Levítico 17 – El lugar de los sacrificios

  • El servicio fuera del Tabernáculo:

La regla general es que las ofrendas deben ser degolladas y su servicio debe realizarse en el área del Santuario, mientras que aquellos animales que no han sido consagrados pueden ser degollados en cualquier lugar excepto en el área del Santuario.

En el caso de las ofrendas, estas no pueden ser elevadas en ningún otro lugar, incluso si tal servicio está dedicado a Dios. Según Rashi y Slfrá, este pasaje se refiere a animales que han sido consagrados como ofrendas, ordenando que su servicio sea realizado en el Santuario.

Baal HaTurim y Kli lakar ofrecen comentarios semejantes, aunque no idénticos, sobre el motivo por el cual la Tora estipula esta prohibición después del mandamiento del servicio de lom Kipur. Podría pensarse que si se requiere enviar el macho cabrío de lom Kipur a Azazel, entonces podría resultar igualmente permitido hacer ofrendas fuera del Santuario, o que estaría permitido hacer ofrendas a otras fuerzas espirituales, razón por la cual la Tora enfatiza que todas esas ofrendas están prohibidas.

Levítico 17:1-5 – «…Habló YHWH a Moisés, diciendo: (2) Habla a Aarón y a sus hijos, y a todos los hijos de Israel, y diles: Esto es lo que ha mandado YHWH: (3) Cualquier varón de la casa de Israel que degollare buey o cordero o cabra, en el campamento o fuera de él, (4) y no lo trajere a la puerta del tabernáculo de reunión para ofrecer ofrenda a YHWH delante del tabernáculo de YHWH, será culpado de sangre el tal varón; sangre derramó; será cortado el tal varón de entre su pueblo, (5) a fin de que traigan los hijos de Israel sus sacrificios, los que sacrifican en medio del campo, para que los traigan a YHWH a la puerta del tabernáculo de reunión al sacerdote, y sacrifiquen ellos sacrificios de paz a YHWH…»

vs.2 – «…Habla a Aarón y a sus hijos…» – Ya que ellos eran los que inmolaban los sacrificios rituales para los hijos de Israel.

vs.3 – «…Cualquier varón de la casa de Israel… en el campamento o fuera de él…» – Cuando los israelitas salieron de Egipto, salió con ellos un gran grupo, principalmente compuesto de egipcios. Era una «multitud de toda clase de gentes» (Exo. 12: 38) o «la gente extranjera que se mezcló con ellos» (Núm. 11:4).

Es razonable suponer que esta multitud de extranjeros procuraría continuar sus fiestas religiosas paganas. En Egipto se encontraban algunas de las formas más envilecidas del paganismo. Entre éstas, el culto a los demonios era probablemente el peor (Lev. 17: 7); en él se sacrificaban machos cabríos o «sátiros» (BJ). Estos abusos habían comenzado a extenderse entre los israelitas, y se necesitaba una reforma.

Antes de que se estableciese el santuario, el padre de familia era el sacerdote de la misma, y como tal, ofrecía sacrificios. Cuando se erigió el tabernáculo y los sacerdotes se hicieron cargo de los sacrificios, ocurrió un gran cambio en la vida de Israel. El padre de familia debió entregar algunas de sus anteriores prerrogativas a los levitas, y esto puede haber causado cierto malestar.

Lo que ocasionó más problemas fue la regla de que todos los animales, de ahí en
adelante, debían ser sacrificados en el santuario, y que las fiestas que normalmente acompañaban tales sacrificios debían también realizarse allí. Esto en sí no debía causar dificultad a Israel, pues el santuario estaba ubicado en el centro del campamento y era igualmente accesible para todos. Pero esta orden haría que terminaran automáticamente todas las fiestas de camaradería de los extranjeros, que -así lo suponemos – habían sido entusiastamente adoptadas por muchos israelitas. El vers. 7 indica hasta qué punto habían caído en la idolatría los hijos de Israel.

De todos los sacrificios, los que más fácilmente se prestaban para el abuso eran los sacrificios de paz. En general, los otros sacrificios en que se derramaba sangre eran entregados al sacerdote o quemados después de haberse rociado la sangre y quitado la grasa. Pero en el caso de las ofrendas de paz, el Señor recibía la sangre y la grosura; el sacerdote, el pecho y la espaldilla derecha (cap. 7: 34); y el resto del animal era para el oferente y para sus invitados (Deut. 27: 7; ver com. Lev. 7: 15).

