¿Quién es el cuerno pequeño de Daniel cap 7?

Los intérpretes están divididos en cuanto a la identidad del “cuerno pequeño” de Daniel 7. Los eruditos de la crítica lo identifican generalmente con el rey sirio-griego Seléucida Antíoco IV Epífanes, mientras que la mayoría de los eruditos tradicionales/ conservadores lo identifican con una figura del anticristo del final de los tiempos.

Representación gráfica del cuerno pequeño de Daniel 7

Antíoco IV

Los eruditos de la crítica, así como algunos que se autoidentifican como teológicamente conservadores,1 identifican el cuerno pequeño con Antíoco IV Epífanes, quien intentó abolir la religión judía en Palestina en 167–164 a.C.

A favor de este punto de vista, Da 8:9–14 describe a un gobernante que sale de los griegos como un “cuerno pequeño”, al igual que la figura de 7:8 es llamada “cuerno pequeño”. Podría decirse que ambos perturban el culto judío (7:25 [según una interpretación]; 8:11). Esto apoya su identificación. Los eruditos conservadores y de la crítica suelen coincidir en que el cuerno pequeño de Daniel 8 se refiere a Antíoco IV (al igual que 11:21–35). Así, si Antíoco es una figura prominente en los capítulos 8 y 11, es razonable verlo también en el capítulo 7.

Además, Antíoco IV se ajusta al carácter del cuerno pequeño de Daniel 7. Antíoco trató de abolir la religión judía: prohibió la observancia del sábado y las fiestas religiosas judías, convirtió el templo [de Jerusalén] en un templo para Zeus y declaró la práctica de la circuncisión como un delito capital (2 Macabeos 6:1–11). Además, después de una revuelta sobre quién debía ser el sumo sacerdote, Antíoco masacró a miles de judíos (2 Macabeos 5:11–14).

De este modo, persiguió a los “santos” (judíos piadosos en contraposición a los judíos helenistas que adoptaban la religión griega), y mediante un decreto intentó “cambiar las fiestas y las leyes religiosas” (Da 7:25), posiblemente una referencia a la abolición de las fiestas bíblicas (c.f. Fiestas Bíblicas).

Aunque se discute si su título “Epífanes” es una reivindicación real de deidad —a veces se considera que significa algo así como “ilustre”—2, en los oídos judíos se consideraba que significaba “manifiesto [aparición de un dios]”, al igual que su predecesor Antíoco II había tomado el título de Theos (“dios”). Esta interpretación hace que este título sea una reivindicación blasfema de la condición de semidiós.

Por otro lado, hay problemas con la identificación del cuerno pequeño como Antíoco. En la vida de Antíoco históricamente no hay nada que haga que corresponda con los diez cuernos ni con el arrancar de los tres cuernos. No participó en ninguna confederación de diez reyes, y fue el octavo (no el décimo) de la línea seléucida. Tampoco arrancó a tres de sus predecesores. Goldingay, que adopta el punto de vista de la crítica, reconoce: “No podemos identificar con certeza a los diez reyes que surgen del cuarto reinado, ni a los tres que son derrocados”.3

Además, la identificación del cuerno pequeño con Antíoco depende de la identificación del cuarto reino de Daniel como el reino de Alejandro o como el de los sucesores de Alejandro. Pero como se argumenta en la Introducción, la opinión de que los cuatro reinos sucesivos de Daniel son Babilonia, Media, Persia y Griegos no solo es una historia inexacta, sino que también se contradice con el propio libro de Daniel, que hace de medos y persas un solo reino con un conjunto de leyes, no dos (5:28; 6:8, 6:12, 6:15; 8:20). La opinión de que los cuatro reinos de Daniel son Babilonia, Medo-Persia, Alejandro y los sucesores de Alejandro (los diádocos) cae en el hecho de que Alejandro y sus sucesores (llamados cuatro cuernos) son tratados como un solo reino en 8:8, 8:21–22, no dos.

Si se acepta el punto de vista adoptado de que el hijo del hombre es el Mesías, entonces el Mesías que aparece en las nubes para juzgar a la cuarta bestia y su cuerno pequeño, parece escatología futura más que historia antigua. Pierce4 es un conservador que considera que el cuerno pequeño de Daniel 7 es Antíoco IV. Empero, interpreta al hijo del hombre de forma mesiánica, aparentemente viendo el texto como un salto desde la desaparición del reino de Antíoco (y de todos los reinos terrenales) hasta el establecimiento del reino definitivo de Dios, aunque esto no es del todo congruente.

Se puede argumentar que el cuerno pequeño de Daniel 7 es diferente del cuerno pequeño de Daniel 8. El tirano de Daniel 8 es claramente de Grecia, posiblemente el tercer reino de Daniel 7, mientras que el tirano de Daniel 7 es del cuarto reino. La bestia de Daniel 7 tiene diez cuernos, tres de los cuales son arrancados por el cuerno pequeño, mientras que la bestia de la que surge el cuerno pequeño del capítulo 8 solo tiene cuatro cuernos y ninguno es arrancado (8:8–9).

El cuerno pequeño de Daniel 7 es destruido junto con la llegada de la figura del hijo del hombre celestial, mientras que el cuerno del capítulo 8 es simplemente roto y no se dice nada de que su reino vaya al hijo del hombre o a los santos (8:25c).5 Estas diferencias sugieren que los dos cuernos pequeños son individuos diferentes.6 No obstante, más adelante argumentaremos que existe una relación tipológica entre los cuernos pequeños. De hecho, Antíoco, en los capítulos 8 y 11, prefigura al anticristo del final de los tiempos.

