Éxodo 32:1-35 – El becerro de Oro – «Éguel»

Recordemos que Moisés subió al Monte Sinaí porque allí Dios le iba a entregar las Tablas de la Ley que servirían como testimonio del Pacto que Israel había hecho con Dios (Exodo 24). El pueblo de Dios había oído la lectura de toda la Ley, y ellos respondieron: “Haremos todo lo que Él diga” – (Exo. 24:3). Para sellar el Pacto, Moisés roció sangre sobre los israelitas – (Exo. 24:8).

Mientras que Moisés estaba recibiendo las Tablas del Pacto – (Exo. 31:18), el pueblo de Israel estaba esperando que su líder bajara del Monte Sinaí. El problema es que el pueblo se puso nervioso porque Moisés se había tardado demasiado tiempo en la cima del Monte – (Exo. 24:15-18).


Éxodo 32:1-4 – «Pero como el pueblo vio que Moisés tardaba en bajar del monte, se reunió el pueblo alrededor de Aarón, y le dijeron: ¡Levántate, haznos dioses que vayan delante de nosotros! Porque este Moisés, el varón que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué le haya acontecido. (2) Entonces Aarón les dijo: Arrancad° los zarcillos de oro de las orejas de vuestras mujeres, de vuestros hijos y de vuestras hijas, y traédmelos. (3) Se quitó pues todo el pueblo los zarcillos de oro que tenían en sus orejas y los llevaron a Aarón. (4) Él los tomó de sus manos e hizo un becerro de fundición° y acabó de modelarlo con un buril. Entonces ellos exclamaron: ¡Éstos son tus dioses, oh Israel, que te hicieron subir de la tierra de Egipto!»

v.1 «…Moisés tardaba…» – Moisés ya había estado varias semanas en el monte cuando el pueblo le exigió a Aarón que le hiciera «dioses» – (Deut. 9: 9-12). La larga ausencia de Moisés los había dejado inquietos e impacientes. Les faltaba la fe de Moisés y de sus padres, quienes se sostuvieron «como viendo al Invisible» – (Heb. 11: 27).

Es digno de notarse que la demora de Moisés se transformó en motivo de apostasía para el pueblo de Dios – (ver Eze. 12: 21-28; Hab. 2: 2-4; Mat. 25: 1-13). Del mismo modo, algunos no estarán listos para recibir al Señor cuando venga «por segunda vez» – (Heb. 9: 28). En ese día muchos dirán: «Mi señor tarda en venir«, y se entregarán a la maldad – (Mat. 24: 45-51; Luc. 12: 37-48; 2 Ped. 3: 3-18).

Los israelitas temían que los hubiera abandonado su dirigente, del cual habían llegado a depender. Mientras tenían a Moisés con ellos, para animarlos con sus exhortaciones y apoyarlos con su ejemplo, lograban mantener una vida espiritual más elevada y andaban por fe, «no por vista» – (2 Cor. 5: 7). Cuando su presencia les fue quitada, hubo una reacción, y triunfó la «carne» sobre el «espíritu«. Aunque desde la llanura se podía ver claramente en la cima del monte la oscura nube en la cual había entrado Moisés cuando subió al monte con Josué, y esa nube se iluminaba de tanto en tanto con los rayos de la presencia divina, les parecía a muchos que Moisés los había abandonado o que había sido consumido por el fuego devorador. El escenario estaba preparado para una dolorosa manifestación de idolatría.moises

Esta experiencia presenta uno más de esos contrastes notables, tan característicos de la Biblia, como por ejemplo, el de Cristo en gloria sobre el monte de la transfiguración y sus discípulos en la llanura, disgustados y derrotados – (Mat. 17: 1-18). En este pasaje, mientras Moisés estaba en el monte recibiendo las tablas de la ley y las instrucciones concernientes al verdadero culto y el excelso y sagrado oficio del sumo sacerdote, el pueblo en el llano notoriamente estaba desobedeciendo al Señor. Y, paradójicamente, fueron inducidos a la idolatría por el mismo que había sido designado para ministrar ante el Señor.

– v.1 – «…Se había demorado Moshé…»- La catástrofe del Becerro de Oro fue precipitada debido a un trágico error. Moshé ascendió al monte Sinaí el día siete de Siván diciendo que estaría ahí cuarenta días y regresaría en la mañana. A la vez, el pueblo pensó que el día de su ascenso contaba como el primero de los cuarenta, por lo que Moshé regre­saría el dieciséis de Tamuz. Mas eso fue un error de cálculo, pues Moshé quiso decir que estaría ausente cuarenta días y cuarenta noches y regresaría el diecisiete, razón por la cual, cuando llegó el mediodía del dieciséis y Moshé no había aún regresado, la gente se asustó. El Satán aprovechó la oportu­nidad haciéndolos caer en una sugestión consistente en que creyeron ver un espejismo de oscuridad y desorden en el que se veía la imagen de Moshé muerto siendo cargado por un Celestial cortejo fúnebre – (Rashi).

Recanati explica que el nivel espiritual de la nación era tan alto después de la revelación de los Diez Mandamientos que si Moshé hubiese descendido con las Tablas de la Ley, el objetivo esencial de la creación del mundo se habría cumplido, habría desaparecido la muerte y no habría habido más tentación de hacer el mal tal y como lo conocemos. El mundo habría regresado al nivel de perfección que existía en el principio de la creación. Mas el Satán, cuya misión es tentar al ser humano hacia el mal, opuso tal resistencia a la amenaza que se cernía contra su poder, que logró engañar a la gente».

«…A Aarón…» – Si el hermano de Moisés hubiese tenido fe y firmeza de carácter, este triste incidente de la historia de Israel podría haberse evitado. La debilidad de carácter demostrada por Aarón y su espíritu de transigencia con el pecado no sólo hicieron inefectivo su liderazgo espiritual sino que lo transformaron en un dirigente rebelde.

 – vs1-6 – «…El Becerro de Oro…»- Si el pecado del Becerro de Oro (éguel) hubiese sido idolatría masiva, lo que pa­rece ser el caso a partir de una lectura superficial de los versículos, todo el episodio resultaría incomprensible tanto respecto a Aharón, quien lo fabricó, como a Israel, que lo exigío y adoró. Empero, de hecho existe consenso entre comentaristas como Rambán e Ibn Ezra que en realidad las cosas sucedieron de otra manera. Es inconcebible que Aharón hubiese fabricado un ídolo, incluso si hubiese sido amenazado de muerte. La Torá requiere que un hijo de Israel dé su vida antes que hacer idolatría: de ahí cabe preguntar, ¿es a caso posible que el Cohén Gadol elegido por Dios no haya pasado una prueba que miles de otros judíos han superado a través de los milenios? Si él hubiese sido culpable de idolatría, había sido el primero en merecer la pena de muerte; mas en vez de ello fue prácticamente exonerado y terminó sirviendo en el Tabernáculo por los próximos cuarenta asó, siendo colega de Moshé en el liderato de la nación y en la recepción de mandamiento de Dios. Además, el único pecado que la Torá le imputa es el haber sido copartícipe con Moshé de golpear la roca en vez de hablarle – (Bamidbar 20:12). De ahí que queda palmariamente claro que Aharón no fue culpable del pecado de idolatría. 

Además, las personas no negaron a Hashem. De hecho, dijeron explícitamente que necesitaban un sustituto de Moshé, no de Hashem. Si realmente hubiesen creído que el Becerro de Oro era una especie de «dios», no se habrían amilanado cuando Moshé regresó y no le habrían permitido destruir su nueva deidad. Sino mas bien debe decirse que su entusiasmo por el Becerro de oro se debía a que lo veían como sustituto de su líder desaparecido, mas una vez que había sido un error demencial y terrible. Los israelitas que lo adoraron como ídolo fueron una minoría de sólo tres mil personas, mas o menos la mitad del uno por ciento de la población masculina adulta; y de hecho los mismos eran la chusma egipcia o Era Rav que se había sumado a los hijos de Israel en el Éxodo. Así pues, cuando ese nuevo «dios» fue forjado en las llamas, éstos -otrora egipcios- proclamaron: «Éste es tu «dios» debido a que eran extranjeros que se dirigían al pueblo de Israel.

¿Cual fue entonces la razón de este escandaloso pecado? El mismo empezó con un error de hecho que terminó por convertirse en un grave malentendido sobre la relación de Israel con Dios. Las gentes pensaron que Moshé había muerto (v.1) y por lo tanto se habrían quedado sin líder y sin nadie que intercediera entre ellos y Dios. En consecuencia, supusieron que de la misma manera que se habían relacionado con Dios por medio de Moshé cuando necesitaron ser socorridos frente al mar o cuando les faltó agua y comida, y de la misma manera que Moshé los había conducido al Sinaí y los había dirigido en sus batallas, así también necesitaban una presencia tangible en su lugar. Esto no constituía una negación de Dios; mas bien representaba la creencia errónea de que era necesario un Moshé que los representase frente a Dios, les comunicase Su enseñanza y les otorgara Su beneficencia. Y tal es la razón de que Aharón haya acep­tado su propuesta a pesar de que sabía que erraban, pues debido a que su error no involucraba idolatría, sintió que era mejor simular que les daba la razón hasta que salieran del mismo. (Se ahondará sobre esta idea en el resto del capítulo y su comentario.)

Beit HaLeuí afirma que en realidad tal error no deja de ser frecuente incluso hoy en día, aunque se expresa de otra manera. El pueblo sabía que su servicio ofrendatorio era realizado por una persona específica, Aharón, y en un lugar en particular, el Tabernáculo. Eso les indujo a pensar que tenían la necesidad y el derecho de crear otro vehículo para semejante servicio, es decir, de diseñar su propio ‘ta­bernáculo’ que se ajustara a sus propias necesidades tal y como las percibían. Sin embargo, en ello radicó su error, porque el pueblo de Israel no puede diseñar su propia reli­gión ni su Santuario. Las especificaciones del Tabernáculo están basadas en misterios Divinos que están más allá del entendimiento humano, y es imposible que alguien use el Tabernáculo, el Templo o cualquier otro mandamiento como prototipo de una práctica religiosa de origen humano».

«…haznos dioses…» – Durante su permanencia en Egipto, los hebreos se habían acostumbrado a formas materiales de la deidad. Por eso les resultaba difícil confiar en un Dios invisible. Aunque la palabra hebrea traducida «dioses» es ‘Elohim, o sea que está en plural, algunos eruditos bíblicos afirman que aquí y en los vers. 4, 8 y 31 debe traducirse «un dios«.

Lo más probable es que los israelitas pretendieron hacer una representación de ‘Elohim para rendirle culto -transgrediendo el claro mandamiento del Decálogo – (Exo. 20: 5). En su extravío trataron de celebrar una fiesta a Dios, visible para ellos en ese becerro.

¿Qué pidieron los israelitas…una imagen de otro dios falso o una imagen del Dios de Israel?

Cualquiera que haya sido su intención, ambas opciones son pecado. Entre los Diez Mandamientos, Dios había dicho:

  1. No tengan otros dioses – (Exo. 20:3).
  2. No hagan una imagen para adorarla – (Exo. 20:4-5,23).

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¿Por qué lo hicieron?

Los israelitas no sólo estaban buscando a un líder, pues ya lo tenían en la persona de Aarón. Lo que ellos deseaban era un sustituto de Moisés a quien habían “endiosado”. Por eso, no les pareció ilógico pedirle a Aaron que hiciera “dioses” que sirvieran como un nuevo “intermediario” entre Dios y los hombres.

El pueblo pidió una “imagen de Dios”, algo muy común en el hombre, ellos querían algo visible que sustituyera a Moisés como su intermediario – (Exo. 24:1). Aparentemente ellos no querían tratar directamente con Dios.

– «…haznos dioses…» – El episodio del becerro de oro: מעשה העגל – «Mahaseh Haheguel» es la historia misma de la confusión y del absurdo. Por lo tanto, racionalizar lo absurdo no es la mejor forma de entenderlo. El hecho en sí es abominable y repudiable y, en efecto, causó la muerte de tres mil hombres, que son los que habrían incurrido activamente en el culto de este becerro.

Si quisiéramos entrar en cálculos y estadísticas -como lo hace Ibn Hezra-, podríamos llegar a la conclusión de que este número representaba un 5 por mil de la totalidad del pueblo, pero no es eso lo que resolvería lo absurdo del episodio. Lo que llama poderosamente la atención de exégetas y comentaristas es, básicamente, la actitud y actuación de Aharon, hermano de Mosheh. Sintetizando la opinión de los grandes Sabios de Israel, como Rabbi lehuda Halevi, Ibn Hezra, Abarbanel y Rabbi Itshak Arama, entre otros, lo que habría ocurrido sería esto:

Mosheh, que asciende al monte Sinai por Mandato Divino, se ausenta de entre el pueblo por un tiempo no concertado antes con el mismo, posiblemente por ignorar Mosheh mismo la duración del tiempo en cuestión. El pueblo se impacienta y teme por la ausencia de Mosheh, quien los había «hecho ascender desde la tierra de Egipto.» Cuando decimos el pueblo, tenemos que tener conciencia de que ese concepto es una generalización muy vaga, ya que desde el mismo instante que ocurre la salida de Egipto, percibimos la existencia de grupos distintos y diversos que lo componían. Distintos en sus pensamientos y comportamientos. Desde que se inicia el éxodo de Egipto hasta llegar a los pies del Sinai, ocurren protestas, descontentos, desánimos y decepciones protagonizados seguramente por algunos sectores del pueblo de Israel. Siempre había sido Mosheh el que resolvía las situaciones creadas.