Desde el punto de vista humano, las ofrendas de paz tenían otra ventaja. Para ser aceptados todos los demás sacrificios, debían ser de animales perfectos (cap. 22: 21; 3:1); pero una ofrenda de paz, presentada espontáneamente, no necesitaba ser perfecta. Podía usarse un animal que tuviera «de más o de menos» (cap. 22: 23).

Si alguien deseaba hacer una Fiesta, podía escoger un animal deforme pero no enfermo. A partir de la proclama aquí mencionada debía llevarlo al santuario para presentárselo al Señor, y debía darle al sacerdote lo que Dios requería. Algunos no habían hecho esto en Israel. De ese momento en adelante, ningún israelita debía participar de una Fiesta a menos que fuese celebrada dentro del campamento. Era de esperarse que esas fiestas se llevarían a cabo en armonía con las normas religiosas y sociales implícitas en la ley de Dios.

Esta centralización del ofrecimiento de sacrificios y de las fiestas que lo acompañaban tendría otros beneficios. El texto parece implicar que toda matanza de animales debía hacerse bajo la supervisión inmediata de los sacerdotes. De este modo el sacrificio de un animal pasaba a ser un acto semirreligioso. Así entendida esta orden, resaltaba el hecho de que debe reconocerse a Dios en todas las cosas, que él demanda como suya una porción de todo lo que poseemos: en este caso, la sangre y la grosura. Este reglamento debía enseñarle a Israel a honrar a Dios con sus bienes y a compartir con los sacerdotes la parte que les correspondía. Sobre todo, el derramamiento de la sangre y la sangre en sí, cobraban un nuevo significado porque la gente debía tratarla con el mayor respeto, no pudiendo consumirla en ningún caso.

Estos principios tienen tanta validez ahora como la tenían entonces. Dios tiene derecho sobre todo lo que poseemos. Aun en la comida y en la bebida, Dios debe ser honrado. Además Dios quiere que su pueblo se separe de la multitud de extranjeros. Tanto jóvenes como ancianos corren peligro al asociarse con el mundo. Las amistades se forman con facilidad, y los
resultados son a menudo fatales para la fe del creyente. La asistencia a institutos de enseñanza mundanos está cargada de peligro. No sólo hay problemas de clases y exámenes en día de shabat, sino que las actividades sociales constituyen una trampa para los jóvenes. Todo aquel que salga «fuera del campamento» necesita protección especial, y en primer lugar debiera estar seguro de que Dios lo llama para que salga afuera.

Hay dos interpretaciones de este texto:

  1. Se refiere a animales consagrados para la ofrenda (R. Akivá y Rashí).
  2. Se refiere a animales no consagrados. Durante el tiempo del desierto estaba prohibido sacrificar fuera del Tabernáculo (Talmud Julín 17a), (Deuteronomio 12:15, 21).

El permiso de comer carne se dio a partir del diluvio. Antes estaba prohibido.

– «…Cualquier varón de la casa de Israel…» – «Esto hace referencia a los sacrificios ofrecidos en el Santuario» (Rashi), El esquema presentado por la Halajáh, en lo que consumo de carne animal se refiere, es el siguiente: «Cuando estaban los hijos de Israel en el desierto, no les fue prescripto sacrificar ritualmente los animales para el consumo doméstico de su carne; ellos podían matar el animal, como lo hacían los otros pueblos, paganos. Empero les fue prescripto, mientras estaban en el desierto, que aquella persona que quisiera sacrificar ritualmente un animal, debía hacerlo en forma de «Shelamím» -sacrificios pacíficos-cuya carne podía ser consumida, como dice en Levítico 17:5 … .

 …Empero esto regía únicamente mientras Israel estaba en el desierto; y allí mismo les fue prescripto que, cuando ingresaren a la tierra de Israel, quedaría prohibida cualquier forma de matar el animal, que no fuera la de » שחיטה», «Shehítáh» -degüello ritual de acuerdo a la Halajáh-. La Shehitáh podría ser hecha en cualquier lugar fuera del Templo de Jerusalem, como dice el versículo en Deuteronomio 12:2l. Y éste es el precepto que perdura para todas las generaciones: comer la carne del animal sacrificado ritualmente de acuerdo con la Halajáh (Mishnéh Toráh, Hiljot Shehitá IV17 -18)».

