Levítico 4 – Leyes sobre ofrenda de expiación

  • Ofrendas por pecado:

La Torá enumera ahora las ofrendas que son obligatorias para la expiación de los pecados, en contraste con las ofrendas de los tres capítulos previos, que son realizadas voluntariamente con fines de elevación espiritual.

Estas ofrendas no pueden expiar por transgresiones que fueron cometidas intencionalmente. Esto se debe a que ninguna ofrenda bastaría para borrar la mancha de un acto tan pecaminoso: ello sólo podría lograrse a través de la contribución y un cambio en las actitudes que conducen a que un hombre sea capaz de desobedecer la voluntad de Dios.

Por otra parte, si el pecado fue cometido por error y sin ninguna intención expresa, no es necesaria ninguna ofrenda. Por ello, las ofrendas por pecado son necesarias para expiar por actos que fueron cometidos involuntariamente, como resultado de un descuido. Tal como Rambán (v.2) señala, a pesar de que fueron fortuitos, tales actos no dejan de mancillar al alma, la que necesita entonces ser purificada. Si el pecador hubiese reflexionado sinceramente sobre la real gravedad del pecado, habría tomado los recaudos para que tales transgresiones -aunque inconscientes- no ocurrieran.

La experiencia nos demuestra que la gente tiende a ser cuidadosa con cosas que les son importantes, y descuidada respecto a las que no lo son. Por ejemplo, si el Shabat fuera verdaderamente importante para alguien, no lo transgrediría ni por error, ni habría “olvidado” qué día de la semana era. O si la persona hubiese exhibido el nivel necesario de precaución para evitar el consumo de alimentos prohibidos, no habría confundido grasa prohibida con grasa permitida.

En realidad, esto nos ofrece una buena perspectiva acerca de la visión de la Torá sobre pecados semejantes, pues no proporciona ningún “ritual” para expiar por transgresiones voluntarias: sólo Dios puede escudriñar el corazón humano
y juzgar si alguien se ha efectivamente arrepentido de sus deslices.

Este capítulo trata de cuatro clases de ofrendaspor pecado, y dos más se hallan en el siguiente. La categoría de pecado que requiere de estas ofrendas es muy restringida:

a) debe haber sido un mandamiento por el que el transgresor hubiese sido culpable de sufrir la pena de nía o separación espiritual del alma en caso de haberlo cometido intencionalmente.

b) debe ser un precepto negativo -y asimismo haber sido cometido mediante una acción. Así por ejemplo, no hay Jatat por el grave pecado de la blasfemia, porque aunque la persona sí es responsable de lo que dice, la Halajá no considera al habla como una «acción”. De manera similar si alguien no se circuncida o no trae la ofrenda de Pésaj omisiones por las cuales el castigo es karet, no hay obligación de traer unJatat debido a que tales pecados fueron sólo por omisión, y los preceptos transgredidos, para ser punibles con Jatat, deben conllevar una acción concreta (Rashi; Sifrá).


Levítico 4:1-4 – «…Y YHVH habló a Moisés diciendo: (2) Habla a los hijos de Israel y diles: Si alguno peca por ignorancia contra cualquiera de los mandamientos de YHVH sobre cosas que no se han de hacer, e infringe alguno de ellos, (3) o si es el sacerdote ungido quien ha pecado en perjucio del pueblo, por el pecado cometido ofrecerá a YHVH como expiación un novillo sin defecto…»

vs.2 – «…Si alguno peca…» – Ahora pasamos a la ofrenda de jatat. La palabra jatat,“error”, “pecado”, viene de la raíz jatá, que significa “fallar”, “errar”, “pecar”. En Levítico 4:23, esta ofrenda también es llamada corbán, lo cual nos enseña que también es un medio para poder acercarse a HaShem. Pero, en estos versículos normalmente no se usa la palabra corbán, “ofrenda”, como en el caso de la olá y la minjá, sino sólo le-jatat, “por pecado”.

En la Septuaginta fue traducida simplemente como “pecado”. Así que el término griego técnico para una ofrenda de pecado es simplemente “pecado”. Tendiendo en cuenta este hecho, podremos entender correctamente el texto griego de 2 Corintios 5:21, donde está escrito:

“…Al que no conoció pecado, le hizo pecado por nosotros, para que fuéramos hechos justicia de Dios en él…”

Las ofrendas por el pecado se mencionan por primera vez en relación con la consagración de Aarón y sus hijos – (Exo. 29: 14), pero en esa ocasión no fueron prescritas para todo el pueblo. Tanto la palabra «pecado» como la expresión «ofrenda por el pecado» se derivan de la palabra hebrea jatta’th, hecho que permite inferir la estrecha relación existente entre ambos. El «pecado» implicaba la necesidad de presentar una ofrenda por el pecado. La presentación de una ofrenda tal indicaba que se había cometido pecado.

Al traer una «ofrenda por el pecado» al santuario, la persona literalmente presentaba el pecado que esa ofrenda representaba, y por el cual debía hacer expiación. Las ofrendas por el pecado aparecen por primera vez en relación con la erección del santuario y el comienzo del sacerdocio. Hasta ese momento solamente se ofrecían holocaustos. Las diversas palabras usadas en la Biblia para definir y describir el pecado presentan los siguientes conceptos:

  1. El pecado es una desviación de una norma definida, una violación de la ley de
    Dios – (1 Juan 3: 4). Si concebimos la ley como una línea recta que debe ser
    seguida, cualquier desviación de esa línea sería pecado. Tal desviación puede
    ser accidental o intencional, pero siempre es pecado.
  2. El pecado es quedarse corto; no alcanzar la meta de la perfección. El pecado es como una flecha que no alcanza el blanco. El arquero puede haber hecho todo lo que estaba de su parte, pero no tuvo fuerza para que el arco despidiera la flecha con suficiente fuerza como para alcanzar el blanco. No llega al blanco.
  3. El pecado es desobediencia. La desobediencia no es posible sino cuando hay conocimiento de la ley y transgresión de la misma. Hay diferentes grados de culpa en la desobediencia, y Dios tiene recursos para esto, pero toda transgresión es grave. El que persiste en su impenitencia, finalmente cometerá el pecado imperdonable.
  4. El pecado es ofensa contra Dios. El hombre puede pecar contra otros hombres, pero su primera y principal ofensa es contra Dios. Por lo tanto, la confesión debe hacerse siempre en primer lugar a Dios. Aunque el hijo pródigo había pecado gravemente contra su padre, cuando regresó, sus primeras palabras fueron: «He pecado contra el cielo y contra ti» – (Luc. 15: 21). Hizo una declaración acertada. Aunque sus transgresiones contra los hombres habían sido grandes, su primera ofensa era contra Dios. Así es con todo pecado.

Esto significa que el Mesías fue hecho un sacrificio de pecado, le jatat, por nosotros. No es que él haya sido hecho pecado, en el sentido literal de la palabra, sino en esa expresión hay una alusión clara al sacrificio de pecado que encontramos en Levítico 4.

Hay dos tipos de sacrificios por el pecado, jatat y asham. El primero expía por ciertos pecados cometidos por error, el segundo expía por ciertos pecados cometidos con premeditación. El jatat expía por los pecados cometidos contra los mandamientos negativos que si hubieran sido cometidos deliberadamente, el pecador hubiera sido reo del castigo de caret (extirpación). Hay 43 pecados de este tipo, la mayoría de ellos son de relaciones sexuales prohibidas. El jatat sólo expía por estos pecados cuando son cometidos por ignorancia. Esto nos enseña que la falta de conocimiento no exime al pecador de su responsabilidad. El que peca sin saber también es culpable delante de HaShem.

