La esencia de la profecía de Natán es que el hijo de David edificará la casa del Señor y el Señor establecerá su trono para siempre” – (1 Cronicas 17:12). Salomón, hijo de David por parte de Batsheba, cumplió parte de la profecía al edificar una casa para el Señor en Jerusalén.
Se tomó siete años edificar aquella asombrosa estructura. Aunque Salomón cumplió parte de la profecía de Natán, había indudablemente alguna esperanza de que él o su descendiente inmediato cumpliera la restante parte de la profecía mediante el establecimiento del reino eterno. Sin embargo, aquéllos que habían cifrado sus esperanzas en Salomón pronto quedaron decepcionados.
Salomón se apartó de los caminos de Di-s. No solamente se casó con muchas mujeres, lo cual prohíbe la Torá, sino que las esposas con las que se casó eran mayormente adoradoras de ídolos. Él les edificó altares y lugares altos en la ciudad de Jerusalén para que ellas pudieran adorar, quemar incienso y sacrificar para sus deidades – (1 Reyes 11:8). Entonces se apartó del Señor su Di-s. Comenzó a seguir tras “Astorét, la deidad de los sidonios, y tras Milcóm, la abominación de los amonitas” – (1 Reyes 11:5).

El salmista habla del carácter del prometido Hijo de David, que se sentaría en el trono para siempre.
Salmo 72:4 – “…Él juzgará a los pobres del pueblo, salvará a los hijos de los necesitados, y quebrará en pedazos al opresor…”
Sin embrago Salomón mismo llegó a ser un opresor, cuyos gravosos impuesto odiaba el pueblo. Después de su muerte, el pueblo se acercó a su hijo Roboam y le pidió que alivianara su yugo – (1 Rey 12:4).
Cuando Roboam se negó (1Re. 12:13-14; 1Re. 12:16-20) el reino se dividió, y perdió diez de las tribus de Israel. El Prometido que se sentaría para siempre en el trono de David era el Mesías.
Según el salmista, él habría de ser Eterno (Sal. 72:5), sería compasivo (Sal. 72:12-13), causaría gozo y bendición. Habría de traer paz a los corazones del pueblo (Sal. 72:6-7).
La influencia del Mesías se extendería aun hacia los pueblos gentiles (Sal. 72:10) y él proveería para las necesidades físicas de ellos. Su nombre es Eterno, señalado por Di-s antes de la creación del sol y su persona sería gloriosa (Sal. 72:18-19).
Salomón no cumplía esa descripción del Prometido que se sentaría en el trono de David. Tampoco la cumplía ninguno de sus descendientes que sirvieron como reyes. Sin embargo, el pueblo seguía esperando por el que la cumpliría.
Más de dos siglos pasaron. Proféticamente, se acumularon detalles adicionales sobre este Hijo de David, Hijo de Di-s. Oseas le informó al pueblo, sin embargo, que tendrían una larga espera:
Oseas 3:4,5 – “…Porque los hijos de Israel estarán sin rey por muchos días, y sin sacrificio…”; “…Después, los hijos de Israel volverán, y buscarán al Señor su Dis, y a David su rey, y temerán al Señor y su bondad en los últimos días…”
Los fieles de Israel en cada generación se preguntaban sin duda si el Prometido vendría en su generación. Mientras esperaban surgió Acáz, un rey perverso (2 Re. 16:5-7). Isaías, el siervo de Di-s, desafió a Acáz a que le hiciera caso a Di-s y no entrara en alianza con los enemigos de Israel. Acáz se negó. Isaías trató mucho de ganar a Acaz y traerlo a confiar en el Señor, pero Acáz rehusó toda señal de parte del Señor, y con hipócrita piedad declaró:
Isaías 7:12 – “…No pediré ni pondré a prueba al Señor…”
Di-s rechazó a Acáz porque era indigno de los milagros de Di-s, pero Di-s le dio milagrosamente una señal a toda la casa de David:
Isaías 7:14-16 – “…Por tanto, el Señor mismo les dará una señal; Miren, la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Imanuel. Mantequilla y miel comerá, para que sepa rehusar el mal, y escoger el bien. Porque antes de que el niño sepa rehusar el mal y escoger el bien, la tierra que tú aborreces será olvidada por sus dos reyes…”
Aquí Di-s promete la señal de un niño milagroso, nacido de una virgen (Almáh), que llevaría el nombre simbólico de Imanuel.
i. La palabra aquí en hebreo es Almáh. Esta palabra generalmente, no siempre, se refiere a una virgen. Los 70 eruditos judíos que tradujeron las Sagradas Escrituras al griego en el tercer siglo A.E.C. tradujeron Almáh con la palabra griega Partenós, que significa virgen. El término equivalente en el idioma pariente del hebreo, el ugarítico, también significa virgen.
El sería el Rey Prometido que no haría alianzas con Asiria. Los poderosos asirios no prevalecerían porque Imanuel, y no Acáz, gobernaría a Israel (Isa. 8:7-10).
Pero poco después amaneció un nuevo día. Acaz tuvo un hijo, Ezequías, que ascendió al trono. Fue un rey justo y bueno, de gran piedad, y obediente a la Palabra de Di-s.