Durante toda la relación en el tiempo comprendido desde el Éxodo hasta la llegada a Sinai, advertiremos un movimiento, diríamos, pendular en la actitud del pueblo, llegando a veces a la cima de la fe, y descendiendo otras tantas hasta la herejía y el descreimiento.

Por otra parte, es imposible pensar que un pueblo que ha vivido en la opresión egipcia durante cuatrocientos años, no haya sido impregnado de la forma de vida egipcia, pagana e idólatra en extremo. Además, no se conoce en absoluto la existencia de monoteísmo alguno en los pueblos que componían la humanidad de la época. Lo común y frecuente era la idolatría y no el monoteísmo. Véase la introducción que hace Maimónides a las leyes de la idolatría en su libro Mishneh Torah, Hiljot Bavodah Zarah, Capítulo 1. El explica en un idioma claro que el monoteísmo, descubierto por Abraham y transmitido por él a sus descendientes, hijos de Israel, corrió un grave peligro durante la estadía de las tribus de Israel en la tierra de Egipto. Según Maimónides, las tribus de Israel, en efecto, incurren en idolatría persistente como resultado de las condiciones imperantes en la tierra de Egipto. Sólo la tribu de Levi, nos explica el maestro, quedó a salvo de aquel trágico error.

Por lo tanto, la ausencia de Moshéh, a quien el pueblo atribuía probablemente también algunos poderes personales, hace Que el pueblo exija de Aharon su reemplazo por «dioses que vayan delante de nosotros.» Si bien la Torah no abunda en detalles en cuanto a la presión ejercida contra Aharon, es probable -dicen los comentaristas- que ésta haya sido persistente y sostenida, a medida que transcurrían los días y Mosheh no aparecía. Aharon, convencido de la vanidad y nulidad de los ídolos, tal vez haya querido demostrar esa vanidad llevando al pueblo hasta el absurdo mismo, para convencerlo de ello. De ser ésta la intención de Aharon , podríamos compararla con dos situaciones casi análogas que nos relata el mismo Tanaj, cuando nos cuenta que el profeta Eliahu alienta una congregación de los profetas del ídolo Bahal y los estimula a orar ante él y exígirle una respuesta. Como ésta no sobreviene por supuesto, él los convierte en objeto de burla y les incita a clamar con más fuerzas «pues tal vez Bahal duerme y despierte» – (Véase el relato en I Reyes, Capítulo 18). También nos relata el Tanaj que cuando el rey Iehu quiso terminar con la plaga del paganismo que imperaba en su tiempo, convoca a los sacerdotes y profetas del Bahal «para adorarlo en serio». Una vez todos congregados, él los aniquila – (Véase el relato en 11 Reyes, 10: 19 y s.s.).

Quedaría por resolver, si adoptamos este camino interpretativo, si el fin justifica los medios. En rigor a la verdad, Mosheh incrimina a Aharon por haber acarreado sobre el pueblo un gran pecado. Es más, cuando Moshéh relata este episodio cuarenta años más tarde, dirá que él tuvo que sumirse en oración ante D’s para aplacar la ira de D’s contra Aharon – (Deuteronomio 9:20). Aharon no fue castigado por el pecado del becerro de oro, por lo menos de acuerdo con una lectura simple del texto bíblico. Sin embargo, Aharon será castigado, así como Mosheh , por no haber seguido escrupulosamente el mandato de D’s en el episodio de מי מריבה «Me Meribah». Será por aquella desobediencia que ni Mosheh ni Aharon entrarán en la Tierra de Promisión – (Véase Números 20: 1-13).

Por supuesto, se suscitan preguntas tal vez no resueltas, una de ellas es: ¿por qué Aharon no enfrenta al pueblo hasta las últimas consecuencias, incluso arriesgando su propia vida? Tratar de contestar a esta pregunta sería desconocer el carácter del ser humano y caer en la especulación lisa y llana, El hecho ocurrió así y la Torah lo relata con toda crudeza y realidad. El Tanaj insiste en el hecho de que no hay hombres perfectos e invulnerables. No tiene sentido casi justificar actitudes de personas aunque sean éstas protagonistas importantes de la historia. Parecería que el propósito de la Torah es transmitir los hechos antes que los pensamientos. Sólo D’s conoce el pensamiento de los seres humanos por El creados. No debemos juzgar, pero podemos aprender y, tal vez, en este episodio el fin no justifica los medios».

«…que vayan delante de nosotros…» – Cansados de esperar tanto tiempo en el Sinaí, y deseosos de continuar su viaje a la tierra prometida, los israelitas exigieron ser encabezados por un dios visible que les inspirara confianza y valor – (ver 1 Sam. 4: 3-8).

Cuánto mejor hubiera sido que hubiesen usado este período de espera para meditar en la ley de Dios y hubiesen preparado así sus corazones para recibir mayores revelaciones de Él. Si lo hubiesen hecho, hubieran podido resistir esta tentación. En buena medida, el espíritu de apostasía fue generado por la «multitud de todas clases de gente» que se había unido con los israelitas a fin de escapar a las plagas de Egipto. Estas personas fueron un constante estorbo y una trampa para Israel – (Exo. 12: 38; Núm. 11: 4). Pueden compararse con los «ociosos» de Hech. 17:5.

v1b – «…que vayan…» – Esta referencia al requerimiento de un ‘dios’ está en plural, implicando que de hecho requerían muchos ‘dioses’ – (Rashi).

Esto no significa que el pueblo negaba la omnipotencia de Hashem, pues el resto del versículo deja claro que querían un sustituto de Moshé, a quien describieron como el líder que los había sacado de Egipto. Y puesto que siempre supieron que Moshé no era un redentor autónomo sino un mensajero de Dios, por definición no hubiesen podido pensar que Moshé sería reemplazado por una caterva de deidades excluyendo a Hashem. Más bien, pensaron que, por así decirlo, Dios le asigna potestad y responsabilidades a poderes subor­dinados. En su opinión, Moshé era uno de dichos poderes [otros eran las columnas de humo y fuego que conducían a la nación (Rambán; Rabenu Bejaie)]; y ahora querían otro de tales subordinados de Dios. Aunque esta concepción errónea podría conducir a la idolatría, la meta que perseguían no era adorar ídolos – (Maharshá a Sanhedrin 63a)».

«…no sabemos qué le haya acontecido…» – De acuerdo con Ibn Caspi, no habría habido aquí una rebeldía contra Dios «ya que el pecado había sido buscar un reemplazante para Mosheh, aunque no fuera profeta y también el pueblo pecó por no esperar a Mosheh».

v.2 – «…Arrancad…» – Alarmado por la locura desenfrenada del pueblo y su actitud amenazadora, y viendo en peligro su propia seguridad, Aarón se rindió ante las demandas de la multitud en vez de defender, con toda nobleza y valor, el honor de Dios – (cap. 23: 2). Con la esperanza de que se negasen a entregar sus apreciadas pertenencias, mandó que se recolectaran los «zarcillos de oro«. Pero en esto se equivocó. Una vez que hubo dado el primer paso, no pudo dar marcha atrás.

También los hombres llevaban pendientes. Según el Midrash – (Pirkei de Rabí Eliazar), lo habían aprendido de los egipcios que lo habían adaptado de los árabes.

«Según Rashí, Aharon trató de ganar tiempo, entendiendo que sería bastante difícil que las mujeres e hijos se desprendieran de sus joyas».

v.3 – «…Se quitó pues todo el pueblo los zarcillos de oro que tenían en sus orejas y los llevaron a Aarón…» – 

– «Los Midrashim confrontan esta situación con otra que transcribimos: «Vinieron hombres y mujeres -todo generoso de corazónellos trajeron brazaletes y pendientes, anillos y collares, todo objeto de oro, todo aquel que había ofrecido ofrenda de oro ante Adonaí.» – (Exodo 35:22).

«Se expresaron a Mosheh diciendo: se excede la gente al traer más de lo necesario para el trabajo -para la obra que ha prescripto Adonai, para hacerla. Ordenó Mosheh e hicieron proclamar pregón en el campamento diciendo: Todo hombre o mujer que no hagan más trabajo para la ofrenda del Santuario; y se abstuvo el pueblo de traer.» (Exodo 36:5 y 6).

De lo que concluyen, que es casi imposible comprender a «este pueblo» ya que נתבעין לעגל ונותניו חתבעין למשכן ונותנין «Nitbahim laheguel -venotnín, nitbahín .lamíshcan venotnín» o sea que, cuando se les pidió oro para confeccionar el becerro lo ofrecieron, y cuando se les pidió oro para construir el Mishcan, también lo ofrecieron. ¿Confusión o generosidad? El profeta Hosheah, probablemente haciéndose eco de esta situación, dice en nombre de D’s: » … Pues plata Yo les di en demasía y oro y lo usaron para el Bahal.» (Basado en Hosheah 2: 10). En síntesis: la idolatría sería el resultado del exceso de riqueza».

v.4a – «…Él los tomó de sus manos e hizo un becerro de fundición…» – El pueblo estaba acostumbrado a la idolatría de Egipto. Por eso hablaron no solamente de un dios sino de varios – (Éx 31:1) donde el verbo también aparece en plural. Fue una ofensa muy grande hacer un becerro de oro. La novia cometió adulterio en su tiempo de desposorio. Pero la ofensa más grande es tratar ese becerro como si fuera el Eterno, diciendo que él los había sacado de Egipto. Cambiaron la gloria del Eterno por una cosa creada, lo cual es la raíz de toda idolatría, como está escrito en Romanos 1:23-25:

“y cambiaron la gloria del Dios incorruptible por una imagen en forma de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Por consiguiente, Dios los entregó a la impureza en la lujuria de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos; porque cambiaron la verdad de Dios por la mentira, y adoraron y sirvieron a la criatura en lugar del Creador, quien es bendito por los siglos. Amén”

«…Y lo forjó…» – Aharón recolectó el oro y lo arrojo a un crisol de fuego – (esperando que emergiese del mismo una masa amorfa, lo que causaría aun más demora hasta el retorno de Moshé), mas los magos egipcios del Érev Rav hicieron uso de sus poderes ocultos para que se forjase un becerro – (Rashi). Aunque técnicamente hablando Aharon forjó un becerro, el texto le atribuye su fabricación pues  él quien arrojó el oro al crisol (v. 24), acto que resultó en el Becerro de Oro – (Or HaJaím)»

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v.4b – «…Estos son tus dioses…» – El «becerro» les resultaba natural a los israelitas por cuanto habían sido testigos del culto al buey Apis en Egipto. Presumiblemente el becerro de oro era una representación material del verdadero Dios, no de alguna deidad pagana – (ver vers. 5).apis.jpg

vs.2-3 – «Aharón sabía que estaban cometiendo un craso error, mas asumió que si se oponía a ellos lo matarían, y si eso hiciesen, ello agravaría su pecado y su rebelión. De hecho, Jur, a quien Moshé había designado como líder asociado con Aharón en su ausencia, se había resistido a ello y lo ha­bían asesinado – (Rashi v. 6). Por eso, Aharón decidió ganar tiempo, solicitando que se recabasen los adornos de oro de las mujeres y los niños, pues estaba seguro de que se rehu­sarían a deshacerse de ellos de inmediato, y de que cuan­ do los rebeldes lograsen apoderarse de ese oro, con toda probabilidad Moshé ya habría regresado, lo que sofocaría el pánico. Sin embargo, Aharón erró en sus cálculos, pues las gentes estaban tan enamoradas de la idea de un nuevo dios que presentaron el oro sin demora alguna – (Rashi). Esto representa un caso clásico de psicología de masas, en la que una muchedumbre es capaz de excesos que resultarían impensables para individuos sensatos».

«Rashi quiere deducir de estas palabras que era un grupo ajeno al pueblo el que protagonizó el episodio principal. Ese grupo era, de acuerdo con Rashl, el ערב רב «herev rav» -mezcla numerosa de personas- que se había integrado a los hijos de Israel al salir de Egipto, y es por ello que dijeron: «Estos son tus dioses, Israel. .. » y no dijeron «Estos son nuestros dioses».


Éxodo 32:5-6 – «Viendo esto Aarón, edificó un altar delante de él;° e hizo pregonar Aarón diciendo: ¡Mañana será fiesta solemne a YHVH! (6) Por lo cual al día siguiente madrugaron y ofrecieron holocaustos y trajeron ofrendas de paz. Después el pueblo se sentó a comer y a beber, y se levantaron para divertirse»

v.5 – «…Pregonó Aarón…» – Sintiendo la aprobación popular, Aarón se identifico aún más con esta apostasía declarando que harían «fiesta«. Esta debía ser «fiesta para YHVH«. Este espíritu de transigencia, el esfuerzo por armonizar el culto del Señor con el de los ídolos, no se manifestó solamente en este caso; también habría de motivar gran parte de la idolatría que aquejaría a Israel en el futuro – (1 Rey, 12: 26-33; 2 Rey. 17: 32, 33; Sof. 1: 5).Bezerro de oro.jpg

Esto es lo que se conoce como el “Pecado del Becerro de Oro” – (heb. Jet HaEgel). En esencia, este pecado no consistía en haberse olvidado de Dios, sino en haber hecho una falsa imagen de Dios. El Becerro – (heb. Egel) no estaba “reemplazando” a Dios, sino lo estaba “representando” a Él.