En el primer caso se habla del sacerdote ungido que peca, trayendo culpa sobre el pueblo. Como el sumo sacerdote representa al pueblo, su pecado repercute sobre toda la nación. El pecado también puede consistir en que el sumo sacerdote haga una mala interpretación de la Torá y luego él mismo siga esa decisión halájica equivocada resultando en que también el pueblo la siga. 

“el sacerdote ungido” – En hebreo es ha-cohén ha-mashíaj. Es la primera vez que aparece la expresión ha-mashíaj, “el ungido”, en la Torá. La expresión aparece tres veces en esta aliyá, v. 3, 5 y 16. ¡Es muy significativo que la primera vez que el Mesías es presentado en la Torá, es en relación con el sacrificio de pecado!

Tenemos tres testigos firmes que muestran que la tarea primordial del Mesías es redimir el mundo por medio de su propio sacrificio de pecado “para que todo aquel que cree en él, no se pierda, mas tenga vida eterna” – (Juan 3:16b).

“si el que peca es el sacerdote ungido (HaMashíaj), trayendo culpa sobre el pueblo” – En este texto está escrito que HaMashíaj es el que tiene pecado y ese pecado llega sobre el pueblo. La imagen de la sombra mesiánica está invertida. El pecado del pueblo vino sobre el Mesías Yeshúa, y la justicia suya vino sobre el pueblo.

– vs 2″…La persona por ignorancia…» – El término» נפש «, «nefesh», que traducimos como «persona» tiene también la acepción de «alma». Esta última acepción es la que ha llevado a los exégetas bíblicos a hacer una distinción, en nuestro versículo, entre»נפש «, «nefesh» y»גוף», «guf» -cuerpo-. Por eso, el autor de Minhah Beluláh entiende que la Torah usa en este versículo el término נפש «nefesh» y no «adám» como en Levítico 1:12, para recalcar especialmente que los errores del ser humano nacen mas bien de la naturaleza íntima del alma. Así como los gestos nobles nacen de nuestra esencia, también los errores o desvíos se generan en la intimidad de nuestro ser. La concepción que la Biblia tiene de la persona es que ella está compuesta de » גוף», «guf» -cuerpo- y  «נפש «nefesh» -alma, pero que ambos tienen significación porque están juntos y unidos, y por eso, tanto la recompensa como el castigo por la conducta ante D’s, recaerá sobre ambos, cuerpo Y alma, que conforman a la persona. El autor del libro «Tserór Hammór» dice: que a ésto se debe el hecho que nuestra Toráh preso cribe dos categorias de «מצוות «, «mitsvot» -preceptos-, a saber: las que están dirigidas a nuestro cuerpo físico: גוף guf», por ejemplo, lo que ingerimos, lo que vestimos, etc. Y las «מצוות, mitsvot» dirigidas a nuestra mente e intelecto: «נפש «, «nefesh», por ejemplo: el conocimiento de D’s y Su unicidad, cosa ésta que depende de nuestro intelecto y de nuestra aceptación mental. Según este mismo autor, es por ello que los hijos de Israel congregados a los pies del monte Sinat en ocasión de la entrega de la Toráh. le dijeron a Moshéh: » … Todo lo que ha dicho Adonai haremos (mitsvot dirigidas a nuestro físico) y aceptaremos (mitsvot dirigidas a nuestra mente)» (Exodo 24:7).

En cuanto al sacrificio en sí, el autor de Minháh Beluháh. comenta: «El hecho que la Toráh no acepte sacrificio expiatorio por una transgresión cometida con intención y a sabiendas, se debe -a mi entenderá dos razones: a) para que la sociedad no piense que cualquier transgresión puede ser perdonada sacrificando un animal y b) la trasgresión cometida por la persona emana de su intelecto y raciocinio, y por eso no es concebible que ello sea perdonado sacrificando «una vida instintiva e irracional. En cambio el alma de la persona pecadora tiene que ser ofrecida en el «altar. del ayuno, arrepentimiento, retorno, oración y generosidad. Asimismo tampoco la Toráh permite aceptar un sacrificio animal de aquella persona que «yerra con constancia … «.

En cuanto al término » חטא «, «het», quiere significar, entre otras rosas, «error». En este sentido es que aparece esta raíz en el libro de Jueces 20:16. Por lo tanto.» להחטיא «lehahati» quiere significar «errar el blanco», Así como el tirador yerra el blanco a veces, la persona yerra cuando no capta el real sentido de la vida, convirtiéndose por ello en pecador por error. Es ésa la persona a la cual se refiere el versículo de Levítico 4:2, es ése el hombre llamado» חוטא «, «hoté», en el idioma bíblico. De persistir esta persona en su error, su acción no se llamará más «חטא «, «het», sino» עוון «, «havon» o» פשע «, «peshah», que quiere decir «iniquidad» e «ideas rebeldes y conscientes», respectivamente.

El capítulo 4 del libro de Levítico está dedicado a la regulación de las leyes del» קרבו חטאת «, «korbán hattát», o sea, el sacrificio expiatorio por la acción cometida por ignorancia o por error, en hebreo bíblico: חטא  «het».

Ninguna persona está exenta de cometer acciones erróneas, sea cual fuere su jerarquía en la vida religiosa o civil: así veremos cómo, nuestro capítulo nos habla de חטאת כהן משיח «hattát cohén mashiah» -sacrificio expiatorio del Sumo Sacerdote», » חטאת הצבור «, «hattát hatsibur» -sacrificio expiatorio de la comunidad»-,»חטאת נשיא». «hattát nasí» sacrificio del gobernante o principe- y, por último, » חטאת עם הארץ «, «hattát ham haárets» -sacrificio del común de los hombres».


– vs 2b «…Los que no deben ser cometidos…» – Esto se refiere exclusivamente a las » מצוות לא תעשה «, «mitsvót lo tahaseh», o sea, a los preceptos que debemos observar por abstención, por ejemplo: no comer» חמץ «, «hamets» -leudo-en Pesah, no comer en Ióm Quippúr, no trabajar en Ióm Quippúr, entre otros. Las transgresiones a estas mitsvót, de ser hechas,» בזדון «, «bezadón» -con intención-, hacen al transgresor pasible de la pena de» כרת «, «caret» -alma truncada (Véase el comentario de Abarbanel en nuestra nota a Génesis 17:14).

Pero, en caso de incurrir en estas transgresiones «בשוגג», «beshogueg» -por ignorancia o error- el transgresor, cuando tomaba conciencia de ello, traía un» קרבן חטאת «, «korbán qattát» -sacrificio expiatorio-al Santuario (Véase Tratado Queritot, capítulo 1. Mishnáhh).

vs.2b – «…En alguno de los mandamientos de YHVH…» – Todo el santuario, incluyendo sus enseres, su sacerdocio y su ritual, tenía que ver con el pecado. Los servicios giraban en torno de la desobediencia del hombre y de la necesidad de salvación. Si no hubiese sido por el pecado, no se hubiera necesitado tener un altar sobre el cual colocar las víctimas. Hubiera sido innecesario matar animales, derramar la sangre y realizar el ministerio de la expiación. Sin duda habría existido un lugar donde el hombre pudiera encontrarse con Dios, pero el servicio hubiera sido de una naturaleza enteramente diferente.

La pecaminosidad del pecado no depende necesaria ni exclusivamente de lo que se hace. No siempre son igualmente culpables dos personas que cometen el mismo pecado. La luz siempre trae consigo la responsabilidad. El mismo pecado, cometido por un salvaje ignorante y por un hombre civilizado, debe ser considerado y juzgado en cada caso desde un punto de vista diferente. Dios toma todo esto en consideración y, en el capítulo que ahora estudiamos, toma medidas para ello.

Según esto, hay cierta gradación en los castigos impuestos por pecados cometidos por quienes están en niveles diferentes. De aquel que ha recibido más luz, se espera más que de aquel que vive en la ignorancia. En este capítulo se consideran cuatro clases de transgresores; cada uno recibe el castigo según su posición. El pecado de una persona prominente afecta a más personas que el de una persona menos distinguida; por lo tanto, debe recibir un castigo más severo.