El anticristo

Los conservadores tradicionales suelen identificar este cuerno pequeño con una figura del final de los tiempos, el anticristo. Ni Daniel ni el Apocalipsis utilizan el término “anticristo”. Esta palabra griega que significa tanto “contra” Cristo como “en lugar de” Cristo es utilizada por Juan en sus epístolas (1 Juan 2:18, 22; 4:3; 2 Juan 7). Se puede hacer una deducción razonable de que las figuras escatológicas y malvadas del libro del Apocalipsis, de [los escritos de] Pablo (2Ts 2:3–12), de las epístolas de Juan y de Daniel (Da 7; 11:36–45) se refieran a la misma entidad a la que Juan llama el anticristo.

Ap 13:1–5 retoma las imágenes de Daniel. Se refiere a una bestia que emerge del mar como los cuatro reinos de Daniel 7, con rasgos de los cuatro: una bestia como un leopardo (la tercera bestia de Daniel), con diez cuernos (la cuarta bestia de Daniel), pies como un oso (la segunda bestia de Daniel), y una boca de león (la primera bestia de Daniel), hablando palabras jactanciosas y blasfemas (como el cuerno pequeño de la cuarta bestia de Daniel).

El cuerno pequeño persigue a los santos durante “un tiempo, tiempos y la mitad de un tiempo” (Da 7:25c; cf. 12:7), una expresión que parece significar tres años y medio, mientras que el libro del Apocalipsis habla de que la mujer (que simboliza al pueblo de Dios) es perseguida durante “un tiempo, tiempos y la mitad de un tiempo” (Ap 12:14), y que a la bestia se le da autoridad para actuar durante cuarenta y dos meses = tres años y medio (Ap 13:5). El cuerno pequeño hace la guerra a los santos en Da 7:21 mientras que la bestia hace la guerra a los “santos” en Ap 13:7. En Daniel, la cuarta bestia es destruida y quemada con fuego a la venida del hijo del hombre (Da 7:11, 13–14). En el Apocalipsis la bestia es arrojada al lago de fuego en la venida de Cristo (Ap 19:11–13, 19–20).

Daniel 7 Cuarta Bestia, Cuerno PequeñoApocalipsis 13 Bestia del Mar
“Blasfemará contra el Altísimo” (Da 7:25a)“También se le permitió fanfarronear y proferir blasfemias” (Ap 13:5a)
“y quebrantará a sus santos” (Da 7:25b)“Se le permitió combatir contra los santos, y vencerlos” (Ap 13:7; cf. Ap 11:7)
“le serán entregados durante un tiempo, y tiempos, y medio tiempo” = 3½ años (Da 7:25d)“se le dio autoridad para hacer y deshacer durante cuarenta y dos meses” = 3½ años (Ap 13:5b)
“mataron a la bestia y destrozaron su cuerpo, que luego fue quemado en el fuego” (Da 7:11)“La bestia fue… lanzados vivos [lanzada viva] a un lago de fuego que arde con azufre” (Ap 19:20)

Es evidente que Apocalipsis asocia estrechamente su bestia con las imágenes de Daniel 7. Es posible que Apocalipsis emplee estas imágenes con un propósito diferente. La interpretación del propio Apocalipsis es, por supuesto, controvertida. Pero no es descabellado suponer que estas similitudes tuvieran la intención de Juan por identificar su “bestia” con los cuatro reinos de Daniel, tres de los cuales tienen una extensión de vida en el cuarto reino (cf. Da 7:12) cuya soberanía llegará a su fin completo en la segunda venida de Cristo. Esto, a su vez, sugiere que Daniel 7 debe interpretarse a la luz de Ap 13 y 19.

Otro factor favorece la interpretación del final de los tiempos de la cuarta bestia y su cuerno pequeño. Este punto de vista parece permitir más fácilmente que la profecía de Daniel sea cierta. El reino griego seléucida no llega a un final completo y abrupto con la desaparición de Antíoco IV, ya que Judá permaneció nominalmente bajo el control griego seléucida durante el gobierno del hermano de Judas Macabeo, Jonatán (160–143/2 a.C.). Hasta el primer año del reinado de Simeón, el hermano de Judas (142–134 a.C.), Judá no obtuvo la plena libertad de los seléucidas (1 Macabeos 13:41–42).

Esto fue más de dos décadas después de la desaparición de Antíoco en el año 164. Además, el reino de Antíoco no fue desplazado por el establecimiento del reino eterno de Dios en la venida de un hijo de hombre celestial. Para que la profecía sea cierta, el cuerno pequeño probablemente no debería identificarse con Antíoco IV, sino que debería entenderse como el anticristo.


Joe M. Sprinkle, Daniel, ed. T. Desmond Alexander, Thomas R. Schreiner, y Andreas J. Köstenberger, Comentario Evangélico de Teología Bíblica (Bellingham, WA: Editorial Tesoro Bíblico, 2021), Dn 7.


  1. Por ejemplo, G. Beasley-Murray, “A Conservative Thinks Again about Daniel”, Baptist Quarterly 12 (1948): 341–46, 366–71; Goldingay, Daniel, 170, 174–81; Lucas, Daniel, 190–94, 197–98; Pierce, Daniel, 46–47, 129–30. ↩︎
  2. F. L. Cross y E. A. Livingstone, eds., The Oxford Dictionary of the Christian Church (Nueva York: Oxford University Press, 2005), 79. ↩︎
  3. Goldingay, Daniel, 179. En la página 180, Goldingay enumera cuatro intentos por conciliar [la historia de] los diez reyes con Antíoco IV como cuerno pequeño, pero todos parecen forzados. ↩︎
  4. Pierce, Daniel, 124–26, 129. ↩︎
  5. Baldwin, Daniel, 162n1. ↩︎
  6. Para otros argumentos, véase A. E. Steinmann, “Is the Antichrist in Daniel 11?” BSac 162.646 (abril de 2005): 204. ↩︎

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