¿Sabías que para salvar una vida los fariseos encendieron fuego en shabat?

Cuenta el Talmud acerca de los comienzos de los días del sabio Hillel, en la época del Beit Hamidrash (sala de estudios) de Shemaia y Avtalion. Hillel era un hombre simple y se esforzaba duro para conseguir su pan. Todos los días salía a trabajar y del dinero obtenido una parte la usaba para su familia y otra le pagaba al cuidador del Beit Hamidrash, la casa de estudios más importante para poder escuchar una clase de Torá.

Era un viernes, y era el invierno. En Jerusalén hace mucho frío y en ocasiones cae nieve. Y ese día no consiguió ningún trabajo para ganar su sustento. Hillel estaba muy preocupado de como iba hacer para escuchar un poco de las enseñanzas de la Torá esa noche.

Llegó a la puerta del Beit Hamidrash y le suplicó al cuidador que lo deje entrar, pero no lo logró. Dio vueltas por el Beit Hamidrash y de repente vio una ventana en el techo e Hillel pensó que bajo esa ventana eran las clases de Shemaia y Avtalion. Es así que se subió al techo y por ese lugar pudo escuchar las palabras de Torá.

Fueron pasando las horas y comenzó a caer la nieve e Hillel se quedó toda la noche escuchando desde afuera, en el techo, sobre la ventana. Las personas regresaron tarde en la noche a sus casas. Pero Hillel estaba ahí, no tenía frío y se quedó pensando en las enseñanzas que había escuchado.

A la mañana siguiente de aquel helado viernes, en Shabat, después de que habían estudiado toda la noche, Shemaia le dijo a Avtalion: “Que oscuro que está el salón esta mañana”, y al mirar por la ventana, vieron que el cuerpo de un hombre cubierto de nieve obstruía la entrada de la luz.. Salieron de inmediato y se encontraron con el cuerpo medio congelado de Hillel.

A pesar de que era Shabat, lo recogieron e hicieron un fuego para calentarlo, untándolo después con aceite y ofreciéndole abundante comida. Dijeron ellos :

Hemos roto el Shabat, pero hemos salvado una vida que guardará muchos Shabatot por el que acabamos de romper.

Desde ese día Shamaia y Avtalion hicieron que Hillel sea parte de la casa de estudios. Pasaron los años e Hillel pasó a ser uno de los grandes sabios de Israel por todas las generaciones y nunca se olvidó de esa noche fría que las enseñanzas de la Torá le dieron calor y fuerza a su cuerpo.

(Según Talmud Babli Masejet Ioma 35b)

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