Sobre la Parashat Dvarim

En esta semana estamos estudiando la Parashá Dvarim se encuentra en: Deuteronomio 1:1 – 3:22 — דְּבָרִים (Dvarim) significa: ““palabras/asuntos/juramentos”“.

Dios ya le había anunciado a Moshe, hace algunas parashiot, que él también sería recogido con su pueblo tal como le había ocurrido a su hermano Aharon. Esta extraña expresión de «ser recogido junto a su pueblo» significaba morir. Tal como toda la generación que tenía más de 20 años a la salida de Egipto, a Moshe le tocaba morir sin entrar a la Tierra Prometida. Estamos en el décimo mes del año, del año cuarenta desde la salida de Mitzraim y Moshe se encuentra con todo el pueblo de Israel al lado de Eretz Israel. A Moshe le quedan unas pocas horas de vida, las horas que tardará en dar todo su discurso, el libro de Dvarim.

Este Moshe, en su discurso final, es el mismo, pero a la vez diferente, que supo ser hijo del Faraón de Egipto, pastor en Midian, guía del pueblo durante 40 años, juez de la asamblea de Israel, el mismo que «desafió» a Dios cuando este quería arrasar al pueblo de Israel por sus errores. Y el objetivo de toda su vida, al parecer, queda truncado por un, al parecer, ínfimo error como fue golpear la piedra en vez de hablarle. Moshe no entrará a ver la Tierra de la Libertad, la tierra en la que mana leche y miel.

Leemos en la Parasha:

Deuteronomio 1:1-3 – «…Éstas son las palabras que Moisés dirigió a todo Israel en el desierto al este del Jordán, es decir, en el Arabá, frente a Suf, entre la ciudad de Parán y las ciudades de Tofel, Labán, Jazerot y Dizahab. (2) Por la ruta del monte Seír hay once días de camino entre Horeb y Cades Barnea.  (3) El día primero del mes undécimo del año cuarenta, Moisés les declaró a los israelitas todo lo que el SEÑOR les había ordenado por medio de él…»

Así comienza el último libro de la Torá y así seguirá hasta el final del mismo. Durante todo el libro de Devarim-Deuteronomio Moshé narrará con voz propia algunos de los acontecimientos más importantes del pueblo hebreo, repetirá ciertas normativas y enseñará otras nuevas.

El libro de Devarim es llamado «Mishné Torá» (la repetición de la Torá, Julín 63b), porque Moshé Rabenu volvió a repetir todas las mitzvot de la Torá delante del pueblo de Israel. Además, Moshé repasó con ellos todo lo que había sucedido con el pueblo desde que salieron de Egipto hasta ese momento, todos los milagros que Dios había hecho para ellos en la tierra de Egipto y durante su estadía en el desierto.

Dice la Torá: «Estas son las palabras». De aquí se entiende que solamente cuidando las palabras de la Torá podrían entrar a la Tierra de Israel y vivir en ella. Pero si no respetaban las palabras de la sagrada Torá, ni siquiera podrían entrar. Por eso Moshé le dijo al pueblo: «Estas son las palabras»; solamente cumpliendo estas palab

Referencia a las palabras personales, reprimendas y amonestaciones que Moshéh dirige al pueblo de Israel, como parte de sus alocuciones de despedida previas a su desaparición física.”Estas palabras” no alude a las mitzvót -preceptos- que integran este quinto libro (Basado en Hizzekuni).

Esto no significa que no sean palabras del Eterno, sino que en vez de dictar las palabras directamente, ahora son filtradas y transmitidas por el instrumento humano. Son palabras del Eterno por medio de Moshé, como está escrito en 1:3: “Moshé habló a los hijos de Israel conforme a todo lo que YHWH les había ordenado.” 

Abarbanel agrega que la Voluntad Divina había decretado que estas propias palabras de Moshéh fueran escritas en la Toráh y figuraran en el texto, imbuido de “rúaj haqodesh” -Espíritu de Santidad-, que es un equivalente a la Revelación Divina.

Sin embargo, según el comentarista S.R.Hirsh, nuestro versículo haría referencia a todo el contenido del quinto libro.

