Excavaciones meridionales en el monte del templo

El Parque Arqueológico de Jerusalén, también conocido como las excavaciones meridionales del monte del templo, es un sitio de excavaciones continuas que proporciona un contexto arqueológico significativo para la comprensión de los Evangelios. Este parque incluye restos de la esquina sudoeste y el muro sur del monte del templo, donde los adoradores compraban ofrendas y realizaban baños rituales antes de entrar al templo. Las Puertas de Hulda, ubicadas en el muro sur, eran puntos de acceso importantes al templo, y las escalinatas que conducen a estas puertas son probablemente donde Jesús enseñó.

Desde 1968 hasta 1978, Benjamin Mazar llevó a cabo un gran proyecto arqueológico en esta área, seguido por renovaciones por Eilat Mazar entre 2009 y 2013. Las excavaciones han revelado una variedad de períodos arqueológicos, con un enfoque particular en el período romano temprano. Los hallazgos incluyen estructuras herodianas y restos de edificaciones que ofrecen información crucial sobre la vida en Jerusalén durante la época de Jesús.

El área del parque servía como un centro comercial y religioso, donde los peregrinos se preparaban para adorar en el templo. Los hallazgos arqueológicos, como baños rituales y tiendas, sugieren que esta zona era vital para las prácticas religiosas judías. Además, se relacionan con eventos significativos en los Evangelios, como la entrada triunfal de Jesús y su crítica a las prácticas religiosas de la época. En resumen, el parque es fundamental para entender la historia y el contexto de Jerusalén en el tiempo de Jesús.

  1. Introducción
  2. Historia de excavaciones
  3. Desarrollo histórico de Jerusalén en relación al parque
  4. Restos herodianos del parquet en el contexto de los Evangelios
  5. Arco de Robinson y la calle herodiana alta y baja, norte-sur
  6. Escalinatas del sur y las puertas dobles y triples
  7. Sanando a un ciego
  8. La entrada triunfal
  9. Los siete ayes
  10. Conclusión

Introducción

El Parque Arqueológico de Jerusalén y el Centro Davidson1 están entre los lugares más visitados de Jerusalén. El parque, que también es conocido como el «parque arqueológico meridional» o las «excavaciones meridionales del monte del templo» es el sitio de uno de los proyectos arqueológicos más grandes nunca antes realizados en el Estado de Israel. Desde una perspectiva arqueológica, el parque se sitúa en una porción de la colina oriental de Jerusalén y el valle de Tiropeón (J.W. 5.140) (o valle Central). Este valle separa los montes orientales (el monte del templo, Jebús, la Ciudad de David, etc.) de los montes occidentales (englobando la mayoría de los actuales Barrios Judío, Armenio y Cristiano) de Jerusalén, y sirvió como límite occidental de la ciudad en diversos momentos de la historia de Jerusalén.2

El Parque Arqueológico de Jerusalén está limitado al norte por el muro sur del monte del templo (Haram esh-Sharif), que incluye las herodianas puertas doble y triple (esto es, las «Puertas de Hulda»), y el muro fortificado que corre de norte a sur desde el período otomano que divide el parque por la mitad. El camino desde el moderno monte Sion hacia el valle de Cedrón limitó el alcance de las excavaciones en estas direcciones en el sur y el este.

Finalmente, la elevación de la colina occidental (esto es, el actual Barrio Judío) junto con el gran patio del Muro Occidental limitó la obra arqueológica en el oeste y el noroeste. Las estructuras antiguas y los hallazgos encontrados cerca y dentro del Parque Arqueológico de Jerusalén son algunos de los restos de edificaciones más impresionantes y monumentales jamás hallados en Jerusalén.

Aunque algunas de estas estructuras están fechadas antes3 o después de nuestro período de interés (es decir, el período romano temprano, desde la conquista de Pompeyo hasta la destrucción del templo judío por Tito, 63 a.C.–70 d.C.). Por consiguiente, este ensayo intentará describir los detalles geográficos y arqueológicos relacionados con el período romano temprano dentro y cerca del Parque Arqueológico de Jerusalén. Esto se llevará a cabo mediante el abordaje de la historia de las excavaciones, el desarrollo histórico de Jerusalén en relación al parque, los principales restos arquitectónicos herodianos y diversos acontecimientos en los Evangelios que relacionan con las estructuras dentro del parque.

Historia de excavaciones

Luego de la Guerra de los Seis Días y la unificación de Jerusalén el 1967, Israel cedió el control del monte del templo a la Waqf (la autoridad religiosa islámica de Jordania), pero anexó el resto de la Ciudad Vieja de Jerusalén. Desde 1968 hasta 1978, Benjamin Mazar llevó adelante un enorme proyecto arqueológico en la zona sur y sudoeste del monte del templo en lo que más tarde se convirtió en el Parque Arqueológico de Jerusalén.4

Comenzando en 2009 y prosiguiendo hasta 2013, Eilat Mazar (la nieta de B. Mazar) renovó las excavaciones en el Ofel enfocándose principalmente en las zonas este y sudeste del parque.5 Aparte de estos dos proyectos principales, varios otros proyectos menores se han realizado en el parque desde las excavaciones de B. Mazar que han arrojado luz sobre la naturaleza del asentamiento humano en esta área durante el período romano temprano. De 1994 a 1996, Y. Billig y R. Reich excavaron en la proximidad del Arco de Robinson y el palacio Umayyad, hallando los restos de dos asientos de piedra de un teatro del período romano.6

De 2011 a 2012, E. Shukron y R. Reich excavaron una porción del canal de drenaje localizado debajo de la calle herodiana en la proximidad del Arco de Robinson.7 Esta excavación fue retomada en 2013–2014 por J. Uziel, quien continuó exponiendo el área del canal de drenaje así como también los cimientos suroccidentales del monte del templo que habían sido previamente expuestos por C. Warren en la década de 1860.8

Como resultado de estas excavaciones recientes, ahora es posible que los visitantes recorran la extensión completa de la calle herodiana que va desde la proximidad del herodiano estanque de Siloé (parcialmente en la calle y parcialmente en el canal de drenaje) hasta el Parque Arqueológico de Jerusalén cerca del Arco de Robinson.9

Desarrollo histórico de Jerusalén en relación al parque

Las excavaciones de Mazar revelaron un amplio abanico de períodos arqueológicos desde el Calcolítico hasta los tiempos modernos, pero los restos del período romano temprano estuvieron particularmente bien representados al ser descubiertos debajo de los masivos escombros del colapso de grandes secciones del monte del templo herodiano y estructuras adyacentes (p. ej., el Arco de Robinson).

En diversos lugares, los escombros cubrían niveles de calles y edificios que datan de la destrucción efectuada por Tito en 70 d.C. En general, la construcción herodiana del monte del templo y su entorno estaban completamente cubiertos y, en muchos casos, destruyeron restos anteriores pues la mayoría de estructuras y calles romanas fueron halladas directamente sobre el lecho rocoso. Luego de la destrucción de Jerusalén en 70 d.C., la zona de la calle occidental y las escalinatas meridionales (esto es, el Parque Arqueológico de Jerusalén) yacían en un cúmulo inmenso de ruinas a cuenta de la destrucción romana de gran parte del muro de contención occidental del monte del templo.