En lugar de conocer a Dios tal como es, lo enmarcan y lo limitan a una idea que ellos pueden manejar o entender.

Un salmo describe el Pecado del Becerro de Oro de la siguiente manera:

Salmo 106:19-22 – «Hicieron becerro en Horeb, se postraron ante una imagen de fundición. Así cambiaron su gloria por la imagen de un buey que come hierba. Olvidaron al Dios de su salvación, que había hecho grandezas en Egipto, maravillas en la tierra de Cam, cosas formidables sobre el Mar Rojo»

La afrenta mayor es llamar a este ídolo HaShem. El sincretismo religioso es muy ofensivo para el Eterno. Tomar las prácticas paganas y las fiestas paganas y cambiar sus nombres y llamarlos como si fueran fiestas del Eterno, es una abominación para el Eterno. Esto es lo que se ha hecho con la celebración del domingo, la navidad, la pascua cristiana, el día de los enamorados y otras fiestas paganas. En lugar de seguir el orden establecido por el Eterno en la Torá, tomaron las fiestas del mundo y las llamaron santas.

El día del dios sol fue honrado como el día del Señor. La fiesta del nacimiento del dios sol fue cambiada por la celebración del nacimiento de Cristo. La fiesta babilónica de Ishtar fue llamada semana santa. La fiesta romana de Lupercalia fue cambiada en “San Valentín”, etc.

v.5«…Lo vio Aharón…» – Quiere decir que él percibió y descubrió la mala intención de ellos y por eso decide construir el altar «mañana» para ganar tiempo. Llaman la atención notablemente las palabras de Aharon cuando dice: חג לה´ מחר «Hag la Adonai Mahar» -Celebración ante Adonai, mañana- tal vez, él abrigaba la esperanza de que el pueblo, en realidad, al día siguiente se dedicara al culto de D’s – (Basado en Mínhah Belulah)».

v.5«De nuevo, Aharón trataba de ganar tiempo. Edificó un altar para que hubiese una festividad religiosa al día siguiente en la esperanza de que el entusiasmo de la muchedumbre se disipara para entonces «para Hashem», no para el becerro, porque su intención real era que cuando Moshé regresara con las Tablas de la Ley, se hiciese efectivamente una celebración – (Rashí). Según Sforno, mencionó a Hashem como amonestación a los rebeldes».

v.6 – «…Madrugaron…» – Tal era el entusiasmo y el fervor del pueblo por esta nueva religión, que se levantó muy temprano a fin de comenzar su culto.

v.6b – «…Se sentó el pueblo a comer…» – Comúnmente sólo se quemaban ciertas porciones de los sacrificios y los sacrificadores comían el resto.

«…Se levantaron a regocijarse…» – Este fue un desenfreno sensual. Las fiestas religiosas paganas terminaban en las orgías más relajadas – (Núm. 25: 1-9; 1 Cor. 10: 7,8). Este episodio ilustra la lucha constante que hay en la naturaleza humana entre la carne y el Espíritu – (Rom. 7: 23; 8: 1-13). Desde el momento en que los israelitas salieron de Egipto, habían estado viviendo una vida espiritual, dependiendo del Dios invisible y reposando bajo su protección. Pero, a la larga, cuando no experimentaron la influencia del ejemplo y de la dirección de Moisés, prevaleció el mal. Se volvieron a la idolatría y con ella al libertinaje tan íntimamente ligado al culto pagano. El placer sensual pasaba por religión – (2 Tim. 3: 4-5). Una religión tal tiene el mismo atractivo hoy para las multitudes como lo tenía en los días de Israel. Todavía existen dirigentes dóciles, que se doblegan ante los deseos de los que no están consagrados a Dios, dirigentes que llevan a sus seguidores al pecado.

Este texto fue citado por el Shaúl «Pablo» en 1 Corintios 10:7 como está escrito:

“No seáis, pues, idólatras, como fueron algunos de ellos, según está escrito: EL PUEBLO SE SENTÓ A COMER Y A BEBER, Y SE LEVANTO A JUGAR” 

La idolatría está íntimamente ligada a la infidelidad y la inmoralidad sexual. La infidelidad espiritual produce infidelidad relacional y sexual. Una cosa se deriva de la otra. La idolatría es adulterio espiritual.

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v.6 – «…Para hacer un festejo libertino…» – Este término implica los tres pecados capitales: Idolatría, adulterio y asesinato. Ademas de su adoración del Becerro de Oro, cometieron actos inmorales y asesinaron a Jur, quien había intentado convencerlos de que se refrenaran – (Rashí). Esto constituyó el nadir o punto mas bajo de este penoso suceso, el momento a partir del cual el error se convirtió en infamia».

«Rashi entiende que el verbo לצחק «letsahek» que traducimos como retozar, incluye la idea también de incesto Y derramamiento de sangre. Los Sabios infieren también, siguiendo esta definición, que l1ur, asistente de Aharon fue asesinado en esta ocasión».


Éxodo 32:7-10 – «Entonces YHVH dijo a Moisés: Anda, desciende, porque tu pueblo, que sacaste de la tierra de Egipto, se ha corrompido. (8) Pronto se han apartado del camino que Yo les ordené. Se han hecho un becerro de fundición, se han postrado ante él y le han ofrecido sacrificios. Han dicho: Estos son tus dioses, oh Israel, que te sacaron de la tierra de Egipto. (9) Dijo además YHVH a Moisés: Yo he observado a este pueblo, y he aquí es pueblo de dura cerviz.° (10) Deja ahora que se encienda mi ira contra ellos, y los consumiré, y haré de ti una nación grande»

v.7 – «…Tu pueblo…» – Dios había desheredado a Israel; ya no hablaba de él como de «mi pueblo» – (Exo. 3:10; etc.; cf. Mat. 21:13; 23:28). Había quebrantado el pacto hecho con
Dios, y se había apartado de su cuidado y dirección – (Isa. 59:2). El odio al pecado es inherente al carácter divino. Dios «ama» al pecador, pero odia el pecado. Moisés, muy alejado del campamento, no sabía lo que estaba ocurriendo abajo.

Aquí el Eterno no reconoce al pueblo como suyo. Por medio de este acto de adulterio espiritual perdió el estatus de ser su pueblo. Salió del pacto. El adulterio quiebra el pacto matrimonial, como está escrito en Oseas 1:9:

“Y el dijo: Ponle por nombre Lo-amí, porque vosotros no sois mi pueblo y yo no soy vuestro Dios”

En Oseas 2:2 está escrito:

“Contended con vuestra madre, contended, porque ella no es mi mujer, y yo no soy su marido; que quite, pues, de su rostro sus prostituciones, y sus adulterios de entre sus pechos”

El adulterio rompe el pacto matrimonial. Después de un adulterio ya no son esposos, como está escrito en Jeremías 31:32:

“…no como el pacto que hice con sus padres el día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto, mi pacto que ellos rompieron, aunque fui un esposo para ellos–declara HaShem…”

«…Ve desciende…»«Desciende de tu grandeza, ya que toda la grandeza que Yo te había otorgado era a causa de ellos…» (Rashi) El judaísmo entiende que ningún hombre ni conductor solo, puede ser grande. Los conductores deben su grandeza solamente al hecho de tener un pueblo que les acompañe en sus nobles propósitos. De no ser así, el conductor «desciende».

«Ve, desciende» indica que hay premura, pues era sólo un grupo minoritario el que había protagonizado el episodio, Y había que evitar que ello se extendiera a todo el pueblo».

«…El que hiciste subir desde la tierra de Egipto…» – Algunos comentaristas infieren de aquí que fue Mosheh el que había decidido acoger al :ערב רב «herev rav» -mezcla numerosa de personasen el seno del pueblo». 

v.8 – «…Pronto se han apartado…» – Hacía tan sólo unas pocas semanas desde que el pueblo se había comprometido en un solemne pacto con Dios y le había prometido obedecerle – (caps. 19: 8; 24: 3). Ahora ese pacto había sido quebrantado. Al no tener «raíz» en sí mismos, cuando sobrevino la tentación cayeron fácilmente en el pecado – (ver Mat. 13: 20, 21).

Muchos de ellos, especialmente las personas que no eran israelitas, fueron vencidos por sus viejas prácticas idolátricas – (ver 2 Ped. 2:22). La expresión «de dura cerviz» da la idea de caprichosa obstinación, como la de un caballo que endurece el pescuezo cuando se tiran las riendas hacia la derecha o hacia la izquierda, negándose a seguir en la dirección deseada.

v.9 – «…y he aquí es pueblo de dura cerviz…» – Dios describe a Israel como un pueblo de “dura cerviz” (heb. Kashe Oref), es decir, con nuca o cuello duro. Cuando alguien tiene una nuca dura o entumecida, esta no le permite voltear a ver a otro lado. La cabeza es la que da la dirección al cuerpo, pero el cuello debe de moverse para que el cuerpo le siga. La nuca representa la voluntad del hombre. Esta figura habla de un pueblo que no sigue las instrucciones de la cabeza (Dios), y en su necedad no está dispuesto a cambiar su forma de ser y de pensar.

«Pueblo duro de cerviz…» – Sefomo explica esta expresión con estas palabras: «La nuca de ellos es como una barra de hierro y no van a escuchar las palabras de ningún maestro que enseñe lo justo, de manera que no hay esperanza que ellos se arrepientan. » Sin embargo, en Exodo 33:4 la Torah nos dirá que: «…Se sumieron en duelo Y ninguna persona puso sus atavíos sobre él. (ella)». Más adelante, en la historia de Israel, el término «pueblo duro de cerviz» querrá indicar no la rebeldía de Israel frente a D’s sino la resistencia de Israel frente a agresores y destructores».

«…Pueblo duro de cerviz…» – Ésta es la conocida metáfora para la terquedad, la que se refiere a aquel que tiene un cuello demasiado rígido como para redirigir los pasos de su marcha, por lo que nunca podrá cambiar de trayectoria una vez que se dirige en cierta dirección – (Ibn Ezra, Sforno). Semejante persona presta oídos sordos a la crítica y no reconoce sus errores. Tal fue el defecto que casi acarreó la caída de Israel. Incluso después de describir su pecado en los términos más duros posibles (v. 8), Dios no dijo que debía ser destruido, pues todo error puede ser corregido si existe voluntad de hacerlo. Mas si el pueblo es demasiado terco como para oír la voz de la razón, ¿qué esperanza le queda?»

v.10 – «…Ahora, pues, déjame…» – Dios estaba probando a Moisés y preparándolo para lo que vendría en el futuro – (Gén. 18: 23-32; 32: 26-28). Esta no fue la última vez cuando pasó por tal experiencia – (Núm. 16: 21,45).

Por un lado, le dio a Moisés la opción de deshacerse del pueblo rebelde, y comenzar de nuevo, solamente con él. Por otro lado, llevó a Moisés a ponerse en la posición de Dios, y darse cuenta de la difícil decisión que debía tomar con respecto al pueblo. Ellos merecían ser castigados por su desobediencia, pero por otro lado Dios también quería mostrar su misericordia de Padre.

Moisés percibió que la propuesta de Dios no era definitiva, e intercedió por su pueblo.

Esta prueba es similar a la de Abraham, en la que Dios le pidió que sacrificara a su hijo, pero en realidad sólo estaba probando su fe. Un poco mas adelante veremos cómo Moisés responderá a esta prueba…

«…Dejame ya…» – Moshé no había aún dicho nada respecto a la condena de Israel por parte de Dios, lo cual des­pierta el interrogante de por qué Dios le pide que lo deje como si le estuviera insistiendo. La respuesta es que Dios estaba insinuando que la suerte de Israel estaba en manos de Moshé, que tenía el poder de rezar por su salvación, lo que procedió a hacer de inmediato {Rashí}.

Al parecer hasta entonces Moshé pensaba que el pecado del pueblo de Israel era tan grande que no tenía derecho a pedir en su favor. Como los israelitas nunca habían cometido un pecado de esta magnitud, Moshé no podía saber si la plegaria era una opción apropiada o que incluso estaba dentro de sus posibilidades».

vs.7-10 – «…La ira de Dios…» – A partir de la caída espiritual de su pueblo, Moshé descendió del elevado nivel espiritual en el que hasta ahora había estado. Había sido ascendido a un nivel literalmente celestial sólo en aras de Israel, mas ahora que el pueblo había perdido sus méritos, Dios le ordenó descender del Sinaí – (Rashí). Es una regla general sobre todo liderato del pueblo de Israel que el mérito de la comunidad le es indispensable a quienes la sierven, tal y como enseñaron los Sabios: «El mérito de los ancestros de la comunidad los ayuda, y su rectitud [de los mismos] perdura para siempre» – (Avot 2:2).