– «…En alguno de ellos…» – Rashi en nombre del Talmud nos explica, a modo de ejemplo, que si el transgresor potencial de la observancia del Shabbát, hubiera escrito las primeras dos letras de un nombre de cuatro letras, ya estaría en la categoría de » חוטא בשגגה, »hoté bishgagah» -transgresor por ignorancia o error-o O sea, que el solo comienzo de una transgresión, aun sin finalizarla, lo hace incurso en la categoría de» שוגג «,»shogueg». Esta conclusión se basa en el lenguaje utilizado por el versículo cuando dice «מאחת מהנה «, «meahat mehena», o sea, en parte de una de estas mitsvót, interpretando la preposición» … מ «, «me … » como: «parte de».

vs.3 – «…El sacerdote ungido…» – Todos los sacerdotes eran ungidos, pero sólo el sumo sacerdote era ungido en la cabeza; por lo tanto, por su preeminencia se lo llama «el sacerdote ungido» – (Exo. 29: 7-9; Lev. 8: 12, 13). Se lo designa como «el sumo sacerdote entre sus hermanos, sobre cuya cabeza fue derramado el aceite de la unción» – (Lev. 21:10). Generalmente se lo llama simplemente «el sacerdote«. Sólo cuatro veces aparece como «sumo sacerdote» en los libros de Moisés y en cada caso la traducción literal del hebreo sería «gran sacerdote» o «principal sacerdote» – (ver Lev. 21: 10; Núm. 35: 25, 28).

En hebreo es ha-cohén ha-mashíaj. Es la primera vez que aparece la expresión ha-mashíaj, “el ungido”, en la Torá. La expresión aparece tres veces en esta aliyá, v. 3, 5 y 16.

¡Es muy significativo que la primera vez que el Mesías es presentado en la Torá, es en relación con el sacrificio de pecado!

Tenemos tres testigos firmes que muestran que la tarea primordial del Mesías es redimir el mundo por medio de su propio sacrificio de pecado “para que todo aquel que cree en él, no se pierda, mas tenga vida eterna”, Juan 3:16b.

vs.3b – «…quien ha pecado en perjucio del pueblo…» – En este texto está escrito que HaMashíaj es el que tiene pecado y ese pecado llega sobre el pueblo. La imagen de la sombra mesiánica está invertida. El pecado del pueblo vino sobre el Mesías Yeshúa, y la justicia suya vino sobre el pueblo.

Mejor, «haciendo culpable al pueblo» (BJ). El sumo sacerdote representaba al pueblo – (Lev. 16: 15, 16; Zac. 3: 1-4). En armonía con este principio, los profetas siempre se identificaban con los pecados del pueblo. Aunque, como mensajeros de Dios, reprendían al pueblo por sus transgresiones, cuando oraban a Dios se acercaban a él como si fuesen uno con el pueblo en los pecados que habían merecido el reproche. Es por esto por lo que repetidas veces encontramos la expresión «hemos» pecado y no «han» pecado; «pecamos«, «nuestros pecados», «pecamos contra YHVH nuestro Dios«, «contra ti hemos pecado» – (Neh. 1: 6; Isa. 64: 5, 7; Jer. 3: 25; 8: 14; 14: 7; Dan. 9: 5, 8, 11, 15).

Debe resaltar el carácter vicario del sumo sacerdote. Era el representante del hombre, el que actuaba por el pueblo en todo lo que tenía que ver con el santuario. Todo el sacerdocio se resumía en la persona del sumo sacerdote.

Cuando Adán pecó, «la muerte pasó a todos los hombres» –(Rom. 5: 12), porque por «la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores» – (Rom. 5: 19). Adán representaba al hombre. Cristo también representaba al hombre. Adán, el «primer hombre«, era la cabeza de la humanidad; el Mesías, el «segundo hombre«, el «Postrer Adán«, el «Señor … del cielo«, es la cabeza de la nueva humanidad – (1 Cor. 15: 45-47). «Como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida» y «por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos» – (Rom. 5: 18, 19). «Porque así como en Adán todos mueren, también en el Mesías todos serán vivificados» – (1 Cor. 15: 22).

El sumo sacerdote, que en un sentid especial era un símbolo del Mesías, representaba al hombre. Representaba a todo Israel. Llevaba las cargas y pecados del pueblo. Llevaba la iniquidad de las cosas sagradas. Llevaba sobre sí el juicio de Israel. Cuando él pecaba, Israel pecaba. Cuando el sumo sacerdote entraba en el santuario, lo hacía en nombre del pueblo. Cuando él comparecía ante Dios, ellos comparecían. Representaba al pueblo; era el pueblo. Cuando él pecaba, el pueblo pecaba, y se le exigía presentar por su pecado el mismo sacrificio requerido cuando toda la nación pecaba.

La presencia de un ritual de limpieza por el pecado del sacerdote que fuera totalmente separado muestra que ellos tenían una gran responsabilidad delante del Señor y eran, en un sentido, juzgados a una medida más estricta.

– » El Cohén Gadol, que ha sido investido en su puesto por medio de la unción (Horaiot 11b), detenta una función especial en el ámbito nacional, porque es su misión asumir responsabilidad por el bienestar espiritual de la nación. Y particularmente, en tanto la persona que realiza servicio en el Sanctasanctórum, debe permanecer en el más elevado nivel espiritual posible, por lo que la naturaleza de su servicio expiatorio por pecados propios es indicativa de la gravedad de su transgresión, ya que este se asemeja al de las ofrendas de Iom Kipur.

Los Sabios (Horaiot 7a) derivan, por medio de la hermenéutica, que sólo se requiere la ofrenda especial por pecado del Cohén Gadol en ciertas circunstancias muy peculiares. Esto se debe a que, en tanto erudito capaz de decidir sobre complejos asuntos de la ley judía, en esta instancia sucedió que el Cohén Gadol dictaminó que cierto acto estaba permitido y luego lo realizó él mismo. Sin embargo, posteriormente descubrió que había errado y cometido un pecado que merecía la pena de karet, y por tal inadvertencia debe ahora realizar la ofrenda aquí descrita. Mas si otra persona se había respaldado en ese dictamen del Cohén Gadol, ella estaba ahora obligada a hacer su propia ofrenda dejatat común, tal y como se describe más adelante (vs. 25-32)».

– » …Acarreando culpa sobre el pueblo…» – El Cohén Gadol es el emisario del pueblo para rezar por el mismo y lograr expiación por él, aunque su pecado le acarrea culpa a todos (Rasbi). Sin embargo, Ibn Ezra y Sforno interpretan esto en el sentido opuesto: si una persona de semejante talla peca, debe ser que el bajo nivel espiritual de la gente lo hizo descender de su propia elevada condición».

vs.4 – «…Pondrá su mano…» – Esta era la misma ceremonia como en todos los otros sacrificios, salvo el de las aves. La imposición de manos no sólo indicaba la dedicación del animal a Dios sino que, al apoyarse en su cabeza, quien ofrecía el sacrificio se identificaba con el animal, y éste se transformaba en su sustituto (ver com. cap. 1: 4). La imposición de la mano iba acompañada de la confesión del pecado que había ocasionado la presentación del sacrificio (cap. 5: 5).

Este principio se aplicaba a todos los sacrificios por el pecado. La acción de imponer la mano era pues significativa porque el pecador, al confesar su pecado y apoyarse sobre la víctima, declaraba su fe en Dios, quien proporcionaría un sustituto para que llevara la culpa de su pecado. El castigo no era traer un sacrificio. El castigo era la muerte, y era el animal el que la sufría.