¿Sería el hijo de Acaz, el buen rey Ezequías, escogido de Di-s para cumplir todas esas profecías que se habían acumulado a través de las revelaciones divinas desde Adam hasta el profeta Isaías?
Sin duda, muchos, si no la mayoría, en Israel esperaban que Ezequías fuera ese rey; de hecho, algunos pensaban que lo era.
La idea de que Ezequías era el Mesías probablemente prevaleció por algún tiempo. Un rabí en el siglo primero de la Era Común todavía mantenía esa posición:
Rabí Hillél sostenía:
“…Israel no puede esperar más al Mesías porque ya disfrutaron de él en tiempos del rey Ezequías…” (T.B., Sanh. 99a)
Ninguno de los colegas de Hillél estaban de acuerdo con él, y uno exclamó:

“Que Di-s perdone a Hillél, ya que él contradice al profeta de Di-s, Zacarías [quien vino siglos después de Ezequías] que dice: ¿Regocíjate grandemente, hija de Sión; grita, hija de Jerusalén; he aquí tu rey viene a ti…”
Así que, profetas como Zacarías, que profetizaron después del reinado de Ezequías, esperan al Mesías (Véase también Ag. 2:6-10; Mal. 3:1; 4:5).
Parte de la profecía de Isaías se cumplió en el tiempo de Ezequías. Eso ocurrió cuando Damasco, la capital de Siria, fue capturada por los asirios en el 732 A.E.C. Las diez tribus norteñas de Israel perdieron su independencia, y su capital fue capturada en el 722 AEC. Así que sucedió que:
“…Antes de que el niño supiera rehusar el mal y escoger el bien, la tierra que aborreces [Siria e Israel] [fue]… olvidada por sus dos reyes (Isa. 7:16).
Otra profecía, en el mismo contexto, de que los asirios sitiarían a Jerusalén y conquistarían a Judá, sin embargo serían derrotados, se cumplió en el tiempo de Ezequías (Isa. 8:7-8; 37:36,37).
Sin embargo Ezequías no podía cumplir la señal del nacimiento virginal, y así, con todas sus cualidades, todavía se quedaba corto. Él no era aquel que sería el Mesías y cumpliría la profecía sobre Imanuel.
Los rabinos talmúdicos consideraron la posibilidad de que Ezequías fuera el Mesías. En un pasaje talmúdico está escrito:
“Del aumento de su gobierno y de la paz no habrá fin (Isa. 9:7). Uno podría preguntar ¿por qué en el hebreo en la primera palabra, Lemarbé, la letra mem, aunque está en medio de la palabra, está escrita como una mem final? La respuesta es que el Santo, bendito sea, consideró la posibilidad de hacer de Ezequías el Mesías… (T.B, Sanh. 94a).
El pasaje pasa a implicar que Ezequías no fue el Mesías, y explica que la mem cerrada significa que la decisión concerniente al Mesías estaba cerrada por el momento y aplazada para otro tiempo (Otro pasaje talmúdico discute la posibilidad de que el hijo descrito en Isaías 9:6 se refiera a Ezequías, Sin embargo, los rabinos descartan la posibilidad (Sanh. 94a).
Rashí también llegó a la conclusión de que la profecía sobre Imanuel no podía referirse a Ezequías, porque “si se cuentan los años hasta Ezequías se encuentra que Ezequías nació nueve años antes de que su padre [Acáz] ascendiera al trono”.
Así que Ezequías nació nueve años antes de que se diera la profecía, y sin embargo el profeta dice:
“…He aquí, la virgen concebirá (tiempo futuro)…”
(Rashí en realidad esperaba que el Mesías apareciera en el 1351 de la Era Común, o en el 1478 EC. Abbá Hillel Silver, La Especulación mesiánica en Israel (McMillan 1927) ps. 66-67)
Aunque los rabinos consideraron la posibilidad de que Ezequías fuera el Mesías, decidieron contra ella. Reconocieron sus atributos según los designa su nombre, Ezequías, que significa “El Eterno lo hace fuerte”
(En hebreo Hazak significa fuerte y Yah es la primera parte del Nombre Sagrado (término breve para YHVH).
Di-s en verdad fortaleció a Israel mediante el reinado de Ezequías. Aunque Ezequías era de la simiente de la cual vendría el Mesías, y aunque era parecido al Mesías, no cumplió los requisitos del Mesías Ungido que cumpliría la profecía de Imanuel. Israel tendría que esperar.