Aunque bien es cierto (como se hizo notar a la introducción a los v. 1-6) que la intención original de la hechura del becerro no había sido que fuese adorado como «dios», que quienes iniciaron todo fueron el Erev Rav, y que solo una parte minúscula de los israelitas en efecto lo adoraron, de cualquier manera el pecado fue gravísimo. Como el versíículo 27 deja claro, sí hubo israelitas, por pocos que hayan sido, que fueron culpables de idolatría. Por otro lado, como el resto de la gente no se resistió al Éreu Rav o a los israeli­tas idólatras, ello constituyó o bien una aceptación pasiva o una falta de fe, con lo cual la nación como un todo se hizo merecedora de reproche.

Por otra parte, si Dios hubiese enviado a Moshé a la gente un día antes, esta tragedia podía haber sido evitada, mas no lo hizo porque los sucesos del día previo no habían cons­tituido idolatría, como se explicó anteriormente (Rambán). OrHaJaím contraargumenta que Dios no envió de regreso a Moshé antes de que la situación se deteriorara, por uno de dos motivos: ya sea porque se había decretado un manda­ to Divino de que Moshé debía permanecer en la montaña cuarenta días y cuarenta noches – (24:12, 18) y la palabra de Dios es inviolable, o bien porque la enseñanza de Dios a él necesitaba un total de cuarenta días para transmitirse a cabalidad».

«De acuerdo con el Midrash, citado por Rashi, Mosheh todavía no había intervenido ni orado por el pueblo de Israel… De lo que infiere el Midrash que D’s le abrió una puerta a Mosheh para hacerle comprender que la cosa dependía de él y de su oración en favor del pueblo. En efecto, Mosheh intercederá ante D’s tanto como lo había hecho Abraham por los habitantes de las ciudades de Sodoma y Gomorra – (Véase Génesis, Capítulo 18).

Además, todo el episodio del becerro de oro nos demuestra, en forma clara, el afecto que un jefe responsable debe sentir por su pueblo. Mosheh plasmará este afecto en una oración en la cual él tratará de encontrar argumentos objetivos y circunstancias atenuantes. La oración de Mosheh, que se extiende por tres versículos, es considerada «larga» por los intérpretes de la Biblia, cuando la comparan con la oración pronunciada por Mosheh, en favor de su hermana Miriam, que incluyó solamente cinco palabras – (Véase Números 12: 13)».

v.10b – «…De ti yo haré…» – El Señor puso ante Moisés la oportunidad de escoger entre su propia gloria, y la honra de Dios y el bienestar de los que estaban bajo su cuidado – (ver Mat. 4: 8-10).

Noblemente estuvo a la altura de la situación y probó su leal consagración a Dios y a la tarea que se le había encomendado.El Eterno le pidió a Moshé que le dejara. Esto significa que le dijo que no intercediera por el pueblo – (Jeremías 7:16).Moshé tuvo la oportunidad de ser elevado a un padre de una nueva nación, pero rehusó. En lugar de exaltarse a sí mismo se humilló y estaba dispuesto a dar su vida para salvar al pueblo.
El profeta como Moshé es Yeshúa – (Deuteronomio 18:15, 18). Él tampoco abandonó al pueblo de Israel para convertirse en el origen de un nuevo Israel.

Éxodo 32:11-14 – «Pero Moisés suplicó en presencia de YHVH su Dios, y dijo: Oh YHVH, ¿por qué se ha de encender tu ira contra tu pueblo, al cual sacaste de la tierra de Egipto con gran poder y con mano fuerte? (12) ¿Por qué han de hablar los egipcios, diciendo: Para mal los sacó, para matarlos entre los montes y para destruirlos de la faz de la tierra? ¡Vuélvete del ardor de tu ira y desiste del mal contra tu pueblo! (13) Acuérdate de Abraham, y de Isaac y de Israel, tus siervos, a los cuales les juraste por ti mismo y a quienes dijiste: Multiplicaré vuestra descendencia como las estrellas de los cielos,° y toda esta tierra que os tengo prometida la daré a vuestra descendencia y la heredarán para siempre.° (14) Y desistió YHVH del mal que dijo que había de hacer a su pueblo»

v.11 – «…Entonces Moisés oró…» – Moisés replica que Israel es todavía el pueblo de Dios, y no suyo – (vers. 7). Dios había hecho tanto por ellos que seguramente no los dejaría ahora, reconociendo así el fracaso de su propio plan. Moisés puso eso como primer argumento, afirmando que Dios no podía retractarse. Moisés no podía excusar el pecado de su pueblo, pero podía interceder por él para que fuese perdonado – (ver Job. 42: 10; Jer. 14: 19-21; Eze. 14: 14, 20; Dan. 9: 4-11).

Moshé presenta tres argumentos principales a favor del pueblo. HaShem le había dicho en el versículo 7 que el pueblo era de Moshé y que él lo había sacado de Egipto. Moshé le devuelve la pelota diciendo que el pueblo es del Eterno y que Él lo sacó de Egipto con grandes milagros.

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«…Adonai su Dios…» – y no «Adonaí, D’s de Israel», ya que el pueblo se había desligado de esta idea cuando dijo: אלה אלהיך ישראל «Eleh eloheja Israel» -Estos son tus dioses, Israel- refiriéndose al becerro de oro».

«…Al que sacaste de la tierra de Egipto…» – Distinguimos tres argumentos diferentes en la oración de Mosheh, a saber:

a) Moshéh invoca circunstancias atenuantes: el pueblo acaba de salir de la tierra de Egipto, país idólatra; los egipcios adoraban becerros y los hijos de Israel aprendieron de ellos hasta tal punto que casi no querían salir del país. D’s los sacó de Egipto ביד חזקה «beiad hazakah», quiere decir en contra de la voluntad de ellos. Por lo tanto, quiere decir Mosheh: si lo sacaste de en medio de la idolatría, «¿por qué, Adonai, habrá de encenderse Tu furor contra Tu pueblo…?»; el hábito de los egipcios se ha convertido para ellos como una suerte de segunda naturaleza y es debido a ello que actuaron como lo hicieron y no se trataría de una iniciativa nueva – (Basado en Abarbanel).

b) ¿Por qué habrán de expresarse los egipcios … T»: este segundo argumento insinúa que de exterminar D’s al pueblo de Israel resultaría un ´חלול ה «Hílul Hashem» -Profanación del Nombre Divino- ante las naciones enemigas. En otro contexto, el argumento de la profanación del Nombre Divino al destruir a Israel aparece en las profecías de Iehezkel – (Iehezkel 36:20-23).

c) El tercer argumento es: «Recuerda a Abraham, a Itshak y a Israel. .. » o sea que Mosheh recurre al mérito de los patriarcas de Israel:  זכות אבות «Zejut Avot», cuando D’s les había prometido la tierra de Quenalian para su descendencia. La invocación del «mérito de los patriarcas» es un tema recurrente en la liturgia judía en general, y en la de Rosh Hashanah y Iom Quippur, en particular».

 v.12 – «…¿Por qué han de hablar…?» – Las naciones circunvecinas habían sabido de la maravillosa liberación de los hebreos de Egipto y, como resultado, temían lo que el Señor pudiese hacer en favor de Israel. Por lo tanto, si Israel era destruido, los paganos se regocijarían y Dios sería deshonrado. Las acusaciones de los egipcios resultarían verdaderas y se vería que en vez de llevar a su pueblo al desierto a sacrificar – (cap. 5: 1- 3), lo había llevado allí para ser sacrificado – (cap.10: 10). El segundo ruego de Moisés fue que se evitara que los paganos se regocijaran en triunfo sobre Israel.

Aquí Moshé argumenta a favor del honor del Nombre del Eterno. Los gentiles van a pensar mal del Eterno si mata a su pueblo en el desierto. El testimonio ante las naciones en muy importante y por eso no se debe hacer algo que los haga pensar mal del Dios de Israel, como está escrito en Ezequiel 20:5-22:

“y diles: «Así dice el Señor Eterno: ‘El día que escogí a Israel y juré a los descendientes de la casa de Yaakov, me di a conocer a ellos en la tierra de Egipto, y les juré diciendo: Yo soy HaShem vuestro Dios; aquel día les juré que los sacaría de la tierra de Egipto a una tierra que yo había escogido para ellos, que mana leche y miel y que es la más hermosa de todas las tierras. ‘Y les dije: «Arroje cada uno las cosas detestables que os atraen, y no os contaminéis con los ídolos de Egipto; yo soy HaShem vuestro Dios.» ‘Pero se rebelaron contra mí y no quisieron escucharme; no arrojaron las cosas detestables que les atraían, ni abandonaron los ídolos de Egipto. Entonces decidí derramar mi furor sobre ellos, para desahogar contra ellos mi ira en medio de la tierra de Egipto. ‘Pero actué en consideración a mi nombre, para que no fuera profanado ante los ojos de las naciones en medio de las cuales vivían, y a cuya vista me había dado a conocer sacándolos de la tierra de Egipto. ‘Los saqué, pues, de la tierra de Egipto y los llevé al desierto. ‘Les di mis estatutos y les hice conocer mis decretos, por los cuales el hombre vivirá si los cumple. ‘También les di mis días de reposo por señal entre ellos y yo, para que supieran que yo soy HaShem, el que los santifica. ‘Pero la casa de Israel se rebeló contra mí en el desierto; no anduvieron en mis estatutos y desecharon mis decretos, por los cuales el hombre que los cumple vivirá, y mis días de reposo profanaron en gran manera. Entonces decidí derramar mi furor sobre ellos en el desierto, para exterminarlos. ‘Pero actué en consideración a mi nombre, para que no fuera profanado ante los ojos de las naciones a cuya vista los había sacado. ‘

También les juré en el desierto que no los llevaría a la tierra que les había dado, que mana leche y miel y que es la más hermosa de todas las tierras, porque desecharon mis decretos, no anduvieron en mis estatutos y profanaron mis días de reposo, porque su corazón se iba tras sus ídolos. ‘Sin embargo, mi ojo los perdonó para no destruirlos, y no los hice exterminar en el desierto. ‘Y dije a sus hijos en el desierto: «No andéis en los estatutos de vuestros padres, ni guardéis sus decretos, ni os contaminéis con sus ídolos. «Yo soy HaShem vuestro Dios; andad en mis estatutos, guardad mis decretos y ponedlos por obra. «Y santificad mis días de reposo; y que sean una señal entre yo y vosotros, para que sepáis que yo soy HaShem vuestro Dios.» ‘Pero los hijos se rebelaron contra mí, no anduvieron en mis estatutos, ni tuvieron cuidado de cumplir mis decretos, por los cuales el hombre que los cumple vivirá, y profanaron mis días de reposo. Entonces decidí derramar mi furor sobre ellos, para desahogar contra ellos mi ira en el desierto. ‘Pero retiré mi mano y actué en consideración a mi nombre, para que no fuera profanado ante los ojos de las naciones a cuya vista los había sacado”

En Ezequiel 36:21-24 está escrito:

“Pero yo he tenido compasión de mi santo nombre, que la casa de Israel había profanado entre las naciones adonde fueron. Por tanto, di a la casa de Israel: «Así dice el Señor Eterno: ‘No es por vosotros, casa de Israel, que voy a actuar, sino por mi santo nombre, que habéis profanado entre las naciones adonde fuisteis. ‘Vindicaré la santidad de mi gran nombre profanado entre las naciones, el cual vosotros habéis profanado en medio de ellas. Entonces las naciones sabrán que yo soy HaShem’–declara el Señor Eterno– ‘cuando demuestre mi santidad entre vosotros a la vista de ellas. ‘Porque os tomaré de las naciones, os recogeré de todas las tierras y os llevaré a vuestra propia tierra”

v.12b – «…Vuélvete del ardor de tu ira…» – La palabra que se traduce como: “Vuelve”, en hebreo es: Shuv, que literalmente significa: regresar. También se traduce como: arrepentirse. Por otro lado, la palabra que se traduce como: “Arrepiéntete”, en hebreo es: Najam, que literalmente es: suspirar, respirar fuertemente. Por implicación también significa: lamentar, compadecer, consolar, compadecer.

v.13 – «…Acuérdate de Abraham…» – En tercer lugar, Moisés le recuerda a Dios sus promesas a Abrahám – (Gén. 15: 5; 17: 2-8), a Isaac – (Gén. 26: 4), y a Jacob – (Gén. 28: 14; 35: 11). Hasta ese momento las promesas sólo habían tenido cumplimiento parcial, pero seguramente Dios no faltaría a su palabra.

El tercer argumento en la intercesión es el mérito de los padres y el juramento que el Eterno les hizo al decir que iba a multiplicar su descendencia y luego darles la tierra de la promesa. Si ahora ha cumplido la primera parte de la promesa, ¿cómo va a exterminarlos ahora y no cumplir la segunda parte de introducirlos en la tierra?

«…Recuerda…» – Si han transgredido los Diez Mandamientos, acuérdate de Abraham, quien pasó diez pruebas en aras de Tu gloria; y de igual manera, si el pueblo merece ser destruido por fuego, recuerda también que Abraham fue arrojado a un horno ardiendo en aras de Ti. Si merecen morir por la espada, acuérdate de Itzjak quien ofreció su cuello en el altar en la Akeidá. Si merecen ser exiliados, acuérdate de laacov, quien fue exiliado a Jarán, donde estuvo sometido a Labán – (Rashi)».