Muchos de los sillares herodianos colapsados del monte del templo fueron reutilizados en subsiguientes proyectos de edificación en Jerusalén en los períodos romano tardío, bizantino, árabe temprano,10 cruzado y árabe tardío (incluyendo el otomano). A fin de comprender la significancia del área del Parque Arqueológico de Jerusalén en el período herodiano, es importante entender el desarrollo de esta zona de Jerusalén en los períodos anteriores al período romano temprano.

Infográficos: «Segundo» templo de Herodes
Los restos del Monte del Templo en Jerusalén. Viendo hacia el sur abajo del muro este del Monte del Templo la calzada romana está torcida.

El extremo sur de la colina oriental fue primero establecido como un asentamiento permanente durante la Edad del Bronce Temprana (c. 3300–2500 a.C.) y se convirtió una ciudad fortificada durante la Edad del Bronce Media (c. 2000–1550 a.C.). Esta ciudad fortificada era conocida como Jebús y Salem en la Biblia (Génesis 14:18; Salmos 76:2), la cual según 2 Samuel 5:6–10 (véase 1 Crónicas 11:4–8) fue conquistada por David y renombrada como «Ciudad de David» (también Jerusalén).

Las fortificaciones de Jebús/Jerusalén davídica solamente incluían la porción suroriental de la colina oriental con los valles de Cedrón, Hinón y Central (esto es, Tiropeón) delimitando los lados este, sur y oeste de las fortificaciones de la ciudad, respectivamente. El lado norte estaba presuntamente fortificado en la zona justo al sur del Ofel, sin embargo, ninguna fortificación de esos períodos ha sido hallada en las excavaciones arqueológicas ni se las menciona específicamente en el texto bíblico.

«En resumen, durante períodos de relativa debilidad, el valle Central funcionó como el límite occidental de Jerusalén. A la inversa, la fortificación de la colina occidental marcó los picos de población en Jerusalén durante los períodos del primer y segundo templo, épocas en las cuales el valle Central fue incorporado en la ciudad de Jerusalén»

Desde la época de David (siglo décimo a.C.) hasta la destrucción por parte de los romanos (70 d.C.), la colina oriental estuvo continuamente habitada por Judaítas/Judeanos (aunque fue destruida varias veces) y afiliada con los reinos de (unido) Israel y (dividido) Judá y lanprovincia imperial de Yehud/Judea (períodos persa-romano).

La ciudad se expandió a lo largo de la Edad del Bronce II (c. 980–586 a.C.), pero particularmente durante los reinados de Salomón, que edificó este palacio y el templo para Yahvé en el extremo norte y la colina oriental (esto es, el área del monte del templo; véase 1 Reyes 6), y Ezequías, que edificó un muro de fortificación que englobaba la colina occidental por entero desde el lado noroccidental de la colina oriental hasta el extremo suroccidental de la colina oriental (véase Isaías 22:9–11).

La expansión de Salomón11 llevó a que la mitad norteña de la colina oriental (es decir, incluyendo la mayor parte del Parque Arqueológico de Jerusalén) se convirtiera en un elemento permanente del área habitada y amurallada de Jerusalén, mientras que el valle Central (esto es, el lado occidental del Parque Arqueológico de Jerusalén) siguió sirviendo como el límite occidental de la ciudad. La fortificación de Ezequías de la colina occidental de Jerusalén llevó a que el valle central se convirtiera en el centro de la ciudad.12

Luego del retorno desde el exilio en el período persa y durante la época de Esdras (Nehemías 1:3), solamente la colina oriental fue fortificada y el valle central nuevamente funcionó como el límite occidental de Jerusalén. Sin embargo, luego de que los asmoneos derrotaran a los seléucidas (véase 1–2 Macabeos; Ant. 12), edificaron un muro de fortificación (fines del segundo siglo y principios del siglo primero a.C.) a lo largo de la línea topográfica anterior como el muro de Ezequías que había englobado la colina occidental e incorporado el valle central en el área fortificada de Jerusalén (p. ej., 1 Macabeos 13:10). Este muro fue más tarde reconstruido y expandido por Herodes el grande (fines del siglo primero a.C.) junto con las líneas del «primer muro» de Jerusalén.13

Hablando de forma general, Jerusalén en la época de Jesús había sido planificada (1) dentro de los «muros primero y segundo», (2) en torno al monte del templo herodiano y (3) junto a la calle herodiana de norte a sur.

Junto con la importancia histórica del desarrollo de Jerusalén en relación con estas características topográficas, el área del Parque Arqueológico de Jerusalén servía como el centro principal público y de negocios de Jerusalén durante el período romano temprano. Hablando de forma general, Jerusalén en la época de Jesús había sido planificada dentro de los «muros primero y segundo», en torno al monte del templo herodiano y junto a la calle herodiana de norte a sur, que corría desde el extremo noroccidental del monte del templo en el norte hasta el estanque de Siloé en el sur y dividía la «ciudades alta y baja» de Jerusalén según la clasificación de Josefo (véase J.W. 5.136–14114). Significativamente, la calle herodiana y sus estructuras adyacentes eran claramente parte de una planificación más grande de la ciudad que también incluía un gran vertedero sistematizado de la ciudad a lo largo de las pendientes orientales de la colina oriental encima del valle de Cedrón.15

‎Para el año 34 a.C. bajo el mando del rey herodes, la Antigua Jerusalén tuvo un nuevo desarrollo significativo, coronado con la re-edificación del segundo templo y un monte del templo más amplio. En el año 66 d.C. la gran revuelta judía desafió al gobierno romano sobre Jerusalén lo cual resultó en la destrucción del templo y la caída de Jerusalén en el año 70 d.C.

Restos herodianos del parquet en el contexto de los Evangelios

El monte del templo de Herodes es una enorme plataforma rectangular que encapsulaba completamente la mitad norte de la colina oriental, y sostenía la Fortaleza Antonia (esquina noroeste), el templo (centro) y el Pórtico Real (extremo sur). Comenzando en 20 a.C., Herodes edificó esta plataforma sobre los restos de un monte del templo anterior que aparentemente data de la Edad del Bronce II con tal vez una extensión meridional durante la época de los asmoneos.16

Según Josefo, el muro occidental del monte del templo incluía cuatro puertas que llevaban al templo y otra gran entrada en el muro meridional que describió en el pasaje citado abajo:

Ahora bien, en la parte occidental de los recintos del templo había cuatro puertas; (1) la primera llevaba al palacio del rey y se dirigía por un pasaje sobre el valle intermedio [Arco de Wilson17]; (2–3) dos más conducían a los suburbios de la ciudad [esto es, las Puerta de Warren y de Barclay18]; (4) y el último llevaba a la otra ciudad, donde el camino descendía hacia el valle por un gran número de gradas, y de allí nuevamente arriba por la subida [esto es, el Arco de Robinson, ver abajo]; porque la ciudad yacía sobre el templo a la manera de un teatro, y estaba cercada por un valle profundo a lo largo del sector sur entero, pero el cuarto frente del templo, que era en dirección sur, tenía en sí puertas en su centro [esto es, las Puertas de Hulda y las Escalinatas Meridionales, ver abajo] (Ant. 15.410–411).19

Con relación a estos accesos, ahora trataremos los restos de edificaciones que están dentro del Parque Arqueológico de Jerusalén y su relación con el trasfondo religioso y cultural de los Evangelios.