– » …Ante Hashem…» – es decir, del lado norte del Altar; véase v. 6:18. Tanto aquí como en el caso de la ofrenda siguiente, en la que el Sanhedrín (supremo órgano legislativo y judicial) provocó que toda la nación pecara, la Torá recalca que el toro debe ser traído frente al Santuario, porque es digno de encomio que los más augustos personajes de la nación no titubeen en reconocer sus pecados y busquen expiación por estos. A modo de alegoría, es como un rey que ha sido ofendido por un amigo, y cuando el amigo envía un regalo para demostrar su remordimiento, el rey lo exhibe con orgullo a la entrada de su palacio (Rabenu Bejaie), para resaltar que la ley aplica tanto a las élites como a los ciudadanos comunes y corrientes.


  • El toro del Cohén ungido:

El Cohén Gadol, que ha sido investido en su puesto por medio de la unción (Horaiot 11b), detenta una función especial en el ámbito nacional, porque es su misión asumir responsabilidad por el bienestar espiritual de la nación. Y particularmente, en tanto la persona que realiza servicio en el Sanctasanctórum, debe permanecer en el más elevado nivel espiritual posible, por lo que la naturaleza de su servicio expiatorio por pecados propios es indicativa de la gravedad de su transgresión, ya que este se asemeja al de las ofrendas de Iom Kipur. Los Sabios (Horaiot 7a) derivan, por medio de la hermenéutica, que sólo se requiere la ofrenda especial por pecado del Cohén Gadol en ciertas circunstancias muy peculiares. Esto se debe a que, en tanto erudito capaz de decidir sobre complejos asuntos de la ley judía, en esta instancia sucedió que el Cohén Gadol dictaminó que cierto acto estaba permitido y luego lo realizó él mismo. Sin embargo, posteriormente descubrió que había errado y cometido un pecado que merecía la pena de karet, y por tal inadvertencia debe ahora realizar la ofrenda aquí descrita. Mas si otra persona se había respaldado en ese dictamen del Cohén Gadol, ella estaba ahora obligada a hacer su propia ofrenda dejatat común, tal y como se describe más adelante (vs. 25-32).


Levítico 4:5-12 – «Luego el sacerdote ungido tomará de la sangre del novillo y la traerá a la tienda de reunión, (6) y el sacerdote mojará su dedo en la sangre y rociará de la sangre siete veces delante de YHVH, frente al velo del santuario. (7) «El sacerdote pondrá también de esa sangre sobre los cuernos del altar del incienso aromático que está en la tienda de reunión delante de YHVH, y derramará toda la sangre del novillo al pie del altar del holocausto que está a la puerta de la tienda de reunión. (8) «Y quitará toda la grasa del novillo de la ofrenda por el pecado: la grasa que cubre las entrañas, toda la grasa que está sobre las entrañas, (9) los dos riñones con la grasa que está sobre ellos y sobre los lomos, y el lóbulo del hígado, que quitará con los riñones (10) (de la manera que se quita del buey del sacrificio de las ofrendas de paz); y el sacerdote los quemará sobre el altar del holocausto. (11) «Pero la piel del novillo y toda su carne, con su cabeza, sus patas, sus entrañas y su estiércol, (12) es decir, todo el resto del novillo, lo llevará a un lugar limpio fuera del campamento, donde se echan las cenizas, y lo quemará al fuego sobre la leña; lo quemará donde se echan las cenizas»

vs.5 – «…Luego el sacerdote ungido tomará de la sangre del novillo…» – Aquí está escrito que HaMashíaj es el que trae la sangre al tabernáculo. De la misma manera Yeshúa el Mesías llevó su propia sangre al tabernáculo en el cielo.

– » …A la tienda de reunión…» – La naturaleza excepcional de esta ofrenda queda en evidencia ahora, pues mientras que ese ceremonial de la sangre se realiza para todas las ofrendas ordinarias exclusivamente en el Altar del Patio (vs. 25-32), y dichas ofrendas quedarían descalificadas si la sangre fuese llevada al Santuario, en este caso se realiza dentro de él».

vs.6 – «…Rociará de aquella sangre…» – Puesto que no había ningún sacerdote de más jerarquía que el sumo sacerdote, que pudiese oficiar por él, él mismo debía ministrar la sangre. En los sacrificios ya considerados, la sangre era rociada en el altar del holocausto en el atrio o puesta sobre sus cuernos. Cuando el sacerdote ungido pecaba, la sangre era llevada dentro del tabernáculo. Sin duda esto se debía a que su pecado era considerado como más grave que el de cualquier otra persona, o de mayor importancia ante Dios. El sacerdote mojaba su dedo en la sangre y la rociaba siete veces delante del velo, «delante de YHVH». También ponía parte de la sangre sobre los cuernos del altar del incienso, y asimismo «delante de YHVH» (vers. 7).

Debiera notarse que el sacerdote no rociaba la sangre sobre el velo, sino delante de él. También es de interés que no usaba más que un dedo para rociar esa sangre. Además esta aspersión se hacía sólo cuando el sacerdote ungido o la congregación entera pecaba. No tenemos registro de cuán a menudo pecaba el sumo sacerdote y debía presentar un becerro como ofrenda, pero suponemos que esto no acontecía con frecuencia. Tampoco sabemos cuán a menudo pecaba todo el pueblo y tenía que presentar un becerro, pero suponemos que esto no era frecuente. Es evidente que el pueblo pecaba a menudo en forma individual, pero tenemos pocos incidentes registrados de pecados nacionales, como los que se consideran aquí. El único registro concreto de un incidente tal, es el caso del becerro de oro. Es cierto que hubo otras apostasías nacionales, pero siendo que se debía presentar el sacrificio sólo cuando se hubiesen arrepentido de sus pecados, no puede haber habido muchos casos.

La aspersión de la sangre tenía relación con la ley que estaba directamente detrás del velo. Sin embargo, la sangre no llegaba hasta la ley; el velo se interponía. En el servicio diario no había llegado el momento cuando el pecador debía enfrentarse con la ley. Eso quedaba para el día de la expiación, que figuradamente era el día de juicio de Israel (ver com. Heb. 10: 19, 20).

– » Al frente del velo del Santuario» – El» פרכת «, «paro jet» -velo-separaba el Recinto del Santuario formando el» קדש הקדשים», «Kódesh Hakodashím» -Recinto Sacrosanto- que alojaba el Arca que contenía las dos Tablas del Pacto (Exodo 26:33). El Sumo Sacerdote se situaba en el Santuario y rociaba con la sangre en dirección al «פרכת «, «paro jet» -velo a la altura del mismo que cubría el Arca Sagrada (Rashi Rashbám)».

vs.7 – «…Sobre los cuernos del altar…» – Además de asperjar la sangre delante del velo, el sacerdote ponía parte de la sangre sobre los cuernos del altar del incienso. Al hacerlo, tocaba cada cuerno y dejaba la huella de la sangre con su dedo, registrando así el hecho de que se había cometido un pecado y que se había ofrecido el sacrificio. La sangre que colocaba sobre los cuernos era de un animal que llevaba la culpa del pecado y por lo tanto era sangre cargada de pecado. Esto exigía que se hiciese «sobre sus cuernos … expiación una vez al año» (Exo. 30: 10). La parte de la sangre que no se usaba era vertida en la base del altar del holocausto.

vs.8 – «…Y quitará toda la grasa del novillo de la ofrenda por el pecado…» – Ver comparación con el cap. 3: 31. No se hace mención de que fuera «olor grato para
YHVH»
. Sin embargo, el hecho de que se la pusiese sobre el altar, indica que
era agradable a Dios.

Las partes que se quemaban en una ofrenda por pecado eran las mismas que las de la ofrenda de paz, como se indica en el versículo 10; véase asimismo 3:3-4.


