Sobre la Parashat Vayelej

En esta semana estamos estudiando la parashat 52 Vayelej se encuentran en: Deuteronomio 31:1-30 — וילך (Vayelej) significa: y fue.

Leemos en la Parashá:

Deuteronomio 31:9-13 – «…Y Moisés escribió esta ley y la dio a los sacerdotes, hijos de Leví, que llevaban el arca del pacto de YHWH, y a los ancianos de Israel. (10) Y Moisés les mandó, diciendo: Al fin de cada siete años, en el tiempo señalado del año de remisión, en la fiesta solemne de los tabernáculos, (11) cuando todo Israel vaya a presentarse ante YHWH tu Elohim en el lugar que Él haya escogido, leerás esta ley delante de todo Israel a oídos de ellos. (12)  Congregarás al pueblo, hombres, mujeres y niños, y a tu prosélito que está en tus ciudades, para que escuchen y aprendan, y teman a YHWH vuestro Elohim, y guarden las palabras de esta ley para cumplirlas. (13) Y para que los hijos de ellos, que no la conocen, escuchen y aprendan a temer a YHWH vuestro Elohim, todos los días que viváis sobre la tierra adonde vais, al pasar el Jordán, para tomar posesión de ella…»

Moisés siguió preparando al pueblo para que puediera enfrentar su partida. Después de transmitir el mando a Yehoshúa (Josué), aseguró que la Torá sería transmitida en forma fiel y precisa a las futuras generaciones. Escribió toda la Torá (Rambán) y entegó el pergamino a los levitas y ancianos, pues ellos serían los docentes de la nación y garantizarían que la Torá nunca fuera olvidada por el pueblo de Israel. No hay nada mas valioso y mejor legado para nuestros hijos y hermanos que la Palabra de Dios.

El precepto que figura entre los versículos 10 y 13 es conocido como  “Mahamad Hak-Hel”. Consistía en que al finalizar el año de la “shemittáh” -indulto o remisión- que ocurría cada siete años, al concluir el primer día de la festividad de Sukot del octavo año -cuando ya se había iniciado el período de la “shemittáh” siguiente- se congregaba a todo el pueblo sin excepción.

Se construía un estrado de madera, en la “Hazaráh” -compartimiento del Santuario- y el rey de Israel, después de recibir de pie la Toráh, de manos del Cohen Gadol -Sumo Sacerdote- se sentaba y leía los siguientes textos del libro Debarim: desde 1:1 hasta 6:4-9, y desde 11:13 al 21. Luego, en el capítulo 14, los versículos 22 al 29; y en el 26 del 12 al 15. Continuaba con las leyes referentes al rey en el capítulo 17 desde el versículo 14 hasta el 20. También las bendiciones y reprimendas que aparecen en el capítulo 28 hasta concluir todo el pasaje.

El tema central de estos textos es el compromiso con el Eterno para cumplir sus mandamientos y mantenerse fiel al pacto y aceptar la recompensa y el castigo divinos.

La fiesta de las cabañas es una sombra profética del tiempo del reinado mesiánico, el milenio. En ese tiempo la Torá saldrá desde Yerushalayim no sólo a todo Israel, sino para todas las naciones, como está escrito en Isaías 2:2-4:

“…Y acontecerá en los postreros días, que el monte de la casa de YHWHserá establecido como cabeza de los montes; se alzará sobre los collados, y confluirán a él todas las naciones. Vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, subamos al monte de YHWH, a la casa del Dios de Yaakov; para que nos enseñe acerca de sus caminos, y andemos en sus sendas. Porque de Tzión saldrá la ley, y de Yerushalayim la palabra de YHWH. Juzgará entre las naciones, y hará decisiones por muchos pueblos. Forjarán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en podaderas. No alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra…”

Estas enseñanzas de la Torá se harán a los líderes de todas las naciones en la fiesta de sucot, cuando estarán obligados a estar presentes en Yerushalayim de año en año, como está escrito en Zacarías 14:16-17:

“…Y sucederá que todo sobreviviente de todas las naciones que fueron contra Yerushalayim subirán de año en año para adorar al Rey, YHWH de los ejércitos, y para celebrar la fiesta de las Cabañas. Y sucederá que los de las familias de la tierra que no suban a Yerushalayim para adorar al Rey, YHWH de los ejércitos, no recibirán lluvia sobre ellos…”

Después de la lectura de la Toráh, se pronunciaba las berajot correspondientes (basado en la Mishnáh Tratado Sotá Cap. 7 Mishnáh 8).

«…La perícopa del rey, ¿cómo se desarrollaba? Al fin del primer día de la fiesta de los Tabernáculos, en el año octavo, al término del año sabático, le hacían una tribuna de madera en el atrio y allí tomaba asiento, tal como está escrito: Al final de los siete años en la fiesta … El encargado ayudante de la sinagoga tomaba el rollo de la Torá y lo entregaba al presidente de la sinagoga, éste lo pasaba al prefecto, el prefecto al Sumo Sacerdote y el Sumo Sacerdote al rey.· El rey se alzaba y lo recibía puesto en pie, aunque leía (la perícopa) sentado. El rey Agripa se levantó para tomar el rollo y lo leyó en pie, y los sabios le alabaron. Cuando llegó al (pasaje) No pondrás sobre ti un hombre extranjero, sus ojos derramaron lágrimas (Los presentes le dijeron): «No temas, Agripa, tú eres nuestro hermano, tú eres nuestro hennano, tú eres nuestro hermano». Leía desde el principio de Éstas son las palabras hasta Oye, luego Oye, cuando oigáis, Apartarás el diezmo, Cuando termines de hacer el diezmo, la perícopa del rey y las bendiciones y maldiciones hasta que terminaba toda la perícopa. Las mismas bendiciones que recitaba el Sumo Sacerdote las decía el rey, únicamente que en lugar (de la bendición) del perdón de los pecados recitaba la de las fiestas…»

La finalidad de esta concentración era tornar la Toráh de dominio público -por medio de la enseñanza-, para que nunca devenga patrimonio exclusivo de los Cohaním u otros dignatarios espirituales. Los Cohanim eran solamente maestros de la Toráh.