Arco de Robinson y la calle herodiana alta y baja, norte-sur

Como hemos demostrado arriba, las excavaciones han expuesto secciones de la calle herodiana norte a sur desde la esquina noroccidental del monte del templo hasta el estanque de Siloé en el extremo sur de la Jerusalén herodiana. Dentro del Parque Arqueológico de Jerusalén, una extensa sección de esta calle junto con una calle alta oriental han sido expuestas.

Encima de esta calle y directamente al norte de la esquina suroccidental del monte del templo están los restos de una gran escalinata arqueada que fue inicialmente identificada por E. Robinson (en 1838) como el puente mencionado por Josefo (Ant. 15.410) que abarcaba el valle Central y conectaba las colinas occidental y oriental.20 in embargo, las exploraciones de C. Warren (1867–1870) en la proximidad inmediata demostraron que el «puente» de Robinson no continuaba hacia la colina occidental, y sugirió correctamente que el Arco de Wilson (ver arriba) debía estar conectado con el puente mencionado por Josefo.21 Muy poco después (en 1896), C. Watson sugirió acertadamente que el Arco de Robinson era la cuarta puerta que conducía al monte del templo.22

Las excavaciones de B. Mazar (y posteriormente la excavación de Reich y Billig) de la calle norte–sur cerca del Arco de Robinson revelaron el colapso de la escalinata, que yacía sobre la calle pavimentada, una calle más baja y un pilar que recibía el arco de la escalinata.23

Con respecto a los acontecimientos asociados con Jesús en Jerusalén, diversos hallazgos en la excavación de esta zona ameritan una mención especial24 por relacionarse con el trasfondo cultural y religioso de la pureza, el sacrificio y otras expresiones religiosas del judaísmo del primer siglo. Estos hallazgos incluyen lo siguiente: una piedra angular inscripta (tope),25 varios baños rituales,26 tiendas, vasijas de piedra,27 y monedas de distintas denominaciones.28

Un elemento notable del Monte del Templo construido por Herodes el Grande es un enorme arco en el lado oeste, llamado el Arco de Robinson. Estos son los restos que se encuentran hoy en día.

Dentro de los cimientos del pilar de la escalinata (que recibía la escalinata arqueada desde el muro occidental) y la calle alta donde se hallaron pequeños arcos que parecen haber sido usados como tiendas que se alineaban en la calle principal sobre el oeste (cerca de la escalinata) y el este.29 La estrecha proximidad de estas tiendas con la entrada al templo y el Pórtico Real, así como también la presencia de varios baños rituales en estrecha cercanía, sugieren que estas tiendas habrán servido a los adoradores en su trayecto hacia el monte del templo. Animales para sacrificio, vasijas de piedra, acceso a baños rituales públicos y otras mercancías relacionadas con el templo y los servicios pueden haber sido ofrecidos a la venta dentro de estas tiendas. En esta línea, tales tiendas (u otras cercanas) pudieron haber ofrecido sus servicios a María, José y Jesús.

Y cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, conforme a la ley de Moisés, le trajeron a Jerusalén para presentarle al Señor (como está escrito en la ley del Señor: Todo varón que abriere la matriz será llamado santo al Señor, y para ofrecer conforme a lo que se dice en la ley del Señor: Un par de tórtolas, o dos palominos»

Lucas 2:22–24, véase Levítico 12:830).

En su trayecto hacia el templo donde encontrarían a Simeón y Ana (Lucas 2:25–38), tal vez María y José también pagaron el uso de estos baños rituales en la proximidad31 antes de ascender al patio del templo (véase también Lucas 2:41ss.). Parece probable que Jesús y los discípulos también utilizaran esta área con motivos similares durante sus diversas visitas a Jerusalén y el templo.

Modelo 3D de la esquina sudoeste del monte del templo

Este trasfondo comercial/cultico en el área justo afuera del recinto del templo también debería recordarse al leer los diversos pasajes de los Evangelios relacionados con la denuncia hecha por Jesús al establesimiento religioso de Jerusalén (p. ej., el devorar las casas de las viudas por parte de la élite religiosa judía; Lucas 20:45–21:4). Tal vez el más conocido de estos episodios sea Jesús volcando las mesas de los cambistas dentro del templo. Este acontecimiento (o acontecimientos) ocurrieron con mayor probabilidad en o cerca del Pórtico Real (el principal espacio público sobre el monte del templo), que habrá sido directamente alcanzado al atravesar el Arco de Robinson.

Con relación a este acontecimiento, uno puede imaginarse vívidamente la conmoción que causó Jesús cuando expulsó a los cambistas junto con «bueyes, ovejas y palomas», que deben haber corrido por el Arco de Robinson o las Puerta de Hulda en su trayecto de salida del monte del templo (véase Mateo 21:12–16; Marcos 11:15–19; Lucas 19:45–46; Juan 2:14–15; Salmos 69:9; Isaías 56:7; Jeremías 7:11).

En vistas de que esta zona era el punto focal de la Jerusalén herodiana, las noticias de las acciones de Jesús contra el establecimiento religioso ciertamente se habrán difundido rápidamente a través de la ciudad, que rebalsaba de peregrinos por la Pascua. En el contexto de los sinópticos (Mateo 21:12–16; Marcos 11:15–19; Lucas 19:45–46), este evento prepara el escenario para el control total de Jesús sobre el monte del templo durante los primeros varios días de la fiesta de la Pascua/semana de la pasión (véase especialmente Marcos 11:16; Lucas 19:47–48).

Arte representando adoradores al rededor de la esquina suroeste del Monte del Templo. La gran escalera es el Arco de Robinson, abajo y a lo largo del muro sur hay tiendas (del templo). La entrada sur del templo por las puertas de Hulah son visibles desde la cima de la escalera del lado derecho, al extremo de la fotografía. El Claustro Real también se ve desde la cima del muro sur.

Gran parte de los Evangelios está consagrada al ministerio de Jerusalén durante las diferentes fiestas judías (p. ej., la Pascua), y enfocada en las sanidades que Jesús realizó deliberadamente en el día de reposo a fin de demostrar la hipocresía de los «escribas y fariseos» y su autoridad sobre el shabat(p. ej., Juan 5; Juan 9).

Interesantemente, entre los escombros del colapso del Arco de Robinson y el muro de contención occidental del monte del templo, B. Mazar hallo la piedra angular más alta de la parte superior de la estructura32 con la siguiente inscripción quebrada en hebreo: «el lugar de la trompeta a…».33

Esta inscripción probablemente marcaba la ubicación donde se suponía que los sacerdotes hicieran sonar una trompeta al comenzar el día de reposo y otros festivales (véase J.W. 4.582; Números 10:2; Sukka 5.534). Por consiguiente, es muy probable que María, José, Jesús y sus discípulos hayan escuchado habitualmente el sonido de la trompeta que salía desde esta piedra angular en diversos puntos durante sus viajes a Jerusalén.

La inscripción hebrea en esta piedra determina el lugar en donde los maestros se paraban y soplaban el shofar para señalar el inicio del Shabat y otros días festivos religiosos: ”Al lugar de las trompetas [a proclamar].” La locación original de esta piedra era en lo alto de la esquina suroeste del Monte del Templo.