«…Por ti mismo…» – [Para reforzar la veracidad de un juramento es costumbre tomar algo sagrado como un rollo de la Torá, o quien lo presta dice: «Juro por el Nombre de Dios» o «Juro por mi vida». A partir de lo cual Moshé elevó otro punto a Hashem:] Hiciste un juramento a los Patriarcas no por medio de algo transitorio, ni siquiera del cielo y la tierra, a lo que podrías poner fin; juraste por Ti Mismo, razón por la cual Tu juramento a los Patriarcas es válido por toda la eternidad – (Rashi).

v.14 – «…YHVH se arrepintió…» – El Señor se conmovió por la oración ferviente y desinteresada de su fiel siervo. Dios no podía rechazar los ruegos de uno que pensaba más en su pueblo que en su propia exaltación y honor. ¡Qué tributo para el carácter de Moisés! ¡Qué revelación del amor divino! – (Juan 3: 16; Fil. 2: 5-8).

La traducción tal vez no es la mejor, ya que aquí también el verbo que se traduce como “arrepentirse” es Najam (lit. suspirar, fig. lamentarse, compadecerse). Por principio, Dios no se arrepintió ya que Él no se equivoca, como dice la Escritura:

Números 23:19 – «Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre, para que se arrepienta. ¿Lo ha dicho El, y no lo hará?, ¿ha hablado, y no lo cumplirá?»

Lo que Dios hizo fue lamentar lo que pasó y compadecerse. A través de toda esta experiencia, Dios va a revelar sus atributos de misericordia (como lo veremos en el próximo capítulo), y también le va a enseñar a Su Pueblo sobre el proceso de arrepentimiento.

En el análisis de esta historia debemos tener cuidado de no creer que Moisés es más justo que Dios, “logrando convencer” de no destruir al pueblo. Esta conversación es una prueba sivina para ver revelar dónde esté el corazón de Moisés. También fue una oportunidad para que Dios revelara su misericordia.  Lo que todo merecemos es la muerte por haber pecado, pero el Señor nos perdona y nos da otra oportunidad – (Rom. 3:23-24).

Entonces estas palabras de que «YHVH se arrepintió» son un débil intento de expresar la voluntad divina en lenguaje humano. En realidad, Dios no puede cambiar de propósito, porque conoce «lo por venir desde el principio» – (1 Sam. 15: 29; Isa. 46: 9, 10; 55:11). Sin embargo, cuando los pecadores abandonan el pecado y se vuelven a él, cuando sus hijos le suplican misericordia y perdón, entonces Dios se «arrepiente«. Cambia de la ira a la misericordia, del castigo al generoso perdón – (Sal. 106: 44, 45; Jer. 18: 5-10; 26: 3; Joel 2: 12-14; Jon. 3: 9, 10; 4: 2).

¿Será que el Eterno puede cambiar sus planes?

No puede cambiar sus planes generales, pero sí puede cambiar su manera de cumplir esos planes generales.

¿Será que el Eterno tenía menos compasión que Moshé?

No, la compasión que había en el corazón de Moshé vino del Eterno. No es que Moshé había ido en contra de la voluntad del Eterno. La lucha que hubo entre Moshé y el Eterno fue una lucha entre la justicia del Eterno, revelada en la sentencia de muerte de la adúltera – (Deuteronomio 22:23-24), y la misericordia del Eterno, revelada en la intercesión de Moshé y la decisión final de perdonar al pueblo.

El perdón del Eterno muestra que un esposo puede perdonar a su cónyuge aunque haya cometido adulterio. No está obligado a divorciarse, como está escrito en Oseas 3:1:

“Y HaShem me dijo: Ve otra vez, ama a una mujer amada por otro y adúltera, así como HaShem ama a los hijos de Israel a pesar de que ellos se vuelven a otros dioses y se deleitan con tortas de pasas”

«…Desistió Hashem…» – Dios se retractó de Su in­tención de destruir a la nación y reemplazarla por Moshé [y sus descendientes], mas ello no significó que el pecado del Becerro de Oro había sido olvidado. Por el contrario, como veremos a continuación, quienes lo sirvieron fueron ejecu­tados. Moshé instó al pueblo al arrepentimiento y regresó al monte Sinaí para rezar por ellos durante cuarenta días; sin embargo, incluso después de todo ello, el efecto residual de ese pecado continúa entre nosotros hasta hoy en día».

«…Y se arrepintió Adonai…» – «Esto no quiere decir que se le puede atribuir arrepentimiento a D’s, sólo que la Torah está hablando en términos comprensibles para los hombres. » – (IbnHezra).

Sin embargo, el autor de Mínhah Belulah atribuye al verbo וינחם, «Vainahem» -y se arrepintióla acepción de נחמה «Nehamah» -consuelo-, o sea que D’s aceptó la oración de Mosheh como palabras de consuelo».

«…Por el mal que había hablado hacer a su Pueblo…» – Esto no incluye el perdón, sino más bien que no habrá destrucción de Israel, cosa que Mosheh logró, mientras que en los versículos 31 y 32 de este capítulo Mosheh invocará el perdón para el pueblo».

– «La exitosa plegaria de Moshé» – Según Ibn Ezra, este pasaje no está en orden cronológico, porque Moshé no hubiese rezado por Israel mientras en su seno aún existiera el ídolo. Por ello, rezó una vez que hubo retornado a la gente y destruido el egel, mas la Tora lo menciona aquí debido a que Dios le había dado a entender «entre lineas» en el versículo previo, de que de él dependía salvar a la nación. Rambán difiere de esta postura y sostiene que -dada la amenaza de la inminente destrucción para Israel -era necesario actuar con presteza, sin demoras. No obstante eso, la pregunta inicial de Moshé parecería incongruente. ¡A simple vista, estaría sugiriendo que el escándalo de la fabricación del becerro no es suficiente razón para explicar la ira de Dios! Por eso, Rambán explica que la pregunta de Moshé era otra. El Éxodo incluyó un extraordinario despliegue del atributo de misericordia en aras de Israel y de Su atributo de justicia hacia Egipto, por lo cual Moshé supuso que no era apropiado que Dios dirigiese Su justicia contra Israel en el preciso momento en el que más necesitaban Su misericordia.

Por su parte, OrHajaím comenta que la plegaria de Moshé apelaba a que Dios hallase alguna otra manera de lidiar con este pecado que no sea aniquilar a Israel. Y de hecho planteó cuatro puntos que en su conjunto sí lograron aplacar el enojo de Dios: que la nación era Suya, y por ende si esta desapareciese Él saldría perdiendo; que al sacar a Israel de Egipto, lo había designado como medio para hacer difundir Su soberanía en el mundo todo; que no se debe dar pábulo a los egipcios para que menosprecien la hazaña de Dios de liberar a Israel; y finalmente, que el mérito de los Patriarcas y el juramento de Dios en aras de Israel debían bastar para salvar a la nación».


 Éxodo 32:15-16 – «Y volvió Moisés y descendió del monte, trayendo en su mano las dos tablas del testimonio, las tablas escritas por ambos lados; de uno y otro lado estaban escritas. (16) Y las tablas eran obra de Dios, y la escritura era escritura de Dios grabada sobre las tablas»

Rashí dice que Moshé subió al monte el día 7 de siván, el tercer mes, para estar en la montaña durante 40 días. Esto significa que bajó el día 17 del cuarto mes.

La Biblia menciona que Dios le dió a Moisés dos tablas de la Ley – (Deut. 5:22), y lo que estaba allí escrito eran los “10 Mandamientos”, las palabras que todo el pueblo oyó en el día de Pentecostés – (heb. Shavuot, lit. Semanas).

Deut. 9:10-11 – «y me dio YHVH las dos tablas de piedra escritas con el dedo de Dios; y en ellas estaba escrito según todas las palabras que os habló Jehová en el monte, de en medio del fuego, el día de la asamblea. Sucedió al fin de los cuarenta días y cuarenta noches, que YHVH me dio las dos tablas de piedra, las tablas del pacto»

¿Por qué dos tablas?

Algunos creen que en una Tabla estaban escritos los mandamientos que enseñan sobre la relación del hombre con Dios, y en la otra los que hablan de la relación del hombre con su prójimo. Pero también hay otra interpretación que dice que las dos Tablas son dos copias del mismo documento, tal como se hace en una alianza o un pacto.

Si Dios no se hubiera compadecido (“arrepentido”), no le habría dado a Moisés las Tablas de la Ley en ese momento, tal como leemos en los siguientes versículos…

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«…Tornose…» – Como el hombre que dirige su mirada en varias direcciones hasta saber lo que va a hacer» (Ibn Hezra).

«…De la montaña…» – Cuando en el libro de Deuteronomio, Mosheh relata este episodio, dice que cuando descendió de la montaña, la misma ardía en fuego – (Deuteronomio 9: 15).

v.15 – «…las tablas escritas por ambos lados…»

«…Inscriptas…» – La manera misma en que las ta­blillas estaban inscriptas era testimonio de su origen Divino, pues estaban inscriptas de un lado al otro, en ambos lados.

Tal escritura era milagrosa de dos maneras: el texto de un lado no era el reflejo del texto del otro lado y, como lo ense­ñan los Sabios – (Shabat 104a), el medio de las letras o y la d final estaban suspendido en el aire – (OrHaJaím)».

«…Tablas escritas por sus dos lados…» – Ibn Hezra entiende que las Tablas estaban escritas en sus dos faces, mientras que los Sabios del Midrash dicen que la escritura atravesaba las tablas de lado a lado.

v.16 – «…era escritura de Dios grabada…»

«…Grabada…» – Los Sabios enseñan que este voca­blo puede ser pronunciado como חרות, ‘libertad’, como si el versículo afirmase que el camino de Israel hacia la libertad está inscripto en las Tablas de la Ley, lo que enseña que sólo es libre quien se dedica al estudio de la Torá – (Avot 6:2). Esto se explica asumiendo que la única libertad real consiste en que el hombre viva como Dios lo creó para vivir. Librado a sus medios, el ser humano está sujeto a sus pasiones, a las normas sociales, al despotismo de culturas dominantes o a la moda».


Éxodo 32:17-20 – «Y cuando Josué oyó la voz del pueblo en su clamor, dijo a Moisés: ¡Voz de guerra en el campamento! (18) Pero él dijo: No es voz de gritos de victoria, ni voz de clamor de derrota. Estoy oyendo como voces de cantos.° (19) Y aconteció que cuando se acercó al campamento, observó el becerro y las danzas, y se encendió la ira de Moisés, y arrojando las tablas de sus manos, las rompió al pie del monte. (20) Luego tomó el becerro que habían hecho y lo quemó en el fuego, y lo molió hasta reducirlo a polvo, el cual esparció sobre la superficie de las aguas, y lo hizo beber a los hijos de Israel»

v.17 – «…Cuando oyó Josué…» – Al bajar, Moisés se encontró con Josué, quien había permanecido donde Moisés lo había dejado seis semanas antes – (cap. 24: 12-18). juntos emprendieron el descenso. Como soldado, Josué pensó que el sonido proveniente del campamento era ruido de guerra, pero Moisés, prevenido por Dios de que algo andaba mal, sospechó cuál era la verdadera naturaleza del ruido.

Josué había puesto su tienda a los pies del monte, y no estaba con el pueblo. Era un ayudante fiel, siempre listo para atender las necesidades de su jefe. Por esta fidelidad pudo luego ser su sucesor. El que sirve de manera práctica a los líderes que el Eterno ha levantado serán grandemente recompensados – (Reyes 3:11; Marcos 9:41).

El trecho final del descenso del monte Sinaí no les permitía ver la llanura, de modo que los sonidos se oían antes de verse qué los causaba. Quizá los montículos de la base del monte escondían de la vista lo que ocurría – (ver com. cap. 19: 1).

«…Escucho Yehoshua…» – El había permanecido a los pies de la montaña cuando Mosheh ascendió a la misma» – (Ibn Hezra)».

«lehoshúa, el leal siervo y discípulo de Moshé, no se apartó del pie del monte Sinaí durante todos los cuarenta días que Moshé estuvo ausente. No se trataba de una mera elección de seguir a Moshé dondequiera que fuese a partir de su sentido del deber; para que el ámbito existencial ídoneo de lehoshúa era en cercanía máxima con su maestro, más de lo que lo era para los demás israelitas. Como prue­ba de ello, el Talmud enseña que el maná caía del Cielo en el lugar adonde pertenecía cada individuo, razón por la que si, por ejemplo, se presentaba una disputa sobre quién era el propietario de un esclavo, Moshé la dirimía a partir de constatar dónde caía el maná del mismo. Durante esos cuarenta días, el maná de lehoshúa cayó al pie del monte Sinaí, demostrando que su único lugar existencial era cerca de Moshé [lo que a su vez también insinuaba que sería su sucesor] – (loma 76a)».