– «…en el campamento o fuera de él...» – Ya sea cerca del Santuario (en el campamento) o lejos del mismo (fuera del campamento), está prohibido degollar animales consagrados en todo lugar fuera del Patio…»

vs.4 – «…y no lo trajere a la puerta del tabernáculo de reuniónserá culpado de sangre el tal varón; sangre derramó; será cortado…» –

– «…Maimónides desarrolla la idea de que la razón era desarraigar de los hijos de Israel las costumbres paganas en que estaban inmersos. Una de ellas era ofrecer sacrificios a espíritus y demonios, como dice la Toráh: «ellos sacrifican para los demonios que no son D’s, y a ídolos a quienes no conocen». (Deuteronornio 32:17).

Esta opinión de Maimónides (Guía de Perplejos m, 46) está basada en los versículos 5 y 7 de nuestro capítulo, que transcribimos textualmente: Versículo 5: «A fin de que traigan los hijos de Israel sus sacrificios -los que ellos sacrifican en pleno campo-para que los traigan ante Adonai: a la entrada de la Tienda de Reunión, al cohén, para que los sacrifiquen como sacrificio Shelamim ante Adonai».

Versículo 7: «Para que no sacrifiquen más sus sacrificios a los espíritus malignos en pos de los cuales ellos se desvían; ley perpetua será esto para ellos, por sus generaciones.»

– «…Hasta la época de Noaj, el ser humano tenía prohibido matar animales para satisfacer sus propias necesidades, y fue sólo luego del Diluvio, a partir del pacto de Dios con el hombre, que se le concedió permiso para matar animales para su consumo (Bereshit 9:3). Mas en una instancia en la que no se le permite al hombre matar animales -como lo sería degollar uno consagrado fuera del Tabernáculo- el acto del degüello revierte a la condición que tenía antes de Noaj y realizarlo de hecho equivaldría a asesinato (Rambárí), aunque obviamente la pena de muerte sólo aplicaría si se le quita la vida a un ser humano.

Cuando una persona mata animales sin justificación legítima, se deja influir por los mismos rasgos de carácter sanguinarios que llevan a que la gente cometa asesinatos. Por ello, este acto como derramamiento de sangre se considerará, puesto que los instintos violentos se han apoderado de quien lo realiza (Kli lakar).

– «…Y será separado tal hombre…» – Como se destaca en el comentario al versículo 7:20, se ofrecen interpretaciones diversas sobre el significado del término karet el castigo Celestial de separación espiritual. Según Rambán quien comenta que la forma del castigo varía según manera en la que la Torá lo expresa, el karet de nuestro versículo significa que el transgresor morirá en forma prematura, mas sin perder su parte en el Mundo Venidero de hecho ello está indicado por el vocablo «tal hombre».

Puesto que la Torá no dice que el «nefesh» o alma será separada, la implicación es que únicamente el hombre físico será afectado».

vs.5 «…los que sacrifican en medio del campo…» –

– «…Que han venido degollando…» – Es decir, que han estado acostumbrados a degollar hasta ahora (Rashi) El severo castigo por este pecado resultó necesario para romper con el arraigado hábito de degollar ofrendas en todo lugar en el que les conviniese erigir un Altar, una costumbre que se había practicado desde los días de Noaj y los Patriarcas.

– «…Rambán, comentando este tema, nos recuerda que lo que nuestro versículo está pidiendo, es la centralización de los sacrificios culturales en un solo lugar. Este tema está enunciado ampliamente por la Toráh en Deuteronomio 12:5 14, culminando con la prevención que dice: «Cuídate, no sea que ofrezcas tus holocaustos en cualquier lugar que vieres. Ya que sólo en el lugar que elegirá D’s -en alguna de tus tribus allí ofrecerás tus holocaustos y allí harás todo lo que yo te prescribo» (Deut. 12:13 y 14).

Por eso, mientras el Templo de Jerusalem no había sido construido, nuestros sabios hablaban de «בית הבחירה», «Bet Habehiráh» -que será la Casa elegida, construida en el lugar elegido, siguiendo las indicaciones de los profetas de Israel.

Sin embargo, el Tanáj nos relata en varias oportunidades que, a pesar de la construcción del Templo de Jerusalem y a pesar de la prohibición de ofrecer sacrificios fuera del mismo, el pueblo seguía ofreciendo sacrificios en las » במות «, «bamót» -especie de altares situados en lugares altos.

