechado» de todo lo que había de constituir el culto de ellos – (Exo. 25:9; Heb. 8:5), con la inclusión de detalles exactos en cuanto al material, al tamaño, la forma y la construcción de cada objeto.

Estas instrucciones están registradas en Éxodo 25 al 31. A fin de que Moisés tuviera amplio tiempo para entender y recordar las instrucciones detalladas que le iban a ser dadas, debía estar «allá«, es decir en el «monte«, durante 40 días.

«…Esperadnos…» – En esta ocasión, Moisés fue acompañado por Josué, quien había contribuido a la derrota de los amalecitas – (cap. 17: 8-13). Sabiendo que estaría ausente
durante algún tiempo, Moisés creyó que era necesario dar ciertas instrucciones a los ancianos acerca de la conducción de los asuntos administrativos durante su ausencia,

Este mismo Josué se convirtió en el gran líder que Dios usó para traer a Israel en la Tierra Prometida, pero él comenzó como el servidor de Moisés – primero, ayudó a Moisés en batalla – (Éxodo 17:8-16), y luego le sirvió a él en los asuntos espirituales.

Debían quedar al pie del Sinaí hasta que él volviera, y acudir en procura de consejo a Aarón y a Hur como representantes de Moisés.


Éxodo 24:16-18 – «Y la gloria de YHVH reposó sobre el monte Sinaí, y la nube lo cubrió por seis días; y al séptimo día llamó a Moisés de en medio de la nube. (17) Y la apariencia de la gloria de YHVH era como un fuego abrasador en la cumbre del monte, a los ojos de los hijos de Israel. (18) Y entró Moisés en medio de la nube, y subió al monte; y estuvo Moisés en el monte cuarenta días y cuarenta noches»

«…Fuego abrasador…» – Es significativo el contraste entre la nube ocultadora que cubrió a Moisés (vers. 18) en bienaventurado compañerismo y comunión con su Hacedor y el «fuego abrasador«.

Los que, como Moisés, caminan por los senderos de Dios tienen la certidumbre de protección y seguridad «al abrigo del Altísimo … bajo la sombra del Omnipotente» – (Sal. 91: 1, 2). Los que se apartan de las sendas de justicia no encontrarán ni consuelo ni seguridad sino justicia retributiva, pues Dios se les aparecerá a ellos como «fuego consumidor» – (Heb. 12: 25, 29).

La gloriosa presencia de Dios en el Sinaí demoró los cuarenta días que Moisés estuvo en el monte. A pesar de que el pueblo no podía ver a Dios, y no podían ver a Moisés, Dios les dejó un recuerdo de Su gloria y presencia, para ayudarles a confiar en lo que ellos no podían ver.

«…Reposó sobre el monte Sinaí…» – La palabra Hebrea es ‘morar’. Es usada en un sentido técnico después como el ‘shekinah’ de Dios, la manifestación exterior de Su presencia hacia los hombres.

Cuando la gloria de Dios ‘reposó’ sobre el monte, la misma palabra (sakan) es usada como la gloria ‘shekinah’ – (citando Juan 1:14, la Palabra ‘tabernáculo’ entre nosotros). La antigua palabra Griega para morar en Juan 1:14 suena muy similar a la palabra Hebrea sakan.

«…En medio de la nube…» – Dejando a Josué, Moisés entró en la nube y permaneció allí «cuarenta días y cuarenta noches«. Durante todo ese lapso estuvo sin alimento – (Deut. 9: 9; cf. 1 Rey. 19: 8; Mat. 4: 2).

Esta experiencia de Moisés fue extraordinaria. Inculca la lección de que la comunión con Dios imparte al alma su fortaleza más legítima y su más dulce refrigerio. Sin ella desmaya el espíritu (ver Luc. 18: 1), el mundo penetra furtivamente en nosotros, nuestros pensamientos y palabras se vuelven «de la tierra«, terrenales – (1 Cor. 15: 47), y ni tenemos vida espiritual en nosotros mismos ni podemos impartirla a otros.

Se reciben los dones estando en comunión con Dios. Así fue en el caso de Moisés y así será en nuestro caso. Además el hecho de que Moisés estuvo a solas con Dios sugiere el valor de la oración secreta – (Mat. 6:6). Aun en el remolino y bullicio de una gran ciudad, la soledad con Dios y la súplica silenciosa proporcionan ayuda para hacer frente a los problemas del día.

i. Tan dura y peligrosa que fuera el entorno, había algo de la gloria de Dios en ella. Estas imágenes de la nube, el humo, el fuego, son todas imágenes Bíblicas de la revelada gloria de Dios. Estas están conectadas con Su nube de gloria shekinah, y también con la presencia de Yeshua entre ellos.

i. En todo esto Dios dijo a Moisés, “Tú te puedes acercar. Te mantendré a salvo y me revelaré a ti.” Bajo el Pacto renovado, a la luz de la Palabra de Dios, y bajo el sacrificio de Yeshua, Dios nos desafía a acercarnos a Él.


(Pulse aquí para ver mas comentarios del libro de Éxodo)

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