Critica textual del Nuevo Testamento

A) Los Manuscritos del Nuevo Testamento

1. Papiros:

Se nos conservan 118 papiros con textos o fragmentos del NT. Se citan con una p acompañada del número del catálogo. Son los manuscritos más antiguos. Los más importantes para el NT están en tres colecciones:

  • Rylands (Manchester), por ejemplo p52 el fragmento más antiguo.
  • Chester Beatty (Dublín), por ejemplo el p45 con gran parte de los evangelios.
  • Bodmer (Ginebra), por ejemplo los p66 y p75 con el texto de Juan.

2. Pergaminos:

Los hay de dos clases:

Unciales: (escritos con letras mayúsculas: del siglo III al IX). De ellos se nos conservan actualmente unos 250. Los más antiguos y de mayor valor son el Sinaítico (Londres) y el Vaticano (Roma) de los siglos III-IV.

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Página del códice sinaítico Página del códice Vaticano

Minúsculos: a partir del siglo IX. A pesar de ser más recientes, pueden tener mucho valor si se copiaron de un original muy antiguo. Existen unos 2.700 códices minúsculos.

3. Leccionarios:

Son antologías de textos bíblicos para uso litúrgico. Existen actualmente unos 2.000 leccionarios manuscritos, anteriores a la invención de la imprenta.

4. Traducciones:

La Biblia se tradujo desde muy pronto a otras lenguas de la antigüedad, que nos aportan datos muy valiosos para reconstruir los originales desde los que se hizo la traducción. Hay dos traducciones al latín, la Vetus Latina y la Vulgata, y otras traducciones al siríaco, el copto, el armenio, georgiano…

5. Citas de los Antiguos:

Son otro testimonio muy importante que hay que cotejar. Aunque a veces los antiguos citaban de memoria, sin embargo en muchos casos estas citas son muy útiles para rastrear qué decían los códices bíblicos que ellos utilizaban. 


B) El problema de las variantes textuales:

De los más de 3.000 manuscritos que poseemos del NT, apenas habrá un solo versículo en el que coincidan a la vez todos los manuscritos palabra por palabra o letra por letra.

Cabe encontrar más de 300.000 variantes en el NT. ¿Cuál de ellas escoger? ¿Cómo recomponer las palabras exactas tal como salieron de la pluma del escritor sagrado en el original autógrafo? Sobre este tema versa la ciencia que denominamos crítica textual.

A pesar de esta primera impresión penosa de los cientos de miles de variantes, sin embargo, al profundizar, nos damos cuenta de que muchas de estas variantes se detectan inmediatamente como errores del copista, y pueden descartarse sin más. Podemos decir que hoy día tenemos seguridad sobre el texto original del Nuevo Testamento en más de un 90% de su extensión.

Del 10% restante, del que puede caber alguna duda, la inmensa mayoría de las variantes no afectan para nada al sentido de los textos, sino sólo al orden de dos palabras, a la presencia o ausencia de una partícula.  


C) Los errores del copista:

1. Cambios accidentales:

Pueden venir de confusión de letras; la haplografía consiste en simplificar algo que estaba duplicado; la diptografía que consiste en duplicar algo que era simple. Tanto la haplografía como la diptografía pueden afectar a una letra, una palabra, o un párrafo entero

Es frecuente saltarse una línea, o saltarse una línea cuando dos líneas terminan en la misma palabra (homoteleuton).

2. Cambios intencionales:

Pueden nacer del deseo de modernizar alguna palabra que ha quedado arcaica, o de corregir algún error geográfico o sintáctico, o de explicar con una glosa algo que no se entiende bien, o de censurar alguna palabra o concreto que puede resultar extraño o malsonante.

También son frecuentes los cambios intencionales nacidos del deseo de armonizar una lectura con la lectura paralela de otros textos sinópticos. 

Pueden nacer del deseo e modernizar una palabra que ya ha quedado arcaica.