Cuando el rey Ioshiahu emprendió la enorme tarea de desarraigar la idolatría, entre las cosas que el pasaje bíblico correspondiente nos relata, leemos: «Suprimió a los sacerdotes paganos que pusieron los reyes de Judá, y que quemaban incienso en los altos en las ciudades de Jehudáh … » (II Reyes 23:5).


Levítico 17:6-9 – «…Y el sacerdote esparcirá la sangre sobre el altar de YHWH a la puerta del tabernáculo de reunión, y quemará la grosura en olor grato a YHWH. (7) Y nunca más sacrificarán sus sacrificios a los demonios, tras de los cuales han fornicado; tendrán esto por estatuto perpetuo por sus edades. (8) Les dirás también: Cualquier varón de la casa de Israel, o de los extranjeros que moran entre vosotros, que ofreciere holocausto o sacrificio, (9) y no lo trajere a la puerta del tabernáculo de reunión para hacerlo a YHWH, el tal varón será igualmente cortado de su pueblo…»

vs.7 – «…Y nunca más sacrificarán sus sacrificios a los demonios…» –

Esta razón presupone que la costumbre de dedicar a los animales degollados como sacrificios a alguna deidad, a la cual se le ofrecía una porción, estaba ampliamente extendida entre los israelitas.

Probablemente había sido adoptada de los egipcios; aunque esto no se menciona expresamente por los escritores antiguos, Herodoto (1. 132) y Strabo (15. 732) simplemente lo mencionan como una costumbre persa, en tanto que el libro de ley de Manu (V, 31ss.) bla adscribe a los indios.

Para desarraigar esta costumbre idólatra de entre los israelitas, se les mandó que sacrificaran a todo animal delante del tabernáculo, como un presente de sacrificio a YHWH, y que trajeran las ofrendas degolladas, las cuales habrían matado en el campo abierto, al sacerdote en el tabernáculo, como (ofrendas de alabanza y de agradecimiento), para que él pudiera rociar la sangre sobre el altar, y quemar la grosura como olor grato a YHWH (véase el cap. 3:2-5). [En medio del campo] (ver. 5, como en el cap. 14:7, 53), el campo abierto, en distinción del espacio cerrado del atrio del tabernáculo.

Quienes adoran demonios, pensando que los mismos tienen una potestad autárquica que debe ser apaciguada y que puede beneficiar a sus adoradores.se descaírrían de la senda de Dios, Quien debe ser el objetivo único de toda adoración humana (Ibn Ezra).

La palabra hebrea que ha sido traducida como “demonio” es sair-שָׂעִיר. Posiblemente el término se refiere a demonios con formas de sátiros, que se creía se aparecían en los campos abiertos y en lugares inhabitados.

Esta palabra שָׂעִיר «Sair» tiene varias interpretaciones:

  1. Demonio, que es un ente incorpóreo que merodea en los lugares desolados e inhóspitos (Isaías 13:21; 34:14).
  2. Según el comentario de Ibn Ezrá, a estos entes se les da el mismo nombre que a los chivos porque ese es el aspecto que les adjudican los que creen en ellos.
  3. Según el Targum Yonatán ben Uziel, el versículo se está refiriendo a los ídolos, asemejándolos a los seirim, (plural de saír).

En 2 Crónicas 11:15 está escrito:

“…Y designó sus propios sacerdotes para los lugares altos, para los demonios, y para los becerros que él había hecho…”

En 1 Corintios 10:19-20 está escrito:

“…¿Qué quiero decir, entonces? ¿Que lo sacrificado a los ídolos es algo, o que un ídolo es algo? No, sino que digo que lo que los gentiles sacrifican, lo sacrifican a los demonios y no a Dios; no quiero que seáis partícipes con los demonios…”

Tanto el objeto como el nombre fueron derivados de los egipcios que adoraban a las cabras como dioses (Josefo c. Ap. 2, 7), particularmente Pan, quien era representado en forma de una cabra, una personificación del principio masculino y fertilizante en la naturaleza, al que llamaban Mendes y lo contaban entre los ocho dioses principales, y quien le habían construido un espléndido y célebre templo en Thmuis, la capital de la Nomos Mendesiana en el bajo Egipto, y erigieron estatuas en los templos hacia todas las direcciones (cf. Herod. 2, 42, 46; Strabo, 17. 802; Diod. Sic. 1. 18).

vs.9 – «…Será igualmente cortado…» – En los vers. 1-7 se presenta una legislación que tenía por objeto separar a los israelitas de la influencia contaminadora de los egipcios (ver cap. 18: 3).