Z.D. Hoffman sugiere que la Toráh ha elegido el período de Sukot después de la conclusión del año séptimo, ya que, a pesar de no haber recogido nada de su campo, el agricultor ha subsistido, y por lo tanto debe agradecer a Dios. por ello. En los demás años, durante las fiestas de peregrinación, ascendía a Ierushalaim para disfrutar del producto de su trabajo. En ambas facetas de la vida debe agradecer a Dios.

Abarbanel comenta que él vió escrito que todos los años el “Cohen Gadol o el profeta o el juez o el jerarca de la generación”, leía en la festividad de Sukot una parte de la Toráh; y así como relataba la lectura de “Bereshit” -Génesis-, “Shemot’ -Exodo-, “Vaikrá” -Levítico- y “Bemidbar Sinai” -Números- durante los seis años del ciclo. Empero, al concluir el séptimo año, en la fiesta de Succot, el rey era quien leía “Debarim.

Agrega Abarbanel que desde entonces prevalece el “minhag” – costumbre- de que, el último día de “Sheminí Hatzeret” – noveno día a partir del inicio de Sukot-, llamado “Simját Toráh”, completamos la lectura de la Toráh. Se pone de pie la persona más importante de la congregación y concluye la lectura con la Parasháh de Vezot Ha-Berajáh (Debarim 33 y 34), emulando lo que hacía el rey de Israel en su época.

El midrash (Devarim Rabá) cuenta:

“…La víspera del siete de adar, día de la muerte de Moshé, éste escuchó una voz celestial anunciándole su próxima muerte. De inmediato se puso a escribir trece copias de las Torá de forma milagrosa; escribió doce para las doce tribus, y una que depositó en el Arca Sagrada, para que si alguno se tomaba la libertad de falsificarla se pudiera siempre consultar, y que permanecería intacta. Moshé pensó además: si yo me ocupo todo el día de la Torá, el ángel de la muerte no tendrá poder sobre mí. Pero el sol resplandeció hasta que Moshé hubo terminado su trabajo…”

Lo más probable que esto sea una exageración, como en muchos de los midrashim, pero esto nos muestra el concepto de que la Torá fue entregada a las doce tribus de Israel, para que nadie dijera que sólo tiene que ser cumplida por la tribu de Leví.

La Torá no fue dada para ser escondida en el arca solamente, o solamente para los hijos de Leví, sino para ser usada y leída todos los días y aplicada en la vida diaria de todo Israel. Querido lector… ¿estás leyendo la Torá todos los días?

vs.9 – “…la dio a los sacerdotes… y a todos los ancianos de Israel…” – La Torá no está en el cielo, (30:12), está en las manos de los hombres. Ya no se puede añadir ni quitar nada. Los sacerdotes-levitas tienen la mayor responsabilidad de guardar y enseñar la Torá al pueblo.

Luego cae la responsabilidad sobre los ancianos de todo Israel. Esto nos enseña también que la interpretación de la Torá no es un asunto privado, sino es importante consultar y escuchar la interpretación que los sabios de Israel han hecho a lo largo de la historia, (2 Pedro 1:20).

En Malaquías 2:4-7 está escrito:

“…Entonces sabréis que os he enviado este mandamiento para que mi pacto siga con Leví -dice YHWH de los ejércitos. Mi pacto con él era de vida y paz, las cuales le di para que me reverenciara; y él me reverenció, y estaba lleno de temor ante mi nombre. La verdadera Torá estaba en su boca, y no se hallaba iniquidad en sus labios; en paz y rectitud caminaba conmigo, y apartaba a muchos de la iniquidad. Pues los labios del sacerdote deben guardar la sabiduría, y los hombres deben buscar la instrucción de su boca, porque él es el mensajero de YHWH de los ejércitos…”

vs.13 – «…Y para que los hijos de ellos, que no la conocen, escuchen y aprendan a temer a YHWH…» – De la constante transmisión y enseñanza de la Torá..-auténtica y original- a las futuras generaciones… depende la continuidad Israel.

El temor al Señor es uno de los ingredientes más importantes en nuestra relación con Él. Ese temor es producido por la lectura de la Torá. Los hijos que escuchan cuando sus padres leen la Torá en su casa aprenderán a temer al Eterno, como también está escrito en el Salmo 78:5-7:

“…Porque Él estableció un testimonio en Yaakov, y puso una Torá en Israel, la cual ordenó a nuestros padres que enseñaran a sus hijos; para que la generación venidera lo supiera, aun los hijos que habían de nacer; y éstos se levantaran y lo contaran a sus hijos, para que ellos pusieran su confianza en Dios, y no se olvidaran de las obras de Dios, sino que guardaran sus mandamientos…”

El objetivo de inculcar a las postreras generaciones la trasmisión de la Torah es un precepto tal como aprendemos en esta Parashá, no solo a nuestros hijos e hijas, sino a toda persona dispuesta a aprender mas de los caminos de nuestro Señor, asi como Pablo le dijo a Timoteo:

2 Timoteo 2:2 – «…Y lo que has oído de mí en la presencia de muchos testigos, eso encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros…»

El objetivo de capacitar a otros es que estos a su vez enseñen la palabra a las naciones, y a si cumplir con la gran comisión.


(Para mas reflexiones de las Parashot semanales haz click aqui)

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