D) Razones y objetivos de la crítica textual 

La crítica textual es una disciplina que se aplica a todos los autores literarios antiguos cuyas obras nos han llegado en copias manuscritas que contienen variantes textuales.

 1. Razones de la crítica textual

  • Pérdida de originales y autógrafos.
  • Variantes, lagunas, glosas y errores producidas por los copistas.

2. Objetivos de la crítica textual

  • Reconstruir la historia de la transmisión del texto.
  • Restaurar el texto en su estado original en la medida en que esto es posible.

Desde que comienza a imprimirse el texto griego del NT en el siglo XVI empieza a darse un esfuerzo de los editores por basar su trabajo sobre códices griegos valiosos, confrontando las lecturas variantes. Más tarde se empieza ya a compilar variantes en trabajos eruditos. Pero la crítica textual como ciencia sólo comienza a principios del XIX con Griesbach que establece ya la metodología, y cataloga las familias de los manuscritos según su proximidad textual. Es el primero que se aventura a abandonar el textus receptus.

La crítica textual alcanza su madurez en la obra de Von Tischendorf (1815-1874), el descubridor del códice sinaítico. Tischendorf publica grandes ediciones del texto griego con aparato crítico amplio.

Desde entonces se ha sucedido un conocimiento mucho más completo de códices hasta entonces desconocidos, se han discernido relaciones de unos códices con otros hasta agruparlos en familias, y se ha mejorado la criteriología para discernir las lecturas originales más verosímiles. Famosas ediciones críticas del Nuevo Testamento griego son las Westcott y Hort (1881), la edición monumental de Von Soden en 1902-10.

N.T Nestlé Aland

La edición de bolsillo más asequible y más veces reimpresa es la de Nestlé Aland. En España tenemos una magnífica edición crítica del Nuevo Testamento a cargo del P. J. M. Bover, SJ (1943). 


E) Las relaciones entre los códices:

Los códices se agrupan en familias que suelen remontarse a una recensión que luego es ampliamente copiada. La recensión es una edición manuscrita crítica que pretende atajar un estado lamentable del texto que se ha ido corrompiendo por errores de los copistas. Dichas recensiones pueden localizarse en áreas geográficas.

Distinguen los especialistas cuatro tipos principales de textos dentro de los cuales pueden catalogarse los manuscritos actualmente existentes. Veamos un cuadro sinóptico de dichos textos, según Streeter 

El texto alejandrino es el texto neutro y el de mejor calidad. Se fue formando en Egipto y está representado por los mejores códices unciales, el sinaítico, Vaticano, el alejandrino (menos los evangelios), el palimpsesto C, el papiro 75. Evita armonizaciones y en general ofrece un texto breve sin ampliaciones.

El texto occidental es un texto muy antiguo en el que abundan las interpolaciones. Está representado por el códice D, las antiguas versiones latina y siríaca, y los Padres de la Iglesia latina y otros como Justino y Taciano.

El texto cesariense está relacionado con la obra de Orígenes y Eusebio. Se remonta al siglo III y está representado por los códices W y Q.

El texto bizantino proviene de alguna recensión realizada en el siglo V. Es más elegante y armonizante, y suele fusionar lecturas variantes. Es de hecho el que se ha venido usando en la Iglesia bizantina y el único conocido durante la Edad Media. Se denomina también textus receptus. 

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F) Principios de crítica textual:

1. Criterios de evidencia externa

Hay que pesar las variantes según el valor de los códices que las sustentan. No siempre el criterio numérico es el más importante. El criterio numérico sin más siempre daría la razón al textus receptus. Hay que comparar los manuscritos agrupados en familias según su relación genealógica. También es interesante estudiar la distribución geográfica de los textos. 

2. Criterios de evidencia interna:

Se ha de estudiar qué variante concuerda mejor con el vocabulario, el estilo o la teología del autor. Se ha de ver qué variante encaja mejor en el contexto inmediato, y cuál responde mejor al fondo arameo de las palabras de Jesús, en el caso de los evangelios. 

