El Mesías prometido a Eva – «En el principio»

El primer rayo de promesa para redimir a la humanidad se encuentra en los primeros pasajes del Tanáj en el libro de Génesis. Esta profecía de redención se dio después del gran desastre que les sobrevino a nuestros primeros antepasados. La serpiente antigua, algunas veces llamada Najash Hakadmoní, era más astuta que cualquier otra criatura y resultó irresistible para Eva, y luego para Adam.

Dios les entregó a Adam y a Eva prácticamente un reino libre en el Jardín del Edén. Les dijo que podían comer de todo árbol excepto de uno, advirtiéndoles que la desobedienciaEva produciría consecuencias muy perjudiciales. Pero ellos escogieron de todas maneras comer de aquel árbol del conocimiento del bien y del mal, en clara desobediencia al Todopoderoso. En lugar de confiar en su Padre, cedieron a la tentación del orgullo. Después de todo, el Tentador les había prometido:

“…Ustedes serán como Elohim…

El extraviado desafío que le hicieron Adam y Eva a la unicidad y autoridad de Elohim tenía que ser castigado. Pero junto con el castigo vino una bendición y una promesa para la humanidad. A la mujer, la primera en obedecer a Satán en lugar del Señor, se le dijo que de su simiente vendría El que “aplastaría” la cabeza de aquella Serpiente, a la que Satán había usado para extraviar a la humanidad. Según la profecía Elohim dijo:

 

“Pondré enemistad entre ti y la mujer y entre tu linaje y el de ella; Él te aplastará la cabeza y tú le magullarás el talón”

La “simiente de la mujer” le propinaría un golpe fatal a la cabeza de la Serpiente. Y la “simiente de la mujer” a su vez recibiría una herida en el talón, un golpe no fatal. La paráfrasis aramea de las Escrituras Hebreas, el Targúm de Jonatán, relaciona esta profecía con el Mesías, explicando:Simiente.jpg

“Pero ellos serán sanados [shuf] en los pasos [talones] en los días del Rey Mesías”

Aquí la palabra shuf no se traduce como “magullar” sino más bien en el sentido de “sobar con una medicina,” y así como “sanación”

Uno de los más grandes comentaristas judíos, de los siglos XII y XIII, el Rabí David Kimji, le dio apoyo a este pasaje como una profecía sobre la redención de la humanidad por parte del Mesías. Él reconoció que la salvación es por mano del Mesías conquistador

“quien herirá a Satán, la cabeza, el rey y el príncipe de la casa de los impíos”

¿Como entendió Eva aquella promesa?

La evidencia sugiere que la entendió como que significaba que ella daría a luz un hijo que “aplastaría la cabeza de Satán”.

Nótese que cuando Eva tuvo su primer hijo, Caín, ella dijo:

“…He obtenido un varón del Señor…”

El Targum de Palestina elabora sobre este verso como sigue:

“Y Adam conoció…a su esposa…y ella concibió y produjo a Caín, y dijo ella: „He obtenido al hombre, al mensajero del Señor”

Estos versos indican que Eva esperaba más que un hijo terrenal, y por su exclamación, esperaba uno que cumpliría literalmente la promesa. Presumiblemente, cuando Caín mató a Abel, sus esperanzas de la “simiente prometida” se desvanecieron. Más tarde, cuando finalmente tuvo a Shet, ella exclamó: “Porque Elohim me ha señalado otra simiente…”

Los rabinos comentan sobre esto lo siguiente:

“[Ella (Eva) se refería a] aquella simiente que se levantaría de otra fuente… el Rey Mesías”

Algunas fuentes rabínicas, pues, reconocieron que la simiente mesiánica emanaría de Eva. Cuando Caín mató a Abel, sin embargo, Eva reconoció que Caín, quien Eva creía que sería “el Hombre”, no lo era. Siendo que Abel estaba muerto, él no podía cualificar tampoco. Así que el “Señalado” surgiría del próximo hijo de Eva, Set. Entonces se definió la línea genealógica.

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(Para ver los demás capítulos haga click aquí)

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