Escalinatas del sur y las puertas dobles y triples

La excavación de B. Mazar reveló un enorme conjunto de escalinatas descendentes desde el muro meridional del monte del templo hacia el sur y la Ciudad Baja. Dichas escalinatas están conectadas con la calle alta que continuaba a lo largo del muro meridional del monte del templo y a través de dos conjuntos de escalinatas (cerca del «curso maestro» de piedras herodianas). Desde el sur, las dos escalinatas conducían a dos grandes conjuntos de entradas que son conocidos como las «puertas doble y triple» o las «Puertas de Hulda».35

Hoy en día, las puertas doble y triple están bloqueadas, pero dentro de los pasillos aún están intactas y continúan siendo utilizadas por adoradores musulmanes debajo de la mezquita Al-Aqsa.36 Entre las dos escalinatas, B. Mazar halló los restos de un gran baño ritual público y otros edificio público.37 Además, la evidencia de una gran plaza fue hallada en la base de las escalinatas hacia el área del Ofel, que junto con el carácter monumental de las escalinatas y las entradas indica que esta zona era el acceso principal de los peregrinos al monte del templo.

El muro sur del Monte del Templo proveyó puntos de acceso principal al templo. Dos categorías alrededor de este muro conocidas como las puertas de Hulah integran unas grandes escaleras. Desde este ángulo, solamente la Puerta Triple es visible (la estructura que se ve si se hace un acercamiento al centro de la fotografía; la entrada de la puerta fue tapada durante las Cruzadas). La Puerta Doble, de la cual hoy en día es visible una parte debido a la construcción añadida sobre el muro sur, está localizada a la izquierda encima de las escaleras anchas y funcionaban como una salida, mientras que la Puerta Triple funcionaba como una entrada. La fila de piedras del final junto con el muro sur tienen 6 pies de alto y traen un balance estético al muro sur donde la topografía desciende y requiere más de una base para llegar al suelo. Originalmente el Claustro Real estaría situado sobre este muro y sería visible desde muy lejos.
El muro del sur del Templo del Monte proveía los puntos de acceso principales a los peregrinos para entrar al templo. En la parte superior de unas escaleras gigantes había una serie de puertas:

Los accesos meridionales al monte del templo y las estructuras adyacentes están conectados con el mismo centro comercial y religioso como las entradas occidentales y la calle herodiana norte-sur. En efecto, estos accesos meridionales probablemente deban considerarse la sección más transitada e importante del espacio público debajo del monte del templo. Aunque es imposible indicar un acontecimiento específico o sermón en la vida de Jesús que ocurriera en o cerca de los accesos/las gradas meridionales, parece muy probable que Jesús y los discípulos usaran esta entrada para acceder al templo y tal vez incluso ministraron en las gradas y la plaza.

Más allá del viaje general desde la ciudad baja al monte del templo, este gran espacio público habrá sido empleado para muchas actividades distintas incluyendo la alabanza/adoración (véanse los Salmos Graduales; Salmos 120–134), la purificación ritual, los discursos y la reunión públicos, el diezmo, las procesiones ceremoniales y otros. En esta sección, abordaremos la conexión entre los accesos meridionales hacia el monte del templo y la sanidad del hombre que había nacido ciego (Juan 9), la entrada triunfal (Mateo 21:2–9; Marcos 11:1–11; Lucas 19:29–38; Juan 12:12–15) y el discurso de los «siete ayes» (Mateo 23).

Sanando a un ciego

En el Evangelio de Juan, Jesús sanó a un hombre «ciego de nacimiento» al untar sus ojos con lodo y enviarlo a lavarse «en el estanque de Siloé (que traducido es, Enviado)» (Juan 9:1–7). El encuentro inicial con el hombre ciego pudo haber ocurrido en muchos lugares diferentes de Jerusalén, pero las escalinatas meridionales deberían considerarse como candidatas principales debido a la naturaleza pública de estas estructuras.

Interesantemente porciones tanto del estanque de Siloé como de la empanada calle norte-sur38 conduciendo al estanque han sido descubiertas en años recientes, lo que permite que los lectores modernos visualicemos el recorrido del hombre ciego desde y hacia el estanque de Siloé (ver Sanidad por el agua viviente junto al estanque de Siloé). Luego de ser sanado, el ciego «regresó viendo» (Juan 9:7), y luego tuvo una extensa discusión con los fariseos con respecto a Jesús, su sanidad y el shabat(Juan 9:13–34).

La ubicación de esta «audiencia» no se provee, pero sin embargo el Pórtico Real, que pareciera haber servido como el área principal de reunión del sanedrín,39 es el candidato más probable. Si el análisis es correcto, entonces el ciego habría recorrido hacia y desde el monte del templo por medio de la calle empinada y las escalinatas meridionales. Luego de su reunión con los fariseos, el ciego encontró a Jesús en algún lugar de la ciudad, y «creyó» (Juan 9:35–37).

Parte del adoquín herodiano en una calle que conecta el Estanque de Siloé con la estructura del Monte del Templo

La entrada triunfal

Los cuatro Evangelios incluyen la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén al comienzo de la Pascua. Los paralelos entre la entrada triunfal y otros pasajes del Antiguo Testamento40 son numerosos y han sido discutidos en forma extensa por comentaristas.41 Por otro lado, la ruta exacta de la entrada de Jesús al templo no ha sido determinada de forma definitiva.

Con respecto a la ruta, varios detalles pueden extraerse de los relatos de los Evangelios. La procesión completa parece haber durado la mayor parte del día (véase Marcos 11:11) e incluido un viaje desde la zona de Betania, Betfagé y el monte de los Olivos (Marcos 11:1) hacia el templo. Los visitantes de la actual Jerusalén y los sitios tradicionales asociados con la semana de la pasión (p. ej., Dominus Flevit, Jardín de Getsemaní) pueden verse inclinados a concluir que la entrada triunfal siguió la moderna ruta de peregrinaje.

Esta ruta comienza en las pendientes orientales del monte de los Olivos (esto es, la proximidad de Betania),42 asciende a la cumbre de la cresta y luego pasa Dominus Flevit43 y el Jardín de Getsemaní, y se habría (teóricamente) dirigido hacia el monte del tempo a través de la Puerta Dorada.44

Posible ruta de la entrada triunfal

Esta ruta es logísticamente posible, pero no necesariamente preferible en vistas de los propósitos detrás de la entrada procesional de Jesús al templo. La verdadera ruta pudo haber seguido la ruta de peregrinación hasta el valle de Cedrón, pero en lugar de utilizar uno de los accesos orientales para subir hacia el monte del templo, tal vez la procesión continuó a lo largo del valle de Cedrón45 y entró en la ciudad baja (esto es, la Ciudad de David) cerca del estanque de Siloé.46 Desde el extremo meridional de la ciudad, Jesús pudo haber subido lentamente hacia el monte del templo a lo largo de la calle principal norte-sur vía las escalinatas meridionales y las Puertas de Hulda.