– «…Rabbenu Behayéh ben Asher y Abarbanel, comentando el significado de este sacrificio, dicen que es posible pensar que el sacrificio expiatorio por el error del Sumo Sacerdote probablemente haga alusión al episodio del becerro de oro, confeccionado por Aharón, primer» כהן גדול», «Cohén Gadól» -Sumo Sacerdote- de Israel, por error. Sería por esta razón que la Toráh prescribe consumir al fuego «el sebo y la sangre» del novillo, haciendo alusión, estos elementos, a la intención íntima y pensamientos de Aharón que no estaban alejados de D’s, ya que siempre el pensamiento de Aharón, estaba adicto a D’s …

Empero el cuero y el excremento del novillo que hacen alusión al cuerpo mismo del error que cometió Aharón, había que quemarlos fuera del campamento, como toda cosa que tiene que ser aborrecida y alejada de nosotros….»

vs.12 – «…Fuera del campamento…» – Todo el becerro era llevado fuera del campamento y quemado en un lugar limpio, no simplemente para deshacerse de él, ni porque se lo considerase inmundo, porque claramente se lo designa «cosa santísima» (cap. 6: 25). El libro de Hebreos le da un sentido simbólico al hecho de que la víctima fuese quemada fuera del campamento. Dice el escritor a los Hebreos: «También Yeshua… padeció fuera de la puerta. Salgamos, pues, a él, fuera del campamento, llevando su vituperio» (Heb. 13: 12, 13). El hecho de que el cuerpo fuese quemado fuera del campamento era pues un símbolo del Mesías, crucificado fuera de la ciudad de Jerusalén, «para santificar al pueblo mediante su propia sangre» – (Heb. 13: 12).

Algunos han opinado que esto indica también que murió no sólo por los judíos, sino también por el mundo. Aunque el cuerpo era considerado santísimo, no sele daba ningún uso ceremonial. Puesto que no era quemado sobre el altar, no había en ese cuerpo ningún valor redentor inherente. Por lo tanto, no era el cuerpo el que hacía la expiación, sino que «la misma sangre hará expiación de la persona» (Lev. 17: 11).

Sin embargo, no era la sangre como tal la que hacía la expiación, sino la sangre derramada y aplicada. No podía efectuarse expiación matándose al animal y derramando su sangre en el suelo. La sangre debía ser recogida en una vasija, tras lo cual el sacerdote la ministraba, rociándola y de otras formas.

Era la sangre rociada la que efectuaba la expiación, no la parte sobrante que era vertida en el suelo (ver com. cap. 4: 7). Se hacía expiación con la sangre aplicada a los cuernos del altar, no con la que era vertida en el suelo (Exo. 29: 12; 30: 10; Lev. 4: 7, 18, 25, 30, 34).

Lamentablemente hay creyentes que hablan de la «sangre derramada», expresión que no aparece en la Biblia, y se olvidan de la sangre «rociada«, que era la única que podía efectuar la expiación. La sangre derramada era la sangre no utilizada, que se vertía al pie del altar luego de haberse completado la expiación. Pablo habla de la «sangre rociada» (Heb. 12: 24), es decir, la sangre usada para ministrar. Cuando fue instituida la pascua, se le ordenó a Israel que matara un cordero y pusiera su sangre en las jambas y el dintel de la puerta – (Exo. 12: 7, 22, 23). Dios no prometió que los primogénitos se salvarían por haberse dado muerte al cordero. La salvación ocurría porque se había aplicado esa sangre.

En todas las ofrendas rige el mismo principio. No basta traer la víctima y degollarla; la sangre debe ser aplicada. Luego de su ascensión, El Mesías «por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención» – (Heb. 9: 12), y allí como «sumo sacerdote … ministro del santuario, y de aquel verdadero tabernáculo» – (Heb. 8: 1-3), ministra en nuestro favor. Esta fase del ministerio del Mesías es tan necesaria para nuestra salvación como lo fuera el ministerio de la sangre del cordero en ocasión de la primera pascua, como sucedía también con todas las ofrendas en las cuales se derramaba sangre.

El ministerio de la sangre en el gran día de la expiación era el punto culminante del servicio anual. Era muy importante degollar la víctima -sin ello no habría sangre para ministrar- pero se alcanzaba la culminación de la ceremonia cuando el sumo sacerdote entraba en el lugar santísimo con la sangre del macho cabrío del Señor (ver Heb. 9: 25). En forma similar, El Mesías «por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo» – (Heb.9: 12). Su muerte en el Calvario fue esencial -sin ella no hubiera tenido nada «que ofrecer» (Heb. 8: 3)- pero sin el continuo ministerio de la sangre en el santuario celestial, el sacrificio del Calvario no hubiera valido de nada.

La mayoría de los Creyentes no entienden el ministerio del Mesías como nuestro gran Sumo Sacerdote, ni le dan a ese ministerio todo su valor. Ciertamente, creen en la sangre derramada; pero no comprenden que debe haber un ministerio o una aplicación de la sangre para que sea efectiva. Es hora de que se llame la atención del mundo, y de los profesos cristianos en especial, a la obra que el Mesías está realizando ahora. Muchos preguntan por qué el Mesías demora tanto en volver. Saben que se fue, pero no saben nada de su obra mediadora. Como no han seguido al Cordero, no saben dónde está ni qué está haciendo. Es nuestro deber y privilegio, nuestra tarea como pueblo, restaurar las antiguas calzadas (ver Isa. 58: 12) y presentar al Mesías al mundo como nuestro mediador y Sumo Sacerdote. Su obra está casi terminada, y cuando concluya, Yeshua vendrá con poder y gloria.

Todos los sacrificios son sombras del sacrificio del Mesías y, a base del sacrificio del Mesías, estos sacrificios obtienen validez delante de HaShem.


– » En el Desierto esto significaba afuera de los tres campamentos: el área de la Shejiná, el área de los levitas y el área de los israelitas. Mas en Éretz Israel, los restos de la ofrenda eran quemados fuera de la ciudad de Jerusalén (Rashi)».


Levítico 4:13-18 – «…Si por inadvertencia toda la asamblea de Israel peca, y el asunto está oculto ante la congregación, pero ha trasgredido alguno de los mandamientos de YHVH respecto a cosas que no se deben hacer, resultando así culpables, (14) cuando sea manifiesto el pecado con el cual pecaron, entonces los de la congregación presentarán un novillo en ofrenda por el pecado, y lo conducirán delante del Tabernáculo de Reunión. (15) Seguidamente los ancianos de la asamblea apoyarán sus manos sobre la cabeza del novillo, en presencia de YHVH, y uno degollará el novillo en presencia de YHVH. (16) Luego el sacerdote ungido llevará una parte de la sangre del novillo al Tabernáculo de Reunión, (17) y mojando su dedo en la sangre, el sacerdote hará aspersión siete veces ante YHVH hacia el velo. (18) Pondrá luego parte de la sangre en los cuernos del Altar, en presencia de YHVH, en el Tabernáculo de Reunión, y derramará el resto de la sangre al pie del Altar del holocausto, situado en la entrada del Tabernáculo de Reunión…»

  • El toro que se ofrenda por un yerro inadvertido de toda la congregación:

Como en el caso de la ofrenda del Cohén Gadol, esta debe realizarse por causa de un dictamen errado, en las circunstancias descritas a continuación: el Gran Sanhedrín de setenta y un jueces, el supremo órgano legislativo y judicial de la nación que tiene su sede en el monte del Templo, emitió un dictamen equivocado, como resultado de lo cual la mayoría del pueblo transgredió una prohibición cuyo castigo sería karet si hubiese sido violada en forma intencional. Debe agregarse que si también los miembros del Sanhedrín pecaron, ello no tiene ninguna consecuencia, pues lo que importa es que la mayoría del pueblo lo hizo. Y esta mayoría es calculada por medio de uno de los dos procedimientos siguientes:

a) Si siete de las doce tribus pecaron, incluso si el número de pecadores no constituye una mayoría de la población total.