3. Reglas de crítica textual:

Dada la tendencia natural de los copistas a alargar más bien que acortar, a facilitar la lectura más bien que a dificultarla, y a concordar con otros textos conocidos de memoria, podemos enunciar las siguientes reglas generales, que por supuesto nunca se pueden aplicar automáticamente. 

  • Es preferible la lectura corta a la larga.
  • Es preferible la lectura difícil a la fácil.
  • Es preferible la lectura que no concuerda con los paralelos sinópticos.
  • Es preferible aquella que puede explicar el origen de las demás.

G) Algunos casos de crítica textual dudosa 

Los casos de variantes que afecten al sentido o a las ideas son mínimos. Detallaremos algunos de los principales. 

1. El final largo de Marcos: Mc 16,9-20:

Quizás el caso más significativo sea el del final canónico de Marcos, o “final largo” de Marcos. En muchas traducciones modernas el evangelio de Marcos acaba en 16,8. El resto (16,9-20) se imprime en letra más pequeña o en una nota a pie de página.

Falta en los códices Vaticano y Sinaítico, pero está presente en el Alejandrino y en el códice de Beza. Falta en alguna versión siríaca, pero aparece en otras.. Está presente en el Diatessaron de Taciano, y al parecer Justino lo conocía en el siglo II. Algunos Padres como Jerónimo hicieron constar que faltaba en algunos de los manuscritos antiguos que consultaban. Para complicar más las cosas en algunos manuscritos aparecen otros finales alternativos, como el final corto.

El análisis literario del final largo nos revela de que ni el vocabulario ni el estilo son propios de Marcos, y que se trata de un añadido que no está hecho del mismo paño. Además la transición entre el verso 8 y el 9 es muy brusca con un cambio de sujeto.

Por otra parte es raro que el evangelio de Marcos terminase en el versículo 8 diciendo que las mujeres “tenían miedo”. No parece una manera normal de acabar un evangelio, aunque algunos teólogos den una gran importancia a este tema desde el punto de vista de la teología de Marcos.

Podemos más bien pensar que el final auténtico se ha perdido, y ha habido varios intentos más o menos logrados de subsanar la pérdida, mediante la adición de otros finales más o menos logrados.

2. La adúltera: Jn 7,53-8,11:

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Véase la parte de abajo, que es el aparato crítico correspondiente al pasaje de la adúltera, Jn 7,53-8,11.  Primeramente bajo el rubro include aparecen los manuscritos que traen el texto: primero los unciales con mayúsculas y con números no comenzados en cero; luego los minúsculos con números comenzados por cero; luego la familia de códices Byzantina, luego las tradiciones al latín it y vg, al sirio syr, al copto cop, armenio y etiópico; al final los Padres de la Iglesia que citan o comentan este texto.

A continuación vienen otras posibilidades, los códices que incluyen el texto entre asteriscos, luego la de los que lo incluyen al final de Jn 21: f13, o sea familia de manuscritos  nº 13. Al final, precedido por omit, vienen los códices que omiten este pasaje: son los mejores códices y los más antiguos: primero los papiros 66 y 75, luego los grandes unciales: sinaítico, alejandrino, vaticano y otros muchos, luego los minúsculos, luego los manuscritos de las traducciones, y finalmente los Padres que lo omiten.

Es claramente una inserción posterior a la composición del cuarto evangelio. No aparece en los papiros Bodmer, ni en los grandes unciales Vaticano y Sinaítico, ni en la mayor parte de los unciales, ni en la Vetus Latina, ni en la traducción cóptica.

Los autores griegos que comentan el evangelio de Juan se saltan este pasaje.

Omitiendo este pasaje se encadenan perfectamente Jn 7,52 con 8,12.

El estilo y vocabulario de este pasaje no son los propios de Juan.

Es sólo la iglesia occidental donde fue admitido, en los códices occidentales, la edición Vulgata y los padres latinos como Jerónimo y Agustín.

Algunos manuscritos griegos insertan este pasaje en el evangelio de Lucas entre 21,38 y 21,39. Curiosamente el estilo es mucho más propio de Lucas que de Juan.