Dirige aquí Moshé, su póstumo mensaje al Pueblo de Israel, días antes de su fallecimiento. Cabe destacar que la expresión hebrea Dvarím (palabras) es utilizada generalmente en el Texto sagrado cuando se refiere a palabras de reproche.

Según Rashí, al usar la palabra dvarim, se trata de amonestaciones, porque es una manera más severa de expresarse comparado con la manera como está escrito el resto de la Torá. En los libros de Jeremías y Eclesiastés, que también son libros de amonestación, se encuera la misma palabra en la introducción: divrei, “palabras de…”

El mejor momento para dar reprimenda a los propios hijos o seguidores es en el lecho de muerte, asi como Moshe. Ese es el momento en el que la gente es más receptiva a escuchar una reprimenda y en el que tiene menor probabilidad de resentirse. Así hicieron también Yaakov, Yehoshua, Shmuel y David.

Antes de “repetir la Torá”, Moisés comenzó su discurso dando una introducción histórica de los errores del pasado…

Los lugares que son mencionados aquí son lugares donde los hijos de Israel riñeron con el Eterno durante su viaje. Rashí dice: “Puesto que se trata de palabras de amonestación y que enumeran todos los lugares donde habían provocado la ira del Omnipresente, se han disimulado los hechos recordándolos en términos generales por consideración a Israel”.

El Midrásh deduce de los nombres que Moshé usó para denominar estos lugares.., que son discretas alusiones a las faltas incurridas allí.., como se explica a continuación:

  • ..en el desierto..”: Se refiere a las reclamaciones aprensivas e insensatas que hizo -parte del pueblo..- ante D’s, por la transitoria falta de agua.. o de pan..; al internarse en el desierto…! Cuando llegaron a decir: “..ojalá hubiésemos muerto en Egipto..”.
  • “..en la planicie..”: Alude a la planicie de Moáb.., donde se produjo la lamentable y trágica prostitución de los Hijos de Israel con las mujeres moabitas, cuando -por artero consejo de Bil-ám..- estas sedujeron a los hebreos a postrarse ante sus dioses.!
  • “…frente al Mar Rojo..”: Cuando al verse encerrados entre el mar y las hordas egipcias que los perseguían.., perdieron la fe.. y reclamaron airadamente ante Moshé.
  • “…entre Parán…:Esto se refiere al error garrafal de los espías…que fueron a explorar la Tierra Prometida desde el desierto de Parán.
  • “…y Tófel…y Labán…”: Dijo Rabbí Shim-ón: ¡No hemos encontramos en todo el Texto lugares con estos nombres..! Sino que, evidentemente Moshé les recuerda aquí la falta cometida al menospreciar (Tófel..en hebreo) el Mán, que era un alimento puro y blanco (Labán.. en hebreo) que les enviaba Dios a diario.!
  • “..y Jhatzerót..”: En alusión a lo acontecido en ese sitio.. con la rebelión de Qóraj.
  • ..y Di – Zaháb..”: Recordando el pecado del Becerro de oro.. (Zaháb -en hebreo-).

En estos pasajes vemos como Moshé exhorta al pueblo a no repetir los mismos errores que en el pasado porque cuando aprendemos de los errores es cuando podemos avanzar hacia nuestro destino/meta.

De la misma el Apostol Pablo nos exhorta a lo mismo:

Romanos 15:14 – «…Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza…»

1ª Corintios 10:11 – «…Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza…»

Leemos tambien en la parasha:

Deuteronomio 1:5 – «…Moisés comenzó a explicar esta ley cuando todavía estaban los israelitas en el país de Moab, al este del Jordán. Les dijo…»

Ramban ofrece un breve esbozo a Devarim. Tras afirmar en este versículo que explicaría la Torá, Moshé quería que el pueblo entendiera la importancia de prestar atención a sus palabras (Shema Israel) y de no sentirse confiado de que su propia retitud les garantizaria el exito futuro.