b) Si la mayoría de la población total pecó incluso si menos de la mitad de las tribus estuvo implicada en dicha transgresión. Y como en el caso de la ofrenda por pecado del Cohén Gadol, el rito de la sangre de ésta se realizaba en el Tabernáculo. Mas si ese pecado originado en un dictamen erróneo sólo fue cometido por menos de la mayoría del pueblo, o por ciertos miembros del Sanhedrín, esta ofrenda especial no se aplica y cada persona que pecó tendría que llevar la misma ofrenda que cualquier israelita común y corriente llevaría en caso de incurrir en transgresiones semejantes (Rambam, HiljotShegagot 13’A)

vs.13 – «…Toda la congregación…» – Las personas podrían pecar a menudo y presentar las ofrendas necesarias. Rara vez la nación entera podría pecar «por yerro» (ver com. vers. 2,6). Cosas que no se han de hacer. Aquí se incluyen todos los pecados, grandes y pequeños, pero se refiere sobre todo a los así llamados pecados pequeños. No se refiere esto a la violación abierta, sino al pecado relativamente leve, «contra alguno de los mandamientos… en cosas que no se han de hacer». Cuando se hacía esto, se incurría en culpa, y debía presentarse una ofrenda por el pecado a la puerta del santuario.

Según Rashí, la congregación, de la cual se habla aquí, no es todo el pueblo, sino el Gran Sanhedrín, con 71 miembros, el órgano de mayor autoridad en la nación, con poderes legislativos, judiciales y, en ciertos casos, ejecutivos. Si este tribunal se equivocaba en una decisión de halajá (código de conducta), y por error permitía un acto prohibido por la Torá, se ofrecía un novillo por ese pecado de todo el pueblo.

vs.14 – «…Luego que llegue a ser conocido el pecado…» – Eso implica que se ignoraba que lo hecho era pecado (ver com. vers. 2). En tales circunstancias, «toda la congregación» debía presentar la misma ofrenda exigida del sumo sacerdote cuando pecaba. El becerro lo proporcionaba la congregación, por cuanto todos eran considerados culpables. Los ancianos, elegidos de entre las diferentes tribus, llevaban el becerro al lugar del sacrificio, ponían sus manos sobre él y lo degollaban. Nada se dice aquí de la confesión, pero ésta está implícita en la imposición de manos. Sin confesión, la presentación de una ofrenda no valdría de nada, porque no habría transferencia de pecado, del pecador al sacrificio. Además, no es la forma en que se hace la confesión, sino el hecho de confesar, lo que es aceptable ante Dios.

– «…La comunidad…» – Los fondos para la ofrenda deben proceder de un impuesto especial gravado sobre todo individuo, de manera tal que en efecto constituye una ofrenda de naturaleza comunitaria (Horaiot 3b)».

– «Delante de la tienda de Reunión» – Esto se asemeja a un presente ofrecido al rey por uno de sus amigos. El rey ordena que el presente sea exhibido en la entrada de su palacio para que todo el mundo sepa cuán bello es el presente que esta persona ha ofrecido». (Midrásh Vaikrá Rabba). Con respecto a este Midrásh citado por Rabbenu Behayéh, él comenta, en nombre de su maestro Rabbi Shelomóh que: «El presente más bello que un pecador puede ofrecer a D’s es su arrepentimiento. Es por ello que: ‘habrán de traerlo ellos delante de la Tienda de Reunión’. para que todos tengan conocimiento del presente ofrecido por el pecador’.

vs.17 – «…La misma sangre…» – La ministración de la sangre era la misma que en el caso del sacerdote que pecaba (vers. 7). Puesto que el sacerdote usaba sólo un dedo para realizar el ministerio de la sangre, se usaba solamente una pequeña porción de la sangre del becerro.

– «El Velo…» – En el versículo 6, este fue descrito como el Velo del Lugar Santo. Ello se debe a que, en tal contexto, su santidad no disminuyó a pesar de que un pecado fue cometido nada menos que por alguien de la estatura de Cohén Gadol. Y aunque esa santidad subsistió tras el pecado del Cohén Gadol, sí sufre un desmedro por el pecado de toda a congregación. Ello puede comprenderse por medio de una parábola: si un rey fue traicionado por algunos de sus funcionarios más elevados, ello no es tan grave si logra conservar la lealtad del pueblo, mas si la mayoría del mismo deja de serle leal, su gobierno no podrá sostenerse en Pie (Rashi; Zeuajim4Ib).


Levítico 4:19-26 – «…Después quitará de él toda su grosura, y la dejará consumir sobre el Altar. (20) Hará con el novillo así como hizo con el novillo de expiación. Lo mismo hará con él. El sacerdote hará expiación por ellos, y ellos serán perdonados. (21) Luego se sacará el novillo fuera del campamento y se quemará como quemó el primer novillo. Él es un sacrificio expiatorio por la congregación. (22) Cuando un príncipe peque por inadvertencia, obrando contra cualquiera de los mandamientos de YHVH su Dios sobre lo que no se debe hacer, resultando así culpable, (23) tan pronto como se le dé a conocer el pecado que cometió, presentará como ofrenda suya un macho cabrío sin defecto, (24) y apoyando su mano sobre la cabeza del macho cabrío, lo degollará en el lugar donde se degüella el holocausto, en presencia de YHVH; él es ofrenda por el pecado. (25) Entonces el sacerdote tomará con su dedo de la sangre de la víctima por el pecado y la pondrá en los cuernos del Altar del holocausto. Luego derramará el resto de su sangre al pie del Altar del holocausto. (26) Dejará consumir sobre el Altar toda su grosura, así como quemó la grosura del sacrificio de las ofrendas de paz. De esta manera el sacerdote ofrecerá expiación por el pecado de aquél, y le será perdonado…»

  • Macho cabrio de un gobernante:

Esta ofrenda por pecado sólo se aplica a un rey. Aunque también se trata de uno de los líderes de la nación, este pasaje difiere de los dos anteriores. ¿En qué radica la diferencia? El rey debe traer una ofrenda por pecado por las mismas transgresiones que obligarían a cualquier otro israelita a traer una.

Asimismo, su pecado no involucra ninguna interpretación errónea de la ley, como en los demás casos, pues no es función del rey interpretar la ley, sino que debe someterse a las enseñanzas de las autoridades en Torá de la nación como cualquier otro ciudadano. Solamente difiere de estos en un detalle: él ofrenda un macho cabrío, que simboliza su encumbrada investidura (Rabí Hirsch), mientras que otros israelitas ofrendan una cabra o una oveja

vs.19 – «…La grosura…» – Acabado el ritual de la sangre, el sacerdote quitaba toda la grasa del becerro, siguiendo el mismo procedimiento 745 como en el caso de que hubiese pecado elsumo sacerdote (vers. 6-8).


– «Todas sus grasas» -A diferencia de la ofrenda del Cohen Gadol (vs. 3-12), la Torá no detalla el procedimiento de todo lo que se ofrenda en esta instancia en el Altar, pues ello se asemeja a un rey a quien un amigo suyo hizo enojar. Al tener compasión por toda la nación descarriada la Torá abrevia la narrativa para librarla de la humillación (Ibid).

vs.20 – «…Así hará el sacerdote expiación por ellos…» – En el caso del sumo sacerdote ungido no se dice nada de expiación ni de perdón. Indudablemente, recibía el perdón, como los otros, cuando confesaba sus pecados. Parecería que por ministrar el sumo sacerdote su propio sacrificio, un hombre podía hacer expiación por sí mismo; de ahí que se omita esta declaración. Pero, en el caso del pueblo, el sacerdote debía hacer expiación por ellos, y obtenían «perdón«. El ritual de llevar al becerro fuera del campamento para quemarlo en un lugar limpio era el mismo que se efectuaba en el caso cuando el sumo sacerdote pecaba.