Por el castigo que debía seguir a la transgresión se hace evidente que Dios consideraba este asunto como de gran importancia. En el caso de ciertas infracciones de las leyes concernientes a las impurezas físicas, Dios ordenó los ritos de purificación. En otros casos se requería un sacrificio, Y en otros restitución. Pero en este caso prescribe la misma severa pena de excomunión que pesaba sobre el pecador que no se humillara en el día de la
expiación.

Los «extranjeros» estaban incluidos en esta legislación (vers. 8). Por lo menos en el caso del extranjero, el «ser cortado» probablemente significaba la exclusión de los privilegios de la comunión con el pueblo de Dios (ver com. Gén. 17: 14; Exo. 12: 15).

Israel tenía muchas cosas que aprender, y Dios se proponía que aprendiese esas lecciones en el desierto. En esta situación, formaba un grupo compacto; ni sembraba ni segaba, y podía dedicar su atención indivisa a la instrucción que era impartida. Por ejemplo, recibía el pan directamente del cielo, lo que siempre le recordaba su dependencia de Dios.

La orden de degollar todos los animales a la puerta del santuario fue rescindida después de que Israel hubo entrado en Canaán (ver Deut. 12: 15, 20, 2l). Entonces todos los animales para el sacrificio religioso eran llevados al tabernáculo; los que se sacrificaban para alimento, podían ser muertos en casa, Es posible que para ese tiempo Israel había aprendido ya lo que Dios se había propuesto enseñarle. Además, la multitud de extranjeros ya no constituía un
motivo de tropiezo para los israelitas.

vs.9b – «…Para hacerlo a YHWH…»Antes de llegar al Sinaí, Israel no había tenido sacerdotes designados. El padre había sido el sacerdote de su familia; ahora Dios ordenaba un cambio y pedía que todos cumpliesen con lo ordenado. Los hombres no solamente debían
adorar a Dios sino que debían adorarlo en la manera que Él mismo había designado.

Los israelitas debían reconocer a los dirigentes señalados. Debían abstenerse de lo prohibido, debían honrar a Dios con sus bienes y evitar las reuniones impías. Dios no prohibió las reuniones sociales pero las que se celebraban habían de estar en armonía con el ambiente propio del santuario. No debía haber más fiestas convivales.


  • Prohibición contra ingerir sangre y el mandamiento, de cubrirla (vs.10-14):

Levítico 17:10-16 – «…Si cualquier varón de la casa de Israel, o de los extranjeros que moran entre ellos, comiere alguna sangre, yo pondré mi rostro contra la persona que comiere sangre, y la cortaré de entre su pueblo. (11) Porque la vida de la carne en la sangre está, y yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas; y la misma sangre hará expiación de la persona. (12) Por tanto, he dicho a los hijos de Israel: Ninguna persona de vosotros comerá sangre, ni el extranjero que mora entre vosotros comerá sangre. (13) Y cualquier varón de los hijos de Israel, o de los extranjeros que moran entre ellos, que cazare animal o ave que sea de comer, derramará su sangre y la cubrirá con tierra. (14) Porque la vida de toda carne es su sangre; por tanto, he dicho a los hijos de Israel: No comeréis la sangre de ninguna carne, porque la vida de toda carne es su sangre; cualquiera que la comiere será cortado. (15) Y cualquier persona, así de los naturales como de los extranjeros, que comiere animal mortecino o despedazado por fiera, lavará sus vestidos y a sí misma se lavará con agua, y será inmunda hasta la noche; entonces será limpia. (16) Y si no los lavare, ni lavare su cuerpo, llevará su iniquidad…»

vs.10 – «…Comiere alguna sangre…» – Dios le prohibió estrictamente que comiera sangre tanto al israelita como al extranjero (vers. 12). Por dos hechos se ve claramente que esto no es meramente una ordenanza judía:

  1. La orden fue dada por primera vez a Noé, progenitor de toda la raza humana luego del diluvio (Gén. 9: 4).
  2. La primerísima legislación adoptada por la iglesia del NT incluía esta prohibición: «Que os abstengáis … de ahogado» (Hech. 15: 29) (aunque es discutido este pasaje en la critica textual).