«…Al gritar…» – El sonido de jolgorio alrededor del équel reverberaba tan fuerte que se oía incluso al pie del monte Sinaí. lehoshúa lo oyó, mas se equivocó pensando que eran gritos de guerra como reacción a algún ataque al campa­mento. Pero Moshé lo corrigió diciendo que el clamor era de otra naturaleza. Rambán cita un Midrash en el sentido de que la respuesta de Moshé fue una crítica implícita a lehoshúa, insinuándole que el futuro líder de Israel debe ser capaz de discernir el estado de ánimo del pueblo a partir de la naturaleza de sus clamores – (Rambán).

El sonido le preocupó a Moshé porque indicaba que la gente se había dedicado a su propio regocijo y a festejar el comportamiento blasfemo e inmoral en el que habían caído, cantando y bailando frente a su nuevo ‘dios’ – (Rashi). De hecho, Sforno – (al v. 19) comenta que era la algarabía loque más le molestó a Moshé, pues no vislumbraba esperanza alguna de poder cambiar y perfeccionar a gente que se de­dicaba al disfrute desenfrenado del pecado».

v.18 – «…No hay sonido de canto de proeza…» – Esta respuesta de Mosheh se debe a que D’s le había develado lo que’ estaba ocurriendo en el campamento de Israel. (Ibn Caspi)».

v.19 – «…Cuando él llegó… y arrojando las tablas de sus manos, las rompió al pie del monte…« -Las ceremonias religiosas de la mayoría de las naciones de la antigüedad incluían danzas como parte del culto. Entre los hebreos, éstas eran algunas

veces solemnes y dignas, como la danza de David – (2 Sam. 6: 14), y otras festivas y gozosas – (ver com. Exo. 15: 20).Moises rompe las tablas.jpg

Entre los paganos, y especialmente entre las naciones orientales, tales danzas tenían un carácter relajado y lascivo. Los bailarines egipcios eran expertos del tipo más degradado, y su danza era sensual e indecente. En Siria, el Asia Menor y Babilonia, la danza constituía una orgía desenfrenada. Este era el tipo de baile al que se habían entregado los israelitas, lo que explica la tremenda ira de Moisés. Era idolatría de la peor clase. No es extraño que arrojara las tablas violentamente al suelo y las quebrara. Al hacerlo indicó que así como ellos habían quebrantado su pacto con Dios, así también Dios había quebrantado su pacto con ellos – (Deut. 9:17).

En la tradición judía, se considera el evento en el Monte Sinai como el compromiso matrimonial entre Dios y Su Pueblo. Y al caer en la idolatría del becerro de oro, ese pecado se puede comparar con un adulterio espiritual.

Jeremías 31:32b – «…porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice YHVH…»

Las tablas fueron quebradas el día 17 del cuarto mes. En ese mismo día ocurrieron luego cosas tristes en la historia del pueblo judío.

  • En ese día el rey malvado Antíoco Epífanes profanó el Templo estableciendo en él un ídolo.
  • Durante el sitio de Jerusalén por los romanos, el sacrificio diario, korbán tamid, fue interrumpido en ese día.
  • En el mismo día una brecha fue hecha en las murallas de Jerusalén tres semanas antes de la destrucción del templo el año 70 E.C.
  • Ese día es un día de ayuno comunitario para el pueblo judío. Las tres semanas desde el 17 del cuarto mes hasta el día 9 del quinto mes, av, han sido fijadas como un período de duelo. Los dos templos fueron destruidos el día 9 de av, en hebreo “tishá be-av”.

«…Y arrojo de sus manos las Tablas…» – Ibn Hezra entiende este versículo en su sentido literal, diciendo que Moshéh quebró las Tablas como aquella persona que rompe un contrato de testimonio, yIo hizo ante los ojos de todo el pueblo, Cama explicita el texto en Deuteronomio 9: 17.

Rashbam, sin embargo, basándose en un Midrash, entiende que Mosheh, desalentado por la visión que tiene del pueblo, se debilita y deja caer las Tablas no muy lejos de él, como suele hacer toda persona que deja caer una carga cuando ya no la puede soportar más.

En Pirke Derabbi Elmezer, capítulo 45, leemos al respecto: «Y no podia Mosheh más Sostenerse a si mismo ni a las Tablas, las dejó caer y éstas se quebraron. «

Los Midrashim abundan en razones que justificarían la actitud de Mosheh al romper las Tablas de la Torah.

Abarbanel incluso dice que esto fue una acción consciente de Mosheh para hacer tomar conciencia al pueblo de la pérdida que acababan de sufrir.

– «…Arrojo las Tablas…» – Es ciertamente asombroso que alguien de la estatura espiritual de Moshé destruyera una obra de Dios sólo por sentirse dolido a nivel personal, sin importar cuán justificable pudiera ser su enojo.

Por lo tanto, debemos concluir que obviamente entendió que no le quedaba otro recurso. A continuación mencionaremos algunas de las razones brindadas por los exégetas de tal decisión:

Moshé hizo el razonamiento de que si le está prohibido a un hereje comer de la ofrenda de Pésaj – (12:43), con ma­yor razón a una nación de herejes [es decir, la nación toda que había permitido indolentemente la idolatría organizada en su seno] no se le puede entregar la totalidad de la Torá – (Rashi a partir de Shabat 87a). Gur Arié añade que este razonamiento sólo aplicaba a Israel antes de que recibísen los mandamientos de las Tablas de la Ley; una vez que la Torá había sido entregada, la herejía y la falta de fe no absuelven al pueblo de Israel de su responsabilidad de cumplirlos.

□ Dios le ordenó explícitamente que las destruyeran – (Avot de Rabí Natan 2:3).

□ Dado el tamaño y el peso de las tablillas, fue por puro milagro que Moshé podía cargarlas. Mas cuando llego al punto desde el cual ya pudo divisar todo ese desenfreno pecaminoso, las letras inscriptas en las Tablas de la Ley se elevaron regresando al cielo, y sin esa santidad, la piedra se le hizo intolerablemente pesada, lo cual le pareció a Moshé como una señal de que habían de ser despedazadas – (Ialkut 393).

□ Las Tablas de la Ley significaban estadio nuevo y superior en la estatura espiritual de Israel, el que debía asimismo reflejarse en su vida física: Las Tablas de la Ley representaban liberación de la inclinación hacia el mal y del Ángel de la Muerte. En el Sinaí el pueblo de Israel había logrado elevarse al nivel de Adam antes de su pecado. Sin embargo, ahora a partir del éguel, retorno su antigua condición de carencia espiritual, impidiéndoles del todo quedarse con las Tablas de la Ley – (Or HaJaím).

Rabí  Iaacov Kamenetzky brinda una observación sobre por qué Moshé hizo trizas las tablas sólo luego de presenciar al pueblo danzando alrededor del ídolo. Cuando primero óyo que él pueblo de Israel se había hecho un Becerro de Oro, trató de concederles  el beneficio de la duda. Pensóque en realidad, toda la nación se sentía perdida en el Desierto, preguntándose los padres que les darían de comer a sus hijos a la mañana siguiente y cómo sin un lider e intermediario entre ellos y Dios, por lo que ciertamente -conjeturó él- habían hecho el ídolo sólo motivados por la desesperación y hubiesen deseado no haberlo hecho.

Empero, cuando los vio bailando se dio cuenta de que, después de todo, no lo habían hecho con resquemores, ¡de hecho se alborozaban de alegría al adorarlo! Por ese motivo, comprendió que no había justificación posible para su acto y no merecían en lo absoluto que les fueran entregadas las Tablas de la Ley».

vs 15-19 – «…Moshé quiebra las Tablas…» – El pasaje describe dra­máticamente el dilema al que Moshé se enfrentaba. Por una parte sostenía las Tablas de la Ley, las que eran incompa­rablemente sagradas, siendo la materialización concreta de la voluntad de Dios; por otra parte, enfrentaba a un pueblo que había demostrado su falta de méritos para recibirlas. 

Resolvió el dilema decidiendo hacer añicos las tablillas fren­te a la gente, espectáculo que les hizo tomar conciencia de la enormidad de su pecado».

A continuación, la Biblia explica lo que Moisés hizo con la figura del becerro.

v.20 – «…Tomó el becerro…» –  Moisés destruyó la imagen falsa, tal como Dios había dicho que se hiciera con los ídolos – (Deu. 7:5-6,25). Pero fue más allá, y lo hizo polvo, lo mezcló con agua, y les obligó a beberlo. De esta forma, se aseguraban que no quedara ni rastro del becerro, ni del oro con que fue hecho.

Compárese este incidente con la acción similar de Josías – (2 Rey. 23: 1-27).

v.20 b – «…Esparció sobre la superficie de las aguas, y lo hizo beber a los hijos de Israel»…» – Puesto que estas «aguas» eran «el arroyo» que descendía del monte – (Deut. 9: 21), y no había otra agua, al tomarla los israelitas se arriesgaban a tragar partículas de oro, De este modo el instrumento de su pecado se transformó en instrumento de su castigo. El pecado paga con su misma moneda – (Sal. 7:15, 16; 9: 15; Prov. 1: 31, 32; 5: 22). Al destruir completamente el becerro de oro, Moisés le enseñó al pueblo la total inutilidad y vanidad de un ídolo – (1 Cor. 8:4). Si el becerro no podía salvarse a si mismo, ciertamente no podría salvar a sus adoradores – (Sal. 115: 3-9; Isa. 46: 5-7).

«…y las hizo beber a los hijos de Israel…» – De acuerdo con algunos exégetas, esto sería para demostrar la nulidad absoluta del becerro de oro, a quien ellos habían considerado dios.

Al pulverizarlo Mosheh y hacerles ingerir sus restos en agua, demostraría, amén de la nulidad del mismo, la aceptación de la culpa por parte de los idólatras y como signo inequívoco de arrepentimiento por su acción, ya que parece que nadie se resistió a ello».

«Hubo tres categorías  de pecadores y en correspondencia con estos hubo tres clases de castigos – (Iomá 66b):

a) A quienes habían sido advertido por testigos que no adorases el ídolo y de todas maneras lo hicieron, se les aplicó pena de muerte por la espada, ejecutada por un tribunal – (vs.26-28).

b) A quienes cometieron intencionalmente tal adoración frente a testigos mas no habían sido advertidos (por lo cual no podían ser castigados por tribunal), murieron mediante una plaga (v. 35).

c) El castigo del resto del pueblo es descripto en estos dos versículos. La deslealtad de ese último grupo de personas a Dios se asemejó al de una esposa adúltera, por lo que Moshé les impuso una prueba como la aplica­da sobre una sotá – (mujer sospechada de adulterio -véase Bamidbar 15:16-28). Les hizo beber agua mezclada con partículas del Becerro de Oro pulverizado – (Avodá Zara 44b). Sólo quienes lo habían adorado murieron, cual es el caso de la sotá cuando es definitivamente hallada culpable de la acusación – (Rashi)».

 


 Éxodo 32:21-26 – «Y dijo Moisés a Aarón: ¿Qué te ha hecho este pueblo, que has traído sobre él tan gran pecado? (22) Aarón respondió: No se encienda la ira de mi señor. Tú mismo conoces a este pueblo, que es propenso al mal. (23) Ellos pues me dijeron: Haznos dioses que vayan delante de nosotros, pues este Moisés, el varón que nos hizo subir de la tierra de Egipto, no sabemos qué le haya acontecido. (24) Y les dije: El que tenga oro, que se lo arranque. Y me lo dieron, lo eché al fuego, y salió este becerro. (25) Y vio Moisés que el pueblo estaba desenfrenado, porque Aarón les había dado rienda suelta, para que llegaran a ser vergüenza en medio de sus enemigos. (26) Y puesto en pie Moisés a la puerta del campamento, exclamó: ¡El que esté por YHVH, conmigo! Y se unieron a él todos los hijos de Leví»

Como era de esperar, Moisés confrontó a Aarón y le reclamó por qué había permitido tal cosa.

Curiosamente, Aarón le dijo a Moisés lo mismo que Moisés le había dicho a Dios: “No se encienda la ira de mi señor.” Lamentablemente, Aarón no reconoció su propia falta; más bien, se excusó echándole la culpa al pueblo.

v.21 – «…Dijo Moisés a Aarón…» – Luego de haber destruido el ídolo, Moisés naturalmente se volvió al que había quedado a cargo del pueblo y que, por lo tanto, debería haber resistido y detenido esta apostasía – (cap. 24: 14). Moisés no quería decir que el pueblo le hubiese hecho algo a Aarón; la pregunta fue formulada como reproche, como reprensión. Si Aarón se hubiese mantenido firme, tal vez no hubiera sucedido este incidente pecaminoso.

«…¿Que te hizo a ti este pueblo…? – Según Ramban, Mosheh responsabiliza a Aharon por no haber orientado debidamente al pueblo. Ramban dice textualmente: «¿Cuál es el daño que te hizo este pueblo para que lo odies tanto, hasta el punto de acarrearle este gran pecado, como si fuera tu intención únicamente hacerles mal?»

El autor de Minhah Belulah entiende que lo que Mosheh pretende al preguntar» ¿Qué te hizo a ti este pueblo?» es conocer el grado de presión al cual fue sometido Aharon antes de ceder».