«Lo que hizo con el toro» – El servicio es idéntico al del toro del Cohén Gadol, por lo cual, aunque el versículo previo sólo especifica la grasa, se ofrendan asimismo los riñones y el diafragma (Rashl; Sifrá).

vs.21 – «…Luego se sacará el novillo fuera del campamento…» –


– «Maimónides, comentando el significado de 108 sacrificios rituales. resalta que solamente el » קרבן עלה «, «korbán holáh» -y lo que se le asemeja- era inmolado en el altar, dentro del recinto y de allí el nombre de» מזבח העלה», «Mizbah Haholáh» -altar para el holocausto.

En efecto, el holocausto inmolado es llamado por la Toráh » ריח ניחוח לשם «, «reah. nihoah lashem» -aroma grato ante D’s.

Pero,108 sacrificios inmolados para la expiación de los errores llamados חטאת «hattát» , querían simbolizar que, así como el cuerpo del animal se había hecho cenizas y el humo esfumado, también la acción negativa que origina este sacrificio ha desaparecido sin dejar rastro, y eso no era «aroma grato ante D’s», sino lo opuesto . Por ello se lo inmolaba «fuera del campamento».

– «…El error de la asamblea es…» – Es posible interpretar que este versículo hace alusión al error de la Congregación de Israel en el desierto (cuando erigieron el becerro de oro). Y he aquí que los sacrificios ofrecidos por el cohén ungido o por la congregación son idénticos, ya que Aharón empezó a confeccionar el becerro y el pueblo de Israel erró en pos de él, pues así reza el versículo: » … El becerro que hicieron. .. el becerro que había hecho Aharón … » (Éxodo 32:35).

vs.22 – «…Cuando pecare un jefe…» – El ‘jefe» se refiere al principal de la tribu, o el principal de una división de una tribu. Se incluyen tanto dirigentes civiles como religiosos: príncipes – (Gén. 17: 20; 2 Crón. 1: 2), jefes – (Núm. 2: 3; 3: 24, 32). Posiblemente el jefe no se había dado cuenta de su transgresión. No se esperaba que un jefe conociera tanto de la ley como el sumo sacerdote ungido; por lo tanto la ofrenda que de él se exigía era de menos valor que la que se pedía del sumo sacerdote.

Si un jefe, un rey o un miembro del sanedrín peca por error en alguna en las cosas prohibidas que producen caret si se comete deliberadamente, tiene que presentar un macho cabrío como sacrificio de pecado.

– » Rabbenu Behayéh observa que, cuando la Toráh se refiere ~ pecado potencial del Sumo Sacerdote, emplea la preposición» אם «, «im» si-, mientras que cuando hace referencia al pecado del gobernante, utiliza el adverbio » אשר», «ashér» -cuando-. Eso quiere indicar que el gobernante es más propenso al error que el sacerdote. Los Sabios de Israel han ponderado mucho a aquel gobernante que tiene la capacidad de ofrecer un sacrificio ritual por su pecado. De acuerdo con los Sabios del Talmud, el término» נשיא; «nasi» -;que traducimos «gobernante»-, hace alusión al rey de turno. El comentarista Rashi, interpretando libremente el término» אשר «, «ashér», dice en nombre de Rabbi Iohanán: «Ashré hadór shehanasí sheló notén lev leha vi caparáh hal shiguegató». -Feliz la generación cuyo gobernante pone en mientes la necesidad de invocar perdón por su pecado-«.

– «Los otros tres pasajes de este capítulo empiezan con la preposición que dicta la lógica, …sí alguien peca…, por lo que cabe preguntarse cuál es la razón de que este texto empiece con ‘»cuando», implicando que el pecado habría sido inevitable y era sólo cuestión de tiempo para que se produjere. Sfomo sugiere que la gente poderosa y pudiente es extremadamente propensa a pecar. Por ello, el versículo concluye diciendo y [por ello] se hace culpable, es decir, entiende su culpabilidad, pues es esencial que la gente poderosa reconozca su pecado y sienta remordimiento por el mismo para evitar nuevos deslices. Rashi cita a Sifrá, que explica que el término alude a feliz, sugiriendo que es dichosa la generación cuyos dirigentes buscan expiación incluso por pecados involuntarios ya que entonces, con toda seguridad, harán penitencia por sus pecados intencionales».

vs.23 – «…tan pronto como se le dé a conocer el pecado que cometió…» – Si sabe con certeza que cometió el pecado en cuestión, realiza la ofrenda descrita más adelante, mas si su transgresión es dudosa, trae la ofrenda de culpabilidad descrita en Lev 5:17-19.

– » …Un macho cabrio…» – Este macho cabrío debe estar en su primer año, según Rambam (HHJot Maasé HaKorbartoi 1:14; véase KésefMishné; y Rashi a loma 65b).

vs.24 – «…Pondrá su mano…» – Se sigue el mismo modelo de las otras ofrendas y el significado es el mismo. Al poner sus manos sobre la víctima, el pecador se identifica con ella, le transfiere sus pecados por confesión y la presenta como su sustituto.

En el lugar donde es degollada la olá, al lado norte del altar, se degüella el jatat, para no avergonzar al pecador, v. 29, 33. Así los demás no ven si el sacrificio es de ascensión o de pecado y no hay lugar para malos pensamientos y malas lenguas. HaShem protege de esa manera la fama del pecador arrepentido.

– «En el lugar donde se inmola el holocausto…» – Para no avergonzar al pecador, ya que los espectadores podían pensar que este sacrificio era una» עלה», «holah y no un קרבן חטאת «korbán hattát «-sacrificio expiatorio por el error… » (Rabbenu Hízkiah Ben Manoah en su libro Hizekuni).

vs.25 – «…La sangre…» – La ministración de la sangre del macho cabrío es diferente de la del becerro. En este caso el sacerdote no lleva la sangre al santuario, sino que la recoge en una vasija y la lleva al altar del holocausto. Allí aplica con el dedo la
sangre a los cuernos del altar.

– » Con su dedo índice…» – En las astas… Hay dos diferencias entre el rito de la sangre de una ofrenda por pecado y el de una ofrenda de elevación. En el caso de esta última (cap. 1), se arroja la sangre a la parte baja del Altar con un recipiente, mas en este caso el Cohén la unta con su dedo en las cuatro astas que sobresalen de la parte superior del Altar».

– «La base – El Cohén vierte el resto de la sangre en Ia esquina suroeste de la base (Zeuajim 53a)».

vs.26 – «…Quemará toda su grosura…» – En todos los casos, ya fuera holocausto (cap. l: 8), ofrenda de paz (cap. 3:3), u ofrenda por el pecado (cap. 4: 8), toda la grasa que se podía sacar eraquemada sobre el altar. Con esto, el sacerdote terminaba su tarea en favor del jefe que había pecado, el cual se iba perdonado. No aparece ninguna instrucción en cuanto a lo que debía hacerse con el cuerpo de la víctima. Según el cap. 6: 26, el sacerdote recibía la carne, y debía comerla en el lugar santo, en el atrio del tabernáculo de reunión.