– «..Toda sangre…» – Aunque el versículo siguiente parece implicar que el objeto de la prohibición es sólo la sangre de los sacrificios, el vocablo ba, toda, es tan amplio que abarca incluso la sangre de animales no consagrados (Rashv, Sifrá). Incluso está prohibida la sangre de aves y especies kasher no calificadas para ser ofrendadas (Keritot 20b)».

vs.11 – «…Porque la vida de la carne en la sangre está…» – Una traducción mas certera sería la siguiente:

«…el pescuezo (nefesh) de toda carne debe mostrar sangre…»

El verso en hebreo se refiere a cuando se sacrifica un animal permitido para comer debe primero degollarse su pescuezo y vaciar su sangre, luego prepararlo y comerlo, no comerlo con sangre dentro de él.

No hay base en las Escrituras para no permitir que se hagan transfusiones de la sangre para salvar la vida humana. El alma (como es la creencia tradicional) no es transferida a la otra persona al pasar parte de la sangre, ni es transferida a la otra persona parte del «alma».

La prohibición de comer sangre se repite siete veces en los libros de Moisés (Gén. 9: 4; Lev. 3: 17; 7: 26, 27; 17: 10; Deut. 12: 16, 23, 24; 15: 23). La razón para esto es que la sangre representa la vida.

La sangre lleva alimento, fuerza y calor a todas las partes del cuerpo, y se lleva todo lo que daña y destruye. Es el factor indispensable sin el cual la vida sería imposible. El organismo entero es alimentado por ella. Si se produce una herida en cualquier parte, la sangre lleva hasta allí los elementos necesarios para su curación.

La ciencia está aprendiendo continuamente nuevos hechos acerca de la sangre; con cada hallazgo nos maravillamos de sus cualidades sorprendentes

La sangre ocupa una posición destacada en el plan de salvación. Muchas veces se dice que la sangre de Cristo es el elemento vital de la redención. De ahí que existan expresiones como las siguientes: «Ganó por su propia sangre» (Hech. 20: 28); «redención por su sangre» (Efe. 1: 7); «paz mediante la sangre» (Col.1: 20); «santificar al pueblo mediante su propia sangre» (Heb, 13: 12); «la sangre del pacto eterno» (Heb. 13: 20); «rociados con la sangre de Jesucristo» (1 Ped. 1: 2); «el Espíritu, el agua y la sangre» (1 Juan 5: 8); «no mediante agua solamente, sino mediante agua y sangre» (1 Juan 5: 6); «nos lavó de nuestros pecados con su sangre» (Apoc. 1: 5). Si se elimina la doctrina de la sangre y de la expiación por medio de la sangre, quedamos sin un Salvador.

El «como cordero fue llevado al matadero» y «por su llaga fuimos nosotros curados» (Isa. 53: 7, 5). Indudablemente fue difícil que los discípulos aceptaran el anuncio de Yeshua: «Si no coméis la carne del Hijo del hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna» (Juan 6: 53, 54, 60). Para el cristiano sincero, estas palabras tienen hondo significado. Recuerdan las palabras del nuevo pacto, del pacto de sangre, del cual es símbolo la Cena del Señor (1 Cor. 11: 25).

La idea de que la sangre contiene la esencia de la vida es evidente en la creencia mesopotámica, ellos creían que las primeras personas fueron creadas de la sangre de una deidad que había sido inmolada. Pero no había restricciones en la dieta en cuanto a la sangre ni nada que sugiriera un uso ritual, ya fuera en términos de lo que era ofrecido a la deidad o en rituales de purificación, en ninguna parte del antiguo Cercano Oriente.

– «…Debido a que la vida depende de la sangre, Dios designó que la sangre fuera lo que es elevado al Altar para expiar, como diciendo: “Que una vida expíe por otra”. En consecuencia, su consumo no es apropiado (Rashi; Sifrá). La fuerza vital de los animales está en la sangre, razón por la cual esta es el agente apropiado para expiar, no porque Dios tenga deseo alguno de la sangre en sí, sino porque representa la obligación del hombre de dedicar su vida al servicio de Dios (Sforno)».

vs.13 – «…que cazare animal o ave que sea de comer, derramará su sangre y la cubrirá con tierra…» – Esta debe haber sido una lección impresionante para el cazador. Después de
haber cazado un ave, recuerda la orden de Dios de tratar la sangre con respeto. La vierte en la tierra y reverentemente la cubre. Por supuesto, esto no se hacía a causa del ave. Tenía el objeto de enseñarle al hombre el valor y la importancia de la vida (Mat. 10: 29).