Vista general de Jerusalén

En este punto, y con gran parte de la arqueología y la geografía circundantes descritas, podemos visualizar la conclusión de la entrada de Jesús al templo. Mientras la procesión terminaba dentro del templo y sonaban las últimas «canciones de alegría y de victoria» (Salmos 118:15, NTV), gritos de «Hosanna» (Marcos 11:10–11; Salmos 118:25) y « Bendito el que viene en el nombre de Jehová» (Salmos 118:26), quizá los participantes fueron conscientes del hecho de que su rey era la luz que «brilla sobre nosotros» (Salmos 118:27, NTV), quien caminó a través de «las puertas por donde entran los justos» y las «puertas [que] conducen a la presencia del Señor» (Salmos 118:19–20, NTV), y que aquel día era, ciertamente, «el día que hizo el Señor» (Salmos 118:24, NTV).

Sin embargo, pese a su obvio regocijo por la venida del rey, parece que no fueron conscientes del hecho de que su rey también era «la piedra que desecharon los edificadores» (Salmos 118:22; Mateo 21:42; Marcos 12:10; Lucas 20:17)47, o la «víctima» que sería atada y ofrecida en «los cuernos del altar» (Salmos 118:27), o, más importante aún, aquel a quien el Señor «castigó gravemente […] mas no me entregó a la muerte» y «no moriré, sino que viviré» (Salmos 118:17–18).

Los siete ayes

El relato de Mateo sobre la última aparición pública de Jesús antes de su crucifixión (Mateo 23) regresa al lenguaje de la entrada triunfal en el discurso de Jesús de los «siete ayes» dirigido a los «escribas y fariseos» (véase más abajo Mateo 23:13–39). Este acontecimiento sucedió pocos días después de la entrada triunfal.

Es interesante que el discurso incluya muchos detalles que hacen referencia a «vistas y sonidos» que podían observarse desde las escalinatas meridionales o dentro del monte del templo (ver Acusando hipocresía mediante imágenes del monte del templo). Aparte de las referencias clara al templo y los eventos que sucedían dentro del recinto del templo (p. ej., jurar por el templo/el otro del templo y el altar/el sacrificio sobre el altar; Mateo 23:16–21), diversos elementos contemporáneos merecen comentarse y se enumeran abajo junto con una discusión:

  • Cátedra de Moisés (Mateo 23:2)—La cátedra de Moisés eran un asiento real, físico, de honor en una sinagoga judía, como quedó claro por el descubrimiento de un asiento semejante en una sinagoga del siglo quinto d.C. en Corazín.48
  • Filacterias anchas y flecos largos (Mateo 23:5)—Desde el segundo templo hasta los tiempos modernos, las filacterias49 (esto es, cajas de oración que se llevan en los brazos y la frente) y los flecos (esto es, las borlas del chal de oración) continúan en uso por parte de judíos en contextos religiosos particularmente dentro de la plaza del muro occidental.
  • Lugares de honor en las fiestas (Mateo 23:6)—En el contexto de los días que precedían el seder y los sacrificios de Pascua, la declaración de Jesús contra quienes procuraban «lugares de honor en fiestas» era una acusación al establecimiento religioso judío que condonaba este tipo de justicia exterior.
  • Salutaciones en las plazas y diezmo de menta, eneldo y comino (Mateo 23:7, 23)—Estas referencias a las plazas y el «diezmo de menta, eneldo y comino»,50 podrían aplicarse a las tiendas dentro y alrededor de las calles alta y baja dentro del Parque Arqueológico de Jerusalén.
  • Gehena (Mateo 23:15, 33)—La palabra del Nuevo Testamento para «infierno» es gehena (geenna, γέεννα), que por cierto es la helenización del hebreo gê hinnōm (véase Josué 15:8). Los expertos han debatido sobre si el término gehena ha retenido o no su connotación locativa durante fines del período del segundo templo.51 Sin embargo, en mi opinión, su inclusión en el contexto de Mateo 23 aparte de posibles referencias a estructuras funerarias y prácticas de sepultura en los cercanos valle de Cedrón y monte de los Olivos (ver abajo) pareciera sugerir que el término tiene una connotación locativa en Mateo 23:15, 33. Si fuera de ese modo, el uso que Jesús hace de gehena puede ser una alusión a la predicción apocalíptica de Jeremías sobre la desaparición de los habitantes de Jerusalén y el culto a Moloc52 con su Tofet en el valle de Hinón (Jeremías 7:31–34; 19:6).
  • Ritual de purificación de vasos (¿de piedra?) (Mateo 23:25–26)—El ritual de purificación judío de vasos para el consume (junto con la purificación del cuerpo y las manos) es una de las características definitorias del judaísmo tardío del segundo templo.53 Con relación a esto, el uso de vasos de piedra era especialmente popular debido a la creencia de que el vaso podía ser lavado si se volvía impuro. Además, un amplio baño ritual público diseñado para la inmersión de vasos de piedra fue hallado al sur de la puerta triple debajo de las escalinatas.54 Las altas cantidades de vasos de piedra halladas en las diversas excavaciones en el Parque Arqueológico de Jerusalén y el adyacente vertedero de la era romana temprana (ver arriba) ofrece un trasfondo importante de información para entender la metáfora de Jesús.
  • Sepulcros blanqueados y tumbas de los justos (Mateo 23:27–31)—Varios monumentos fúnebres del período el segundo templo y sepulcros «blanqueados» han sido hallados a lo largo de las pendientes del monte de los Olivos, el valle de Cedrón (p. ej., el Pilar de Absalón/la Tumba de Josafat, la Tumba de Zacarías y la Tumba de Benei Hezir) y el valle de Hinón (p. ej., la «la tumba de Anás»55). Mientras Jesús expresaba sus «ayes» sexta y séptima a los escribas y fariseos (Mateo 23:27–31), resulta claro que usaba estructuras funerarias visible en la geografía circundante de Jerusalén para ilustrar vívidamente la hipocresía del establecimiento religioso judío.
Cementerio judío en el Monte de los Olivos en Jerusalén con la tumba de Benei Hezir y la tumba de Zacarías.

Luego de criticar duramente la hipocresía de los escribas y fariseos, Jesús concluyó su sermón con un pronunciamiento profético de la destrucción venidera de Jerusalén (Mateo 23:37–39). Esta profecía fue claramente cumplida en el año 70 d.C. mediante la destrucción de la ciudad hecha por los romanos, como resulta evidente en la destrucción masiva de gran parte del monte del templo.56

En la zona de las escalinatas meridionales, esta destrucción incluyó todo lo que estaba encima del «curso maestro» de piedras que están localizadas directamente arriba de las escalinatas y la empinada calle alta. Finalmente, en referencia a su entrada como rey algunos días antes, Jesús acusó a los fariseos de apedrear a «los que te son enviados» a Jerusalén, y afirmó que no lo verían de nuevo hasta que dijeran «Bendito el que viene en el nombre del Señor» (Mateo 23:37–39). Es una clara repetición de las citas de Salmos 118:26 en la entrada triunfal y demuestra que la verdadera venida del «día que hizo el Señor» solamente podía ocurrir cuando el rey no muriera, sino que viviera (Salmos 118:17).

Conclusión

En este ensayo hemos examinado la arqueología y la geografía del área del Parque Arqueológico de Jerusalén, que coincide con el valle central y una porción de la colina oriental de Jerusalén. He intentado demostrar la importancia de esta zona a través de la historia de Jerusalén, pero específicamente durante la época de Jesús.