∇ – «Moshé se dirigió hacia Aharón, escandalizado de que él hubiera causado tal calamidad sobre el pueblo, y le preguntó: “¿Cómo te forzaron a que hicieras esto por ellos? – (Rashi). Según otros comentaristas la pregunta fue:

“¿Qué te hicieron para que los odiaras tanto al punto de que les hicieras esto?” – (Rambán). Otros sostienen que la pregunta fue: “Asumiendo que no te hubiese quedado otro recurso sino hacer el éguel, de todas maneras lo peor del pecado fue que se regocijaron del mismo, lo cual sucedió porque tú proclamaste una festividad (v. 6), con lo cual, ¿por qué agravaste el pecado dando lugar a que lo cele­braran?” – (Sforno).

Asimismo, “Si bien la Halajá te exime de dejarte matar en vez de fabricar un ídolo que usarán otros, por no ser para tu uso propio; aún así quien lo hace merece ser azotado. Es decir, no deja de estar prohibido. Por ende, ¿por qué has cedido ante su presión?” – (Or HaJaím). Otra explicación: “Tu pecado contra Dios puede ser lava­do por medio de arrepentimiento y expiación, sin embargo también pecaste contra tus semejantes y sólo ellos pueden perdonarte por eso» – (Oznaim LaTorá)».

v.22 – «…Tú conoces al pueblo…» – En vez de aceptar humildemente la responsabilidad de su idolatría, Aarón se excusó culpando al pueblo. Al hacerlo, mostró ser un auténtico descendiente de Adán y Eva – (Gén. 3: 12, 13). ¡Qué contraste con el espíritu de Moisés! – (Ver com. Exo. 32: 10-14, 32).

Este es el aspecto negativo del carácter pacificador de Aarón.  El quería quedar bien con todos. Moisés no excusó a su hermano; más bien, señaló que Aarón no había sido un buen líder al permitirles hacer el mal sin estorbo, y aún colaborar.

«…De mi Señor…» – «En realidad, Aharon era mayor que Mosheh pero Aharon se dirige a él con el respeto debido a la profecía de Mosheh – (Ibn Hezra)».

«…Pues en el mal esta el…» – Quiere decir que el Pueblo se encamina en el mal siempre. probando permanentemente a D’s – (Rushi)».

v.24 – «…Y salió este becerro…» – A fin de justificar aún más su conducta, Aarón insinuó que se había realizado un milagro, que un poder sobrenatural había convertido el oro echado en el fuego en «este becerro«.

El poder fascinador del pecado hace que hombres que en otras circunstancias razonan cuerdamente, se dediquen a racionalizar su proceder. Aarón hubiera sido destruido por causa de su pecado, si no hubiese sido por la fervorosa intercesión de Moisés en su favor – (Deut. 9: 20). A causa de ser Aarón el dirigente durante la ausencia de Moisés, su pecado era tanto más condenable. «A todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará» – (Luc. 12: 48).

«…y  salió este becerro…» – En Exodo 32:4 leemos: » … Lo tomó de su mano (Aharon) y lo moldeó en molde e hizo de él un becerro de fundición … «, lo que indica que el becerro fue producto de una acción concreta y no «fruto de la casualidad».

De acuerdo con Rabbi Eliahu Mizrahi, citado por Sifte Hajamim, Aharon temiendo la’ reacción de Mosheh, simplifica en extremo la situación diciendo que «salió este becerro». Sin embargo, Rashbam demuestra que en el lenguaje bíblico se emplea el verbo יצא «íatso» -salir-sacarpara significar la terminación de algún objeto hecho por artesano o alfarero».

v.25 – «…Estaba desenfrenado…» – Es decir, la gente estaba dando rienda suelta a sus pasiones desenfrenadas. Todo freno moral había sido totalmente abandonado. La gente estaba prácticamente amotinada, había llegado a un frenesí total. Se había transformado en una turba incontrolable. Aarón era responsable de la orgía porque había hecho el becerro y había proclamado la fiesta.

La idolatría rompe las barreras de protección dentro de la sicología humana y causa que el hombre no puede mantener sus instintos bestiales bajo control. Por eso la idolatría lleva a la fornicación.

Quizá algunos de los amalecitas (ver Exo. 17: 8-16) estaban aún en las cercanías contemplando este tumulto y sus indecencias licenciosas.

«…que estaba perturbado…» – Según Ibn Caspi, la raíz פרע  «Paroah.» quiere decir desenfrenarse, o sea que el pueblo había abandonado sus normas naturales de conducta».

«…ridículo antes sus adversarios…» – Esta idea es coherente con uno de los argumentos de la oración de Mosheh en pro del pueblo de Israel, ya que la salida de Egipto tenía como objetivo acercar al pueblo de Israel al culto de D’s, alejándolo de la idolatría. Los mismos adversarios de Israel no podrían comprender cómo este pueblo, después de sus vivencias espirituales, podía creer aún en ídolos. A través de la historia, en efecto, todos los pueblos de la tierra han visto al pueblo de Israel como depositario de la religión monoteísta. Los pueblos gentiles no se imaginan a un pueblo desarraigado de su principal razón de ser. La humanidad no concibe y casi no acepta a un judaísmo ateo; aunque en las horas oscuras de la historia, el pueblo judío ha sido perseguido por aferrarse a su fe y religión. Después del advenimiento del Estado de Israel, nuestro pueblo es combatido por querer ser un pueblo que tiene un estado. Nuestros adversarios nos toleran ahora solamente como judíos religiosos y no como un pueblo normalizado».

vs. 22-25 – «En primer lugar, Aharón puso el pecado en su justa perspectiva: años de exposición a la idolatría egipcia dejaron a la nación predispuesta hacia semejante comportamiento. Luego mencionó la exigencia que le hicieron y su intento de ganar tiempo. Aunque Aharón no quiso discurrir en una letanía de todos los pecados que ocurrieron, Moshé había visto suficiente. Y efectivamente, Aharón había expuesto bien la vergüenza de la gente, porque no sólo los pecadores mismos habían fallado, sino también aquellos cuya pasivi­dad había permitido que la tragedia suceda, todo lo cual reveló la ignominia de la nación como un todo: habían sido desleales tanto a Dios como a Moshé».

v.26 – «…Se puso Moisés…» – No pudiendo detener este vil espectáculo, y creyendo que debía recurrirse a una acción más enérgica, Mois-es se puso «a la puerta del campamento» y convocó a todos los que quisieran unirse con él para aquietar este disturbio. En la guerra entre el bien y el mal no hay neutralidad posible. O estamos del lado de Dios o del lado de Satanás. No hay terreno intermedio – (Jos. 24: 14, 15; 1 Rey. 18: 21; Mat. 6: 24). La prueba final de que se está del lado del Señor está en permanecer fiel cuando los que nos rodean están apostatando.

El de carácter débil se pone de parte de la multitud – (Mat. 7: 13, 14). La piedad valiente se manifiesta en poder resistir la influencia de las multitudes. Demanda valor el ser singular – (Dan. 3: 14-18). Solos entre sus hermanos, los «hijos de Levi» se pusieron del lado del Señor. No habían participado del culto idolátrico.

Había llegado la hora de la definición. Los israelitas debían escoger si estaban del lado de Dios o no. Los que se pusieron de inmediato del lado de Moisés fueron los levitas.

La tribu de Leví tomó la decisión de no compartir el acto de idolatría y cuando todo el pueblo fue invitado a mostrar si estaba a favor del Eterno, los levitas mostraron su fidelidad. Por esta causa fueron elegidos como los nuevos sacerdotes, en lugar de los primogénitos.

«…Se puso de pie Moshé…como tres mil hombres…» – El pueblo corría el riesgo de sumirse en desorden permanente. Esa había sido la evaluación de Mosheh de acuerdo con el versículo 25. Por lo tanto, Mosheh se ve compelido a usar la fuerza para detener el proceso de deterioro que hacía peligrar todo el futuro del pueblo de Israel. Resulta difícil aceptar que una minoría equivocada comprometa la existencia normal de la mayoría. Por eso Mosheh, convoca -y no desgina- a los hombres fieles a D’s que resultaron ser los hombres de la tribu de Levi, a la cual Mosheh mismo pertenecía. El texto dice que se habían congregado en derredor de él todos los hijos de la tribu. Mosheh les pide actuar contra los idólatras sin complacencia, aun si hubiere que actuar «contra hijos y hermanos». Esta orden no fue. acatada por toda la tribu de Levi -según Ibn Hezra-. El número de víctimas fue de aproximadamente tres mil. Parece que, a raíz de este episodio, la tribu de Levi quedará consagrada al servicio de D’s en el Mishcan. De acuerdo con Ibn Caspi ése es el significado probable del versículo 29 de nuestro capítulo».

«…Todo aquel que esté para Hashem que se una a mí!…» – Moshé les exigió a los israelitas que se decidie­ran y se dejaran de ambivalencias. La respuesta de ellos mostró cuán profunda había sido su caída espiritual, ya que únicamente los levitas respondieron a tal llamamiento, lo que a su vez significaba que aunque las demás personas eran aún leales a Dios, no se dedicarían sin claudicar a Su servicio. En tal sentido Haamek Davar da cuenta de la exigua respuesta a la convocatoria de Moshé: dado que apelar a que tales voluntarios ajusticiaran a los idólatras los expondría a gran peligro de muerte, y en vista de que, asimismo, sólo quienes eran del todo leales a Dios recibirían protección Divina, sólo los levitas tuvieron la confianza ne­cesaria para asumir tal riesgo».


Éxodo 32:27-29 – «Él entonces les dijo: Así dice YHVH, Dios de Israel: Ponga cada cual su espada sobre el muslo. Pasad, recorred de puerta en puerta el campamento, y cada uno mate a su propio hermano, y cada uno a su propio compañero, y cada uno a su propio pariente. (28) Y los hijos de Leví hicieron conforme al dicho de Moisés, y cayeron del pueblo aquel día como tres mil hombres. (29) Porque Moisés les había dicho: Llenad hoy vuestra mano para YHVH, aunque cada uno actúe contra su hijo y contra su hermano, para que Él os otorgue hoy su bendición»

El pueblo debía definirse si estaba con Dios o en contra. Era una decisión de vida o muerte: si no se sometían a Dios, debían morir. Suena drástico, pero si no se realizaba esta limpieza, al final todos morirían – (1 Cor. 5:4-6; Gal. 5:9). En esos momentos en que uno debe elegir entre quedar bien con Dios o con la familia o amigos, uno debe cuidarse de escoger al Señor – (Mateo 10:34-37).

v.27 – «…Cada uno su espada…» – Dondequiera que los levitas viesen a alguien que todavía persistiera en tomar parte en los ritos licenciosos, debían matarlo con la espada, sin tener en cuenta ni lazos de familia ni de amistad – (Deut. 33: 8, 9; Eze. 9: 6). Era necesario recurrir a una acción resuelta para aplastar la rebelión. Yeshua aclaró que ningún vinculo terrenal debe interferir con nuestro cumplimiento del deber para con él – (Mat. 8: 21, 22; 10: 37).

Así el lugar de fiesta se tornó en lugar de muerte. Esta ejecución sumaria de quienes habían presidido al pueblo en la idolatría era necesaria para demostrar a los pueblos circundantes el odio con que Dios consideraba el culto pagano. Y su propio pueblo debía convencerse de que Dios no toleraría tal iniquidad. Si Dios hubiese permitido que este delito pasase sin ser severamente castigado, en el futuro los israelitas hubieran cedido más fácilmente ante las tentaciones de la idolatría. Como amante protector de su pueblo Israel, Dios quitó de entre ellos a quienes estaban decididos a seguir en su conducta rebelde, para que no llevaran a otros a la ruina. Algunas veces Dios, en su misericordia, permite que perezcan unos pocos a fin de salvar a muchos. Además, si el pecado hubiese persistido, Dios no podría haberlos protegido, y hubieran caído, indefensos, ante sus enemigos.

v.27 – «…Asi dijo Hashem…» – Moshé se refería a las palabras en el v. 22:19, el que enuncia que sólo quienes hagan ofrendas a ídolos serán destruidos – (Rashi). Otra forma de entenderlo es que Moshé quiso decir que cuando Dios consintió en no destruir a la nación, de todas maneras había estipulado que los culpables debían ser ejecutados -(Rambán).

Moshé les ordenó ahora a los levitas matar a los culpables independientemente de quienes fuesen, incluso si ellos significaba que debían ajusticiar a parientes cercanos, respecto lo cual comenta Sforno que posibilitaba al resto de la nación expiar por su pecado de apatía al haber permitido que los culpables no fuesen proscritos, pues ahora tendrían que dejar que los levitas implementasen tal pena sin importunarlos».

v.29 – «…Os habéis consagrado…» – Moisés pronuncia el favor del cielo sobre los levitas, quienes de todo corazón se le habían unido para castigar a los idólatras. La palabra hebrea traducida «consagración» tiene la idea de ser ordenado para un oficio sagrado. En este caso, también implica la bendición especial que Dios tenía reservada para los levitas, el honor de ser escogidos para servir en el santuario – (Núm. 3: 5-9; 18: 1-7; Deut. 10: 8).