– «…En este tema de «כסוי הדם «, «quisui haddám» -cubrir la sangre- existen también varias posibilidades interpretativas, a saber: «para evitar la sospecha de quien viere la sangre y pensare que ésta ha sido indebidamente consumida, o que es producto de un sacrificio prohibido» (Ibn Hezra).

«Para que quede inutilizada y no pueda ser ingerida» (Hizekuni).

«Para que no se piense que la sangre ha sido derramada para un culto pagano» (Minháh Beluláh),

Por último, Maimónides, en este tema, insiste en que la razón es evitar el culto pagano, que era la congregación de personas para comer en derredor de la sangre de los sacrificios.

Sehadiáh Gaón nos recuerda que se trata aquí solamente de la sangre de animal o ave que la Toráh permite comer. Además, agrega que la sangre debe ser cubierta absolutamente por todos lados…»

vs.15 – «…Y cualquier persona, así de los naturales como de los extranjeros, que comiere animal mortecino o despedazado…» – Aunque no se prohibía comer la carne de animal mortecino o despedazado, la persona que la comiese quedaría contaminada, Se entiende que la razón de esto estaba en que la sangre no había sido debidamente drenada.

Por supuesto que la carne referida es la de animales que eran limpios, y por lo tanto permitida para el consumo, cuando fuera sacrificada apropiadamente, la cual se hacía inmunda simplemente por el hecho de que cuando morían de muerte natural, o habían sido despedazados por bestias salvajes, la sangre permanecía en la carne, o no salía del cuerpo de una manera apropiada. De acuerdo con Ex.22:30, (aquello que había caído) debía ser echado a los perros; pero en Deut. 14:21 se da permiso para venderlo o para darlo a un extranjero o residente» , para evitar que se dijera que era una pena que se desperdiciara todo eso, y para asegurar la observancia del mandato de que no debía ser comida por un israelita.

– «…Los términos » נבלה וטרפה «, «Nebeláh utrefáh» que traducimos como «cadáver de animal, y carne de animal devorado, en el lenguaje halájico adquieren connotaciones adicionales. Por eso, en las leyes de Shehitáh, «nebeláh» significa también aquél animal que no ha sido faenado estrictamente según las leyes de Shelptáh. Mientras que «terefá» incluye el animal que’ si bien ha sido faenado ritualmente, cuando se le hace la «bedíkáh» «revisación» -correspondiente, se encuentra que alguno de sus órganos vitales (pulmones, hígado, intestinos, sesos, … ) está afectado por alguna enfermedad, y por lo tanto el consumo de su carne es prohibido. Cabe agregar que, aunque el animal haya sido sacrificado y revisado de acuerdo con la Halajá, su carne deberá estar bajo supervisión permanente de una autoridad rabínica hasta su consumo final».

vs.15b “…así de los naturales como de los extranjeros…” – El término גר guer que se traduce como «extranjero», hace alusión al גר צדק» guer tzedek» o sea, al prosélito que ha aceptado la Toráh de Israel y la cumple, y por lo tanto, está en pie de igualdad con el nativo de Israel.

Mientras que cuando la Toráh nos dice en Deuteronomio 14:21 que el guer exranjero- que reside entre nosotros puede consumir carne de animal cadáver, allí el término «guer» hace referencia al גר תושב guer tosháb» -extranjero residente- que no vive de acuerdo con la Toráh de Israel, ni se ha convertido al Dios de Israel (basado en Ibn Hezra).

vs.16 – «…llevará su iniquidad…» – Si comiere alguna cosa sacra, o ingresaré al Santuario en estado de impureza.


(Pulse aquí para ver mas comentarios del libro de Levítico)

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Un comentario

  1. Excelente elaboración de estudio … Gracias javer …. Ahora es importante destacar que la sangre hace referencia al sacrificio y por ello es que es registrada en el evangelio haciendo notorio el poder que hay en el sacrificio de nuestro Señor Yehoshua… Porque también está la implicación de que la sangre representa el pecado … Por favor si hay una elaboración de un estudio sobre mi comentario me deléitate en leerlo … Gracias … Shalom

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