Durante el período romano temprano, esta área servía a enormes cantidades de peregrinos judíos desde Jerusalén, Judea, Galilea y la diáspora, que adoraban en el templo herodiano. Muchos de los detalles relacionados con las enormes estructuras dentro y alrededor del monte del templo que han sido abordadas ofrecen información crucial de trasfondo para entender Jerusalén tal como fue durante la época del Evangelio.


  • Fuente:

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  1. El Centro Davidson es un museo cerca de la entrada del parque que expone algunos de los objetos hallados durante la excavación, dos filmes y varias otras exhibiciones. ↩︎
  2. El modelo del segundo templo de Jerusalén (ubicado en el Museo de Israel), que fue creado por M. Avi-Yonah en la década de 1970, ofrece una vista singular al diseño topográfico y arqueológico de la Jerusalén del primer siglo d.C. que incorpora e ilustra detalles del Nuevo Testamento (principalmente los Evangelios y el libro de Hechos), de Josefo, la Mishná/el Talmud, y de otros antiguos escritos judíos. ↩︎
  3. Dos áreas produjeron importantes estratos arqueológicos que pueden asociarse con el reino de Judá durante la Edad de Hierro II. La primera de estas áreas se relaciona con las fortificaciones de la Edad de Hierro II y las estructuras circundantes localizadas en el Ophel al norte de la Ciudad de David, ver E. Mazar and B. Mazar, Excavations in the South of the Temple Mount: The Ophel of Biblical Jerusalem, Qedem 29 (Jerusalén: Hebrew University, 1989); E. Mazar, ed., The Ophel Excavations to the South of the Temple Mount, vol. Informes finales, volumen 1 (Jerusalén: Shoham and Old City Press, 2015). Además, una gran cisterna de agua de la Edad de Hierro II fue descubierta debajo de la calle herodiana cerca de la esquina suroccidental del monte del templo herodiano y el amplia agua de la Edad de Hierro II (ver “A Public Water Reservoir Dating to the First Temple Period Has Been Exposed for the First Time next to the Western Wall,” IAA Press Release, septiembre de 2012.) Estructuras del período temprano del segundo templo (persa, helénico y asmoneo) también fueron halladas dentro y justo fuera del parque. ↩︎
  4. B. Mazar, “Herodian Jerusalem in the Light of the Excavations South and South-West of the Temple Mount,” Israel Exploration Journal 28, no. 4 (1 de enero de 1978): pp. 230–37, http://www.jstor.org/stable/27925680; Mazar y Mazar, Excavations in the South of the Temple Mount: The Ophel of Biblical Jerusalem; E. Mazar, The Temple Mount Excavations in Jerusalem 1968–1978 Directed by Benjamin Mazar Final Reports Vol. II: The Byzantine and Early Islamic Periods, Qedem 43 (Jerusalén: Hebrew University, 2003); E. Mazar, The Temple Mount Excavations in Jerusalem 1968–1978 Directed by Benjamin Mazar, Final Reports Vol. III: The Byzantine Period, Qedem 46 (Jerusalén: Hebrew University, 2007); E. Mazar, The Temple Mount Excavations in Jerusalem 1968–1978 Directed by Benjamin Mazar, Final Reports Volume IV: The Tenth Legion in Aelia Capitolina, Qedem 52 (Jerusalén: Hebrew University, 2011); Mazar, The Ophel Excavations to the South of the Temple Mount; ver también Eilat Mazar, The Complete Guide to the Temple Mount Excavations (Shoham – Academic Research & Publication, 2002). ↩︎
  5. Sus excavaciones se enfocaron principalmente en las fortificaciones de la Edad de Hierro II y las estructuras acompañantes y las estructuras bizantinas (que incluyeron el «tesoro» dorado); Mazar, The Ophel Excavations to the South of the Temple Mount. ↩︎
  6. R. Reich y Y. Billig, “A Group of Theatre Seats Discovered near the South-Western Corner of the Temple Mount,” Israel Exploration Journal 50, no. 3/4 (1 de enero de 2000): pp. 175–84, http://www.jstor.org/stable/27926936. Es difícil determinar si estos asientos deberían relacionarse con los teatros herodianos o adriánicos. Para una discusión sobre estas cuestiones, ver J. Patrich, “Herod’s Theatre in Jerusalem: A New Proposal,” Israel Exploration Journal 52, no. 2 (1 de enero de 2002): pp. 231–39, http://www.jstor.org/stable/27927010. ↩︎
  7. E. Shukron and R. Reich, “Jerusalem, Robinson’s Arch,” Hadashot Arkheologiot 123 (2011), http://www.hadashot-esi.org.il/report_detail_eng.aspx?id=1884&mag_id=118; R. Reich y E. Shukron, “Excavations Next to Robinson’s Arch 2011 – from the Level of the Paved Street to Bedrock,” en New Studies on Jerusalem, ed. E. Baruch, A. Levy–Reifer y A. Faust, vol. 17 (Ramat Gan: Ingeborg Rennert Center for Jerusalem Studies, 2012), pp. 219–38. ↩︎
  8. M. Hagbi y J. Uziel, “Jerusalem, The Old City, The Western Wall Foundations,” Hadashot Arkheologiot 127 (2015), http://www.hadashot-esi.org. ↩︎
  9. Ver N. Hasson, “Underground Jerusalem: An Interactive Journey,” Haaretz Magazine, 24 de mayo de 2016, http://www.haaretz.com/st/c/prod/eng/2016/05/jeruz/01/ que aborda el trasfondo arqueológico de estas excavaciones y ofrece varios videos tomados dentro de los túneles. ↩︎
  10. Incluyendo las edificaciones del período Omeya (c. 660–750 d.C.) que están ubicados en la parte central del Parque Arqueológico de Jerusalén. ↩︎
  11. Ver nota 3 arriba para una discusión de la posible evidencia arqueológica asociada con esta expansión hacia el «Ophel». ↩︎
  12. Quizá esta fue la base lógica detrás de la creación de la gran cisterna de agua de la Edad de Hierro IIB que fue hallada bajo la calle herodiana (ver arriba). ↩︎
  13. Para mapas y una discusión sobre el desarrollo de Jerusalén en estos períodos, ver: B.J. Beitzel, The New Moody Atlas of the Bible (Chicago: Moody Publishers, 2009), pp. 220–231; W. Schlegel, Satellite Bible Atlas: Historical Geography of the Bible (Santa Clarita: Master’s College, 2013), Mapa 11–2; D. Bahat, Carta’s Historical Atlas of Jerusalem (Jerusalén: Carta, 2015); véase también Flavio Josefo, Josephus Carta’s Illustrated the Jewish War, ed. R.S. Notley (Jerusalén: Carta, 2016); R.S. Notley, Jerusalem: City of the Great King (Jerusalén: Carta, 2016). ↩︎
