Devocionales – Nuevo Testamento para Todos

En la primera ocasión en que alguien se levantó en público para hablar a la gente de Jesús, lo dejó muy claro: este mensaje es para todos.

Era un gran día, a veces llamado el cumpleaños de la Iglesia. El gran viento del espíritu de Dios había barrido a los seguidores de Jesús y los había llenado de una nueva alegría y de la sensación de la presencia y el poder de Dios. Su líder, Pedro, que sólo unas semanas antes había estado llorando como un bebé porque había mentido y maldecido y negado incluso conocer a Jesús, se encontró de pie explicando a una enorme multitud que había sucedido algo que había cambiado el mundo para siempre. Lo que Dios había hecho por él, Pedro, estaba empezando a hacerlo por el mundo entero: nueva vida, perdón, nueva esperanza y poder se abrían como flores de primavera tras un largo invierno. Había comenzado una nueva era en la que el Dios vivo iba a hacer cosas nuevas en el mundo, empezando en ese mismo momento con los individuos que le escuchaban. Esta promesa es para vosotros -dijo-, para vuestros hijos y para todos los que están lejos» (Hch 2:39). No era sólo para la persona que estaba a su lado. Era para todos.

En un plazo extraordinariamente breve, esto se hizo realidad hasta tal punto que el joven movimiento se extendió por gran parte del mundo conocido. Y una de las formas en que la promesa de todos se hizo realidad fue a través de los escritos de los primeros líderes cristianos. Estas breves obras -en su mayoría cartas e historias sobre Jesús- circularon ampliamente y se leyeron con avidez. Nunca estuvieron destinadas a una élite religiosa o intelectual. Desde el principio estaban destinados a todo el mundo.

—Tom Wright,