Incluso los textos que lo incluyen en el evangelio de Juan no están de acuerdo en el lugar de su colocación, y algunos lo sitúan al final del evangelio como un apéndice, y otros después de 7,33.

La severidad con que la Iglesia primitiva penaba el adulterio pudo ser la causa de que durante algún tiempo este pasaje fuese censurado, y sólo cuando se suavizó la disciplina penitencial tuvo cabida en el canon. Y para este momento ya se habría perdido la tradición sobre su verdadera ubicación, y se hicieron diversos intentos por situarlo en el evangelio.

En cualquier caso, aunque no se trate de un texto auténtico, (original del evangelio), sino de una interpolación tardía, sin embargo sí se trata de un texto canónico, por lo tanto inspirado, y la Iglesia en general lo propone como palabra de Dios.

3. El sudor de sangre: Lc 24,43-44

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Vemos el aparato crítico de los versos 43 y 44 de Lucas 22. Se trata del sudor de sangre, y del ángel. Primeramente de enumeran los textos que los incluyen, luego los que los incluyen con asterisco, luego los que los trasponen después de Mateo 26,39, y por último los que lo omiten, entre ellos un papiro, un corrector del sinaítico, el alejandrino, el vaticano, varias traducciones y varios Padres.

«San Hilario, san Jerónimo y san Cirilo» testimonian que en muchos códices de su época faltaba este texto, y efectivamente no está en muchos códices unciales más importantes. También lo omite el papiro Bodmer p75 de hacia el año 200.

Algunos piensan que este texto estaba en la versión original del evangelio, pero que fue censurado durante una época, para que no fuese utilizado por los arrianos en su lucha contra la divinidad de Cristo.

4. El ángel que movía el agua de la piscina: Jn 5, 3b-5:

Los principales códices griegos y originariamente la Vulgata latina olvidan la referencia al descenso del ángel. También lo omite el papiro Bodmer p66. Otros manuscritos proporcionan otras explicaciones de por qué el ángel bajaba al agua. Muy probablemente se trata de una interpolación tardía.

5. El trabajador en sábado: Lc 6,4:

Esta vez se trata de un texto del manuscrito D, que no se recoge en ningún otro manuscrito, y por tanto difícilmente puede ser auténtico. Sin embargo puede recoger un fragmento de tradición apostólica sobre la vida de Jesús. “Encontrándose a uno que trabajaba en sábado, le dijo: “Hombre, si sabes lo que estás haciendo, bendito seas, pero si no lo sabes, caes bajo la maldición de la ley”.

6. “Ha nacido” vs. “han nacido”: Jn 1,13:

En el prólogo de san Juan unos pocos manuscritos leen “ha nacido de Dios”, en singular, mientras que la inmensa mayoría lee “han nacido de Dios”, en plural. En este último caso se referiría al nacimiento de los creyentes, pero si aceptamos el singular se estaría refiriendo al nacimiento virginal de Jesús.

7. ¿Hombres de buena voluntad?: Lc 2, 14:

La traducción normal de este texto del Gloria, es “en la tierra paz a los hombres de la buena voluntad (divina). La estructura es doble: Gloria a Dios en el cielo, y paz en la tierra a los hombres. Esta traducción supone un genitivo en la palabra eudokía (buena voluntad) que terminaría en “s”: eudokías. Sin embargo hay manuscritos en los que aparece en nominativo (sin la “s”), en cuyo caso la estructura del verbo sería tripartita: Gloria a Dios en el cielo, paz en la tierra, y eudokía a los hombres. El textus receptus lee eudokía en nominativo. En cambio los textos más antiguos traen eudokías en genitivo, así el Vaticano, Sinaítico, Alejandrino, Beza, Vulgata.

La evidencia externa favorece el genitivo, y también la interna, ya que el genitivo es la lectio más difícil.


(Para ver las demás partes del estudio: El Texto Bíblico haz click aquí)

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