  14. (136) La ciudad de Jerusalén estaba fortificada con tres murallas, en aquellas partes que no estaban rodeadas por valles infranqueables, ya que en esos lugares solo tenía una muralla. La ciudad estaba construida sobre dos colinas, situadas una frente a otra y separadas por un valle, en el que terminaban las hileras de casas correspondientes de ambas colinas. (137) De estas colinas, la que contiene la ciudad alta es mucho más alta y más recta en su longitud. Por ello, el rey David, padre de Salomón, quien construyó este templo en un primer momento, la llamó «Ciudadela», pero nosotros la llamamos «Mercado Superior». Pero la otra colina, llamada «Acra», que sostiene la ciudad baja, tiene la forma de la luna cuando está en cuña; (138) frente a ella había una tercera colina, pero naturalmente más baja que Acra, y antiguamente separada de las otras por un amplio valle. (139) Sin embargo, en la época en que reinaban los asmoneos, rellenaron ese valle con tierra, con la intención de unir la ciudad al templo. Entonces quitaron parte de la altura de Acra y la redujeron a una elevación menor que la que tenía antes, para que el templo quedara por encima de ella. (140) Ahora bien, el valle de los queseros, como se llamaba, y que era el que os hemos dicho antes que distinguía la colina de la ciudad alta de la baja, se extendía hasta Siloé, que es el nombre de una fuente que tiene agua más dulce y también muy abundante. (141) Pero en el exterior, estas colinas están rodeadas de profundos valles y, debido a los precipicios que las rodean por ambos lados, son intransitables en todas partes.
    Flavio Josefo y William Whiston, Las obras de Josefo: completas y sin abreviar (Peabody: Hendrickson, 1987), 703-704. ↩︎
  15. R. Reich y E. Shukron, “The Jerusalem City-Dump in the Late Second Temple Period,” Zeitschrift Des Deutschen Palästina-Vereins 119 (2003): pp. 12–18, http://www.jstor.org/stable/27931709; G. Bar-Oz et al., “ ‘Holy Garbage’: A Quantitative Study of the City-Dump of Early Roman Jerusalem,” Levant 39, no. 1 (June 2007): pp. 1–12, doi:10.1179/lev.2007.39.1.1; Y. Gadot, “Preliminary Report on the Excavations at Jerusalem’s Southeastern Hill, Area D3,” Hebrew Bible and Ancient Israel 3, no. 2 (1 de junio de 2014): p. 282, doi:10.1628/219222714X14067042117656; Y. Gadot y Y. Adler, “A Quantitative Analysis of Jewish Chalk Vessel Frequencies in Early Roman Jerusalem: A View from the City’s Garbage Dump,” Israel Exploration Journal, de próxima aparición. ↩︎
  16. Evidencia de estas dos estructuras tempranas pueden verse en el muro oriental del monte del templo en los así llamados «curva» y «costura», ver: L. Ritmeyer, The Quest: Revealing the Temple Mount in Jerusalem (Jerusalén: Carta, 2006), pp. 102–105, 178–180; véase también L. Ritmeyer y K Ritmeyer, Jerusalem: The Temple Mount (Jerusalén: Carta, 2015). ↩︎
  17. Para una discusión sobre el Arco de Wilson, ver: Ritmeyer, The Quest, pp. 30–34. ↩︎
  18. Para una discusión de la Puerta de Warren y la Puerta de Barclay, ver: Ritmeyer, The Quest, pp. 25–30; 34–38. ↩︎
  19. Todas las traducciones de Josefo tomadas de Flavio Josefo, The Works of Josephus: Complete and Unabridged, New Updated Edition, traducido por W. Whiston, Edición actualizada (Peabody: Hendrickson Publishers, 1987). ↩︎
  20. E. Robinson y E. Smith, Biblical Researches in Palestine and the Adjacent Regions: A Journal of Travels in the Years 1838 & 1852 by Edward Robinson, Eli Smith and Others, tercera edición. (Londres: J. Murray, 1867), 3.356–364; véase Ritmeyer, The Quest, pp. 44–45. ↩︎
  21. C. Warren, Underground Jerusalem: An Account of Some of the Principal Difficulties Encountered in Its Exploration and the Results Obtained. With a Narrative of an Expedition Through the Jordan Valley and a Visit to the Samaritans (Londres: R. Bentley and Son, 1876), 316; Ritmeyer, The Quest, p. 45. ↩︎
  22. C. M. Watson, “The Site of the Temple,” Palestine Exploration Quarterly 28, no. 1 (enero de 1896): p. 59, doi:10.1179/peq.1896.28.1.47; ver Ritmeyer, The Quest, pp. 45–50 para un abordaje más amplio. ↩︎
  23. Reich y Billig, “A Group of Theatre Seats Discovered near the South-Western Corner of the Temple Mount,” 340–350; Ritmeyer, The Quest, pp. 47–48. ↩︎
  24. Para una discusión sobre la relación entre la sillería herodiana en el monte del templo y la afirmación de los discípulos sobre «qué piedras, y qué edificios» (p. ej., Marcos 13:1) ver, Piedras magníficas y edificaciones maravillosas del complejo del templo. ↩︎
  25. A. Demsky, “The Trumpeter’s Inscription from The Temple Mount,” Eretz Israel 18 (1985): 40–42; Ritmeyer, The Quest, pp. 57–60. ↩︎
  26. J. Magness, Stone and Dung, Oil and Spit: Jewish Daily Life in the Time of Jesus (Grand Rapids and Cambridge: Wm. B. Eerdmans Publishing, 2011), pp. 16–17; véase R. Reich, “Miqwa’ot (Jewish Ritual Baths) in Eretz-Israel, in the Second Temple, Mishnah and Talmud Periods” (Hebrew University, 1990); J.D. Lawrence, Washing in Water: Trajectories of Ritual Bathing in the Hebrew Bible and Second Temple Literature (Atlanta: Society of Biblical Literature, 2006). ↩︎
  27. Magness, Stone and Dung, Oil and Spit, pp. 70–74. ↩︎
  28. Incluyendo especialmente el «Siclo tirio» (esto es, tetradracmas) ver, Magness, Stone and Dung, Oil and Spit, pp. 97–106. ↩︎
  29. La extensión completa de esta calle alta, pues ha sido excavada solo hasta el área de la puerta Mugrabí (esto es, la rampa temporal conduciendo al monte del templo). La calle alta también continúa a lo largo de la cara sur del monte del templo (ver abajo). ↩︎
  30. Estos pasajes podrían indicar que María y José no pudieron costear un cordero para el sacrificio requerido. ↩︎
  31. Pero véase E. Regev, “The Ritual Baths Near the Temple Mount and Extra-Purification Before Entering the Temple Courts,” Israel Exploration Journal 55, no. 2 (1 de enero de 2005): pp. 194–204, http://www.jstor.org/stable/27927107; con una respuesta de Y. Adler, “The Ritual Baths Near the Temple Mount and Extra-Purification Before Entering the Temple Courts: A Reply to Eyal Regev,” Israel Exploration Journal 56, no. 2 (1 de enero de 2006): pp. 209–15, http://www.jstor.org/stable/27927145. ↩︎
  32. En mi opinión, no hay base para la sugerencia de que el «pináculo del templo» (πτερύγιον τοῦ ἱεροῦ, pterygion tou hierou) donde Jesús fue tentado por Satanás (Mateo 4:5; Lucas 4:9) debería ser localizado en la cima de la esquina suroccidental encima de la calle herodiana. Ver p. ej., J. McRay, Archaeology and the New Testament, segunda edición (Grand Rapids: Baker Academic, 2008), pp. 102–104. Parece más probable que el templo en sí es el edificio de referencia pese al hecho de que ναός (naos) no es utilizado en estos pasajes. ↩︎