Esta consagración implicaba el sacerdocio. Leví había usado su espada para matar a todos los hombres de Shejem – (Génesis 34). Su ira fue maldecida por Yaakov – (Génesis 49:5-7). En esta ocasión su celo pudo ser canalizado para un fin sagrado, en perfecta obediencia al Eterno. Por esta razón recibió una bendición.

«…Dediquense…» – Por medio de su coraje y lealtad, los levitas se ganaron el derecho de reemplazar a los primogénitos y de ser designados como l a tribu elegida de Dios para servir en el Templo – (Rashí).

Moshé convocó a los levitas a llevar a cabo la tarea del día: servir a Dios con bravura y sin motivos ulteriores incluso cuando ello significase oponerse a personas culpables que a la vez fuesen seres queridos. En realidad para hacerlo no es necesario ningún titulo o cargo pues, cuando el servicio de Dios es menospreciado, es responsabilidad de todos y cada uno tomar la ofensiva y pelear por los fundamentos de la fe. Ademas nadie puede pelear por Dios a menos que logre entre su familia y seres queridos los mismos estándares que exige de otros. En tal sentido, Moshé enfatizo que la grandeza de los levitas residía en aceptar enfrentarse incluso a sus parientes mas cercanos si ello fuere necesario – (Rabí Hirsch)».

«vs. 20-29 – «…Expiación…» – Moshé tenía que desembarazar a la nación de su pecado antes de implorarle a Dios que le per­mitiese recuperar las Tablas de la Ley y el nivel espiritual al que habían renunciado, por lo que primero tenía que purgar a la nación de los pecadores, los que habían influido para mal a todo el pueblo a pesar de ser pocos».


Éxodo 32:30-35 – «Y ocurrió que al día siguiente dijo Moisés al pueblo: Vosotros pecasteis con gran pecado, pero ahora subiré a YHVH, tal vez pueda hacer expiación por vuestro pecado. (31) Y Moisés volvió a YHVH y dijo: ¡Oh, este pueblo ha cometido un gran pecado, y ha hecho para sí dioses de oro! (32) Pero ahora, perdona su pecado… Si no, ¡bórrame ahora de tu libro que has escrito!° (33) Pero YHVH dijo a Moisés: Al que haya pecado contra mí, a éste borraré de mi libro. (34) Y ahora ve, conduce este pueblo adonde te he dicho. He aquí mi ángel irá delante de ti, y en el día de mi reprensión, castigaré sobre ellos su pecado. (35) Y en efecto hirió YHVH al pueblo por lo que habían hecho con el becerro que Aarón hizo»

Luego del Pecado del Becerro de Oro, los israelitas sabían que habían fallado a Dios. También estaban conscientes que merecían el castigo (que era la muerte). Pero Moisés sabía que Dios también era misericordioso, y se dispuso a pedir perdón en nombre de todo el Pueblo:

v.30 – «…Al día siguiente…» – Esto sugiere que finalmente el pueblo se había dado cuenta de su gran culpa y estaba aterrorizado pensando que todos los culpables serían muertos. El amor y la misericordia de Moisés hacia su pueblo lo llevaron a interceder nuevamente ante el Señor en su favor. Hay aquí una profunda lección que los ministros del Evangelio debieran examinar bien. Si bien es cierto que, como pastores del rebaño, debieran amar a sus miembros y atraerlos hacia Dios, también deben mostrar al pueblo sus transgresiones – (Isa. 58: l). Al mismo tiempo, deben rogar fervorosamente a Dios pidiendo el perdón del pecado mediante la misericordia de

Cristo.

Moshé subió otra vez para ponerse entre el Eterno y el pueblo como un medio expiatorio.

v.31 – «…Este pueblo…» – Moisés había hablado con Dios haciendo referencia a los israelitas como «tu pueblo» (vers. 11). Aquí, pensando en la gravedad del pecado que los hacía indignos de ser llamados pueblo de Dios, se refiere a ellos como «este pueblo«.

v.31b – «...de oro!…» – 

– «…De oro…» – AI enfatizar que el ídolo había sido hecho de oro, Moshé hacía una defensa implícita del pueblo de Israel. Dios les había dado tanto oro cuando dejaron Egipto que la tentación de pecar se había vuelto insoportable. Si Dios no les hubiera dado tanto oro, quizá no habrían pecado – (Rashi).

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v.32a – «…Que perdones ahora su pecado…» – Mejor: «Si te dignas perdonar su pecado…» (BJ). En el hebreo, se trata de una frase condicional inconclusa. Tan conmovido estaba Moisés al dirigir su ruego a Dios, que no completó la oración. Esta podría haber terminado con un «entonces estaré conforme«, o «no hablaré más del asunto«. Otros ejemplos de esta construcción se encuentran en Luc. 13: 9; 19: 42.

v.32b – «…Si no, ¡bórrame ahora de tu libro que has escrito!…» – Al pedir misericordia para Israel, Moisés no pidió a Dios que pasara por alto el castigo, ya que Dios no puede dejar de ser justo—o dejaría de ser perfecto. Más bien, Moisés se ofreció como “sustituto”, una especie de propiciación para pagar por el pecado del Pueblo.

Tan grande era el amor que Moisés sentía por sus hermanos descarriados, que si no podía impedir su destrucción, por lo menos no quería verla – (ver Núm. 11: 15). Estaba dispuesto a no estar registrado «entre los vivientes» – (ver Isa. 4:3). Estaba dispuesto a entregar su propia vida, si eso podía servir para hacer expiación por el pecado de ellos. Estaba dispuesto a llevar su culpa, en esta vida y en la venidera, a fin de conseguir su perdón.

Pablo manifestó una abnegación similar para con los judíos de sus días – (Rom. 9: 1-3). Moisés realizó muchas acciones nobles, pero ésta fue la más noble de todas. No es fácil estimar la medida del amor poseído por hombres como Moisés y Pablo, pues nuestras limitadas facultades mentales no lo comprenden más de lo que un niñito puede comprender el valor de los héroes. Moisés es un símbolo del Buen Pastor, que puso su vida por sus ovejas – (Juan 10: 11, 15), que fue «cortado de la tierra de los vivientes«, por la rebelión de su pueblo – (Isa. 53: 8; Dan. 9: 26; Juan 15: 13).

El libro se refiere al «libro de la vida«, en el cual están registrados los nombres de todos aquellos que han profesado ser hijos de Dios – (Sal. 69: 28; Dan. 12: 1; Fil. 4: 3; Apoc. 3: 5; 13: 8; 17: 8; 20: 12, 15; 21: 27). Aquellos que se apartan de Dios, los que debido a su falta de disposición para abandonar el pecado, se endurecen para resistir la influencia del Espíritu Santo – (Gén. 6: 3; Efe. 4: 30; Heb. 10: 29; 1 Tes. 5: 19), serán borrados del libro de la vida y serán destruidos.

«…Si no bárrame de tu libro que has escrito…» – De acuerdo con Rashbam ese libro es el Libro de la Vida. Este comentarista cita en su apoyo el versículo de Ieshaliiahu 4:3, donde aparece la idea de כל   הבתוב לחיים «Col hacatuv lahaim» -toda persona que está inscripta para la vida-o Además, en Salmos 69:29 se habla también de ספר חיים «Sefer haim» -el Libro de la Vida-o Por otra parte, y en otro episodio: Números 11: 15, Mosheh pide a D’s que tome su vida, para no ver el sufrimiento. Según Rashi, lo que Mosheh habría pedido es que su nombre sea borrado de la Torah «para que no se diga de mí que yo no he podido pedir misericordia para los hijos de Israel».

«…Y ahora…» – Moshé, el leal y apasionado líder de Israel, ‘confrontó* a Dios, por así decirlo, afirmando: “Si perdonas a Israel, bien, mas si no, toma mi vida y erradi­ca mención de mí en la Torá, porque no puedo ser un líder que no logró que se le concediese misericordia a su pue­blo” (Rashi). Según Sforno, Moshé estaba diciendo: “Ya sea que los perdones o no, toma mis méritos personales de Tu contabilidad y concédeselos a Israel”.

«…A quien ha pecado ante mi, a éste borraré de mi libro…» – Esto podria ser una alusión a Aharon, o podria referirse a aquellas personas que persisten en la rebeldía y no se arrepienten de su mala acción – (Mínhah Belulah)».

v33a – «…Y ahora ve, conduce este pueblo…» – Ahora el Eterno no quiere morar dentro del pueblo con su shejiná, su presencia, sino quiere enviar un ángel en su lugar.

La palabra que ha sido traducida como “visite” y “castigaré”, en hebreo pakad, significa también “tomar en cuenta”. Por la intercesión de Moshé el pueblo no fue castigado del todo en este momento por lo que había hecho, sino que lo será más adelante. Por esta razón el Talmud dice que en cada momento de la historia cuando Israel es juzgado por sus pecados, también hay una pequeña retribución por lo que pasó con el becerro de oro.

– «…Ahora ve y conduce…» Al suplicar para que dios perdonase el pecado de Israel completamente. Moshé dijo Ahora (v.32), por lo que Dios empleó el mismo término diciendo que eso no podía ni debía ser: el pecado había sido cometido y no era posible borrar sus efectos completamente. No obstante, Moshé si continuaría conduciendo al pueblo hacia Éretz Israel. Mas en vez de que la Presencia de Dios los acompañase abiertamente, El despacharía a Su angel, es decir, eventos naturales sucederían de manera tal que se lograsen satisfacer las necesidades de Israel y los objetivos de Dios. Este no seria un fenómeno inédito, porque así fue la manera en la que Dios dirigió el destino de los Patriarcas; empero, no era aquello a lo que habían aspirado Moshé e Israel con posterioridad a la Teofanía en el Sinaí – (Rabí Hirsch).

v.33b – «…Al que pecare contra mí…» –  En general la Biblia enseña que cada uno debe llevar su propio castigo – (Deut. 24: 16; 2 Rey. 14: 6; Sal. 49: 7, 8; Jer. 31: 29, 30; Eze. 18: 20). Solamente existe una expiación vicaria aceptable según la Palabra de Dios, y ésa es la expiación del Mesías, el cual al no tener pecado, podía ser castigado por los pecados de otros – (Isa. 53: 5, 6; Juan 1: 29; 1 Cor. 15: 3; Heb. 9: 28; 1 Ped. 2: 24).

En su intercesión por Israel, Moisés simbolizó la intercesión de Yeshua por los pecadores. Pero no podía llevar la culpa de los transgresores como lo hizo nuestro Señor.

v.34 – «…En el día del castigo…» – Se ha sugerido que esto pueda referirse a la afirmación de que ninguno de los que había salido de Egipto podría entrar en Canaán – (Núm. 14: 26-35).

«…Hacia donde yo te habia hablado…» – «Quiere decir a la tierra de Quenahan (Véase Exodo 3:8). Y ,esto es un lenguaje que se usa cuando hay enojo: Ya que por tu intervención he perdonado el error de ellos, y tú que los amas tanto, ve y condúcelos – (Ibn Hezra).

 «…Y en el día de rememorar yo, rememorare sobre ellos, su pecado…» – Según Ibn Hezra esto hace referencia al día de Rosh Hashanah. Abarbanel entiende que esto hace referencia al castigo que sobrevendrá a los individuos, Y no al pueblo en su totalidad».

v.35 – «..YHVH hirió…» – Luego de la matanza de los 3.000 (vers. 28) se declaró una plaga en el campamento. Aun ésta era una evidencia de la misericordia divina, para hacer resaltar el peligro de ceder al pecado.

Aunque Dios estaba dispuesto a perdonar a los suyos, si ellos podían obtener demasiado fácilmente ese perdón, serían más osados para cometer transgresiones otra vez. Debían estar persuadidos de los malos resultados de la iniquidad. El consuelo fue postergado a fin de que esa convicción pudiese arraigarse más profundamente.

En todo el trato de Dios con nosotros hoy, debiéramos estudiar para entender su propósito divino y aprender las lecciones que desea que aprendamos. De esta manera quiere desarrollar y fortalecer nuestro carácter.

«…Y Adonai trajo mortandad sobre el pueblo…» – «La Torah no nos dice cuántos murieron en esta mortandad, como lo hace en otros lugares, por eso creo que esto puede hacer referencia a la gente que morirá prematuramente, aunque de muerte natural. «{Minhah Belulah)».

«…Porque hicieron el becerro, el que hizo Aharón…» – De acuerdo con Ibn Caspi los actores en primer grado habían sido los hijos de Israel, que en realidad forzaron la situación hasta llevar a Aharon a aceptarla, y por eso el pueblo figura en primer término en este versículo».

Aunque la intención de Moisés haya sido buena, él no es el lo suficientemente justo como para justificar a todo un pueblo – (Ecl. 7:20; Rom. 3:9-12). Sólo alguien perfecto podría hacerlo, y ése es Yeshua ha Mashiaj – (1 Pedro 1:18-20).

A través de esta experiencia de Moisés, (al pedir perdón por el pecado del becerro de oro y ofrecerse como sustituto), vemos la sombra de la revelación del Mesías, quien entregó su vida por nosotros – (Rom. 3:24-26). Yeshua murió por todo el mundo, pero quien accesa a su perdón y expiación son aquellos que reconocen su pecado y se arrepienten.

En el próximo capítulo seguiremos leyendo sobre las consecuencias del Pecado del Becerro de Oro…


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