Levítico 4:27-35 – «…Y si una persona del pueblo de la tierra peca inadvertidamente, haciendo lo que no se debe hacer contra alguno de los mandamientos de YHVH, resultando así culpable, (28) tan pronto como se le haga reconocer el pecado que cometió, presentará como ofrenda suya una hembra de las cabras, una cabra perfecta, por el pecado que cometió. (29) Y apoyando su mano sobre la cabeza de la víctima por el pecado, degollará a la víctima por el pecado en el lugar del holocausto. (30) Entonces el sacerdote tomará de la sangre de ella con su dedo, y la pondrá en los cuernos del Altar del holocausto, y derramará el resto de su sangre al pie del Altar. (31) Después le quitará toda la grosura, como se remueve la grosura de las ofrendas de paz, y el sacerdote la dejará consumir sobre el Altar como olor que apacigua a YHVH. El sacerdote hará expiación a favor de él, y le será perdonado. (32) Y si trae un cordero como su víctima por el pecado, aproximará una hembra sin defecto, (33) y apoyando su mano sobre la cabeza de la víctima por el pecado, la degollará en sacrificio por el pecado en el lugar donde se degüella el holocausto. (34) Después el sacerdote tomará con su dedo de la sangre de la víctima expiatoria y la pondrá en los cuernos del Altar del holocausto, y derramará el resto de su sangre al pie del Altar. (35) Luego quitará toda su grosura tal como fue quitada la grosura del cordero del sacrificio de las ofrendas de paz, y el sacerdote la dejará consumir sobre el Altar como sacrificio ígneo a YHVH. El sacerdote ofrecerá así expiación por tal persona, por el pecado cometido, y le será perdonado…»

  • Ofrenda por pecado de un individuo:

La clase de pecado por el que un individuo requiere expiación, y en el ceremonial de su ofrenda por el mismo, cualquier israelita común y corriente, e incluso un esclavo gentil, esta a la par de un monarca. La única diferencia es que el rey ofrenda un macho cabrío y un ciudadano común ofrenda una cabra u oveja.

vs.27 – «…Alguna persona del pueblo…» – El procedimiento era igual que en el caso del jefe, con la excepción de que la persona debía presentar una hembra y no un macho. Se consideraba de menor valor a la hembra que al macho, por lo tanto era más fácil conseguirla. El ritual de la sangre y de la eliminación de la grasa era igual al prescrito para los jefes que habían pecado (vers. 23-26).

Si un miembro del pueblo peca por error en alguna de las cosas prohibidas que producen caret si se comete deliberadamente, tendrá que traer una cabra como sacrificio de pecado para que reciba el perdón.

En Lucas 23:34a está escrito:

“…Y Yeshúa decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen…”

En 1 Timoteo 1:13 está escrito:

“…aun habiendo sido yo antes blasfemo, perseguidor y agresor. Sin embargo, se me mostró misericordia porque lo hice por ignorancia en incredulidad…”

Estos dos textos nos muestran que el perdón es dado cuando hay ignorancia en los que pecan. Si uno realmente no sabe lo que hace cuando peca, podrá obtener perdón. Pero si peca, sabiendo lo que hace y con el deseo de desafiar a HaShem, no tendrá perdón jamás.

En Números 15:27-31 está escrito:

“…También, si una persona peca inadvertidamente, ofrecerá una cabra de un año como ofrenda por el pecado. Y el sacerdote hará expiación delante de HaShem por la persona que ha cometido error, cuando peca inadvertidamente, haciendo expiación por él, y será perdonado. Para el que es nativo entre los hijos de Israel y para el extranjero que reside entre ellos, tendréis una sola ley para el que haga algo inadvertidamente. Pero aquél que obre con la mano levantada, ya sea nativo o extranjero, ése blasfema contra HaShem, y esa persona será cortada de entre su pueblo. Porque ha menospreciado la palabra de HaShem, y ha quebrantado su mandamiento, esa persona será enteramente cortada; su culpa caerá sobre ella…”

El que obra con mano levantada, es decir desafiando a HaShem, no tendrá perdón jamás. Si realmente eres consciente de la gravedad del pecado que piensas cometer y aún así lo cometes, no tendrás perdón.

En Marcos 3:28-30 está escrito:

“…En verdad os digo que todos los pecados serán perdonados a los hijos de los hombres, y las blasfemias con que blasfemen, pero cualquiera que blasfeme contra el Espíritu de santidad no tiene jamás perdón, sino que es culpable de pecado eterno. Porque decían: Tiene un espíritu inmundo…”

La blasfemia contra el Espíritu de santidad no tiene jamás perdón, sino produce una culpa de juicio eterno. En este caso la blasfemia contra el Espíritu consistía en decir que Yeshúa tenía un espíritu inmundo. Con otras palabras, los que vieron los milagros y la sabiduría que salían del Mesías y luego decían que esos milagros y esas enseñanzas son de origen satánico, sabiendo lo que decían, no podían obtener el perdón por tal blasfemia.

En Mateo 12:32 está escrito:

“…Y a cualquiera que diga una palabra contra el Hijo del Hombre, se le perdonará; pero al que hable contra el Espíritu de santidad, no se le perdonará ni en este siglo ni en el venidero…”

Este texto enseña que la blasfemia contra el Hijo del Hombre es perdonable, pero no contra el Espíritu de santidad. De esto aprendemos que el Espíritu de santidad está por encima del Hijo del Hombre. Como la blasfemia contra HaShem no tiene perdón, cf. Números 15:30, así la blasfemia contra el Espíritu no tiene perdón. Consecuentemente, de esto podemos deducir que el Espíritu de santidad es la Presencia revelada de HaShem mismo.

El arrepentimiento es un fruto de una interacción entre HaShem y el hombre. Si HaShem se retira del Hombre, es imposible que éste se pueda arrepentir. Romanos 2:4 dice que la bondad de Dios nos guía al arrepentimiento. Sin esa bondad nunca podríamos llegar a un verdadero arrepentimiento. Cuando el hombre le da un dedo, HaShem le toma la mano. Cuando el hombre le da una mano, HaShem le abraza.

Los pecados perdonables son los que son cometidos por error o por ignorancia o por debilidad. Pero los que se cometen en rebeldía contra HaShem deliberadamente, con plena conciencia de la gravedad de ese pecado, no tienen perdón. Un ejemplo es Yehudá, el talmid de Yeshúa. Obtuvo varias oportunidades para arrepentirse, pero al final no quiso y perdió la posibilidad de arrepentimiento. Mejor hubiera sido no haber nacido.

¡Tengamos temor a HaShem para no pecar!

– «Este concepto incluye a todo Israel, sacerdotes y levitas, exceptuando solamente al gobernante o al » כהן גדול «, «Cohén. Gadól» – Sumo Sacerdote» (Ibn Hezra).

vs. 31 – «…En olor grato… y le será perdonado… » – Puesto que siempre se quemaba la grosura sobre el altar, debe haber sido aceptable a Dios porque nunca se permitía cosa inmunda sobre el altar.

– » …Y le será perdonado…» – Según el comentarista Ibn Hezra, el verbo סלח «, «saloah» usado aquí, no implica la absolución inmediata por parte de D’s, sino más bien un suspenso hasta que el oferente del sacrificio retorne y haga» תשובה «, «teshuváh» completa. Cabe recalcar que el verbo «saloah» es utilizado en el Tanáj únicamente para indicar el perdón que D’s confiere al hombre. Parecería que el verbo כפר, «capper» indica más la absolución total y definitiva que el verbo סלח  «saloah».

vs.32 – «…Si … trajere cordero….» – Un cordero costaba menos aún que una cabra, y por esta razón se esperaba que un hombre pobre presentase un cordero. El cordero era la ofrenda del pobre. Es significativo que repetidas veces se llama a Cristo el Cordero de Dios. Es el sacrificio del pobre. En todos los otros aspectos, el ritual era el mismo que se seguía con la cabra.

Todos los requisitos para la presentación de ofrendas de diferentes valores
reflejan tanto la justicia como la misericordia de Dios. En primer lugar, el
valor del sacrificio que debía presentarse estaba determinado por el grado de culpa del pecador y, en segundo lugar, por sus recursos para comprar una ofrenda.

– » Los Sabios del Talmúd descubren algunas innovaciones -en cuanto a los sacrificios rituales-que derivan de los versículos 32-35, a pesar de que aparentemente los versículos tienen forma de repetición de lo anterior (Basado en Or Hahaim)».


(Pulse aquí para ver mas comentarios del libro de Levítico)

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