  33. Ritmeyer, The Quest, pp. 58–61; véase S. Rozenberg, ed., Herod the Great: The King’s Final Journey (Jerusalén: Israel Museum, 2013), pp. 42–43. ↩︎
  34. Con respecto a este pasaje, Ritmeyer afirma lo siguiente: «Cada día durante los servicios del templo las trompetas sonaban en distintos lugares, según la Mishná Sukkah 5.5. Jamás había menos de 21 toques por día, pero no más de 48 en conjunto. Algunos de estos habrían sido realizados encima de la esquina sudoeste, como señala la Mishná: “En vísperas del sábado solían efectuar seis toques más, tres para hacer que el pueblo cesara su trabajo y tres para marcar el quiebre entre lo sagrado y lo profano”». Ritmeyer, The Quest, p. 59. ↩︎
  35. «Había cinco puertas hacia el monte del templo: las dos puertas de Hulda en el sur, que servían para entrar y salir» (Midd. 1.3), H. Danby, The Mishnah: Translated from the Hebrew with Introduction and Brief Explanatory Notes, edición rústica (Hendrickson Publishers, 2012), p. 590. ↩︎
  36. Para una discusión más extensa de las escalinatas del sur, las puertas doble y triple, y su continuación debajo del monte del templo, ver Ritmeyer, The Quest, pp. 63–90. ↩︎
  37. Ritmeyer, The Quest, p. 75. ↩︎
  38. R. Reich, E. Shukron y O. Lernau, “Recent Discoveries in the City of David, Jerusalem,” Israel Exploration Journal 57, no. 2 (1 de enero de 2007): pp. 153–69, http://www.jstor.org/stable/27927171. ↩︎
  39. Ritmeyer, The Quest, 88. ↩︎
  40. Ver especialmente 1 Reyes 1:33–38 (coronación de Salomón mientras cabalgaba la mula real de David), 2 Reyes 9:13 (la coronación de Jehú con los hombres arrojando sus vestiduras y proclamando rey a Jehú), Zacarías 9:9 (profecía citada del rey venidero a Jerusalén sobre un pollino), y Salmos 118 («Sálvanos [Hosanna]» y « Bendito el que viene en el nombre de Jehová», ver particularmente Salmos 118:12–29). ↩︎
  41. Ver p. ej., B. Kinman, Jesus’ Entry Into Jerusalem: In the Context of Lukan Theology and the Politics of His Days (Leiden: Brill, 1995); véase referencias arriba en G. K. Beale y D. A. Carson, Commentary on the New Testament Use of the Old Testament (Grand Rapids: Baker Books, 2007). ↩︎
  42. Herodión y la tumba de Herodes, el así llamado «Rey de los judíos» y quien intentó asesinar a Jesús (véase Mateo 2:1–12), puede verse claramente hacia el sur mientras uno recorre a lo largo de esta ruta. Ver también Lucas 19:38b, que remite al lenguaje de los ángeles en el anuncio del nacimiento de Jesús (Lucas 2:14). ↩︎
  43. La ubicación tradicional de Lucas 19:41–44. ↩︎
  44. Estas parecen haber sido las dos entradas orientales hacia el monte del templo a lo largo del muro oriental incluyendo la famosa Puerta Dorada (que incluye restos herodianos debajo de la puerta de la era otomana) y una gran escalinata con una doble entrada cerca de la esquina suroriental del monte del templo que parece haber sido idéntica al Arco de Robinson. Con respecto a estas entradas y estos accesos al monte del templo desde el monte de los Olivos, algunos han sugerido que había un Puente que abarcaba el valle de Cedrón y conectaba el monte de los Olivos con el monte del templo (citando Parah 3.6). No obstante, Ritmeyer demuestra las dificultades con esta interpretación. Ver Ritmeyer, The Quest, pp. 105–113. ↩︎
  45. Aunque también deberíamos recordar que los arqueólogos han demostrado que gran parte de las laderas occidentales del valle de Cedrón eran usadas para la recolección de residuos durante este período, ver arriba. ↩︎
  46. Resulta interesante que esta ruta pasa justo por el sitio de la coronación de Salomón y cerca de la fallida coronación de Adonías (1 Reyes 1:9, 33–53). ↩︎
  47. Véase Hechos 4:11; 1 Pedro 2:7. ↩︎
  48. Otros asientos de este tipo han sido hallados en Hamat Tiberias y Delos. Para una discusión de estos asientos, ver: A.F. Rainey y R.S. Notley, The Sacred Bridge (Jerusalén: Carta, 2006), p. 356; véase J. Ory, “An Inscription Newly Found in the Synagogue of Kerazeh,” Palestine Exploration Quarterly 59, no. 1 (enero de 1927): pp. 51–52, doi:10.1179/peq.1927.59.1.51. ↩︎
  49. Véase G. Vermes, “Pre-Mishnaic Jewish Worship and the Phylacteries From the Dead Sea,” Vetus Testamentum 9, no. 1 (1 de enero de 1959): pp. 65–72, doi:10.1163/156853359X00078. ↩︎
  50. Magness, Stone and Dung, Oil and Spit, p. 190. ↩︎
  51. Ver especialmente la literatura henoquita (1 Enoc 26–27; 54:1–6; 56:1–4; 90:24–27), que parece asociar Gehena con el valle de Hinón. Ver también L.R. Bailey, “Gehenna: The Topography of Hell,” The Biblical Archaeologist 49, no. 3 (1986): pp. 187–91, http://cat.inist.fr/?aModele=afficheN&cpsidt=12054098; D. Watson, “Gehenna,” ed. D. N. Freedman, Anchor Bible Dictionary (Nueva York: Doubleday, 1992) para una discusión sobre este tema y referencias a Gehena en la literatura rabínica temprana. ↩︎
  52. Ver Levítico 18:21; 20:1–5; Deuteronomio 19:9–13; 2 Reyes 16:3–4; 23:10; 2 Crónicas 28:1–4; 33:6; Isaías 30:31–33; Jeremías 32:35; Ezequiel 20:25–26. ↩︎
  53. Magness, Stone and Dung, Oil and Spit, pp. 54–76; Y. Adler, “Religion, Judaism: Purity in the Roman Period,” en The Oxford Encyclopedia of the Bible and Archaeology, ed. D.M. Master (Oxford: Oxford University Press, 2013), pp. 240–49. ↩︎
  54. R. Reich, G. Avni y T. Winter, The Jerusalem Archaeological Park (Jerusalén: Israel Antiquities Authority, 1999), p. 41. Otro ejemplo de este tipo de baño ritual se hallo cerca del Arco de Wilson en los «Túneles del muro occidental» en una zona excavada cerca de la calle herodiana. ↩︎
  55. Ritmeyer, The Quest, pp. 80–86. ↩︎
  56. Encima de la calle herodiana cerca del Arco de Robinson, una inscripción grafiti en hebreo fue hallada que parece ser una variante de Isaías 66:14 que se lee así: «ustedes verán, y su corazón se regocijará; sus huesos florecerán como la hierba». Algunos eruditos han sugerido que fue escrita durante el reinado de Julián el Apóstata (362–363 d.C.) cuando a los judíos se les dio la orden de restaurar el templo. T. Bolen, Pictorial Library of Bible Lands (BiblePlaces, 2012) – Southern Temple Mount Excavations. ↩︎

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