Es preciso señalar que este quinto y último volumen de la Torá -el Libro Dvarím consta de tres partes:

  • La primera, como ya se dijo, incluye el sermón y las advertencias que Moshé imparte a Israel antes de separarse de ellos.
  • La segunda, abarca la repetición y explicación -ante la nueva generación- de los Preceptos dictados por D’s, que Moshé ya había transmitido a la generación anterior durante la travesía por el desierto.
  • Y la tercera, trata de la enseñanza e instrucción de otras nuevas ordenanzas.. – que también D’s le dió a Moshé en el Monte Sinaí..- y que recién ahora le indicó que las imparta al Pueblo de Israel.

Al parecer vemos en este pasaje un versículo que no suma mucha información sin embargo una palabra que allí aparece y que traducimos como «explicar» tiene un origen «oscuro» y su significado no es evidente: בֵּאֵר Beer.

Usualmente la tradición rabínica (comenzando con el Targum Onkelos) traduce el verbo Beer como interpretar o explicar (Lefaresh) sin embargo desconocemos su real significado. Este verbo aparece solamente en otras dos oportunidades en todo el Tanaj y en ambos esta relacionado con la escritura (Habacuc 2:2; Deuteronomio 27:8).

En ambos casos al parecer el término Beer apunta a que las palabras deben estar claramente escritas en las tablas o en las piedras. En nuestro versículo, sin embargo, no se hace mención a inscribir las palabras sino a narrarlas.

Interpretando, valga la redundancia, el verbo בֵּאֵר Beer como explicación/interpretación, los exegetas medievales dan diversas explicaciones sobre de que forma Moshé explicaba y clarificaba aquella ley, aquella Torá. Rashí (Francia, S. XI), basado en el Midrash, nos dice que Moshé explicaba la Torá en las setenta lenguas primigenias. No solo enseñaba acerca de los mandamientos en hebreo sino en cada una de las míticas setenta lenguas primoridales de cada una de las naciones que habitaban el mundo. Las enseñanzas de la Torá, en el espíritu prófetico y universalista de Rashí, no era propiedad exclusiva de los judíos que hablaban hebreo. La palabra de Dios debía ser escuchada y estudiada por todos los hombres y mujeres del mundo. Cada quien en la lengua que entendiese.

El rabino Yaakov Tzvi Mecklenburg (Alemania, S. XIX) en su famoso comentario HaKtav veHakabalá re-interpreta las palabras de Rashí diciendo “Aquí [cuando hacia referencia] a las setenta lenguas verdaderamente quería decir setenta interpretaciones”. 

Este maestro alemán del siglo XIX no puede comprender como un maestro francés del siglo XI dice que Moshé explicó la Torá en setenta lenguas ya que según él -la Torá es “propiedad privada y exclusiva” del pueblo judío por lo cual busca reacondicionar las palabras de Rashí a su ideología diciendo que verdaderamente lo que Moshé hacía era mostrar en cada versículo y en cada mandamiento las setenta interpretaciones posibles que se le podían dar al mismo. De esta forma Moshé explicaba y clarificaba la Torá.

Rabeinu Bajaye, varios siglos atrás, en un sentido similar ya había interpretado la palabra Moab, cuyo valor numérico es 49, con las 49 caras que cada debate sobre una ley bíblica o rabínica posee. Según los maestros de la tradición ante cada situación siempre hay 49 argumentos para un lado y 49 para el otro. 70 interpretaciones, 49 argumentos. Según el autor de HaKtav veHakabalá Moshé no explicaba la Torá para todo el mundo sino que, a la usanza de una Yeshiva de Europa del Este, ante cada punto de la ley enseñaba todas las interpretaciones posibles. Complejizaba, argumentaba, cuestionaba. Una forma muy judía de estudiar.

¿Es la Torá propiedad exclusiva del pueblo de Israel o más bien es un legado para toda la humanidad?

La Torá es a la vez un legado para toda la humanidad pero también una herencia particular del pueblo de Israel. Los principios y las ideas fundamentales de la Torá poseen una dimensión universal y las mismas deben ser traducidas y explicadas en cada lengua. Por otro lado el estudio apasionado de los textos consagrados como vehículo para dirimir la ley es la heredad del pueblo de Israel. La Torá, si bien su mensaje es universal, es también el corazón y la columna vertebral del pueblo de Israel.


(Para mas reflexiones de las Parashot semanales haz click aqui)

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